La escritora chilena Diamela Eltit./ELPAIS.COM
sábado, 28 de agosto de 2021
La chilena Diamela Eltit, premio FIL de Literatura 2021
La escritora chilena Diamela Eltit./ELPAIS.COM
sábado, 21 de agosto de 2021
Autores autopublicados en la Filbo 2021digital
Amigos Visibles e Invisibles de la Red: Mi primera novela, El sueño del perro estará en la Feria del Libro 2021. Tres librerías lo exhibirán, una en Armenia, Árbol del Libros (la de Claudia Morales, periodista y columnista de El Espectador) y dos en Bogotá: Casa Tomada y Librería de la Universidad Nacional de Las Nieves. MAÑANA, domingo 22 DE AGOSTO.10.AM.FILBo2021Digital
El modelo, Ulises, mirándose en el pendón. |
ENLACE: https://feriadellibro.com/es/sala/ecopetrol-b
Cristina Rivera Garza: “La palabra escrita puede convocar apariciones”
La autora mexicana ha logrado mucho más que un libro: una reconstrucción de la vida y asesinato de su hermana pequeña cuando apenas tenía 20 años
La escritora mexicana Cristina Rivera Garza.GRISEL REYES PAJARITO / EL PAÍS.COM
El amor como amenaza. No como disfrute, como apoyo, como acompañamiento, como catalizador del deseo y los proyectos o formas más fructíferas de vida, sino como una amenaza constante a la seguridad física, a la estabilidad mental y al propio transcurso de la vida y la libertad. Es la propuesta de Cristina Rivera Garza en El invencible verano de Liliana (Literatura Random House), mucho más que una novela. La autora mexicana (Heroica Matamoros, 1964) ha logrado llevar a término un parto con dolor, con retraso, con heridas y deudas comprensibles, porque el bebé es la reconstrucción de la vida y asesinato de su propia hermana pequeña, muerta a los 20 años a manos de quien fue su novio en edad adolescente y no pudo soportar su salto al mundo universitario en la capital, su crecimiento, su cambio. Un desafío literario y personal de enorme altura.
“A veces uno tiene que esperar muchos años para sentir las transformaciones personales y sociales en cada uno de sus huesos. Los duelos tienen su propio reloj. Su propio ritmo”, cuenta Rivera Garza por correo electrónico. “Los movimientos de mujeres —feministas y no— han producido un lenguaje que ahora nos permite demandar justicia juntas”.
La autora explica este libro, que nos sirve para viajar a una de las noticias más dolorosas que han sido portada en este curso, y es la imparable secuencia de feminicidios. Si viajamos al racismo y la inmigración de la mano de Abdelá Taia, a la pérdida y el duelo con Ali Smith y a la globalización y el calentamiento con Doug Bock Clark, hoy caminaremos por la realidad de la violencia de género de la mano de este libro. En España, estos crímenes se dispararon tras el fin del estado de alarma. En México, la violencia contra las mujeres creció más de un 7% en los primeros meses del año. Una realidad que sigue en aumento a pesar de que la concienciación ha crecido y el silencio ha quedado sepultado.
Cristina Rivera estaba en Chiapas hace un par de años participando en un evento organizado por zapatistas cuando le surgió la necesidad de abordar al fin el crimen de su hermana. “Estábamos compartiendo palabras y esperanza con compas de la región y de todo el país”, cuenta. “Y creí, con todos ellos, que otro mundo era posible. En ese otro mundo posible, esta historia de mi hermana podría, finalmente, ser recibida con la dignidad y el respeto que su vida merece”.
Así surgió este libro, cuyo título y sentido parten de una cita de Albert Camus que era referencial para su hermana: “En lo más profundo del invierno aprendí al fin que había en mí un invencible verano”. La autora lo encontró en montón de apuntes de su hermana, diarios, cartas y notas que habían guardado en cajas 30 años atrás, después del crimen, y que al fin se animó a abrir, a enfrentar, a asumir. Así se volvió a acercar a Liliana, que detallaba las ilusiones de su incipiente carrera universitaria a la vez que reflejaba sombras de ese amor de adolescencia que de vez en cuando irrumpía en su nueva vida con afán posesivo y sin ninguna simpatía por su aprendizaje o sus nuevos amigos. Por todo ello es un libro, pero también un parto.
“La escritura es una bisagra que conecta lo profundamente personal con lo irremediablemente social: somos en conexión con otros y, de la misma forma, imaginamos y contamos nuestras historias”, afirma Rivera Garza. “Puesto que los libros han cambiado mi vida de múltiples maneras, estoy convencida del poder que tiene la palabra escrita para convocar apariciones, crear espacios de escucha a través del tiempo y restituir vidas enteras”.
Igual que la vida es un comienzo, como todos sabemos, la muerte es otro comienzo para quienes quedan, para los que aprenderán a vivir con el duelo como una compañía necesaria, demandante, que pide su tiempo y su dedicación. Las navidades que siguen a la muerte, los veranos, las vacaciones, las conversaciones que tienen lugar entre Cristina Rivera Garza, sus padres, familiares y amigos concernidos no serán nunca las mismas, porque la ausencia estará presente como sigue en este libro y en sus vidas. A través de ellos ha compuesto la autora un mosaico de impresiones y testimonios que enhebran la vida truncada de Liliana.
En un momento de su corta vida, Liliana compra un gorrión para que su novio maltratador tuviera “el honor” de liberarlo. Pero él no llega a tiempo y fueron ella y una amiga quienes lo pusieron en libertad. “Esperábamos que el gorrión tomara aire y saliera volando, pero no fue así. Dio unos pasos sobre el pasto y, luego, cayó. Tratamos de reanimarlo, pero pronto entendimos que ya no podíamos hacer nada. Su muerte nos destrozó el corazón”, narra la amiga en la pluma de Rivera Garza. “Liliana se había quedado inmóvil, muy consternada, como si algo se le hubiera quebrado adentro”.
Ese gorrión anticipó su propia suerte, como este libro sella el amor como amenaza en lo que Cristina Rivera Garza no quiere clasificar como literatura testimonial, sino documental. A partir de ahí: ¿la esperanza de atraparlo? ¿el fin de la impunidad?
“La violencia continúa porque la impunidad sigue adelante, pero hay diferencias”, quiere ver Cristina Rivera. “Desde 2019 existe una Fiscalía de feminicidios en Ciudad de México, atinadamente dirigida por la abogada Sayuri Herrera. Este tipo de instituciones necesitan, sin embargo, presupuesto y personal. La esperanza muere lo último, dicen, y es cierto. Sigo empecinada en que la justicia se siente a nuestra mesa, como bien decía la poeta mexicana Rosario Castellanos”.
Pero el asesino de su hermana, Ángel González Ramos, de quien la autora ofrece incluso la fotografía, sigue en paradero desconocido. Si la justicia llega a sentarse a la mesa, habrá sido también gracias a la literatura.
sábado, 14 de agosto de 2021
Francia conmemora con centenares de actos el bicentenario de Flaubert
El escritor galo es entronizado como uno de los principales precursores de la novela moderna
Gustave Flaubert. El autor de Madame Bovary (1821-1880)/lavanguardia.com
Francia es única celebrando su propia cultura, que considera el mejor motivo de autoestima colectiva y una carta de presentación ideal en el mundo. De ahí la apoteosis de acontecimientos en torno al bicentenario del nacimiento de Gustave Flaubert. El autor de Madame Bovary (1821-1880) es entronizado como uno de los principales precursores de la novela moderna, pionero del diálogo entre las culturas y patrimonio común de los países francófonos.
El bicentenario de Flaubert coincide con el de la muerte de Napoleón. Se trata de dos efemérides muy distintas, pero ambas contribuyen a alimentar el sentimiento de comunidad nacional. Uno fue el genio de la narración. El otro, con todas sus sombras, marcó para siempre la organización del Estado, su sistema jurídico y su modelo educativo. Festejar a Flaubert es, en todo caso, mucho menos controvertido que valorar en su justo término la figura de Napoleón.
Centenares de actos
El año Flaubert arrancó el pasado 17 de abril y se prolongará hasta junio del 2022
El año Flaubert arrancó el pasado 17 de abril y se prolongará hasta junio del 2022. El programa incluye centenares de actos, muchos de ellos en Normandía, la región natal del escritor. Las restricciones sanitarias por la pandemia son un condicionante, aunque se confía en que la situación mejore a medida que pasen los meses. Participan en la efeméride el Ministerio de Cultura y el Instituto de Francia a través de su servicio France Mémoire, creado ex profeso para las conmemoraciones históricas. La presidenta de honor del programa Flaubert 21 es la actriz Isabelle Huppert, que encarnó a Emma Bovary en la célebre película de Claude Chabrol sobre la novela, estrenada en 1991. El maratón divulgativo cuenta con el apoyo decidido de Brigitte Macron, esposa del presidente de la República, exprofesora de literatura y una entusiasta del novelista normando.
Para el bicentenario se han organizado exposiciones de manuscritos, festivales literarios y cinematográficos, conferencias, espectáculos en vivo, guías turísticas y gastronómicas. Hay iniciativas curiosas como un taller de teatro participativo, en un bar de Rouen, que han titulado speed dating, un divertimento para poner a prueba el lenguaje de Flaubert en los modernos códigos de relación entre sexos. El autor es analizado como literato y, a la vez, como filósofo y pensador, un epicúreo sensual y a la vez melancólico. Hay quien deduce que era bisexual.
Pese a la fama, hay muchas facetas de la vida y de la obra de Flaubert que son todavía poco conocidas o que el bicentenario ayuda a divulgar. La cadena de radio pública France Culture emitió varios programas especiales en los que participó Pierre-Marc Biasi, uno de los mayores expertos, autor de Gustave Flaubert, una manera de vivir.
Para Biasi, escribir era para Flaubert “una cuestión de vida o muerte”, el mejor antídoto para la enfermedad nerviosa que sufría –se cree que era epilepsia– y que le causó graves crisis. Según este biógrafo, los libros, la pasión amorosa y la afición a los caballos fueron las tres cosas esenciales que lo empujaban a seguir adelante.
Estilo
Flaubert ha pasado a la historia como un creador meticuloso y perfeccionista
Ejerció mucha influencia el viaje de 18 meses que realizó al Oriente (Palestina, Egipto, Grecia, Turquía y otros países), un destino entonces mítico para un intelectual europeo. Biasi rebate una cierta idea de Flaubert, alentada por exponentes de izquierda como Jean-Paul Sartre, de que el novelista era reaccionario (debido a su oposición al experimento revolucionario de la Comuna de París, en 1871). Al contrario, Biasi opina que tanto Madame Bovary como La educación sentimental constituyen una crónica sutil de su tiempo, con crítica y sátira sociales, y hasta con un análisis que podría considerarse cercano al marxismo.
Flaubert ha pasado a la historia como un creador extremadamente meticuloso y perfeccionista, obsesivo en los detalles, un hombre dedicado en cuerpo y alma a su oficio. “Las únicas aventuras de mi vida son las frases”, dijo en una ocasión. “Soy un hombre pluma”, reza otra cita célebre. Se sabe, en efecto, que realizaba un enorme trabajo preliminar de sus textos, que podía reescribir una página 15 veces, pasar tres días para una frase, una tarde para colocar una coma. Sus jornadas eran extenuantes. Existe la leyenda de que, para las barcazas que remontaban el Sena, la casa de Flaubert en Croisset, donde siempre brillaba una luz por la noche –porque su ocupante escribía–, les servía como faro de orientación.
También realizaba viajes con el único objetivo de fijarse en detalles y ser luego plenamente fiel en su narración realista. Lo hizo antes de escribir Salambó. Se desplazó al norte de África para documentarse. En sus libros hay asimismo referencias encriptadas, dirigidas a sus amigos, que solo ellos pueden descifrar. El volumen de su correspondencia fue inmenso.
En febrero pasado, el semanario L’Obs dedicó un número a Flaubert, con la hipótesis quizás demasiado atrevida de que es “el santo patrón de los escritores”. Para ellos preguntó a una veintena de narradores franceses y extranjeros qué significaba para ellos, si compartían la definición. Hubo respuestas variadas. Mario Vargas Llosa no ocultó su amor hacia el creador francés, por su capacidad de explicar historias aparentemente bastante banales con una elaboración estética muy alta. “Lo adoro todo en Flaubert”, dijo. “Flaubert ha cambiado totalmente la idea que se tenía de la novela moderna –agregó el Nobel hispano-peruano–. Es el primero que descubre la importancia del narrador, que la persona que construye la historia puede no estar presente”. “Aunque no se le lea, nos influye”, concluyó Vargas Llosa. Según él, La educación sentimental fue la obra maestra de Flaubert, si bien su preferida es Madame Bovary.
Javier Cercas también admitió ser deudor de Flaubert, como lo evidenció su primera novela, El móvil. “Flaubert es, después de Cervantes, el novelista más decisivo en la historia de la novela”, declaró a L’Obs el autor de Soldados de Salamina, y añadió: “Los novelistas no pueden vivir sin Flaubert”
sábado, 7 de agosto de 2021
El arte de escribir
“Para las masas en su existencia más honda, inconsciente, las fiestas de alegría y los incendios son sólo un juego en el que se preparan para el instante enorme de la llegada de la madurez, para la hora en la que el pánico y la fiesta, reconociéndose como hermanos, tras una larga separación, se abracen en un levantamiento revolucionario.” Walter Benjamín