Niña lectora/BBCIdeas |
"Sin libros,
no seríamos humanos como lo somos", le dice a BBC Ideas la biblioterapeuta
Ella Berthoud.
Si bien eso es
cierto, "no hay nada menos natural que la lectura", precisa la
neurocientífica Marianne Wolf.
"La
alfabetización es uno de los más grandes inventos de la especie humana",
que no sólo es útil sino tan poderoso que transforma nuestras mentes y aún más:
"la lectura literalmente cambia el cerebro", afirma Wolf.
Los beneficios son extraordinarios pero estamos
en riesgo de perder algunos de ellos. ¿Por qué?
Pregúntate:
¿prestaste atención a todo lo anterior o lo leíste por encima, buscando
información rápidamente o quizás "un gancho" que te lleve a leer un
poco más?
Sinceramente,
¿cuán a menudo haces lo último?
A pesar de que hoy
en día estamos leyendo más palabras que nunca -se calcula que un promedio de
alrededor de 100.000 al día- la mayoría se leen en ráfagas cortas en las
pantallas, y "por encima".
Eso preocupa a
expertos, pues transformar nueva información en conocimiento consolidado en los
circuitos del cerebro requiere múltiples conexiones con las habilidades de
razonamiento abstracto, cada una de las cuales requiere un tipo de tiempo y
atención que a menudo falta en la lectura digital.
Todo lo cual nos
deja con la misma pregunta que hizo el poeta TS Eliot: "¿Dónde está el
conocimiento en nuestra información? ¿Dónde está la sabiduría en nuestro
conocimiento?".
Volvamos al
cerebro.
Físicamente
A diferencia del
lenguaje oral, la visión o la cognición, no existe un programa genético para
aprender a leer.
Si un niño, en
cualquier lugar del mundo, está en un entorno hablante, su lenguaje,
naturalmente, se activará. Eso no ocurre con la lectura, pues implica la
adquisición de un código simbólico completo, tanto visual como verbal.
Por ser un invento
relativamente reciente -"es un parpadeo en nuestro reloj evolutivo: tiene
apenas 6.000 años", apunta Wolf-, aún no lo hemos formateado.
"Empezó de
una manera simple, para marcar cuántos vasos de vino u ovejas teníamos. Y con
el nacimiento de los sistemas alfabéticos, comenzamos a tener un medio
eficiente para recordar y almacenar el conocimiento".
"La lectura
es un conjunto adquirido de habilidades que literalmente cambia el
cerebro"
"Lo que hace
es explotar un principio de diseño en el cerebro humano, que le permite hacer
nuevas conexiones entre regiones visuales, regiones del lenguaje, regiones para
el pensamiento y la emoción".
Esta
transformación, subraya la neurocientífica, "comienza de nuevo en cada
nuevo lector. No existe dentro de nuestra cabeza. Cada persona que aprende a
leer tiene que crear un nuevo circuito en su cerebro".
Y eso, abre las
puertas a un mundo nuevo.
Mágicamente
"La lectura
aporta tres poderes mágicos: creatividad, inteligencia y empatía", le dijo
a BBC Ideas Cressida Cowell, escritora de literatura infantil y autora de la
serie "Cómo entrenar a tu dragón".
"Leer por el
gusto de hacerlo es uno de los dos factores clave en el éxito económico
posterior de un niño. Es más probable que no termines en prisión, que votes,
que seas dueño de tu propia casa...".
Además, "leer
una gran historia es mucho más que entretenimiento", asegura la
biblioterapeuta Ella Berthoud.
"La lectura
en realidad tiene muchos beneficios terapéuticos.
"Tu cerebro
entra en un estado meditativo, un proceso físico que ralentiza los latidos del
corazón, te calma, y reduce la ansiedad", afirma Berthoud, para quien, por
ejemplo, el remedio para la "claustrofobia, rabia, agotamiento" es la
novela de Nikos Kazantzakis "Zorba el griego".
La biblioterapia, el arte de prescribir ficción para curar las dolencias de la
vida, fue reconocida en el Diccionario Médico Ilustrado de la editorial
Dorland's en 1941.
Su práctica se
remonta la menos a la Antigua Grecia, época en la que se colocaban notas en las
puertas de las bibliotecas, advirtiendo a los lectores que estaban a punto de
entrar en un lugar de curación del alma.
En el siglo XIX,
psiquiatras y enfermeras le recetaban a sus pacientes toda clase de libros,
desde la Biblia, pasando por literatura de viajes, hasta textos en lenguas antiguas.
Varios estudios en
el siglo XX y XXI han comprobado que la lectura agudiza el pensamiento
analítico, lo que nos permite discernir mejor los patrones, una herramienta muy
útil ante conductas desconcertantes de otros y de nosotros mismos.
La ficción en
particular puede hacerte socialmente más hábil y empático. Y aunque no prometen
una transformación total en siete sencillos pasos, las novelas te pueden
informar y motivar, los relatos breves consolar y ayudar a reflexionar y está
demostrado que leer poesía estimula partes del cerebro relacionadas con la
memoria.
Sumergirse en una
novela es perderse, pero cuando volvemos a la realidad traemos con nosotros
aquello que nos inspiró nuestro personaje favorito.
Sin embargo, muchos de estos beneficios dependen de un estado
conocido como "lectura profunda".
Profundamente
"Cuando
leemos a nivel superficial, sólo estamos obteniendo la información. Cuando
leemos profundamente, estamos usando mucho más de nuestra corteza
cerebral", explica Wolf.
"La lectura profunda
significa que hacemos analogías, hacemos inferencias, lo que nos permite ser
seres humanos verdaderamente críticos, analíticos, empáticos".
En su libro
"Proust y el Calamar. Historia y Ciencia del Cerebro Lector" -cuyo
título en español es "Cómo aprendimos a leer"-, la experta en
neurobiología de la lectura explica como "en cierto momento, cuando un
niño pasa de decodificar a leer fluidamente un texto, la ruta de las señales a
través de su cerebro cambia.
"En vez de
recorrer una ruta dorsal (...), la lectura comienza a moverse a través de una
más rápida y eficiente ruta ventral...
"Puesto que
el tiempo empleado y el gasto de energía cerebral son menores, un lector fluido
será capaz de integrar más de sus sentimientos y pensamientos en su propia experiencia.
"El secreto
de la lectura se halla en el tiempo que ésta libera para que el cerebro pueda
tener pensamientos más profundos que antes".
Pero, si bien el
proceso de aprender a leer cambia nuestro cerebro, también lo hace lo que
leemos, cómo leemos y en qué leemos (impresión, lector electrónico, teléfono,
computadora portátil).
Alternativamente
Para Chris Meade,
autor transmedia, esto último no es problema: "Pensamos en el libro como
la obra, pero el libro es sólo un mecanismo de entrega".
La narrativa
transmedia es un tipo de relato en el que la historia se despliega a través de
múltiples medios y plataformas de comunicación -apps, e-books, juegos, comics,
blogs, etc.-, y en la cual los consumidores pueden asumir un rol activo en el
proceso de expansión.
"Los nuevos
medios le están dando voz a una nueva generación de escritores. Impide que
tengamos estemos condicionados a pensar que sólo hay un tipo de 'escritura
buena' y en realidad le permite a las personas simplemente hablar y compartir
historias y experiencias", opina Natalie A. Carter, cofundadora del
extraordinariamente exitoso Black Girls Book Club.
"No importa
el medio, no importa cómo lo consigas, lo que importa es la historia",
dice la otra cofundadora Melissa Cummings-Quarry.
"La novela
está evolucionando. Hay todo tipo de libros increíbles que se están escribiendo
deliberadamente para ser leídos en los teléfonos", señala Berthoud.
"El libro tal
vez da la ilusión de que esto es todo. Nunca lo ha sido, es una forma de entrar
en un proceso de pensamiento", afirma Meade.
Sin embargo, la
lectura digital puede tener un costo para el cerebro del lector.
Desafortunadamente
"Reunimos a
académicos y científicos de más de 30 países, para investigar sobre el impacto
de la digitalización en la lectura", le contó a BBC Ideas Anne Mangen,
presidenta de E-READ.
E-READ, o
Evolución de la lectura en la era de la digitalización, es un organismo cuyo
objetivo es mejorar la comprensión científica de las implicaciones de la
digitalización.
Es parte del
Programa Internacional de Cooperación Europea en el Campo de la Investigación
Científica y Técnica (COST), que considera la lectura como un "asunto de
urgente preocupación".
"Las
investigaciones muestran que la cantidad de tiempo que se dedica a leer textos
de formato largo está disminuyendo y, debido a la digitalización, la lectura se
está volviendo más intermitente y fragmentada", algo que podría
"tener un impacto negativo en los aspectos cognitivos y emocionales de la
lectura", explica COST.
"Descubrimos
que hay, lo que se llama una inferioridad en la pantalla", reveló Mangen.
"Hay muchas
cosas que se pueden leer igualmente bien en su teléfono inteligente,
actualizaciones de noticias más cortas, pero con algo que es cognitivo o
emocionalmente desafiante, leer en una pantalla conduce a una comprensión de
lectura más pobre que leer en papel".
"La realidad
es que no es sólo qué o cuánto leemos, sino cómo leemos lo que es realmente
importante", señala Wolf.
"El volumen
mismo está teniendo efectos negativos porque para absorber tanto, hay una
propensión a leer por encima. El cerebro lector tiene un circuito plástico. El
circuito reflejará las características del medio con el que lee. Las
características de lo digital se van a ver reflejadas en el circuito".
En otras palabras,
así como al aprender a leer de la manera tradicional el cerebro se formatea y
graba los itinerarios de la razón y los caminos a la emoción, al aprender a
leer de la manera en la que lo hacemos en los medios digitales, el cerebro
trazará rutas distintas y, si dejamos de un lado la lectura profunda, borrará
las anteriores, si es que existían.
"Si no
entrenamos esas habilidades, eventualmente podemos perder la capacidad de
comprender contenido más complejo, y también tal vez de involucrarnos e
imaginar", advierte Mangen.
Entonces, ¿qué
podría deparar el futuro para los libros y para el cerebro lector?
Eventualmente
"La
imaginación humana es algo fantástico, somos muy flexibles. Encontramos formas
de hacer lo que queremos con la tecnología disponible", opina Meade.
Según Carter, el
futuro traerá "muchas más colecciones de cuentos, y creo que veremos
muchos más libros más cortos".
La escritora
Cowell ya ha sentido el cambio: "He modificado la forma en que escribo,
porque la capacidad de atención de los niños se ha acortado. Los libros tienen
capítulos cortos y son increíblemente visuales... brillantes, como las
golosinas".
Para la
neurocientífica Maryanne Wolf, "así como las personas pueden ser bilingües
y trilingües, mi esperanza es que desarrollemos un cerebro bialfabetista.
"Podemos
disciplinarnos para elegir el medio que mejor se adapte a lo que estamos
leyendo y así no perder el extraordinario don que la lectura le ha dado a
nuestra especie".
* Este artículo está basado en el video "What does reading on screens do to our brains?" de BBC Ideas y The Open University