Una de las últimas entrevistas que concedió el escritor Óscar Collazos, fallecido el domingo
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Óscar
Collazos, escritor colombiano, murió afectado por esclerosis lateral
amiotrófica, ELA, que, entre otros síntomas, le producían “dificultades
de deglución” y en el habla./elespectador.com |
El aforismo “la debilidad de los hombres será tu
fortaleza”, que en “Batallas en el Monte de Venus”, le enseña la madre a
su hija adolescente, ¿devela la complejidad y el “ethos” de la lógica
femenina contemporánea?
Es una formulación ética. Al
provenir de una madre que “educa” a su hija, se convierte casi en el
paradigma “pedagógico” de una época: dinero y éxito fáciles. No diría
que es una “lógica femenina contemporánea”, sino la red en la que cae
fácilmente la mujer de nuestro tiempo.
Los
personajes que desfilan por “Adiós Europa, adiós”, cargan pasados
infructuosos, vidas fallidas y un desarraigo que los confina a la
desesperanza y la desazón.
En ese libro de cuentos
hay dos topografías culturales: la provinciana de mis orígenes, incluso
el escenario de la Bogotá actual (en el último cuento) y el desarraigo
de aquellos personajes que viven en Europa. No hay desarraigo sin la
evocación obsesiva de las raíces, que es lo que hace el pintor Ernesto,
muriéndose en París.
Novelas como “La
modelo asesinada” y “Batallas en el Monte de Venus”, con aguda
perspicacia retratan la sordidez y el advenimiento del culto a lo
frívolo.
Una vez le refería a mi amigo Gilles
Lipovetsky el tema de esas dos novelas. “Ah, sí, es la ‘era del vacío’”,
me dijo. Y lo es: entre la sordidez de las conductas y las superficies
que recorren existe ese nuevo culto a la frivolidad, el imperio de un
narcisismo que ignora uno de los principios básicos de la modernidad: la
solidaridad humana. Para escribir sobre esos temas fue necesario
recrear ese universo de formalidades que, en muchos sentidos, sustituyen
la solidaridad por el cinismo.
El caso
Heberto Padilla, que significó la ruptura del “Boom” latinoamericano con
la revolución cubana, ¿qué tanto influyó en el movimiento cultural
latinoamericano?
El “caso Padilla” fue un ejemplo de
la perversión de las políticas culturales de la revolución, pero también
de los escritores que, como Heberto, querían hacerse célebres por medio
de una disidencia perfectamente planificada. No es cierto que los
escritores del “boom” hayan roto con la Revolución Cubana. Lo hicieron
algunos: Carlos Fuentes, Vargas Llosa, etc., pero se quedaron con la
revolución García Márquez y Julio Cortázar.
Sus
manifiestas posturas y compromisos políticos, ¿son un intento por
recuperarle el valor a la intelectualidad en tiempos de autismo y
desencanto?
Podría decir que mis “manifiestas
posturas y compromisos políticos” pasan por diversas coyunturas y épocas
(...). Colombia es un país lleno de paradojas: vivimos en medio de una
guerra que parece no tener fin, nos acostumbramos a aceptar una sociedad
criminalizada en muchos sectores, pero, al mismo tiempo, vivimos como
si fuéramos ciudadanos de un primer mundo sin conflictos: apoteosis del
consumo y del lujo, con sus secuelas de banalidad, pero también
apoteosis de una sociedad que abre zanjas mayores entre ricos y pobres.
Aunque su distancia y enemistad con R. H. Moreno Durán fue pública, ¿qué consideración tiene sobre su obra?
Es
una obra importante. Un excelente ensayista, un novelista recursivo y
de gran ironía, un hombre de letras que fabricó el azogue de sus espejos
a la percepción que tenía de sí mismo.
Opinar en un país de intolerancias y en un periódico como “El Tiempo”, ¿qué riesgos y dificultades le han significado?
Opinar
y hacerlo desde El Tiempo, un periódico en muchos sentidos
institucional no ha significado más esfuerzo que el de saber dónde está
el riesgo, no para eludirlo sino para enfrentarlo con inteligencia.
Alguna vez me amenazaron, eso estaba en el menú del columnista. Seguí
opinando como si nada hubiera pasado (...). Ni héroe ni villano.
Simplemente un escritor con conciencia de época.
Mario Vargas Llosa: ¿escritor políticamente incorrecto o un novelista ejemplar?
Vargas
Llosa es un gran escritor de novelas y un hombre liberal de derechas a
quien sus novelas volverán insignificantes las posiciones políticas que
adoptó en vida.
¿Cuál es el estado de salud de la actual literatura colombiana?
Goza
de buena salud, más la poesía que la novela, no porque la nueva novela
no ofrezca ejemplos admirables y prometedores, sino porque la industria
editorial tiende a inventar cada año a un nuevo genio.
¿Carecemos de una verdadera crítica literaria que trascienda la escueta reseña?
Le
amplío la respuesta anterior: lo terrible no es que la industria
editorial cumpla el papel de promocionar productos perecederos, sino que
los escritores se crean los superlativos de las secciones de mercadeo
del libro. La crítica, no es que no exista; permanece confinada en la
Academia, pero, al no salir de ese nicho, quienes hacen su agosto son
los escritores de reseñas amañadas por los editores. Las editoriales
universitarias deberían (en parte lo hacen) llenar los vacíos del
mercado mediante reediciones críticas de obras que la industria
editorial sepulta o ignora. No importan las tirajes pequeños. Esas
ediciones buscarían lectores y no consumidores. Hay atisbos serios en
este sentido: editoriales de la Universidad de Antioquia, de Eafit, de
la Nacional, de la del Valle, del Externado, en fin, fuera de los
circuitos comerciales, están llamadas a responder al vacío de la
crítica.