lunes, 13 de julio de 2009

“Se gasta la realidad misma con el cadáver exquisito”

Es divertido, en el fondo de las cosas, debatir las palabras, que se ponen en situación.
Los participantes, escribimos nuestra frase para crear “el cadáver exquisito”, una forma de la promocionada escritura automática de los legendarios surrealistas, que sigue siendo una manera de romper el cerco de los bloqueos y convocar la inspiración, tan desgastada. Escribimos…
“El café literario semanal es el dulce sabor del encuentro,
es mi masaje cerebral de cada fin de semana.
Por el contrario, para mí es como dijo Neruda, es el amor de los marineros que besan y se van, dejando una promesa y no vuelven nunca más
Neruda tendrá razón, es cierto; pero yo también la tengo. Por qué no soy Neruda y para mí este espacio es café gratis, no hay nada mejor en la vida que las cosas que no hay que pagar por ellas. Ah también es literatura ¿Qué mas le puedo pedir a la vida?
Diferiré a pocos. Pagar por todo en la vida hay aquí lo que onerosamente se gasta es la realidad misma…
A propósito, la realidad, se hace agradable alrededor del café, se decantan ideas que se enriquecen por la experiencia novedosa de la lectura en voz alta…
El escuchar diferentes voces, diferentes matices y ver como un autor juega con la imaginación y la interpretación, el debate, entra el café y genera conocimiento y satisfacción…
Es maravilloso el hecho de poder compartir el placer de la lectura con un grupo amable y generoso
Enriquecer las lecturas con la compañía de un tinto es maravilloso. Además, éste vibra y se estremece con las palabras; con la poesía..
Como un incesante canto a vivir y por tanto a la vida…
Ha sido llegar a este gran café literario, donde me he encontrado con maravillosas personas….”

Y se trataba de darle una coherencia textual a todas estas espontáneas expresiones, y el suscrito escribió:
“El café literario semanal es el dulce sabor del encuentro maravilloso, donde compartimos el placer de la lectura en voz alta, para escuchar distintos matices, diversos tonos, tan ligados como la literatura misma, que expresa la realidad inmensa de la vida mediante la imaginación de los escritores y poetas.

Además, que vibra y se estremece con las palabras, con la poesía; que en versos de Neruda, es el amor de los marineros que besan y se van, dejando la promesa de volver. Pero nunca vuelven.

Nosotros somos quienes siempre volvemos, porque la vida se hace agradable alrededor del café que suscita el debate de las ideas, que decanta y enriquece nuestro conocimiento incesante como un canto a vivir la vida con satisfacción, tamizada por la experiencia generosa de la literatura.”

Leí los anteriores párrafos, y muy simple: a nadie le gustó que se haya “intervenido” su frase de “cadáver exquisito”.
Entonces se resolvió que había que “crear” otro texto con las frases que se habían escrito y darle otra vez, coherencia de tono, de ritmo. Y las frases que más suscitaron debate fueron:“hay aquí lo que onerosamente se gasta es la realidad misma”.
Me hizo recordar aquellos debates en Bizancio, donde con toda seriedad y encomio intelectual se debatía si los ángeles tienen sexo o no. Para concluir ciegamente al final, que no se sabía, con certeza, si los ángeles tienen sexo o no.
Y de aquellas polémicas, lo único que quedó para la historia, de los ángeles y del sexo, y por supuesto, de las palabras, es otra palabra derivada de Bizancio: bizantina, que cuando se suscita una discusión, por sesuda que sea y nunca se llega a una conclusión, se llama, una discusión bizantina.
Superado el escollo con las polémicas palabras “hay que onerosamente se gasta la realidad misma”. Fabricio, el autor de la frase, decidió sacar del debate a “onerosamente” pero que se dejara:“se gasta la realidad misma”.
El resultado final de todo “este cadáver exquisito” se pone a consideración de los invisibles lectores.

El café literario semanal, dulce sabor del encuentro, masaje cerebral, “amor de los marineros que besan y se van”, café gratis, (nada mejor en la vida que las cosas por las que no hay que pagar), la realidad que se hace agradable alrededor del café, decantar ideas que se enriquecen por la experiencia novedosa de la lectura en voz alta, diferentes voces, diversos matices, con autores que juegan con la imaginación y la interpretación , el debate entra en el café y genera conocimiento y satisfacción , placer de compartir la lectura con un grupo amable y generoso que vibra y se estremece con las palabras, con la poesía, como un incesante canto a vivir y a la vida, a la literatura.
Participaron en la redacción: Carlos, Fabricio, y Rubi como amanuense copista. Se nombran hasta donde me acuerdo:Natalia, Cecilia, Carolina, Ómar, Katherine y los demás discutidores,voces participantes: diez personas más que lamento no recordar sus nombres...