sábado, 30 de mayo de 2015

Leonardo Padura Fuentes: Pasado perfecto. Mario Conde






  • Pasado perfecto es el primero  de la tetralogía sobre el detective teniente Mario Conde conocida como  "Las cuatro estaciones "; estamos en el invierno habanero: cae una llovizna fría, que dura hasta la madrugada y se añora el sol potente de esa misma mañana. Con la lluvia las calles quedan desiertas y una abulia gris domina una ciudad que vive en el calor y se recoge con aquella tímida frialdad y un poco de agua. El lánguido invierno tropical va y viene, incluso en el plazo de un mismo día…(pg 72)
    Mario Conde nos cuenta su pasado en el Pre-universitario donde conoció a todos sus amigos que iremos re-encontrando en los opus sucesivos. Y sabremos también que su compañera Tamara ejerció un tremendo atractivo físico sobre él. El destino hará que se reencuentren en condiciones dramáticas ya que el esposo de Tamara desaparecerá y es Mario Conde el encargado de investigar el caso.

    El marido de Tamara era un líder en el Pre universitario, un tipo exitoso, canchero, brillante,  seguro de si mismo y a quien todo le resultaba bien. Terminó ocupando alto cargo en el Ministerio de la Industria, con viajes al extranjero y mucho dinero de por medio con los contratos negociados. Pretexto para Padura para relatarnos el grado de corrupción al que pueden llegar altos cargos de la función pública en Cuba.
    Este reencuentro con Tamara va a cristalizar en un ligue bastante fuerte y tórrido porque la verdad es que Tamara estaba muy dejada por el marido y la disponibilidad  afectiva de Mario Conde hará el resto, a pesar de haber transcurrido 17 años. Esta relación está condenada al fracaso porque los protagonistas pertenecen a mundos diferentes.
    El libro sirve también para saber sobre las otras amistades del pre universitario, como por ejemplo con el Flaco Carlos, hoy un obeso recluído a una silla de ruedas, a la madre del Flaco, la buena Josefina alias Jose quien lo quiere como un hijo y le cocina ricos platos caseros, como el bacalao a la vizcaína, arroz blanco, sopa polaca de champiñones mejorada con acelga, menudos de pollo y salsa de tomate, plátanos maduros fritos y ensalada de berro, lechuga y rábano.
    Estamos en La Habana y el Viejo, o sea, el jefe de Mario Conde es un fino conocedor de puros, llamados habanos en esas tierras cubanas. Tenemos unos párrafos doctos de la parte del Viejo en materia de tabaco : …”cuando uno está así, tenso, y siente que no puede pensar mucho, lo mejor es encender un habano, pero no encenderlo por darle candela y tragar humo, sino para fumarlo de verdad, que es como único y el tabaco te entrega todas las bondades que tiene. Fumando así y haciendo otras cosas, estoy desperdiciando unos Davidoff 5000 Gran Corona de 14,2 centímetros, que se merecen una fumada reflexiva o que simplemente uno se sienta a fumar y a conversar una hora, que es el tiempo que debe durar un tabaco. Fumar un habano , no digo que un Davidoff 5000 o cualquier otro Corona bueno,  un Romeo y Julieta Cedros N°2, por ejemplo, un Montecristo número 3, o un Rey del Mundo de cualquier medida, sino un buen tabaco de  capa oscura, que tire suave y queme parejo: éso es la vida, Mario, o lo que más se parece. Kipling decía que una mujer es solo una mujer, pero un buen puro, como le dicen en Europa a los tabacos, es algo más…(pg 68).
    Sin olvidar la música, omnipresente en Cuba y en los libros de Padura, como por ejemplo la canción de Los Beatles  a la cual Conde hace alusión varias veces porque estaba de moda durante su pre universitario: Strawberry Fields de 1967-68, un acto de magia irrepetible cuya melodía era la bandera de sus nostalgias por un pasado donde todo fue simple y perfecto.

    Leonardo Padura Fuentes,(La Habana, 1955) autor cubano de la saga del detective nostálgico, el capitán Mario Conde.  Trabajó como guionista, periodista y crítico, hasta lograr el reconocimiento internacional con la serie de novelas policiacas protagonizadas por el detective Mario Conde: Pasado perfecto, Vientos de cuaresma, Máscaras, Paisaje de otoño, Adiós, Hemingway, La neblina del ayer y La cola de la serpiente, traducidas a numerosos idiomas y merecedoras de premios como el Café Gijón 1995, el Hammett 1997, 1998 y 2005, el Premio de las Islas 2000 y el Brigada 21. También ha escrito La novela de mi vida y El hombre que amaba a los perros, una trepidante reconstrucción de las vidas de Trotsky y Ramón Mercader, traducida a diez idiomas, vendidos sus derechos al cine y merecedora del Premio de la Crítica en Cuba, el Francesco Gelmi di Caporiacco 2010 y, en 2011, el Premio Carbet del Caribe, el Prix Initiales y el Prix Roger Caillois. En 2012 Padura recibió el Premio Nacional de Literatura de Cuba. Herejes, una absorbente novela sobre un cuadro de Rembrandt y una saga judía que llega a nuestros días, confirma al autor como uno de los narradores más ambiciosos e internacionales en lengua española.