La función destacados populares del Kindle y el nuevo libro de Nicholas Carr disparan reflexiones necesarias en tiempos de digitalización
LLANOS. En The Shallows (que podría traducirse como el llano, lo superficial), Carr sostiene que la lectura superficial, el linqueado y la hiperconexión están socavando la concentración profunda que define desde hace siglos a la cultura del libro.foto.fuente: Revista Ñ
"Los libros combaten la soledad" observa David Foster Wallace a poco de comenzar Although of Course You End Up Becoming Yourself (Si bien, por supuesto, uno termina por convertirse en uno mismo), la extensa entrevista de David Lipsky que se publicó hace poco como libro.
Si se lee el libro en el Kindle, hay una línea punteada debajo de la frase. Amazon llama "destacados populares" a ese nuevo elemento que permite que otros lectores destaquen el pasaje en sus Kindles.
Si bien el usuario puede eliminar el nuevo elemento, sin duda los "destacados populares" alarmarán a Nicholas Carr, cuyo nuevo libro, The Shallows (que podría traducirse como el llano, lo superficial), sostiene que la lectura superficial, el linqueado y la hiperconexión de nuestra actividad en la pantalla están socavando la concentración profunda que define desde hace siglos a la cultura del libro.
Con los "destacados populares" habrá una multitud de lectores que dará vuelta las páginas junto con nosotros. Antes de que pase mucho tiempo, es probable que podamos encontrarnos con otros lectores y compartir relatos con ellos. En cuanto a combatir la soledad, David Foster Wallace sólo ve la mitad.
El argumento de Carr es que esas distracciones tienen un precio muy alto, y la publicación de su libro coincide con artículos que informan sobre estudios científicos que demuestran que el multitasking perjudica nuestra concentración.
En su honor, hay que decir que Carr acepta el argumento de la eficiencia. Lo que le preocupa es qué pasa con el pensamiento de alto nivel cuando la cultura migra de la página a la pantalla.
Carr sostiene que la "mente literaria, lineal" que ha sido "el centro del arte, la ciencia y la sociedad" amenaza con convertirse en la mente "de ayer", y con graves consecuencias. También en ese punto considero que la preocupación es exagerada.
Aparentemente, las primeras víctimas de ese pensamiento "superficial" habrían aparecido en el mundo de la tecnología, cuyos integrantes son los que han pasado más tiempo en el espacio hiperconectado de la pantalla. Sin embargo, la sofisticación y los matices de los comentarios de los medios han experimentado un gran aumento en los últimos quince años. Las herramientas intelectuales para la evaluación de los medios, que alguna vez fueron patrimonio de críticos profesionales y académicos, ahora son mucho más accesibles a las masas.
Sí, en la actualidad nos concentramos un poco menos debido al estímulo eléctrico de la pantalla. Sí, leemos algo menos de narraciones y argumentaciones extensas que hace cincuenta años. Esos son los costos, sin duda. ¿Pero cuál es la contrapartida? Leemos más texto y escribimos con más frecuencia que en el apogeo de la televisión.
Estamos algo menos concentrados y mucho más conectados. Es un cambio del que todos deberíamos alegrarnos.