Nicolás Gómez Dávila forjó por más de sesenta años una biblioteca personal que superó los veinticinco mil títulos, entre ellos varios incunables del siglo XV
Manuscrito de los Escolios de Nicolás Gómez Dávila. /Biblioteca Luis Ángel Arango. |
Anaquel con varios incunables de Nicolas Gómez Dávila./banrepcultural.org
Considerado uno “uno
de los escritores más importantes de Colombia en toda su historia y uno
de los pensadores más brillantes de la filosofía occidental”,
Nicolás Gómez Dávila forjó por más de sesenta años una biblioteca
personal que superó los 25.000 títulos, entre ellos varios incunables
del siglo XV. Estos libros, adquiridos por el Banco de la República en
2009, hacen parte del catálogo de la Biblioteca Luis Ángel Arango y
están disponibles para ser consultados por sus usuarios en la Sala de
Libros Raros y Manuscritos.
“Colacho” como se referían a Nicolás Gómez Dávila sus amigos fue un hombre que siempre llamó la atención. Ya fuera por sus dos metros de estatura, su aspecto monolítico y su mal humor o por el hecho de ser un vehemente católico, disciplinado lector y escritor reaccionario de una especie de aforismos a los que llamaba Escolios.
“Colacho” como se referían a Nicolás Gómez Dávila sus amigos fue un hombre que siempre llamó la atención. Ya fuera por sus dos metros de estatura, su aspecto monolítico y su mal humor o por el hecho de ser un vehemente católico, disciplinado lector y escritor reaccionario de una especie de aforismos a los que llamaba Escolios.
Escritos en párrafos autónomos
sin concordancia con los siguientes y sin un cuerpo estructural para la
totalidad del libro, los Escolios más que pensamientos son un dialogo
con múltiples opiniones que al autor le surgieron a partir del contacto
con sus libros. Aunque para muchos el tono lírico de su escritura se
asociaba con una antología poética, para Nicolás Gómez Dávila sólo eran
ideas que aparecieron en un acto creativo de la mente.
Nacido en
Bogotá y educado en Europa, Gómez Dávila es uno de los pocos, sino el
único de los escritores latinoamericanos inscrito en la corriente
reaccionaria; sus obras negaron cualquier tipo de paradigma, punto de
vista o tendencia inscrita en la modernidad. Con un carácter anacrónico
sus libros proclamaron al mismo tiempo el amor y el odio de las
impresiones que le causaba un objeto en concreto, un hecho de vida o una
lectura cualquiera, sin perseguir ningún tipo de interpretación
histórica.
A los 23 años, cuando por problemas de salud se instaló en Bogotá, Gómez Dávila se recluyó en su biblioteca personal, esa que apasionadamente conformó durante más de sesenta años y que convirtió en su lugar de reflexión, lectura y escritura.
La Colección Nicolás Gómez Dávila
A los 23 años, cuando por problemas de salud se instaló en Bogotá, Gómez Dávila se recluyó en su biblioteca personal, esa que apasionadamente conformó durante más de sesenta años y que convirtió en su lugar de reflexión, lectura y escritura.
La Colección Nicolás Gómez Dávila
En
diciembre de 2008, cerca de 25.000 ejemplares, entre ellos 16.000
títulos en español, griego, latín, francés, inglés, alemán y portugués,
que conformaron la biblioteca personal de Nicolás Gómez Dávila fueron
adquiridos por el Banco de la República y entraron a ser parte del
catálogo de la Biblioteca Luis Ángel Arango. Un tesoro bibliográfico que
logra acercar a los usuarios a los gustos, influencias, referentes y
obras de este pensador y erudito colombiano.
“Hacia 1990 le pregunté a don Nicolás quiénes eran en su concepto los autores más importantes de su gran biblioteca. “No es fácil responder la pregunta, pero hay sin duda cumbres intelectuales en la historia de la humanidad”, me respondió. “En filosofía, Platón y Kant han sido los más influyentes; en literatura, Dante, Goethe, Cervantes, Shakespeare. En historia, Heródoto y Tucídides (‘si hubiera que elegir el más grande libro, yo escogería la Historia de las guerras del Peloponeso’)”. A Jacob Burkhardt lo consideraba como uno de sus santos patrones. Como novelista valoraba mucho a sir Walter Scott. En economía Adam Smith, pero también había leído obras de Hayek y Keynes. En ciencias naturales consideraba a Newton y Einstein como personajes de alta creatividad (de este último había leído el libro sobre la evolución de la física). Otros escritores que admiraba mucho eran Michel de Montaigne, Pascal, Tocqueville, Chateaubriand, Paul Valéry y Marcel Proust. En el área de la poesía mencionaba con frecuencia a Mallarmé, Baudelaire, Machado y el Nocturno de Silva. Esta es una lista naturalmente incompleta, pero da una idea de sus autores favoritos, todos sin duda de primera categoría”, relató Diego Pizano al periódico El Espectador en 2009.
Un pensador aristocrático en los Andes: Una mirada al pensamiento de Nicolás Gómez Dávila. Mauricio Galindo Hurtado
“Hacia 1990 le pregunté a don Nicolás quiénes eran en su concepto los autores más importantes de su gran biblioteca. “No es fácil responder la pregunta, pero hay sin duda cumbres intelectuales en la historia de la humanidad”, me respondió. “En filosofía, Platón y Kant han sido los más influyentes; en literatura, Dante, Goethe, Cervantes, Shakespeare. En historia, Heródoto y Tucídides (‘si hubiera que elegir el más grande libro, yo escogería la Historia de las guerras del Peloponeso’)”. A Jacob Burkhardt lo consideraba como uno de sus santos patrones. Como novelista valoraba mucho a sir Walter Scott. En economía Adam Smith, pero también había leído obras de Hayek y Keynes. En ciencias naturales consideraba a Newton y Einstein como personajes de alta creatividad (de este último había leído el libro sobre la evolución de la física). Otros escritores que admiraba mucho eran Michel de Montaigne, Pascal, Tocqueville, Chateaubriand, Paul Valéry y Marcel Proust. En el área de la poesía mencionaba con frecuencia a Mallarmé, Baudelaire, Machado y el Nocturno de Silva. Esta es una lista naturalmente incompleta, pero da una idea de sus autores favoritos, todos sin duda de primera categoría”, relató Diego Pizano al periódico El Espectador en 2009.
Un pensador aristocrático en los Andes: Una mirada al pensamiento de Nicolás Gómez Dávila. Mauricio Galindo Hurtado