viernes, 15 de mayo de 2015

Un 'selfie' monumental

Tercera entrega de la primera gran catedral literaria de este siglo, desmedida y provocadora

La trilogía de Karl Ove Knausgård.

Karl Ove Knausgård. Escritor noruego.

Se nos anuncia como la primera gran catedral literaria del siglo XXI. Igual que las más importantes del XX, se inserta en la frontera entre lo real y su relato ficticio, y al hacerlo desafía el etiquetaje genérico. Lo vamos a llamar ficción documental para acercarnos al propósito aparente de Knausgård: contar su vida rechazando las herramientas clásicas del artificio novelesco, proyectando una especie de cinta continua de vídeo en la que las palabras, a modo de fotogramas casi sin editar, muestran todo lo que se ve. Un autorretato monumental en los tiempos del selfie. Un detallismo elefantíaco en la época del Twitter.
El primer rasgo distintivo es su aparente antiestrategia narrativa, que consiste en contravenir las normas habituales a la hora de decidir lo que se muestra o se esconde al lector: aparece todo lo que podría molestar o indignar a los coetáneos, lo que entorpece la lectura, lo que ralentiza el avance narrativo. El material favorito de Knausgård es el que más aterraría a cualquier otro novelista por estar contaminado de cotidianeidad. Él, en cambio, lo usa sin el menor pudor y el lector, una vez superada la perplejidad, queda fascinado por esta redefinición compleja del concepto de heroísmo novelesco que en resumidas cuentas, lleva lo heroico a las arenas movedizas de la vida cotidiana. Y lo entierra en ellas. La negación del artificio es un artificio en sí misma. Y fingir que se escribe sin estilo es una eficacísima herramienta estilística. El lector español, al principio, podrá preguntarse erróneamente si tal vez hay un problema de traducción. El tono parece desmañado, la vocación de lucimiento estilístico es nula. Pasadas las páginas suficientes, comprendido al fin que, también en lo estilístico, la elección se rige por la renuncia, ese antiestilo se vuelve microscópico y poderoso.
La otra gran transgresión está en el libérrimo descaro estructural. El narrador se detiene donde le dé la gana y si emprende una digresión filosófica no retomará el hilo narrativo (suponiendo que exista) cuando parezca conveniente por razones de eficacia, sino cuando haya agotado ese camino y, si se tercia, las bifurcaciones secundarias que se presenten. El viaje entre el suceso recordado y el momento en que se recuerda está lleno de recodos imprevisibles y atroces emboscadas.
Con esas herramientas habíamos conocido hasta ahora el proceso de deterioro de un padre alcohólico y despiadado en el primer volumen y, en el segundo, las frustraciones del autor ante las mediocridades de su vida cotidiana como padre de familia. Llega por fin la tercera entrega: La isla de la infancia. Como lo que cuenta es estrictamente eso, los años primeros, marcados por el traslado de la familia a la isla de Tromøya, Knausgård prescinde de sus características digresiones radicales, de sus bifurcaciones estructurales. El mundo familiar es el mismo. Incluso comprenderemos mejor cómo era ese padre terrible y seguirá extrañándonos el papel de la madre en la sombra. Pero esta vez el autor elige contar los sucesos tal como los percibe la mente de un niño, sin especulación, con la cercanía más absoluta. Tal vez los lectores más fanáticos de la serie lo consideren una traición, pero no podrán negar la coherencia de adaptar las herramientas narrativas a los sucesos narrados. Para ellos, un pequeño consuelo: el cuarto tomo ha aparecido ya en idiomas más cercanos y podemos avanzar que retoma los conceptos estructurales de los dos primeros. Queda para otros espacios un debate que exigiría las más de 3.000 páginas que tiene el proyecto de Mi lucha en los seis tomos de su edición original: ¿existe el artefacto sin artificio? ¿La desnudez frontal y absoluta es el disfraz más opaco? ¿El único mecanismo creíble de la memoria es la invención? Como todos los grandes novelistas, Knausgård ha comprendido que reelaborar esas preguntas es más interesante que darles respuesta. Ávidos, esperamos la cuarta entrega ya.
MI LUCHA 3. LA ISLA DE LA INFANCIA / LA MEVA LLUITA 3. L'ILLA DE LA INFANTESA
Karl Ove Knausgård
Trad. Kirsti Baggethun y Asunción Lorenzo / Alexandra Pujol Skjønhaug
Anagrama / L'Altra.