El autor de Hombre de ninguna parte no está aún en la edad de autobiografiarse, pero ya tiene una vida lo suficientemente atractiva (y dramática) como para ser escrita
Aleksander Hemon. /Velibor Božovic / elmundo.es
Sentado ante su escritorio, en un estudio que comparte con otros colegas, Aleksandar Hemon (Sarajevo, 1964), escucha el último disco de la banda israelí Balkan Beat Box. Dice que anoche fue con su mujer a un concierto de esa misma banda y que se acostó tarde. Por eso, está tomando café. Dice que puede que el café lo despierte y consiga escribir algo, pero que si no lo hace, "lo más probable es que me pase el día leyendo". Acaba de publicar 'El libro de mis vidas' (Duomo), suerte de memorias a retazos, inventario de pasiones, recuerdos y desgracias, a la vez que oda a sus dos ciudades, Chicago y Sarajevo. Pero ya tiene en mente el siguiente. "Una montaña rusa de sexo y violencia que de momento llamo 'The making of zombie wars'", dice.
Por ahora toca hablar de 'El libro de mis vidas', lo más parecido a unas memorias que el escritor bosnio del momento ha publicado. "Para mí, las memorias son eso que escribes cuando ya eres lo suficientemente mayor para haberlo vivido casi todo, así que prefiero considerar este libro como una colección de historias basadas en hechos reales, como un puñado de ensayos personales. De hecho, las he escrito como hubiese compuesto relatos de ficción, es decir, porque necesitabas contarlas", asegura Hemon, que da fe en el libro de su pasión por el fútbol, pero también relata de una forma crudísima la muerte de su hija Isabel. "No podía no escribir sobre ella", confiesa.
Como escritor de doble nacionalidad (nació en Sarajevo, pero ha crecido como escritor en Chicago), Hemon es también un bilingüe literario, porque escribe la mayor parte de su producción en inglés, pero sigue utilizando el bosnio para algunos de sus textos. "He construido mi literatura en dos idiomas y me gusta. No trato en ningún sentido de cortar con todo lo que fue mi pasado", sentencia. "En cualquier caso, vivo en Chicago de la misma forma que vivía en Sarajevo, aunque ambas ciudades son muy distintas, para empezar, Chicago es casi tan grande como toda Bosnia. Y Sarajevo es más pobre y mucho menos diversa", añade.
Licenciado en literatura, Hemon se trasladó a Chicago en 1992 con la intención de perfeccionar su inglés. Pero una vez allí, le sorprendió la Guerra de Bosnia y no pudo regresar a su país. En 1995 empezó a publicar artículos en el 'New Yorker', en 'Esquire' y en 'The Paris Review'. Su primer libro de relatos, 'La cuestión de Bruno', no se hizo esperar, y tampoco su primera novela, 'El hombre de ninguna parte', que le valió apelativos como el de "escritor del siglo XXI" y nada menos que "el nuevo Nabokov". A menudo se ha dicho que Hemon aprendió a escribir en inglés leyendo a Nabokov, pero no es cierto. "Es cierto que cuando me decidí a empezar a escribir en inglés, leí un montón y, puesto que me encanta Nabokov, leí muchos de sus libros", asegura.
"Nabokov es uno de mis escritores favoritos y su inglés es muy rico y muy imaginativo, por eso es un modelo para muchos escritores de mi generación", apunta Hemon, para quien también son importantes, de hecho, imprescindibles, autores de la talla de Danilo Kis, que escribía en serbio pero vivía en Francia. "Esa amalgama de identidades culturales y lingüísticas enriquecen la literatura". Bruno Schultz, Michael Ondaatje, Anton Chejov y Alice Munro están también en su podio. Cuando se le pregunta por los hispanoamericanos que pueden haberle influido, menciona a dos: Jorge Luis Borges y Javier Marías.