filBo 2014
Texto completo de las palabras del escritor en la Feria del Libro de Bogotá, este 2 de mayo de 2014
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| Fernando Vallejo ha creado un personaje de autoficción que se llama: Fernando Vallejo./elespectador.com | 
Esta cosa que tenemos montada allá arriba parrandeándose el destino de 47 millones miren lo que declaró el 19 de enero en El País de España: “Juan Manuel Santos, Presidente de Colombia: Me imagino a representantes de las FARC sentados en el Congreso. De eso se trata este proceso: que dejen las armas y que sigan con sus ideales”.
¿Ideales?
 ¿Matar, violar, secuestrar, extorsionar, volar torres eléctricas y 
oleoductos, reclutar niños, sembrar minas quiebrapatas, a eso lo llama 
ideales? ¿Y sentados en el Congreso? ¿En la Cueva de Ali Babá junto con 
los hampones que allá tenemos? Ah, eso sí me gusta, se me hace muy 
inteligente: para enmermelarlos a todos juntos y salir de todos de una 
vez.
Le comenta el entrevistador que no le queda claro si su  
reelección a la presidencia depende de las negociaciones de La Habana, o
 si las negociaciones dependen de que él gane las elecciones, o si las 
dos cosas al mismo tiempo o si ninguna. Y él responde: “Yo diría que 
ninguna. Este proceso debería, en teoría, continuar con o sin Juan 
Manuel Santos, porque éste es un proceso no de Juan Manuel Santos, es un
 proceso de los colombianos, y yo he tratado de vender esa idea”. ¡Ah, 
caray, un vendedor de ideas, como si las ideas se vendieran, y que habla
 en tercera persona como César! No dice “Este proceso debería continuar 
conmigo o sin mí”. Dice: “con o sin Juan Manuel Santos”. ¡Se lo copiaste
 a Hugo Chávez! ¡Plagiario del copy and paste! Ay, tan modestico vos, 
tan humildito. Aprendele al Corazón de Jesús que se señala el corazón 
afuera del pecho como diciendo: “Yo. Este que está aquí”. No. Él habla 
como si fuera una entelequia extraterrestre, extracorpórea, extrahumana,
 que flota allá arriba en las nubes del Padre Eterno, el papá del 
Corazón de Jesús. Pues te quiero decir, Santos, que las ideas no se 
venden. Las ideas no son mercancías, no son frascos de mermelada: son 
sagradas. Estás muy agringado, muy anglizado, muy comercializado. ¿Dónde
 estudiaste mercadotecnia? ¿En los Estados Unidos? ¿O en Inglaterra? Que
 dizque hablás “un inglés exquisito que suscita envidias”, dice tu 
entrevistador. Pues el inglés lo hablarás exquisitamente pero tu español
 deja mucho que desear: es medio sucio, incorrecto, tartamudeado. No 
parecés del país de don Rufino José Cuervo. ¿De dónde sos? ¿Inglés? 
¿Marciano?
“Ahora bien –reflexiona tu entrevistador–, si el 
acuerdo no se cierra antes de las elecciones, habrá que someterlo a un 
referéndum después”. Y te pregunta  hablándote en tercera persona, 
dándote coba: “¿Qué haría el presidente Santos en un segundo mandato en 
el que los colombianos rechazaran ese acuerdo de paz?” “Pues ésa es una 
hipótesis que yo creo que es muy improbable –le contestás–. Los 
colombianos, cuando les presentemos el paquete completo, estoy 
absolutamente seguro de que lo van a comprar, lo van a aceptar y lo van a
 apoyar, bajo algún sistema de refrendación, que puede ser un referéndum
 o puede ser otro sistema. Eso está por negociarse también. En la 
Constitución hay consulta popular, podemos inventarnos alguno con la 
contraparte. Es simplemente que la población colombiana tenga la 
oportunidad de decir lo compro o no lo compro”.
¿La contraparte? 
Como así que la contraparte. Si la contraparte son unos asesinos, 
entonces vos también sos otro porque vos sos la contraparte de la 
contraparte. ¡O qué! ¿Es que podés ser contraparte sin contrapartirte? 
¡Qué es esa verborrea, hombre! Eso es incontinencia verbal.
Todo lo negociás, todo lo vendés, todo lo comprás, todo lo enredás, todo lo enmermelás. Lo único que tenés claro es que querés seguir montado en el caballito trotón otros cuatro años, que llegado el caso convertirás en ocho, y ocho más ocho dieciséis. Todo lo vendés en paquete, parecés paisa: “Tres frascos de mermelada por uno”. Como en el Éxito de Medellín. Vendé también a Colombia, que algo te darán por este erial moral de desempleados y desplazados y damnificados y asesinados y lisiados y tarados y pendejos. Vendeles los Llanos a los chinos. A Madrid fuiste a vendérsela en el “Encuentro 2014 Invertir en Colombia” del 22 de enero a Ferrovial, Telefónica, Gas Natural Fenosa, Indra, Pacific Rubiales... ¿Cuánto es que querés que te presten los gachupines para tu potencia emergente? ¿Tres mil millones de dólares? Ah, entonces ésta no es una potencia emergente si tiene que pedir prestado. Es una potencia indigente. ¿Y quién va a pagar los tres mil millones de dólares? ¿Vos? Vos no porque vos no producís nada: los que vengan. Hacés bien: vos gastás, y que se jodan los que vengan. Esos sí son ideales.
Todo lo negociás, todo lo vendés, todo lo comprás, todo lo enredás, todo lo enmermelás. Lo único que tenés claro es que querés seguir montado en el caballito trotón otros cuatro años, que llegado el caso convertirás en ocho, y ocho más ocho dieciséis. Todo lo vendés en paquete, parecés paisa: “Tres frascos de mermelada por uno”. Como en el Éxito de Medellín. Vendé también a Colombia, que algo te darán por este erial moral de desempleados y desplazados y damnificados y asesinados y lisiados y tarados y pendejos. Vendeles los Llanos a los chinos. A Madrid fuiste a vendérsela en el “Encuentro 2014 Invertir en Colombia” del 22 de enero a Ferrovial, Telefónica, Gas Natural Fenosa, Indra, Pacific Rubiales... ¿Cuánto es que querés que te presten los gachupines para tu potencia emergente? ¿Tres mil millones de dólares? Ah, entonces ésta no es una potencia emergente si tiene que pedir prestado. Es una potencia indigente. ¿Y quién va a pagar los tres mil millones de dólares? ¿Vos? Vos no porque vos no producís nada: los que vengan. Hacés bien: vos gastás, y que se jodan los que vengan. Esos sí son ideales.
¿Y
 los cinco mil millones de dólares que te mandamos al año los 
colombianos que trabajamos afuera porque nos echaron de aquí, qué? 
¿También van para tu ñoños?  Que estás de plácemes porque el presidente 
español Rajoy va a hacer que nos quiten la visa a los colombianos para 
entrar a España y a la Unión Europea. ¡Cómo no vas a estar, si vas a 
exportar más colombianos para que te manden más para tus mermeladas! Lo 
único que exporta Colombia es colombianos. Ya ni café. Y a un paso 
estamos de importar coca. Como los dio por acabar con todos los cultivos
 de esa planta hermosa... Pues te recuerdo que Rajoy, el que te anuncia 
hoy que nos van a quitar la visa, el 15 de marzo de 2001, cuando el 
Consejo de Ministros de Justicia e Interior de la Unión Europea nos la 
puso, él participó en la votación como ministro de Aznar y se abstuvo. 
Preguntale a tu exjefe Pastranita por este bellaco a ver si se acuerda. 
¡Dizque España la madre patria! Nosotros no tuvimos madre, nacimos 
huérfanos. Curas y tinterillos nos amamantaron y miren el desastre que 
somos. Los encomenderos de España lo único que hicieron después de 
esclavizar esto fue llevarse la plata y el oro y dejarnos su roña y sus 
plagas.
“Hemos logrado disminuir el desempleo 40 meses seguidos 
sin excepción –le informás al periodista–. Ningún país del planeta creo 
que puede decir eso. Nos queda todavía un camino muy largo por recorrer 
porque todavía tenemos casi dos millones de personas desempleadas, pero 
para mí la parte de las reformas sociales constituyen el legado más 
importante”. ¿Casi dos millones de desempleados aquí? ¿No te faltó un 
cero a la derecha, fantasioso? ¿De dónde sacaste esa quimera? ¿Del DANE?
 ¿O de tu imaginación? Si España, la cuarta economía de Europa y con 
menos población que Colombia, tiene cinco millones de desempleados, 
¿cuántos podemos tener nosotros? Date una pasaíta por el Parque de 
Bolívar de Medellín y le preguntás al que primero que veás: “¿Usted 
trabaja?” “Sí. Vendiendo minutos”. ¡Claro, Colombia es un país rico en 
minutos! Tiempo es lo que tenemos por delante aquí: toda la eternidad de
 Dios para salir de esta partida de asquerosos.
“¿Usted no se 
sentiría deslegitimado por una votación en contra de los acuerdos de 
paz?”, te pregunta el entrevistador. “Pues sí –le contestás–, sería un 
golpe mortal al proceso. Y yo creo que afectaría muchísimo la 
legitimidad del gobierno. Pero no creo que sea responsable poner todos 
los huevos en la misma canasta”.
¡Qué! ¿También vendés huevos? ¿A 
cómo la canasta? Ah, es que no son huevos de gallina a los que se 
refiere el metafórico: está hablando en parábolas como Cristo. “El tema 
del empleo, la educación, la salud, las infraestructuras, los temas que 
los ciudadanos comunes y corrientes tienen ante sí”.
“¿Y la falta de transparencia en las negociaciones de La Habana?” te pregunta el periodista. Y le contestás: “Nosotros acordamos con las FARC mantener en secreto los detalles de las negociaciones hasta que no tengamos el paquete final. Nosotros queremos vender nuestro acuerdo cuando esté todo completo porque así se va a poder apreciar en su totalidad”.
“¿Y la falta de transparencia en las negociaciones de La Habana?” te pregunta el periodista. Y le contestás: “Nosotros acordamos con las FARC mantener en secreto los detalles de las negociaciones hasta que no tengamos el paquete final. Nosotros queremos vender nuestro acuerdo cuando esté todo completo porque así se va a poder apreciar en su totalidad”.
Vender,
 paquetes, huevos, reelecciones, secretos... Y esta persecución 
implacable al cura Uribe. Te quiero decir, Santos, que a Uribe, tu 
maestro, tu mentor, tu profesor de mermelada, a mí no me lo tocás. Lo 
traicionaste y le robaste hasta la U: lo dejaste en “Ribe”. Anda por ahí
 trinando como un pájaro todo desequilibrado, de psiquiatra. ¿Ésta es la
 educación que te dieron en Inglaterra, la ingratitud? Por él subiste. 
La semana anterior a las elecciones en que te eligieron, decías a 
mañana, tarde y noche, por radio y por televisión, haciéndosete agua la 
boca cuando mencionabas a tu mentor y protector: “El presidente Uribe, 
el más grande presidente de la Historia de Colombia”. Y sí. Tenías 
razón. ¿Y si no quién? A ver. ¿Marco Fidel Suárez? ¿El que nos trajo el 
impuesto sobre la renta? ¿O Gaviria, del que fuiste de ministro, el papá
 de Simoncito y el que le dejó a Pablo Escobar construir La Catedral y 
destruir a Medellín y a Bogotá con sus carros bomba y acabar hasta con 
el nido de la perra? ¿O Pastranita, el culicagado presentador de 
televisión del que también fuiste ministro y que le entregó a las FARC 
el Caguán? No. Ninguno de ellos es el más grande presidente de la 
Historia de Colombia. Es Uribe, el que dijiste. El lunes que siguió al 
domingo de las elecciones y cuando amaneciste erecto (perdón, electo) lo
 rebajaste al “gran presidente Uribe”. El martes, le quitaste el “gran” y
 lo dejaste en “el presidente Uribe”. Y el miércoles no lo volviste a 
mencionar ni le volviste a pasar al teléfono y le robaste la U. ¿Ése es 
un comportamiento digno de un joven de la aristocracia bogotana, rico, 
educado en Londres, en la City? Reflexioná. Donde Uribe no te ponga de 
Ministro de Defensa, ¿qué serías hoy? Menos que un Gaviria o un Galán 
destetado del presupuesto.
¿Ya se te olvidó la excursión al 
Ecuador en que los gringos mataron a Raúl Reyes? A mí no. Te vi por 
televisión todo triunfalista. No se te olvide que Uribe te cedió el 
micrófono esa noche y te permitió salir en la pantalla chica para que te
 sintieras grande. Y el mérito no es tuyo, es de los gringos, que fueron
 los que mataron a Raúl Reyes con sus bombas inteligentes, con su 
tecnología de punta. Por control satelital lo mataron, mientras los 
aviones de las FAC, Fuerzas Aéreas de Colombia, hacían ruido para 
disimular y que pudieras decir después que fuiste vos.
Y mirá tu 
Jaque al terror. Los años horribles de las Farc, que publicaste hace 
cuatro años antesitos de las elecciones y que te prologó Carlos Fuentes 
(que en paz descanse, pues ya murió el muy lambón). Que dizque mataste a
 Tirofijo. Aquí lo tenés en la cubierta de tu libro, a la izquierda, de 
primero, tachado con una equis. ¡Novelista! Escribite otra fantasía de 
éstas y la mandás al Premio Alfaguara de Novela y te lo ganás. A 
Tirofijo no lo mataste vos. Él murió de muerte natural, impune, en la 
selva: de diarrea, gracias a Dios.
¿Por qué fuiste Ministro de 
Hacienda de Pastranita, si éste llegó a la presidencia abrazando a 
Tirofijo y luego le entregó el Caguán? ¿Y ahora a quién vas a abrazar? A
 Timochenko, en el Congreso. Allá te lo vas a encontrar sentado. Vas y 
le das su buen abrazo, bien enmermelado. ¡Uy, qué foto! Para la 
Historia. Judas abrazando a Satanás.
Para los políticos colombianos las FARC se volvieron la gallinita de los huevos de oro. Les pone huevos para la elección y huevos para la reelección. Y a los comandantes y generales de las Fuerzas Armadas también se les apareció la Virgen con la gallinita. Y así, con lo que les toca del Presupuesto Nacional (que de año en año y de subida en subida hoy va en el 18 por ciento), les han venido lloviendo del cielo los miles de millones de dólares del Plan Colombia. Felices de la vida, ¿no?, generales, con la gallinita. Los felicito. Pero una cosa sí les digo: como ustedes no están dando la pelea en el monte por Colombia sino los muchachos pobres del campo y de las ciudades que reclutan, y como ustedes han estado cohonestando con su silencio durante año y medio, lo que llevan, las negociaciones de La Habana con las FARC (densa cortina de humo para tapar los desastres de la realidad nacional), entonces ustedes se han hecho cómplices del reelegible y han perdido toda autoridad moral para reclutar. En cuestión de reclutamiento, generales y comandantes, en este día en que les hablo desde esta honorable Feria, ustedes valen lo mismo que el Secretariado de las FARC. No más reclutamiento ni más sueldo para ustedes. Y se van quitando los galones y los entorchados que les cuelgan porque les sobran. A cambiarse de disfraz. Como el general Naranjo, que de mercenario de oficina y asesor en paramilitarismo y narcotráfico del presidente de México, por donde andaba, regresó a Colombia de civil a ofrecérsele de vicepresidente a Santos. Vea pues... Para ser vicepresidente de éste tenés que poner millón y medio de votos. Con el tuyo y el de tu mujer no alcanza.
Vuelvo a Santos. Santos:
 en Antioquia hay un político al que le dicen “Buñuelo” porque gira y 
gira en el aceite según lo va requiriendo para freírse mejor. Ese es un 
buñuelito pueblerino. Vos sos nuestro Buñuelo nacional. Pero una cosa sí
 te digo y que te quede claro: vos podrás tener tus generales y 
comandantes muy conchabados y tu combo de guardaespaldas muy armados, 
pero el expresidente Uribe me tiene a mí. Mientras esté yo, no vas a 
abusar del culibajito. Y me le devolvés los votos que le robaron en las 
pasadas elecciones para Congreso. Un montón. Más de cien.
¿Qué 
sería de vos ahora si Uribe, con desinterés y visión de patria, no 
hubiera sacado adelante la reelección inmediata? ¿En qué caneca de la 
basura histórica estarías? Vamos a hacerle al gran presidente Uribe, el 
más grande de la Historia de Colombia, su homenaje de desagravio en 
Santander. Vos hablás de primero. Horacio Serpa de segundo. De tercero 
yo. ¡Y a ver quién dice más lindezas del prohombre!
Entre soldados
 y campesinos muertos o lisiados por las minas quiebrapatas sembradas 
por las FARC, el portal de Internet del gobierno dedicado al tema 
contabiliza 10.628: 2.157 muertos y 8.471 lisiados. Los muertos no 
hablan. Los lisiados tampoco porque son gente humilde que no tiene voz: 
arrastrarán lo que les quede de vida su desgracia. En el portal del 
Gobierno tampoco tienen nombre. Figuran con un número y un código del 
DANE y unos datos estadísticos del tipo de menor o mayor de edad, 
militar o civil, de la vereda tal del municipio tal del departamento tal
 donde les explotó la mina, y el reporte médico: “Víctima número 9.455. 
Código del DANE 86.865. Municipio Valle del Guamuez del Putumayo. Fecha 
febrero de 2012. Reporte médico: Trauma sufrido: Alterado su pulmón 
izquierdo por la contusión severa. Heridas contaminadas, estallido de 
ojo izquierdo, ojo derecho golpeado, ya sin funcionalidad. Huesos de la 
cara completamente destruidos, requiere injertos óseos para la 
recontrucción”.
Y así, por millares, los reportes médicos de las 
víctimas: Uno “con amputación del pie izquierdo a la altura del 
tobillo”. Otro “con esquirlas en el ojo derecho más pérdida del ojo 
izquierdo y perforación del oído izquierdo”. Otro “con quemaduras en la 
cara, el tímpano del oído izquierdo reventado, quemaduras en el 
antebrazo izquierdo y en el dorso”. Otro “con amputación transtibial del
 pie derecho”. Otro “con amputación transfemoral de la pierna 
izquierda”. Otro “con quemaduras en los pies, los brazos y las espaldas,
 esquirlas en la cabeza, esquirlas en el tórax, la cara y el abdomen”. 
Otro “con amputación en un miembro inferior a la altura del tobillo”. 
Otro “con afectación del abdomen, herida abierta, intervención 
quirúrgica, le recortan 30 centímetros de intestino, la tibia sale de 
igual manera comprommetida”. Y así y así y así. Y otro y otro y otro. 
Decenas, cientos, miles. Y esas minas que les explotaron y les 
despedazaron la vida a ellos y a sus familias, las que sembraron las 
FARC, ¿te explotaron acaso a ti, Santos, o a tus hijos? ¿O a los 
generales y comandantes del Ejército o a sus hijos? Ni tú ni ellos, ni 
tus hijos ni los de ellos han ido a dar la pelea por Colombia en el 
monte. Por los hijos del gran presidente Uribe no pregunto porque esos 
muchachos se la pasan todo el tiempo haciendo patria con su empresita de
 artesanías.
Y junto con los partes médicos y los datos 
estadísticos van desfilando por las columnas del gráfico los centenares 
de municipios de Colombia y sus veredas donde explotaron las minas. Las 
humildes veredas de paisajes espléndidos y nombres hermosos pero de 
destinos rotos: El Cielo, El Edén, El Porvenir, El Vergel, El Jardín, El
 Diamante, El Paraíso, La Libertad, La Esperanza, La Fortuna, Buena 
Vista, Bella Vista, Villa Hermosa, Vista Hermosa, La Florecita, La 
Negrita, La Gallinita, La Mesita, La Gurubita, Las Margaritas, Las 
Palmitas, Tres Playitas, El Pescadito, El Sabalito, El Corosito, El 
Guadualito, El Guamalito, El Cerrito, El Rinconcito, Limoncito, 
Naranjito, Totumito, Playoncito, Lomitas, Montañitas, Llanitos, 
Vallecitos... Los campesinos de Colombia atropellados por todos: por el 
ejército, por las guerrillas, por los paramilitares, por los mayoristas,
 por los minoristas. Engañados por los políticos, por los curas, por los
 santos: por vos. Abandonados a su suerte por esta mala patria.
Con
 su papeleo, su leguleyismo, sus funcionarios corruptos y sus impuestos 
el Estado aquí sólo existe para atropellar. Pero ha desaparecido para 
aquello a que está obligado y que constituye su razón de ser: impedir 
que unos atropellen a otros, y que los delincuentes atraquen y 
extorsionen y secuestren y asesinen a las personas decentes. Un ejemplo 
de desaparición grave del Estado: las comunas y los barrios pobres de 
Medellín, que constituyen la mayor parte de mi ciudad, donde las bandas 
imponen su ley. “En este barrio –deciden– vuelven todos a sus casas 
antes de las 8 de la noche o ténganse fino”. Y ay del que llegue después
 de la hora fijada: lo van matando para advertencia al resto. ¡Pero que 
digo los barrios pobres! A los edificios de El Poblado, uno de los 
barrios ricos de Medellín, van llegando las bandas criminales, las 
BACRIM, y notifican: “Colaboración de este edificio tanto. Son diez 
apartamentos, le toca entonces a cada uno tanto. La semana entrante 
volvemos por las cuotas”. ¡Y ay del que no pague! Más fácil se le escapa
 el ciudadano decente al boleteo de la DIAN.
Y las familias de 
esas comunas constituidas por una mujer sin marido ni empleo, con dos o 
tres o más hijos de distintos papás, a los que los niños, hermanitos 
medios, usualmente ni conocen. ¿Y viviendo de qué? Y en los pueblos de 
Antioquia igual. Y los muchachitos de 15 años y las muchachitas de 14 ya
 con un hijo. ¿Por qué el Estado y su cómplice la Iglesia no regulan 
esta situación monstruosa?
Y para no ir más lejos de esta Feria: 
las imprentas piratas. ¿Cuántas décadas llevan pirateando aquí los 
libros de éxito? El futuro próximo de la industria editorial colombiana 
es desaparecer. ¿Y por qué el gobierno no cierra esas imprentas, si es 
tan fácil localizarlas? Basta con seguir a un vendedor callejero de 
libros piratas para llegar al impresor. Porque los piratas compran a los
 inspectores del gobierno. Lo único que nos falta ahora, en esta Feria, 
es que venga el prevaricador y pirómano quemador de libros Alejandro 
Ordóñez y nos la queme. No lo dejen entrar. Pongan afiches en las 
entradas con su foto: “Sujeto peligroso. Avisar a las autoridades de la 
Feria”. Y ojo, que puede venir disfrazado de cura de los de antes, con 
los fósforos y la gasolina ocultos en la sotana.
Eran dos partidos: uno azul y otro rojo. Los del azul se llamaban conservadores y los del rojo liberales. Se pasaron el siglo XIX en guerras fratricidas tratando de desbancarse los unos a los otros del poder, que oculto en los ideales que pregonaban era lo que buscaban. Y terminó el siglo XIX con otra guerra civil que duró mil días y con la que empezó el siglo XX. Fue una guerra brutal, en la que a los soldados, antes de las batallas, los emborrachaban con aguardiente con pólvora. Una de estas batallas, la de Palonegro, se prolongó por dos semanas. Dicen que eran tantos los cadáveres, que los gallinazos no comían sino de sargento para arriba. De esa guerra salió Colombia en ruinas y se le separó Panamá. Años después, al general Uribe Uribe, uno de los más grandes instigadores de esa guerra, dos colombianos justicieros lo ajusticiaron a hachazos saliendo del Capitolio. ¿Y qué hacía en el Capitolio el Uribe doble, si fue uno de los derrotados? Ah, pues de padre de la patria, de senador, cenando, mamando. Aquí los de esta ralea nunca pierden. En el Parque Nacional de esta ciudad capital, el Uribe doble tiene su monumento, y en Medellín una estatua. ¿Y por qué un monumento y una estatua a quien cargaba en su conciencia con tantos muertos? Porque era un héroe. De su ambición.
Eran dos partidos: uno azul y otro rojo. Los del azul se llamaban conservadores y los del rojo liberales. Se pasaron el siglo XIX en guerras fratricidas tratando de desbancarse los unos a los otros del poder, que oculto en los ideales que pregonaban era lo que buscaban. Y terminó el siglo XIX con otra guerra civil que duró mil días y con la que empezó el siglo XX. Fue una guerra brutal, en la que a los soldados, antes de las batallas, los emborrachaban con aguardiente con pólvora. Una de estas batallas, la de Palonegro, se prolongó por dos semanas. Dicen que eran tantos los cadáveres, que los gallinazos no comían sino de sargento para arriba. De esa guerra salió Colombia en ruinas y se le separó Panamá. Años después, al general Uribe Uribe, uno de los más grandes instigadores de esa guerra, dos colombianos justicieros lo ajusticiaron a hachazos saliendo del Capitolio. ¿Y qué hacía en el Capitolio el Uribe doble, si fue uno de los derrotados? Ah, pues de padre de la patria, de senador, cenando, mamando. Aquí los de esta ralea nunca pierden. En el Parque Nacional de esta ciudad capital, el Uribe doble tiene su monumento, y en Medellín una estatua. ¿Y por qué un monumento y una estatua a quien cargaba en su conciencia con tantos muertos? Porque era un héroe. De su ambición.
Y sigo con la Historia. Mediando el siglo XX andabamos 
en la guerra de la Violencia con mayúscula, una guerra no declarada 
entre los conservadores y los liberales en el campo, de terror, la de 
los caseríos incendiados y los genocidios a machete. Cientos de masacres
 de cientos de campesinos descalzos decapitados, de los que las fotos 
nos muestran los cadáveres tendidos en el suelo con las cabezas 
asignadas a los cuerpos por alguna mano caritativa, a la buena de Dios, 
la cabeza del que fuera con el cuerpo del que fuera. Vino después un 
general taimado ladrón de ganado (cuyos nietos hoy andan en la cárcel 
por robos grandes) y medio pacificó esto. En su exilio de España 
Laureano Gómez, jefe de los conservadores, firmó en Sitges y Benidorm 
unos acuerdos con Alberto Lleras, jefe de los liberales, para tumbar al 
general y repartirse entre ellos, civilizadamente, el poder durante 16 
años. Así surgió el Frente Nacional, por el cual los azules y los rojos 
se turnarían la presidencia cada cuatro años y se repartirían por 
mitades los altos puestos públicos. El primer presidente y beneficiado 
de ese pacto de sinvergüenzas fue el liberal que firmó los acuerdos de 
Sitges y Benidorm. Con una huelga general los firmantes tumbaron al 
dictador y el Frente Nacional duró lo previsto. ¿Y no dizque los 
principios conservadores o liberales eran sagrados e incompatibles e 
irrenunciables y por eso el siglo y medio de guerras civiles? Cincuenta 
años más han pasado y así hemos ajustado doscientos. Por doscientos 
años, desde nuestra separación de España, Colombia no ha vivido sino 
según un principio, uno solo: la repartición de un botín. Da igual la 
bandera que se enarbole: la de la libre empresa o la del socialismo, la 
de la guerra o la de la paz. Lo que hay detrás de los mentirosos ideales
 es un botín: el de los altos puestos públicos y los contratos. Ese es 
el término de nuestros ideales.
Tras los 16 años del Frente 
Nacional, de las ruinas de los dos partidos criminales surgieron muchos,
 y así hoy tenemos, además de lo que quedó de aquellos, un Centro 
Democrático, un Polo Democrático, un Cambio Radical, un Partido de la U,
 una Alianza Verde, una Opción Ciudadana... El que quiera llegar aquí a 
la presidencia de Colombia, supremo bien del ser humano, monta un 
partido, lo bautiza como un producto que hay que vender al estilo 
Santos, se amafia con otros de su calaña, y si ganan las elecciones, se 
reparten entre ellos el botín. Presidencia para mí, ministerio para 
usted, señor ministro. Se dicen servidores públicos, pero son 
aprovechadores públicos. Dicen que vienen a dar, pero vienen a recibir. 
Actúan como si nos mantuvieran pero son unos mantenidos. Y así de esta 
sociedad podrida hoy surgen los partidos por montones, como brotan los 
hongos venenosos de la boñiga de las vacas. Cuando es del caso, se 
asocian los capomafias y forjan alianzas, y así tenemos a los Santos con
 los Vargas Lleras y los Pardos dando ejemplo.
¡Ah! Se me olvidó en la lista de los partidos boñigueros el MIRA: Movimiento Independiente de Renovación Absoluta. O sea total: moral, social, económica, fisiológica. Y su divisa: “Buen ejemplo y coherencia ética aplicada”. ¿Con qué la aplican? ¿Con inyección intramuscular? ¿O intravenosa? Los colombianos somos geniales. Somos un acierto de Dios.
¡Ah! Se me olvidó en la lista de los partidos boñigueros el MIRA: Movimiento Independiente de Renovación Absoluta. O sea total: moral, social, económica, fisiológica. Y su divisa: “Buen ejemplo y coherencia ética aplicada”. ¿Con qué la aplican? ¿Con inyección intramuscular? ¿O intravenosa? Los colombianos somos geniales. Somos un acierto de Dios.
Para 
terminar esta perorata (en el stand de Alfaguara están vendiendo otras, 
muy buenas) paso a los senadores, a los padres de la patria. ¿Padres 
unos mantenidos? Padre es el que sostiene una casa, no al que sostienen.
 Y lloviendo sobre mojado nos llovieron las madres de la patria. Cuando 
yo era niño (in illo tempore como diría Cicerón) las mujeres públicas en
 Colombia eran las rameras. Hoy no. Nuestra avanzada democracia, nuestra
 boyante cleptocracia ha dignificado mucho a las rameras: hoy pueden 
aspirar a la presidencia. La política ha envilecido siempre al hombre; 
hoy envilece también a la mujer.
Enmermeladoras y enmermeladores, enmermeladas y enmermelados, mantenidas y mantenidos, Maduras y Maduros, rameras y rameros: ¿Hasta cuándo van a abusar de nuestra paciencia como dijo Cicerón? ¿Quousque tandem abutere, Catilina, patientia nostra? ¿Por los siglos de los siglos amén? Se nos llenó la taza, se les llegó la hora.
Enmermeladoras y enmermeladores, enmermeladas y enmermelados, mantenidas y mantenidos, Maduras y Maduros, rameras y rameros: ¿Hasta cuándo van a abusar de nuestra paciencia como dijo Cicerón? ¿Quousque tandem abutere, Catilina, patientia nostra? ¿Por los siglos de los siglos amén? Se nos llenó la taza, se les llegó la hora.
Copartidarios: somos los únicos limpios aquí. Somos el 
Partido Colombiano del Voto en Blanco, el Pe Ce Ve Be. Somos tan 
decentes que ni registro tenemos ni candidatos. El domingo 25 de de este
 mes, día de la ira nacional, ¡voto en blanco! Sólo hay una oportunidad 
para nosotros: la de la primera vuelta, que tenemos que ganar con más 
del 50 por ciento de los votos válidos para anular estas elecciones e 
inhabilitar a estos asquerosos. Para nosotros no habrá segunda vuelta 
porque esta Constitución puta de políticos para políticos que convocó 
Gaviria no nos respeta. ¡Qué importa! En la primera vuelta, con nuestros
 votos en blanco, que en ésta sí son válidos, les vamos a dar su gran 
lección.
Toman esa cosa que llaman el tarjetón y que es ni más ni 
menos que el sagrado voto; lo marcan con una X donde dice “Voto en 
blanco”; lo meten en la ranura o hueco (que en última instancia es el 
acto esencial del hombre pues sin él no estaríamos aquí), y listo, deber
 cumplido. ¿Y el lunes 26, cuando amanezca Colombia radiante, toda 
pintada de blanco, qué? ¿El vacío de poder? ¡Cuál vacío de poder! Vacía 
la vida mía.
*En el marco de la Filbo 2014, el domingo 4 de mayo, 
Fernando Vallejo conversará a las 4:00 de la tarde en el auditorio José 
Asunción Silva con el editor dominical de El Espectador, Nelson Fredy 
Padilla, sobre su más reciente novela ‘Casablanca la bella’ (sello 
editorial Alfaguara).
 
 
