José Ovejero recibió el premio Alfaguara de Novela por La invención del amor. La obra crea una parte del tapiz de esta época en lo íntimo, personal y social
El escritor José Ovejero. /Samuel Sánchez /elpais.com |
Toda la luz matinal de Madrid parece refugiada allí. Irrumpe en el
salón del apartamento, de una cuarta planta, de José Ovejero por un gran
ventanal que se convierte en un cuadro del sur de la ciudad levantada
sobre tejas de barro y enmarañada de antenas. Arriba, una terraza que se
parece a la de Samuel, el protagonista y narrador de La invención del amor, premio Alfaguara de Novela,
a través de cuya vida el autor madrileño crea una parte del tapiz de
esta época en lo íntimo, sentimental y social, tejido con reflexiones
sobre el amor. Entre ellos su vocación aliado inmejorable para salir
del aislamiento personal y como salvavidas del naufragio emocional para
reencontrar la realidad. Samuel le sirve como arquetipo del ser humano
del siglo XXI rodeado de ruidos sentimentales, pero impregnado de apatía
y resignación.
Es el duelo entre el anhelo y el miedo.
Nuestros miedos son individuales pero condicionados por el tiempo que vivimos. Samuel refleja la desmotivación de las personas en su vida íntima y profesional, de cierto conformismo
A su espalda, un pequeño retablo con la palabra Love repetida doce
veces en diferentes tipografías en cuadrículas multicolores, delante,
una pequeña librería y, en medio, José Ovejero (Madrid, 1958), en el
comedor de su casa madrileña diciendo cosas sobre la apatía de la gente
ante el vivir en estos tiempos, sobre la impostura o las máscaras de las
personas ante los sentimientos, sobre una buena parte de la sociedad
secuestrada por los miedos patrocinados por el poder, sobre los deseos
secretos de amar, sobre la búsqueda de la felicidad y sus trampas, sobre
el descubrimiento de sus propias obsesiones como escritor… Temas
nacidos o afluentes de La invención del amor, que le ha significado su quinto galardón literario, y que recibirá hoy en la 72ª Feria del Libro de Madrid.
Narrador, ensayista, dramaturgo y poeta, Ovejero es uno de esos
autores que siempre aborda temas muy actuales en sus escritos con aura
intemporal como la Guerra Civil (La comedia salvaje), los derroteros de Europa (Las vidas ajenas) o la complejidad entre las fronteras entre el bien y el mal (La ética de la crueldad)
y ahora con la historia de un hombre divorciado del amor por culpa de
su idea del amor, mientras el mundo a su alrededor se desdibuja por la
crisis económica.
“Nuestros miedos son individuales pero condicionados por el tiempo
que vivimos. Samuel refleja la desmotivación de las personas en su vida
íntima y profesional, de cierto conformismo”.
Hasta que Samuel empieza a experimentar un periplo vivencial resumido
en nueve estaciones: apatía, curiosidad, mentira, usurpación,
duplicidad del Yo, renacer de los sentimientos, hallazgo de la
felicidad, amor y ¿reinvención? Entonces las reflexiones de Ovejero son
un pasadizo entre su ficción y la realidad.
Esta sociedad prima la seguridad, que no te pase nada; no nos prepara para el dolor emocional. No arriesgamos nada e Internet es un espacio que contribuye a eso
“La gente privilegia lo individual ante el compromiso sentimental con
otra persona. No atreverse significa vivir resignado porque cree que
podría ser peor”.
“Esta sociedad prima la seguridad, que no te pase nada; no nos
prepara para el dolor emocional. No arriesgamos nada e Internet es un
espacio que contribuye a eso”.
“Hay cierta nostalgia por vivencias más intensas”
“Aunque el amor no es tampoco la solución a los problemas sociales,
sí permite saber dónde estás, quién eres, qué quieres en verdad”.
En La invención del amor el inicio de ese camino se produce
cuando Samuel, de 40 años, recibe una llamada telefónica equivocada en
la cual le dicen que una tal Clara ha muerto. Ese es el detonante de la
historia que llevará a Samuel a salir de su burbuja y a enfrentarse al
mundo real, aunque sea con mentiras y la suplantación de otro. Un hombre
hijo de un tiempo que crece enraizado en la libertad pero florecido de
inseguridades y temores.
“En los años 80 el reaganismo y el thatcherismo
lanzaron una propuesta de vida individual aislada de cualquier interés
social. Una propuesta de vida que primaba tu confort y alentaba el
desinterés por los otros”.
Aunque el amor no es tampoco la solución a los problemas sociales, sí permite saber dónde estás, quién eres, qué quieres en verdad
“Reagan y Thatcher fueron devastadores no solo para la política y la
economía sino también por el estilo de vida que fomentaron y de un
Estado que solo te daba seguridad”.
“Aunque las redes sociales pueden aislarnos y alterar la forma de
relacionarnos con el otro, también han servido para recordar, como en el
caso del 15-M, que se puede ir a la calle y estar en contacto con la
gente para no vivir solo a través de avatares”.
“No creo que ese aislamiento que suscita Internet sea irreversible”.
La novela es una defensa de la literatura, de la ficción como una vía para hallar el compromiso con lo real y con uno mismo
Con su vida dividida entre Bruselas y Madrid, Ovejero deja claro en
la novela que “el mejor enemigo de la felicidad no es el dolor, es el
miedo”. Que no todo el mundo está dispuesto a pagar un precio por la
felicidad y que el sueño o búsqueda del amor para siempre se ha
convertido en un rosario de amores perpetuos. Una novela en la estela de
los grandes autores que en este siglo han devuelto al amor su
protagonismo de altura:
“El tema del amor ha sido maltratado en la literatura la ser abordado
desde la banalidad. Por eso ha vuelto en este siglo al epicentro de la
escritura para tratar de devolverle la verdad, sacarlo a la calle, como
vía para que el lector vea la realidad de lo que sucede. Cuando hablas
de amor hablas de miedo, generosidad, riesgo, y todo está
interconectado”.
“Ahora la literatura habla de las relaciones de amor que se han escamoteado, de amores terrenales y verdaderos”.
Aunque sea a través de la impostura. Del sueño dormido de muchas
personas de querer vivir otra vida, de ser otra persona. De ser
demiurgos de sí mismos. Un tema presente en la literatura universal y
que a José Ovejero le ha revelado otras cosas…
Mi sensación es que España se ha vuelto un país sin fe en lo que pueda venir. No de resignación, sino de no creer que algo profundo puede cambiar.
“La fantasía de ser otro ya aparece en otros libros míos. Cuando
escribí esta novela quería algo original y distinto y cuando terminé
descubrí que ese tema había aflorado. Es una de mis obsesiones”.
“Esa nostalgia de querer una vida distinta y ser otro nos llega a
todos. Tiene que ver, en parte, con que cuando eres joven haces planes,
te proyectas, y cuando llegas a una edad descubres que has desviado tus
sueños. Sientes nostalgia de tu yo original”.
“Es la nostalgia de nuestras otras vidas que hemos ido dejando en el
camino. Aunque esa nueva vida que inventes también te va a delimitar y
no llegarás a ser lo que pensabas que eras”.
Yoes soñados que no dejan de correr en busca de sus felicidades,
mientras el Yo real huye en una infinita búsqueda de felicidad que
volatiliza por la insatisfacción. El espejismo. La obra invita a la
reinvención personal y de las relaciones.
“La novela es una defensa de la literatura, de la ficción como una vía para hallar el compromiso con lo real y con uno mismo”.
“La imaginación y la ficción tiene aspectos positivos y negativos.
Tiene algo liberador, genera un impulso para acercarse a vivir otra
vida, conocer el mundo, pero también se puede convertir en un sucedáneo
de la vida misma, en un sustituto de la realidad. La literatura no
sustituye la vida, son emociones vicarias”.
Una cartografía del amor en un mundo en crisis económica y que José Ovejero retrata y critica:
“Mi sensación es que España se ha vuelto un país sin fe en lo que
pueda venir. No de resignación, sino de no creer que algo profundo puede
cambiar. El problema no es la crisis sino la sensación de que estábamos
engañados. No es una crisis, es un cambio de sistema debido a la élite
de una política corrupta y eso deriva en la falta de confianza”.