GRANDES AUTORES. Uno de los objetivos de estos grupos es erradicar la idea de que la gran literatura no es para ellos.
Foto y fUENTE Revista Ñ
Se reúnen en hospitales, cárceles, y centros de refugiados. Leen, entre otros, a Chejov.
Una revolución de la lectura". Esa es la consigna que impulsa el brillante proyecto cultural que organiza "Get Into Reading" (A leer), y que dirige The Reader Organisation, una entidad sin fines de lucro, con sede en Inglaterra.
"Get Into Reading" es una creación de Jane Davis, fundadora y directora de la Reader Organisation. En su condición de madre soltera, cuando tenía 18 años, Davis sobrevivía gracias a los subsidios estatales. Así, en una búsqueda que la llevó a aprender a no mirar el pasado, descubrió la biblioteca de su ciudad, una experiencia que, de alguna manera, le cambió la vida. Davis considera que "los libros pueden salvar vidas", y lo cree con tanta pasión que en menos de diez años creó un movimiento extraordinario que hoy cuenta con ciento cincuenta grupos que se reúnen semanalmente en hospitales, cárceles, centros de refugiados, hogares infantiles, bibliotecas, sedes de la YMCA, centros de atención diurna y geriátricos. Se extendieron por toda la región noroeste de Inglaterra y Londres, y ya están surgiendo nuevos grupos en todo el territorio británico. Además, funciona una comisión que busca desarrollar el proyecto en Australia.
Esta experiencia no se relaciona con talleres literarios ni con "grupos de libros", en los que la gente se reúne para hablar de un texto que leyó. Son grupos de lectura que dirigen miembros entrenados del proyecto "Get Into Reading", que leen los textos en voz alta mientras que los integrantes del grupo se suman sólo en la medida que quieren hacerlo. Se alientan las interrupciones, que con frecuencia llevan a compartir de manera espontánea experiencias de vida.
Entre los textos figuran novelas, cuentos, poemas, obras de teatro y trabajos de no ficción. No se intenta "bajar" el nivel: en el grupo se devora a Shakespeare, Chejov y Milton, así como trabajos de escritores contemporáneos.
Si bien no se recomienda ni prohíbe nada, se hace hincapié en la "gran" literatura. La idea es leer a Tolstoi, por ejemplo, en lugar de Agatha Christie, quien no es cuestionable en absoluto, pero el objetivo de estos grupos es erradicar la idea que tienen algunos de que la gran literatura no es para ellos, que es algo que pertenece a los académicos de las carreras universitarias de literatura.
Es por eso que el término de una "revolución de la lectura" es absolutamente apropiado. La idea de lo que la escritora Doris Lessing describió como "la cámara del tesoro de la literatura" es tan importante como la toma del Palacio de Invierno. En otro momento habría pensado que se trataba de una exageración. Después de todo, tenemos bibliotecas públicas. No hay nada que le impida a la gente leer los grandes títulos grandes libros.
Nadie debería sentirse cuestionado o pensar que debe pedir permiso para leer un libro que le interesa. Sin embargo, el sistema de salud mental rebosa de personas que durante toda su vida tuvieron que soportar que no se las reconociera ni se las tuviera en cuenta como seres pensantes, sensibles e inteligentes. Los padres, los docentes y la sociedad en general refuerzan una y otra vez el mensaje de que las puertas de la "cámara del tesoro", como afirmaba Lessing, están cerradas para esas personas. Y buena parte de los tratamientos de salud mental hacen muy poco por revertir eso.
Afortunadamente, hay indicios de que las cosas empiezan a cambiar. David Fearnley, psiquiatra forense del hospital Ashworth de alta seguridad, en Liverpool, dirige un grupo de Get Into Reading con pacientes. Entre los libros leídos figuran -un detalle delicioso- Alguien voló sobre el nido del cucú, de Ken Kesey, que relata la cruenta internación psiquiátrica de un delincuente que simula la locura para escapar de la cárcel. La película basada en la novela fue protagonizada por Jack Nicholson.
Fearnley -a quien el Royal College of Psychiatrists nombró Psiquiatra del Año en 2009- es contundente cuando habla de las ventajas de estos grupos. "Es uno de los avances más importantes que tuvieron lugar en Mersey Care (la Dirección de Salud) y en la práctica de la salud mental en los últimos diez años", dice.
Un paciente que padece demencia dijo: "Es algo movilizador. Me refiero a que llega a nuestro interior, al punto donde se encuentra con nosotros y significa algo." Hablaba de la lectura de poesía. Es una frase que al más grande de los nombres de la literatura lo enorgullecería -y con razón- escuchar.
"Get Into Reading" es una creación de Jane Davis, fundadora y directora de la Reader Organisation. En su condición de madre soltera, cuando tenía 18 años, Davis sobrevivía gracias a los subsidios estatales. Así, en una búsqueda que la llevó a aprender a no mirar el pasado, descubrió la biblioteca de su ciudad, una experiencia que, de alguna manera, le cambió la vida. Davis considera que "los libros pueden salvar vidas", y lo cree con tanta pasión que en menos de diez años creó un movimiento extraordinario que hoy cuenta con ciento cincuenta grupos que se reúnen semanalmente en hospitales, cárceles, centros de refugiados, hogares infantiles, bibliotecas, sedes de la YMCA, centros de atención diurna y geriátricos. Se extendieron por toda la región noroeste de Inglaterra y Londres, y ya están surgiendo nuevos grupos en todo el territorio británico. Además, funciona una comisión que busca desarrollar el proyecto en Australia.
Esta experiencia no se relaciona con talleres literarios ni con "grupos de libros", en los que la gente se reúne para hablar de un texto que leyó. Son grupos de lectura que dirigen miembros entrenados del proyecto "Get Into Reading", que leen los textos en voz alta mientras que los integrantes del grupo se suman sólo en la medida que quieren hacerlo. Se alientan las interrupciones, que con frecuencia llevan a compartir de manera espontánea experiencias de vida.
Entre los textos figuran novelas, cuentos, poemas, obras de teatro y trabajos de no ficción. No se intenta "bajar" el nivel: en el grupo se devora a Shakespeare, Chejov y Milton, así como trabajos de escritores contemporáneos.
Si bien no se recomienda ni prohíbe nada, se hace hincapié en la "gran" literatura. La idea es leer a Tolstoi, por ejemplo, en lugar de Agatha Christie, quien no es cuestionable en absoluto, pero el objetivo de estos grupos es erradicar la idea que tienen algunos de que la gran literatura no es para ellos, que es algo que pertenece a los académicos de las carreras universitarias de literatura.
Es por eso que el término de una "revolución de la lectura" es absolutamente apropiado. La idea de lo que la escritora Doris Lessing describió como "la cámara del tesoro de la literatura" es tan importante como la toma del Palacio de Invierno. En otro momento habría pensado que se trataba de una exageración. Después de todo, tenemos bibliotecas públicas. No hay nada que le impida a la gente leer los grandes títulos grandes libros.
Nadie debería sentirse cuestionado o pensar que debe pedir permiso para leer un libro que le interesa. Sin embargo, el sistema de salud mental rebosa de personas que durante toda su vida tuvieron que soportar que no se las reconociera ni se las tuviera en cuenta como seres pensantes, sensibles e inteligentes. Los padres, los docentes y la sociedad en general refuerzan una y otra vez el mensaje de que las puertas de la "cámara del tesoro", como afirmaba Lessing, están cerradas para esas personas. Y buena parte de los tratamientos de salud mental hacen muy poco por revertir eso.
Afortunadamente, hay indicios de que las cosas empiezan a cambiar. David Fearnley, psiquiatra forense del hospital Ashworth de alta seguridad, en Liverpool, dirige un grupo de Get Into Reading con pacientes. Entre los libros leídos figuran -un detalle delicioso- Alguien voló sobre el nido del cucú, de Ken Kesey, que relata la cruenta internación psiquiátrica de un delincuente que simula la locura para escapar de la cárcel. La película basada en la novela fue protagonizada por Jack Nicholson.
Fearnley -a quien el Royal College of Psychiatrists nombró Psiquiatra del Año en 2009- es contundente cuando habla de las ventajas de estos grupos. "Es uno de los avances más importantes que tuvieron lugar en Mersey Care (la Dirección de Salud) y en la práctica de la salud mental en los últimos diez años", dice.
Un paciente que padece demencia dijo: "Es algo movilizador. Me refiero a que llega a nuestro interior, al punto donde se encuentra con nosotros y significa algo." Hablaba de la lectura de poesía. Es una frase que al más grande de los nombres de la literatura lo enorgullecería -y con razón- escuchar.
Traduccion: Joaquin Ibarburu