lunes, 27 de octubre de 2014

Pedro Páramo, en anticipos; año, 1954

Tres especialistas emprendieron una nueva investigación literaria, adentrándose en el taller creativo de Juan Rulfo para despejar mitos y falacias sobre el proceso de escritura de su máxima novela

Partes del mecanuscrito original de Pedro Páramo, y el retrato a lápiz de Juan Rulfo por Lucinda Urrusti en 1953.
Los investigadores literarios, Víctor Jiménez, Jorge Zepeda y Alberto Vital./Paola Hidalgo.
Las Letras Patrias, la revista de la Universidad de México y Dintel fueron las publicaciones que acogieron los  primeros atisbos de  Pedro Páramo./excelsior.com.mx
Ingresar a su taller creativo para despejar mitos, falacias y críticas sobre el proceso de escritura de su máxima novela Pedro Páramo es el lujo que “el propio” Juan Rulfo (Jalisco, 1917-Ciudad de México, 1986) comparte a casi seis décadas de publicar íntegra la obra considerada una de las mayores ficciones de la literatura mexicana.
Es a través de los adelantos de la novela que Rulfo publicó en 1954 en diferentes revistas de divulgación literaria como abre el universo de su pensamiento, imaginación y reflexión, y se pone luz en el desarrollo del relato que, por su complejidad en estructura narrativa y contenido anecdótico, ha generado mitos “cómicos”.

Los primeros meses de 1954 fueron publicados dos fragmentos, de los 69 que componen la novela, en el primer número de Las Letras Patrias, revista de divulgación literaria del Instituto Nacional de Bellas Artes. Entre junio y septiembre del mismo año, las revistas Universidad de México y Dintel publican otros dos adelantos, y en marzo de 1955 la novela se distribuye en librerías.

El conjunto de capítulos en facsimilares, el mecanuscrito de éstos, junto con los ensayos de los investigadores Víctor Jiménez, Alberto Vital y Jorge Zepeda se reúnen en el libro Pedro Páramo 1954 (RM), que busca desmitificar el origen y proceso creativo de la novela que hace seis décadas quebrantó la literatura mexicana del siglo XX. La publicación se presentará en el Instituto de Investigaciones Filológicas, de la UNAM, en el marco de la cátedra extraordinaria sobre Juan Rulfo.

En entrevista, los tres académicos señalan que los fragmentos ratifican, por un lado, la autoría creativa de la obra, y, por otro, permiten hacer análisis comparativos de las primeras ideas de la historia y sus personajes con el resultado final. Es, aseguran, entrar al taller de Rulfo y testificar su proceso de escritura.

Creo que es subestimar a Rulfo cuando se dice que no estaba consciente de lo que hacía y lo que buscaba con su novela. Estos tres anticipos de la novela también buscaban dejar huella, y desde ellos ya se puede detectar su complejidad”, señala Jorge Zepeda, crítico literario, quien participa con el ensayo Itinerarios de un texto.

Enviar a revistas fragmentos tampoco parece extraño, pues Rulfo había publicado sus cuentos de El llano en llamas en algunas publicaciones periódicas, y si bien podría especularse que su intención era medir el posible impacto de la novela, fue un ejercicio habitual que más bien consiguió alertar de su trabajo a la escena literaria del país.

Jorge (Zepeda) localizó un artículo periodístico donde anuncia esta nueva revista Las Letras Patrias y que en ella estaría un fragmento de la novela de Rulfo, es decir, que ya se esperaba, ya había un interés. Ésta era la revista oficial de literatura del INBA, y que ellos ya tengan en esa época en el radar a Rulfo es muy significativo”, detalla Víctor Jiménez, director de la Fundación Juan Rulfo.

Los adelantos son también testigos para desmentir mitos como que el novelista se apoyó de otros escritores, o que el día de llevar el original a la editorial se le cayó el manuscrito y al levantarlo perdió la secuencia de los capítulos. Lo cierto es que en el aparente desorden narrativo, existe una estructura planteada desde las primeras páginas escritas.

Se pueden hacer ejercicios comparativos que nos dejan ver cómo trabajaba Rulfo, como si fuera su taller, y vemos un proceso paulatino que va formando lo que ahora es Pedro Páramo como una obra de las más importantes de la literatura mexicana y universal”, añade Alberto Vital,  doctor en Letras por la Universidad de Hamburgo.

Ajustes sobre la marcha

En los fragmentos y el mecanuscrito se develan cambios que Rulfo hizo de la novela para ajustar a su objetivo principal. El de mayor notoriedad es el título: en los primeros adelantos se presenta con el nombre Una estrella junto a la luna, frase que se menciona cuatro veces en la historia; luego Murmullos, que de manera implícita es un personaje central, y finalmente se edita con Pedro Páramo, nombre que aparece 69 veces en todo el relato.

El título original lo menciona en dos cartas a su entonces novia Clara, Una estrella junto a la luna y el hecho de que mantenga en Las Letras Patrias ese título no es casual, porque esa frase se menciona cuatro veces en el texto ya final. Rulfo no refiere a la estrella Venus, sino a Xólotl, que es la estrella de la tarde y tenía como misión alumbrar el trayecto de los muertos”, detalla Jiménez.

Caso similar el nombre de Abundio Martínez que en los adelantos todavía se llama Bonifacio Páramo,  pero fue natural que cambiara el nombre para afinar los matices, pues no podía llevar el apellido de su padre que no lo reconoce como hijo legítimo, precisa Vital, quien destaca que en la reproducción del libro del sello RM se pueden apreciar también las tachaduras y correcciones de Rulfo que en su caso era eliminación de palabras o frases.

En 1977 José Emilio Pacheco habla de una teoría de delirantes que habla de quiénes dicen haber ayudado a Rulfo en la estructura de la novela, pero son una serie de charlatanes que aparecen con nombre y apellido. Cuando aparece esta historia en los adelantos se rompen todos los mitos, porque vemos parte sustancial del proceso de la novela”, insiste el director de la fundación.

Para los investigadores la permanencia de Pedro Páramo en la literatura mexicana, incluso como la representante por excelencia de ésta, radica no sólo en su estructura narrativa o en la anécdota de la historia, sino en las reflexiones que el autor propone de manera implícita sobre el control del poder económico y político, y asuntos sociales que aparecen velados.

Por ejemplo, en una lectura analítica se arrojan las críticas de Juan Rulfo acerca de los pocos que dominan el poder del país, y sobre la crisis social que incluso son reflexiones que trascienden su temporalidad y cobran vigencia medio siglo después de publicarse por primera vez.

Es una novela que provoca y se dice que un clásico es el que se lee en toda época, se lee de distinta manera en cada momento, y dice algo en cada momento. Pedro Páramo puede ser una novela, o un diagnóstico de cuál ha sido el mayor mal de México: el mal uso del poder”, señala Vital de la novela traducida a más de 50 lenguas, publicada por 50 editoriales diferentes y distribuida en más de 80 países.