sábado, 31 de marzo de 2012

Ciclo: Una imagen necesita más de mil palabras. Literatura y cine colombianos

Cóndores no entierran todos los días

Película colombiana,
ya clásica, basada en la novela homónima del escritor Gustavo Álvarez Gardeazábal



Es dirigida por Francisco Norden, basada en la novela homónima de Gustavo Álvarez Gardeazábal, relata episodios de La Violencia en Colombia durante los años cincuenta vistas desde la historia de León María Lozano, alias "El Cóndor", interpretado por el actor Frank Ramírez. La película se estrenó en 1983.

Esta historia transcurre en Tuluá, Valle del Cauca, en la época de 1948. León María Lozano, es un militante conservador en un pueblo de mayoría liberal, por esta razón es discriminado por la mayoría de los habitantes; con la excepción de sus simpatizantes en el partido y por Doña Gertrudis Potes, importante militante liberal en el pueblo.

La historia comienza en la Catedral, mientras León María Lozano y Gertrudis Potes asisten al sermón del párroco, quien constantemente sataniza a los liberales y martiriza a los conservadores de distintos episodios de la historia colombiana; el primero fue la masacre de la Resolana donde se extermina a una familia conservadora. Gertrudis evidencia esta verdad mientras habla con León María Lozano.

Durante varios días, León María Lozano cambia de trabajo constantemente, siendo discriminado debido a su condición de conservador. En uno de estos trabajos como vendedor de libros, León María Lozano, padece uno de sus ataques de asma (que se repiten a lo largo de la película); es tras este ataque, que León María Lozano confiesa su mayor miedo: Morir en la calle, solo, rodeado de desconocidos y sin su familia.

León María Lozano, seguiría en esta difícil situación hasta el 9 de abril de 1948 y teniendo una pequeña alegría después del aplastante triunfo del conservador Mariano Ospina Perez en la Presidencia de Colombia.

Durante los acontecimientos del bogotazo, cuando se conoce de la muerte de Jorge Eliécer Gaitán, se generan revueltas a nivel nacional en contra del partido conservador. En estos hechos, León María Lozano y sus partidarios huyen hacia el directorio municipal del partido conservador, mientras son perseguidos por una multitud iracunda por la muerte de Gaitán; temiendo por su propia vida y lo que la multitud pueda hacer en el pueblo, León María Lozano dispersa a la multitud arrojándoles explosivos , convirtiéndolo en un Héroe local. Al día siguiente, Gertrudis Potes y sus partidarios conversan respecto al tema; impresionados por el hecho de que un conservador pudiese ser un héroe. Tras este reconocimiento, León María Lozano descubre sus oportunidades dentro del pueblo, descubre que lo puede controlar y no ser simplemente un paria, descubre que puede poner al pueblo a manos de los conservadores.

Lentamente, León María Lozano, aprovecha su ventajosa situación para convertirse en un asesino. Sus simpatizantes conservadores se transforman en sus sicarios, apodados los "pájaros"; quienes comienzan a asesinar a los principales militantes liberales del departamento.

León María Lozano, ahora "El Cóndor", se va transformando en un hombre siniestro y maquiavélico; no solo persigue a los liberales, sino a todo aquel que se oponga a su régimen. Tras ser criticado por Rosendo Zapata, un importante miembro del Partido Liberal, León María le da muerte. Posteriormente en el entierro de Rosendo Zapata, otro seguidor del partido liberal trata de incitar a sus copartidarios a defenderse también a bala contra los conservadores, algo que escucha León María. Uno de "los pájaros" se dirige a su oficina; antes de encontrarse con el hombre, el pájaro ve una fotografía de Gaitán colgada en la oficina; iracundo contra esa imagen, el pájaro no duda en disparar al liberal, luego, ofende la fotografía y se va. Posteriormente, León María Lozano sufriría un envenenamiento con unos buñuelos fabricados con un queso en mal estado y parecía estar al borde de la muerte, razón por la cual el pueblo entero salió a celebrar por la noche; reían y tocaban música al pie de su casa. Cuando se recupero, León María Lozano ordeno asesinar a los músicos que tocaron aquella noche. A los funerales paulatinamente ya nadie asistía, temerosos ante ser las próximas víctimas del cóndor. Gertrudis Potes y varios compañeros atacan a León María en el periódico a pesar de la estricta censura del gobierno, pero tales compañeros también son asesinados por "los pajaros".

León María Lozano tenía ahora el poder absoluto, los liberales tenían dos opciones, abandonar el pueblo (debido al boleteo de los conservadores) o quedarse a morir; y este poder lo comenzaría a enloquecer. Lentamente, comenzó a tener desordenes mentales y delirios de persecución; imaginaba que era perseguido por Los cuatro jinetes del Apocalipsis, quienes querían su alma. El poder absoluto de León María Lozano terminaría el día que se conoció la masacre del Recreo y luego con la caída del presidente Gustavo Rojas Pinilla1 cuyo gobierno fue defendido por El Cóndor.

El partido conservador, harto de las atrocidades de León María Lozano; lo envía a Pereira para protegerlo a él y a la imagen del partido, además le asigna una pensión por los servicios prestados. En Pereira, León María Lozano es ejecutado en la noche por sicarios enviados por los liberales; la película finaliza cuando León María Lozano, moribundo, escucha los cascos de Los cuatro jinetes del Apocalipsis, quienes se llevan su alma; muriendo de la forma en que siempre temió: En la calle, solo, rodeado de desconocidos y sin su familia.

Fuentes: Wikipedia

Minicuentos 28


La vida de una mujer occidental en el siglo XXI

Rene Avilés Fabila

Despertar después de un tranquilo sueño estimulado por un proyector de imágenes beautyful-dreams; desayuno preparado por una cocinera mecánica, programada para utilizar extractor de jugos, cafetera y sandwichera; limpieza de la casa: una palanca pone en movimiento a los aparatos que aspiran el polvo y realizan el aseo; una máquina recoge la ropa sucia y la lleva hasta la lavadora y la planchadora automáticas; el viaje a la oficina es en un autogiro alimentado por energía solar, conducido por un robot; al regreso del trabajo la comida está lista en un horno de microondas computarizado; para distraerse en la tarde, un filme en la videocassettera; va a la cama, allí aguarda su marido inerte, le oprime un botón rojo que indica hacer el amor; finalmente pone el despertador de música electrónica para el siguiente día recomenzar la rutina.

El doble

Anthony Armstrong

El elegante señor Pelham combatía contra un doble infernal, un ser maligno que tomaba su forma, imitaba su lenguaje, adoptaba sus costumbres, lo sustituía en actos públicos, en todos los lugares, incluso en su domicilio. Deseando suprimir a ese reflejo suyo, el señor Pelham decidió un día realizar un acto anormal, que rompiera con la rutina de sus costumbres y fuera al mismo tiempo tan menor que pudiera escapar a la sagacidad sobrenatural del doble. Compró una corbata chillona, de diseño y colores atroces, se la anudó valientemente y entró en su propia casa, donde sabía que lo esperaba el doble sin esa horrible corbata de la que no podría haber otro ejemplar. Este iba a ser el triunfo del atribulado señor Pelham. La confrontación entre los dos adversarios ocurrió ante el mayordomo del señor Pelham, un hombre que lo había servido cerca de treinta años, y que, desconcertado, no acertaba a distinguir quién era el amo falso y quién el verdadero. Entonces el impostor asestó un argumento aplastante, en la forma de esta pregunta dirigida al sirviente

—¿Me has visto alguna vez, James, llevar una corbata tan vulgar?

(Versión resumida por José de la Colina)

El viudo

Juan Manuel Valero

Uno quisiera ponerse triste y agarrarse a este sentimiento como una suerte de expiación. Pero todo es inútil: soy presa de la felicidad y temo echarme a reír con cada nuevo abrazo de pésame por la muerte de mi esposa.

Breve antología de la historia universal

Faroni

Canta, oh diosa, no sólo la cólera de Aquiles sino cómo al principio creó Dios los cielos y la tierra y cómo luego, durante más de mil noches, alguien contó la historia abreviada del hombre, y así supimos que a mitad del andar de la vida, uno despertó una mañana convertido en un enorme insecto, otro probó una magdalena y recuperó de golpe el paraíso de la infancia, otro dudó ante la calavera, otro se proclamó melibeo, otro lloró las prendas mal halladas, otro quedó ciego tras las nupcias, otro soñó despierto y otro nació y murió en un lugar de cuyo nombre no me acuerdo. Y canta, oh diosa, con tu canto general, a la ballena blanca, a la noche oscura, al arpa en el rincón, a los cráneos privilegiados, al olmo seco, a la dulce Rita de los Andes, a las ilusiones perdidas, y al verde viento y a las sirenas y a mí mismo.


La fe y las montañas

Augusto Monterroso

Al principio la fe movía montañas sólo cuando era absolutamente necesario, con lo que el paisaje permanecía igual a sí mismo durante milenios.

Pero cuando la fe comenzó a propagarse y a la gente le pareció divertida la idea de mover montañas, éstas no hacían sino cambiar de sitio, y cada vez era más difícil encontrarlas en el lugar en que uno las había dejado la noche anterior; cosa que por supuesto creaba más dificultades que las que resolvía.

La buena gente prefirió entonces abandonar la fe y ahora las montañas permanecen por lo general en su sitio.

Cuando en la carretera se produce un derrumbe bajo el cual mueren varios viajeros, es que alguien, muy lejano o inmediato, tuvo un ligerísimo atisbo de fe.


Detrás de lo obvio

Idries Shah


Todos los viernes por la mañana Nasrudín llegaba al mercado del pueblo con un burro al que ofrecía en venta.
El precio que demandaba era siempre insignificante, muy inferior al valor del animal.
Un día se le acercó un rico mercader, quien se dedicaba a la compra y venta de burros.
-No puedo comprender cómo lo hace, Nasrudín. Yo vendo burros al precio más bajo posible. Mis sirvientes obligan a los campesinos a darme forraje gratis. Mis esclavos cuidan de mis animales sin que les pague retribución alguna. Y, sin embargo, no puedo igualar sus precios.
-Muy sencillo –dijo Nasrudín-. Usted roba forraje y mano de obra. Yo robo burros.

Guía para escribir el mejor español posible

La Fundación Rafael Lapesa vuelca en internet setenta millones de palabras, formas y papeletas para expresarse de modo correcto siguiendo los consejos de un gran sabio
Rafael Lapesa, trabajando por el idioma español en su despacho.foto.fuente:abc.es

Rafael Lapesa, maestro de filólogos, escribió -cuando era catedrático de Instituto- para la Enseñanza Media una Historia de la Lengua Española que después se utilizó en la Universidad. Fue el canon de una eminencia sobre cuyas huellas hemos pisado el resto de los humanos. Y como el Cid, don Rafael sigue ganando la batalla lingüística después de morir, y así los recursos básicos del Nuevo diccionario histórico del español (NDHE) ya están disponibles en la Red, a un golpe de ratón, en la Fundación Rafael Lapesa. Desde este mismo momento, en la página de la Fundación ya se puede acceder a algunos de los materiales básicos para la redacción del NDHE: el Corpus del Nuevo diccionario histórico (CDH), el Fichero general de la Real Academia Española, el Diccionario histórico de la lengua española (1960-1996) y el Mapa de diccionarios.

Corpus del Nuevo Diccionario Histórico

Se ha confeccionado un corpus nuclear de la lengua española como punto de partida para la elaboración del diccionario. El Corpus del Nuevo diccionario histórico (CDH) cuenta con más de 53 millones de ocurrencias, de las cuales 32 pertenecen a textos españoles y más de 20 millones a obras americanas.

Fichero general de la Real Academia

El Fichero general de la Academia consta de unos diez millones de papeletas, léxicas y lexicográficas. Se ha ido formando desde una fecha muy temprana, si bien su período de máxima expansión se sitúa entre 1930 y 1996, fechas en que la Academia afrontó la redacción del Diccionario histórico en sus dos ediciones. En los últimos años, se ha digitalizado este Fichero general, con el objeto de aprovechar esta valiosa información para el Nuevo diccionario histórico del español (NDHE).

Diccionario histórico de la lengua española

Con el fin de facilitar la consulta y recuperación de datos procedentes del Diccionario histórico de la lengua española, que la Real Academia Española editó entre 1960 y 1996, se han informatizado los fascículos publicados (que comprenden las letras a-apasanca y b-bajoca). La versión electrónica de la obra va acompañada de una herramienta de búsqueda que permite consultar el lemario completo, así como realizar búsquedas de diverso tipo en el cuerpo de los artículos.

Mapa de diccionarios

El Mapa de diccionarios es una herramienta que permite, en la actualidad, consultar simultáneamente seis ediciones representativas del diccionario académico: 1780, 1817, 1884, 1925, 1992 y 2001. Su finalidad radica en ofrecer una visión evolutiva del léxico moderno, matizada por la idea que se hacían de él los académicos a lo largo de los casi trescientos años en que se suceden las ediciones de estos diccionarios.

La Fundación Instituto de Investigación Rafael Lapesa para el Nuevo diccionario histórico del español (NDHE) se crea en el año 2005 (BOE 23/09/2005) a instancias de la Real Academia Española. Sus fines son fundamentalmente dos:

-La investigación científica en el ámbito de la historia del léxico español.

-La construcción del NDHE, obra que se presentará la evolución de las formas y de los significados de las palabras, dentro de las redes de relaciones que, en los distintos niveles lingüísticos y semánticos, se han ido estableciendo entre ellas a lo largo de los siglos.

El patronato de la Fundación lo constituyen los miembros de la Junta de Gobierno de la Real Academia Española y el director del NDHE. La presidencia le corresponde al director de la Real Academia Española, José Manuel Blecua.

viernes, 30 de marzo de 2012

El mito de Fernando Botero engorda en Latinoamérica

El Palacio de Bellas Artes de México empieza la celebración de los 80 años del artista. El pintor y escultor colombiano expone 177 piezas, su mayor retrospectiva
Detalle de Bailarines (2002), de Fernando Botero.foto.fuentes:elpais.com,eluniversal.com.mx

Sostiene Botero que nunca en su vida ha pintado "una gorda". Lo dijo el miércoles en una rueda de prensa en México DF, donde se abre mañana al público en el Palacio de Bellas Artes la mayor exposición que se haya hecho sobre su carrera artística, Botero: una celebración, compuesta por 177 obras que exploran la gordura en todas sus formas.

La irónica afirmación ante la prensa de Fernando Botero (Medellín, 19 de abril de 1932) remite al motivo formal de su arte: la belleza misma del volumen, más que la obesidad humana, animal o de cualquier otro objeto de contemplación. Ya lo dice el escritor peruano Mario Vargas Llosa en un texto incluido en el catálogo de la muestra: "Cuando un crítico le preguntó por qué pintaba 'figuras gordas', Botero repuso: 'No lo son. A mí me parecen esbeltas".

–¿Y qué le parece a usted esta mujer tan voluminosa? –le pregunta el periodista a una señora mexicana en la explanada frontal del Palacio, donde ya se pueden ver cinco esculturas monumentales de Botero.

Escultura de Botero frente al Palacio de Bellas Artes de México DF. foto: Pradip J. Phanse

–Pues no me parece bonita –responde Marta Aguilar, de 29 años­–. Está muy gorda, muy luminosa como dice usted.

–¿Y podría decirme su peso y su altura?

–Sí, mido 1,57 y peso 59 kilos.

–¿Eso está bien, no?

-No tanto, estoy un poco pasadita.

México, el segundo país con más problemas de sobrepeso del mundo después de Estados Unidos, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, fue el lugar en el que el artista colombiano descubrió para siempre el poder del volumen. Cuenta la leyenda que el hallazgo sucedió en 1956 cuando Botero dibujaba una mandolina en un parque de la capital, donde residía en aquel tiempo, y por el azar de la creación comenzó a exagerar las formas del instrumento musical. Buena parte de las orondas figuras que pintó, esculpió y dibujo desde entonces se distribuyen ahora –o se "derraman", como expresa Vargas Llosa– por los siete salones del Palacio de Bellas Artes y por la explanada que lo rodea.

La muestra, que estará abierta hasta el 17 de junio, se ha dividido por categorías temáticas, desde su obra temprana, centrada en la infancia del artista en Colombia, hasta una serie sobre las torturas cometidas por soldados estadounidenses a presos iraquíes en la cárcel de Abu Grahib. Según la comisaria de la exposición, Lina Botero, hija del autor, solamente faltan las obras de la serie Vía Crucis, porque se expondrán a partir del 5 de abril en el Museo de Antioquia (Medellín).

Lina Botero confirma que Botero: una celebración es la retrospectiva "más grande" que se le ha dedicado a su padre, que, a tres semanas de cumplir 80 años, sigue trabajando cada día –"como mínimo ocho horas", según ella– en cualquiera de los estudios que tiene repartidos por el globo: en París, en Montercarlo, en Medellín, en la Toscana, en una isla griega… Una infraestructura notable que da muestra del éxito que ha tenido y sigue teniendo su exploración de la gordura –o de las formas desbordadas– en una era estéticamente flaca, en la que la dimensión de una cintura puede ser motivo de un pleito ­–he ahí el reciente caso Ananda Marchildon contra la agencia Elite, ganado por la modelo­– y en la que lo liviano, rectilíneo y abstracto, sea un cuadro, una escultura, un edificio o una tableta digital tiene un lugar privilegiado dentro del evolutivo canon de la belleza.

En ese contexto, Botero es un sólido continuador del modelo del arte como representación, o como reproducción de lo que hay, aunque su técnica no sea calcar la realidad sino inflarla para encontrar lo bello más allá de los límites de volumen real de las personas o de las cosas.

El artista colombiano, que vivió a principios de los sesenta en Nueva York, laboratorio de la vanguardia contemporánea, y conoció de cerca a genios de la abstracción como Willem de Kooning o Mark Rothko, siempre ha mantenido la mirada puesta en patrones pasados: el arte precolombino, el quattrocento italiano, el muralismo mexicano del siglo XX (plasmado en las paredes del propio Palacio de Bellas Artes con frescos de Diego Rivera y otras figuras de esa escuela), y sigue reivindicando esa tradición, según explica Lina Botero: "Él dice que el arte está en su peor momento de decadencia, porque se ha abandonado la figuración y la búsqueda del placer".

A sus casi 80 años, Fernando Botero continúa engordando el mundo en un siglo en el que el volumen es un sentimiento de culpa, y su obra, aunque reconocida como una cumbre del arte latinoamericano de las últimas décadas, no puede ocultarse de la delgada mirada contemporánea.

–¿Le parece bonita esta señora? –le dice el reportero a una joven de 20 años, llamada Xanath Luna, que se fuma un cigarro sentada ante el Palacio de Bellas Artes.

–No, no es estética, mentiría si dijera que es bonita.

–¿Y podría decirme su peso y su altura?

–Mido 1,63 y peso 58 kilos, y me siento bien gorda. Yo no quiero estar lonjuda

Botero por el mundo

Cristina Esguerra

Medellín, ciudad natal de Botero, celebrará los 80 años del artista con la exposición: Viacrucis: La pasión de Cristo que se inaugurará el 3 de abril en el Museo de Antioquia. Su más reciente producción artística está conformada por 27 óleos a gran escala y 33 dibujos. Esta es la primera vez que estas obras serán presentadas en Colombia.

La exposición desvela el detallado estudio y el amor que el artista colombiano siente por la pintura italiana del Renacimiento. Botero aborda el tema de la pasión de Cristo desde contextos tan diversos como Manhattan o los pueblos antioqueños. El artista permanece fiel a los eventos de la historia de Cristo y también al singular estilo con el que ha conquistado la fama.

"El tema del Viacrucis fue muy importante porque fue el único que existió en la pintura prácticamente hasta el siglo XVI. Todos los grandes pintores del arte, como Giotto y Masaccio, pintaron el Viacrucis, pero desapareció y es un tema maravilloso, por eso lo hice", dijo el artista al periódico colombiano El Tiempo.

En Bogotá, la celebración será distinta. El 17 de abril Botero discutirá sobre algunos aspectos de su vida y de su obra con Roberto Pombo, director del periódico El Tiempo. La charla se llevará a cabo en la Biblioteca Luis Ángel Arango en el centro de la ciudad.

Las muestras en Italia, Chile, España y Brasil también hacen parte de la celebración. La gira mundial de exposiciones de Botero comenzó el 17 de mayo en Asís (Italia) con la presentación de 80 esculturas. El Museo de la Memoria de Santiago de Chile expondrá Abu Ghraib la serie hecha por el colombiano sobre la tortura en Iraq.

Pietrasanta, considerada la capital italiana del arte, se sumará a los festejos con un homenaje. El 19 de abril, el día del cumpleaños del artista, la ciudad italiana será el escenario de una exposición de escultura monumental y de dibujo sobre tela. De allí pasará el 8 de octubre a Bilbao y luego tendrá al Museo de Sao Paulo como anfitrión.

lunes, 26 de marzo de 2012

Italia y Portugal lloran la muerte de Antonio Tabucchi

El autor de Sostiene Pereira, Nocturno hindú, Réquiem, fallecido el domingo a causa de un cáncer, será enterrado el jueves en Lisboa

El escritor italiano Antonio Tabucchi, fallecido en Lisboa, en una imagen de 2010.foto:Tejederas.fuente:elpais.com

Él lo confesó en alguna entrevista: muy frecuentemente soñaba en portugués. Antonio Tabucchi, el novelista italiano enamorado de Pessoa, de Lisboa, de Portugal y de la lengua portuguesa, murió la mañana de hoy domingo, a los 68 años, de un cáncer en el hospital de la Cruz Roja de la capital lusa, donde será enterrado el jueves, dando tiempo, según explicaba su viuda, a que se acerquen a Lisboa todos sus amigos franceses, italianos y españoles. Los telediarios portugueses, los boletines de radio, las ediciones digitales de los periódicos abrieron durante todo el día con la muerte de un escritor al que consideran suyo. Y su voz, en su perfecto portugués lastrado por su sonoro acento italiano, se colaba en muchas entrevistas que le recordaban y en las que, entre otras cosas, aseguraba que una gran parte de sí mismo era portuguesa. "Tengo una casa en Lisboa, mi mujer es portuguesa, mi familia es medio italiana y medio portuguesa", añadía, como explicación.

Su mitad italiana también se ha emocionado con la noticia de su muerte. No en vano Tabucchi, fue para muchos jóvenes italianos su primera relación sentimental con la literatura. Nació en Pisa en plena guerra mundial y conservó siempre la misma casa de infancia de la Toscana: "Nací el 24 de septiembre de 1943. Aquella noche los americanos empezaron a bombardear Pisa para liberarla de los nazis. Mi padre, subido en una bici, nos trajo a mi madre y a mí hasta aquí, donde vivían los abuelos".

Traducido a 40 idiomas, era el escritor italiano más conocido en el extranjero, el orgullo de una Italia de la que no estaba orgulloso en gran parte por culpa de Silvio Berlusconi. Porque Tabucchi, además de autor de obras inolvidables –Sostiene Pereira, Dama de Porto Pim, Nocturno hindú o Réquiem—, fue muchas cosas más. En Italia, por ejemplo, era notoria su actividad como apasionado de la política y brillante polemista. En los últimos años, su bestia negra –y la de Italia—era Silvio Berlusconi. Su último artículo publicado, que apareció en EL PAÍS coincidiendo con la caída del anterior primer ministro, se titulaba precisamente Desberlusconizar a Italia, que empezaba así: "Los mercados europeos han 'despedido' a Silvio Berlusconi. Es un alivio saber a un monstruo semejante apartado de la vida pública. Pero no será tan fácil desberlusconizar Italia ni erradicar el microbio que ha difundido por toda Europa".

En 2004 obtuvo la nacionalidad de un país al que pertenecía, de hecho, desde hacía muchos años

Siempre supo dónde estaba. En un encuentro en Florencia en 1998, le confió al también escritor Manuel Rivas, que le preguntó, si no se sentía fuera de juego por su desencuentro con la tecnología: "Bueno, ¿sabe usted?, el fuera de juego es una posición que me conviene. En el fondo, todos los escritores están un poco fuera de juego, y sobre todo están fuera de juego los que creen que ocupan el centro del campo…".

Traductor de Pessoa

Tabucchi estudió y tradujo al mayor escritor portugués de todos los tiempos, Fernando Pessoa (1885-1935), al que también convirtió en héroe de ficción en algunos de sus escritos. Pero además se implicó a fondo, como en Italia, en la vida pública portuguesa. El secretario de Estado de Cultura, el escritor y editor Francisco José Viegas, resumió así el sentir de muchos: "Tabucchi no era solo el amigo íntimo de Lisboa, el amigo íntimo de nuestra literatura, el gran divulgador de Pessoa, era el más portugués de todos los italianos". Su novela más conocida, Sostiene Pereira, cuenta la historia de un periodista tristón, solitario y adicto a las omelettes a las finas hierbas de los cafés lisboetas que decide jugársela un día contra la dictadura de Salazar. Tabucchi no limitó su compromiso a la literatura: apoyó explícitamente a Mário Soares en su candidatura a la Presidencia de la República y, posteriormente, se presentó como candidato del Bloco de Esquerda para el Parlamento Europeo. En 2004 obtuvo la nacionalidad de un país al que pertenecía, de hecho, desde hacía muchos años antes, tal vez desde que en su juventud descubriera con asombro la obra de Pessoa y decidiera aprender portugués para poder leer sus libros en su lengua original.

Zita Seabra, responsable de la editorial Quetzal, donde Tabucchi publicó muchas de sus novelas en portugués, ha recordado a la agencia Lusa su conocimiento profundo del alma portuguesa, su rigor a la hora de aprobar las traducciones que se hacían de sus obras en portugués y su "mal genio" cuando la llamaba por teléfono porque el butano se le había acabado o el aspirador había dejado de funcionar.

La Casa de Pessoa de Lisboa le rendirá un homenaje particular: el 2 de abril organizará la lectura del único libro que Tabucchi escribió directamente en portugués, Réquiem. Antes, el jueves, será enterrado en el cementerio dos Prazeres, al norte de Lisboa, donde, en 1935, también fue enterrado Fernando Pessoa.

Saudade

Por el dolor de llamar

Un sentido del humor 'cattivo'

Un Bartleby ibérico

Último artículo de Tabucchi en EL PAÍS, sobre Berlusconi

Marcel Duchamp, modo de empleo

Se publican sus Escritos. Un acontecimiento editorial que contribuirá a descubrir al artista más allá de los tópicos

Imagen de juventud del artista Marcel Duchamp.fotos.fuente:elpais.com

Es casi imposible exagerar la importancia y la influencia de Marcel Duchamp en el arte del siglo XX. De ahí que el lanzamiento del libro Escritos (Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores) resulte un verdadero acontecimiento editorial que contribuirá a descubrir al artista más allá de los tópicos de su teoría de los ready mades, del célebre urinario y del bigote sacrílego sobre la copia de la Mona Lisa.

La versión española, a cargo de José Jiménez, se basa en la de Paul Matisse y Michel Sanouillet de 2008 en Flammarion (que a su vez parte de la efectuada en los cincuenta por el segundo de los autores), y reúne entrevistas, reflexiones de Duchamp sobre su propio trabajo, semblanzas de sus contemporáneos y entradas accidentales en un diario inconcluso.

Aquí adelantamos algunos extractos de un todo de indudable efecto autobiográfico y que funcionan como viajes al universo de uno de los creadores más extravagantes y seguramente incomprendidos del pasado siglo.

A propósito de los ready mades

"En 1913 tuve la feliz idea de fijar una rueda de bicicleta sobre un taburete de cocina y de mirar cómo giraba. Unos meses más tarde, compré una reproducción barata de un paisaje de atardecer invernal, que llamé Pharmacie [Farmacia] tras haberle añadido dos breves toques, uno rojo y el otro amarillo, en el horizonte. En Nueva York, en 1915, compré en una quincallería una pala de nieve sobre la que escribí: 'En previsión del brazo roto' (In advance of the broken arm).

Fue por esa época cuando se me ocurrió la palabra readymade para designar esta forma de manifestación. Hay un punto que quiero establecer muy claramente y es que la elección de estos ready-mades nunca me vino dictada por ningún deleite estético. Esta elección se basaba en una reacción de indiferencia visual, adecuada simultáneamente a una ausencia total de buen o mal gusto... de hecho una anestesia completa.

Otro aspecto del ready-made es que no tiene nada de único...

La réplica de un ready-made transmite el mismo mensaje; de hecho casi todos los ready-mades que hoy existen no son originales en el sentido usual del término.

Una última observación para concluir este discurso de egomaníaco: como los tubos de pintura empleados por el artista son productos manufacturados y ya hechos, debemos concluir que todas las telas del mundo son ready-mades ayudados y trabajos de acoplamiento".

Nota manuscrita de Duchamp

Pinceladas vitales

"Lo que no va bien en el arte en este país [se refiere a EE UU, adonde Duchamp se trasladó por primera vez en 1915], y aparentemente también en Francia, es que no hay espíritu de rebeldía; no hay ideas nuevas que surjan de los artistas jóvenes. Estos pretenden lo mismo que sus predecesores, si bien intentando superarles. En arte, la perfección no existe. Y siempre se produce una pausa artística cuando los artistas de un período determinado se contentan con reanudar el trabajo de un predecesor en el punto donde éste lo ha abandonado y con intentar proseguir lo que hacía".

"El Futurismo era un Impresionismo del mundo mecánico. Era la continuidad directa del movimiento impresionista. Eso no me interesaba. Yo quería alejarme del acto físico de la pintura. Estaba claramente más interesado en recrear ideas en la pintura. Para mí el título era muy importante. Me dedicaba a poner la pintura al servicio de mis objetivos, y a alejarme de la fisicalidad de la pintura. Para mí Courbet había introducido en el siglo XIX la influencia del aspecto físico. Yo me interesaba en las ideas y no simplemente en los productos visuales. Quería volver a poner a la pintura al servicio de la mente. Y, por supuesto, mi pintura fue inmediatamente considerada intelectual, literaria".

Sobre otros artistas

"Matta, pintor. Unos años antes de la Segunda Guerra Mundial, Matta debutó como arquitecto, pero no tardó en orientarse hacia la pintura y hacia las teorías surrealistas que, aunque ya llevaran veinte años, se habían mantenido en vida gracias a la constante aportación de jóvenes y nuevos talentos. Matta figuró entre los últimos recién llegados. No tuvo que someterse a una rutina de escuela sino que de entrada supo imponer su visión personal. Su primera contribución a la pintura surrealista, y la más importante, fue el descubrimiento de regiones espaciales hasta entonces inexploradas en el campo del arte. Matta siguió a los físicos modernos en la búsqueda de su espacio nuevo que, aunque descrito en la tela, no debía confundirse con una nueva ilusión tridimensional. Su primer período se caracterizó por la lenta transposición de una exposición, el combate con todos los obstáculos de la pintura al óleo, medio que se presta a interpretaciones centenarias.

Ulteriormente, logró introducir en su espacio elementos descriptivos y figurativos que completaron aún más su importante realización. Aunque todavía joven, Matta es el pintor más profundo de su generación". (M. D., 1946, recogido en Sociedad anónima).

"Joan Miró, pintor. Miró artista alcanzó su mayoría en el momento de terminar la Gran Guerra. Con el fin de las hostilidades llegó la terminación de todos los nuevos conceptos artísticos de antes de la guerra. Un joven poeta ya no podía empezar como cubista o futurista, y Dada era por entonces la única manifestación de importancia. Miró comenzó pintando escenas agrícolas del campo barcelonés, su país natal. Aunque realistas en apariencia, estos primeros cuadros se caracterizaban por un sentido notorio de intensidad irreal. Años más tarde, fue a París y se encontró entre los dadaístas que efectuaban por esa época su transmutación hacia el Surrealismo. Pese a tales contactos, Miró se mantuvo al margen de cualquier influencia directa y expuso una serie de temas donde la forma se hallaba sometida a un cromatismo acentuado y expresaba una nueva cosmogonía bidimensional, sin relación alguna con la abstracción. Realizó asimismo algunas construcciones en relación directa con el Surrealismo, pero el juego de elementos coloreados entre sí sería lo que mejor exteriorizaría su verdadera personalidad". (M. D., 1946, recogido en Sociedad anónima).

"Pablo Picasso, pintor, escultor, grafista, escritor. El solo nombre de Picasso encarna la expresión de un pensamiento nuevo en el reino de la estética. Entre 1905 y 1910, Picasso, inspirado por las esculturas negras primitivas recientemente introducidas en Europa, llegó incluso a rechazar la herencia de las escuelas impresionista y fauve y a liberarse de cualquier influencia inmediata. La principal contribución de Picasso al arte habrá sido partir de cero y mantener esa frescura con respecto a todos los nuevos modos de expresión que marcarán las diversas épocas de su carrera. El Cubismo, en sí, fue un movimiento artístico en cuyo interior Picasso se limitó a ser un pionero. Nunca se sintió obligado a desarrollar una teoría del Cubismo, pese a haberla elaborado él mismo. Picasso, en cada uno de sus estilos, ha subrayado su intención de liberarse de todas las realizaciones anteriores. Una de las diferencias más importantes entre Picasso y la mayoría de sus contemporáneos, es que, hasta hoy, jamás ha manifestado ninguna señal de debilidad o de repetición en su caudal ininterrumpido de obras maestras. La única orientación permanente en su obra es un lirismo agudo, que, con el tiempo, ha adquirido crueles acentos. De vez en cuando, el mundo se busca una personalidad sobre la que descansar ciegamente –una adoración de esta índole puede compararse a una vocación religiosa y sobrepasa el razonamiento. Hoy en día miles de partidarios de las emociones artísticas sobrenaturales se vuelven hacia Picasso, quien jamás los defrauda". (M. D., 1943, recogido en Sociedad anónima).

A propósito de mí mismo

Las citas que siguen están sacadas de notas redactadas por Duchamp para una conferencia ilustrada mediante diapositivas, titulada 'Apropos of Myself' y dada en inglés en el City Art Museum de San Luis (Missouri) el 24 de noviembre de 1964.

(Retrato del padre del artista)

Tras acabar mis estudios en el liceo de Ruán, fui a París a vivir algún tiempo con mi hermano Jacques Villon, y entré en la Academia Julian, escuela de arte privada, donde solo aprendí a despreciar cualquier formación académica. 1909 y 1910 fueron los años de mi descubrimiento de Cézanne, a quien por entonces solo reconocía una minoría. Este retrato se realizó en 1910 y es una ilustración típica de mi culto a Cézanne unido a mi amor filial. Gracias a... un continuado apoyo financiero de mi padre, pude concentrarme libremente en esa influencia de Cézanne que duró aproximadamente dos años y abrió nuevas perspectivas para mi desarrollo general.

(Aire de París)

A finales de... 1919, volví a América y, queriendo llevar un regalo a mis amigos los Arensberg, le pedí a un farmacéutico parisino que vaciara una ampolla de cristal llena de suero y que la volviera a precintar. Esta es la preciosa ampolla de 50 cm. cúbicos de Aire de París que llevé a los Arensberg en 1919.

Felicitación a Art News

"Bravo for your 60 ism-packed years"

Bravo por vuestros 60 años llenos de «ismos»

(Mensaje de felicitación por el sesenta aniversario de la revista neoyorquina

Art News en Art News, vol. LXI, n.° 8, diciembre de 1962, p. 26).

Invitación a una muestra de Jean Tinguely

Si la scie scie la scie

Et si la scie qui scie la scie

Est la scie qui scie la scie

Il y a Suissscide métalique.

[Si la sierra sierra la sierra

Y si la sierra que sierra la sierra

Es la sierra que sierra la sierra

Hay Suizcidio metálico.]

Tarjeta de invitación a la exposición «Homage to New York» de Jean Tinguely (nacido en Suiza), quien efectivamente se suicidó en el patio del Museo de Arte

Moderno de Nueva York el 17 de marzo de 1960.

Duchamp, entrevistado por James Johnson Sweeney en 1956.

J. J. S. – Este divorcio, esta liberación de toda intervención humana en la pintura y el dibujo, ¿acaso tienen alguna relación con el interés que usted mostró por los ready-mades?

M. D. – Naturalmente, fue mi intento de sacar una conclusión o una consecuencia cualquiera de esa deshumanización de la obra de arte lo que me llevó a concebir los ready-mades. Tal es, como usted sabe, el nombre que di a esas obras, que en realidad ya están hechas. He aquí por ejemplo mi ready-made Cage d'oiseau [Jaula de pájaro]: intente levantarla, es demasiado pesada, pues esos cubos blancos que hay dentro y que parecen terrones de azúcar son en realidad cubos de mármol. Es un ready-made en donde el azúcar se ha vuelto mármol, creando un efecto en cierto modo mitológico. Mire ahora un ready-made que data de 1916. Es un ovillo de cordel entre dos placas de cobre. Antes de que lo hubiera terminado, [el amigo y coleccionista de arte] Walter Conrad Arensberg metió algo en el interior del ovillo, sin decirme lo que era, y por mi parte nunca intenté saberlo. Era una especie de secreto entre nosotros y, como producía un ruido, llamamos al objeto Ready-made à bruit secret [Ready-made con ruido secreto]. Escúchelo. No sé, no sabré nunca si es un diamante o una moneda.

(…)

M. D. –He aquí una pieza que se remonta a la época Dada, la Gioconda adornada con bigote y perilla. Era por mi parte un gesto iconoclasta y violentamente...

J. J. S. – ¿Sacrílego?

M. D. – Sacrílego, blasfemo, todo lo que usted quiera. Pero, además de éste, me quedan del período Dada otros «gestos» del mismo género. Por ejemplo, este cheque desmesurado. Pagué a mi dentista por medio de este instrumento que yo mismo había dibujado, y que estaba emitido por un banco inexistente. ¡Y lo aceptó! Lo más curioso es que diez o quince años más tarde, volví a ver a mi dentista y le compré mi cheque para mi colección personal.

Mire ahora la martingala que concebí para hacer saltar la banca de la ruleta de Montecarlo. ¡Naturalmente, la banca sigue en pie! Pero yo creía haber encontrado un sistema. De modo que emití acciones que luego vendí a diversas personas a fin de constituir un capital destinado a explotar este sistema.

J. J. S. – ¿Llegó a ganar algo?

M. D. – Jamás... Por otra parte, como ya sabe, lo que me interesa es el lado intelectual de las cosas, aunque no me guste el término de «intelecto» demasiado seco, demasiado desprovisto de expresión.

Me gusta la palabra «creer». En general, cuando alguien dice «sé», no se sabe, se cree. Creo que el arte es la única forma de actividad por la que el hombre como tal se manifiesta como verdadero individuo. Sólo gracias a ella puede superar el estadio animal, porque el arte es una salida hacia regiones donde no dominan ni el tiempo ni el espacio. Vivir es creer; al menos es lo que yo creo.

Guerra: la excepción permanente

El belicismo es un estado perpetuo para la humanidad contemporánea. Desde los tiempos más lejanos, el hombre ha combatido por territorios, por causas religiosas o étnicas. Hoy, aunque las excusas cambien, la barbarie continúa
GUERRA DE TRINCHERAS. Fue el fin de la paz total y mundial

PRISIONEROS. Levantamiento del Gueto de Varsovia, Polonia, en mayo de 1943

HIROSHIMA. Lo único que quedó en pie luego de que Estados Unidos arrojara la primera bomba atómica sobre Japón

OCUPACION. En 1956 el Ejército Rojo invadió Budapest para aplastar una rebelión

UN SIMBOLO. El helicóptero fue el vehículo y el arma clave de los estadounidenses en Vietnam
fotos.fuente:Revista Ñ

Hubo una primera batalla. Diversas fuentes históricas refieren que la primera gran refriega documentada fue la de Megido en el siglo XV aC. El faraón Tutmosis III, al mando de las fuerzas egipcias, combatió contra un grupo de guerreros cananeos al mando del rey de Kadesh. El motivo de la disputa era la propiedad de Retenu, una zona que hoy pertenece a Palestina y Siria. Ganaron los egipcios y los cananeos debieron retirarse a la ciudad de Megido donde fueron sitiados y derrotados. Esta batalla sería el punto de partida para el esplendor egipcio. Se la cita como la primera batalla porque se ha constatado el uso de "arco compuesto" y también porque por primera vez se contaron las bajas.

La guerra fue un estado excepcional. Hoy ya no. Poco a poco se convirtió en uno de los motores principales de la historia universal y en un hecho repetido.

El filósofo italiano Giorgio Agamben ha señalado en su libro Homo sacer que el estado de excepción se ha convertido en la condición permanente de la política actual. Ya desde 1914, cuando comenzó la Primera Guerra Mundial, el mundo perdió para siempre la noción de paz total. Desde entonces, enormes hechos históricos agilizaron el correr del siglo XX. La Guerra Civil Española fue la antesala de las grandes batallas y matanzas de la Segunda Guerra Mundial que culminó con el terrorífico nacimiento de la era nuclear.

El triunfo de los Aliados no trajo el estado pacífico que el mundo esperaba. Automáticamente comenzó la Guerra Fría, ese nuevo enfrentamiento casi silencioso entre las potencias de Occidente y Oriente; entre el mundo capitalista y un mundo comunista que durante décadas iba a generar un equilibrio de fuerzas con Washington. Se trataba de una nueva forma de combatir. En secreto, de forma indirecta, en territorios lejanos a los de la Unión Soviética y de EE.UU. La guerra de Corea en los años cincuenta iba a dejar su marca permanente con un final que dejó un país dividido.

Los años sesenta iban a poner nuevamente a EE.UU. participando de una guerra muy lejos de su territorio. Vietnam, la "amenaza comunista" que debía ser combatida y detenida para evitar que la "mancha roja" se expandiera por el mundo. Vietnam no fue una guerra más para el imperio norteamericano. Si bien, al principio los propios estadounidenses desconocían, incluso, la existencia de este lugar en el mapa, poco a poco fueron convencidos de su necesidad por la clase dirigente que hablaba de una causa épica y heroica. Según el historiador Christian G. Appy, los líderes estadounidenses aducían la necesidad de tropas para ayudar a una "pequeña democracia luchadora" de Vietnam del Sur a mantener su independencia de una agresión comunista externa lanzada desde Vietnam del Norte y diseñada por la Unión Soviética, y la China comunista. Y afirmaban que si EE.UU. no lograba evitar el despegue comunista, un país tras otro caería en el poder de sus enemigos durante la Guerra Fría. Pero EE.UU. fue derrotado por el ejército vietnamita.

Al mismo tiempo, guerras cortas y largas se vivían en Oriente Medio que tenía como protagonista al joven Estado de Israel que combatía con sus vecinos árabes para hacerse un lugar en la geografía y en la historia. La Guerra de los Seis Días fue un conflicto bélico que enfrentó a Israel con una coalición árabe formada por Egipto, Jordania, Irak y Siria entre el 5 y el 10 de junio de 1967. Israel terminó conquistando territorios clave de la región.

Durante la segunda mitad del siglo XX el continente africano se desangró ante la cadena interminable de guerras civiles que no sólo aducían motivos políticos, sino también raciales y religiosos.

El último cuarto de siglo conoció la cruenta guerra entre Irán e Irak; la guerra surgida luego de un partido de fútbol entre Honduras y El Salvador; Malvinas; Perú y Ecuador, entre muchas otras.

Más cercano en el tiempo, ocurrió el tremendo atentado contra las Torres Gemelas de Nueva York y con la vida de más de 3 mil personas. Inmediatamente EE.UU., con George Bush a la cabeza, ponía en marcha la maquinaria de la guerra contra el terrorismo. El ataque de Al Qaeda dejaba de ser un simple atentado para transformarse en un acto de guerra. Así lo calificaron los norteamericanos y así se justificó la invasión a Afganistán. De algún modo cumplió la función de Pearl Harbour, ese ataque aéreo japonés que implicó la inclusión de EE.UU. en la Segunda Guerra.

Luego vino la segunda invasión a Irak en 2003 (la primera fue en 1991) y en la década de 2010 la democratización de los países árabes incluyó el bombardeo a Libia por parte de EE.UU. y el Reino Unido para terminar con Kadafi.

"Hoy ocurre que quien produce violencia se justifica con una razón metafísica –protestaba recientemente el filósofo Gianni Vattimo–. Por ejemplo el bombardeo sobre Irak; todas las guerras llamadas humanitarias no son guerras normales. Es como si uno dijera: hay un pedazo de tierra, que nos disputamos, hagamos una guerra para quedárnoslo. No. Decimos que los otros son criminales y nosotros los matamos, los ajusticiamos, los metemos en la cárcel. Para bombardear Libia se acusa al gobierno de violar los derechos humanos. Sí, pero se violan en muchísimas otras partes del mundo. ¿Por qué bombardean sólo ahí? La ideología de la criminalización del disenso es la que triunfa en la globalización." A su vez, el pensador alemán Rudiger Safranski sostenía: "Seguramente vamos a ser testigos de más guerras y matanzas, aunque quizá ya no de guerras mundiales como las del siglo XX: más bien guerras locales, 'asimétricas', estados desintegrados, guerras de bandos, terroristas, etcétera. No olvidemos que sigue habiendo armas nucleares, esto es, el potencial de autodestrucción de la humanidad sigue disponible. Y tampoco se puede descartar un desvío de armas nucleares 'sucias' hacia la circulación 'privada'. La brecha entre ricos y pobres crea conflictos que la escasez de recursos energéticos y el cambio climático no hacen más que enardecer. De ahí que no se pueda garantizar un mundo en paz. La experiencia también enseña que la supuesta 'bondad' natural del hombre no garantiza la paz. El hombre tan bueno no es y para conservar la paz necesita de la justicia, pero también la protección por medio de las armas. Al parecer, la paz seguirá siendo siempre una paz 'armada'".

En este número especial de Ñ hemos abordado la guerra y las guerras, como fenómeno permanente que se recicla a sí mismo y no encuentra nunca su fin. Las tropas estadounidenses no se pueden retirar, no pueden vivir en paz. Y esa sensación de inseguridad perpetua ha sido motivo de análisis. Bauman nos habla de una situación que se perpetúa en la búsqueda y fabricación de enemigos para mantener entretenidos a los guerreros. Un presidente es ungido con el Premio Nobel de la Paz y continúa las guerras que le dejó su antecesor. Las Malvinas, la derrota militar y su reflejo en la literatura. Siria y su laberinto de fuego. México y el terror cotidiano. La etapa superior del capitalismo concretada en los ejércitos privados. Las nuevas tecnologías, las armas biológicas, las guerras por el petróleo, la arriesgada misión de los corresponsales de guerra. Y también el espejo bélico que devuelven la literatura, el cine, el arte y los juegos de computadora. Todas las formas para hablar de los contenidos de la barbarie.

Sun Tzu en El arte de la guerra , libro escrito en el siglo IV antes de Cristo enseñaba: "Un soberano no puede convocar un ejército porque está enfurecido, ni un general pelear porque se siente agraviado. Porque mientras un hombre colérico puede recobrar su felicidad, y un hombre agraviado puede llegar a sentirse satisfecho, un Estado destruido no puede restaurarse ni pueden los muertos ser devueltos a la vida".

Siria: las puertas del Apocalipsis.

Crear dos, tres, muchos enemigos.

Historia de la guerra: Una dinámica siniestra.

Vivir, matar y morir en las Islas Malvinas

domingo, 25 de marzo de 2012

El cuento del domingo


Marguerite Yourcenar

Cuento azul


Los mercaderes procedentes de Europa estaban sentados en el puente, de cara a la mar azul, en la sombra color índigo de las velas remendadas de retazos grises. El sol cambiaba constantemente de lugar entre los cordajes y, con el balanceo del barco, parecía estar saltando como una pelota que rebotara por encima de una red de mallas muy abiertas. El navío tenía que virar continuamente para evitar los escollos; el piloto, atento a la maniobra, se acariciaba el mentón azulado.

Al crepúsculo, los mercaderes desembarcaron en una orilla embaldosada de mármol blanco; vetas azuladas surcaban la superficie de las grandes losas que antaño fueran revestimiento de templos. La sombra que cada uno de los mercaderes arrastraba tras de sí por la calzada, al caminar en el sentido del ocaso, era más alargada, más estrecha y no tan oscura como en pleno mediodía; su tonalidad, de un azul muy pálido, recordaba a la de las ojeras que se extienden por debajo de los párpados de una enferma. En las blancas cúpulas de las mezquitas espejeaban inscripciones azules, cual tatuajes en un seno delicado; de vez en cuando, una turquesa se desprendía por su propio peso del artesonado y caía con un ruido sordo sobre las alfombras de un azul muelle y descolorido.

Se levantó la luna y emprendió una danza errática, como un espíritu endiablado, entre las tumbas cónicas del cementerio. El cielo era azul, semejante a la cola de escamas de una sirena, y el mercader griego encontraba en las montañas desnudas que bordeaban el horizonte un parecido con las grupas azules y rasas de los centauros.

Todas las estrellas concentraban su fulgor en el interior del palacio de las mujeres. Los mercaderes penetraron en el patio de honor para resguardarse del viento y del mar, pero las mujeres, asustadas, se negaban a recibirlos y ellos se desollaron en vano las manos a fuerza de llamar a las puertas de acero, relucientes como la hoja de un sable.

Tan intenso era el frío, que el mercader holandés perdió los cinco dedos de su pie izquierdo; al mercader italiano le amputó los dedos de la mano derecha una tortuga que él había tomado, en la oscuridad, por un simple cabujón de lapislázuli. Por fin, un negrazo salió del palacio llorando y les explicó que, noche tras noche, las damas rechazaban su amor por no tener la piel suficientemente oscura. El mercader griego supo congraciarse con el negro merced al regalo de un talismán hecho de sangre seca y de tierra de cementerio, así es que el nubio los introdujo en una gran sala color ultramar y recomendó a las mujeres que no hablaran demasiado alto para que no despertaran los camellos en su establo y no se alterasen las serpientes que chupan la leche del claro de luna.

Los mercaderes abrieron sus cofres ante los ojos ávidos de las esclavas, en medio de olorosos humos azules, pero ninguna de las damas respondió a sus preguntas y las princesas no aceptaron sus regalos. En una sala revestida de dorados, una china ataviada con un traje anaranjado los tachó de impostores, pues las sortijas que le ofrecían se volvían invisibles al contacto de su piel amarilla. Ninguno advirtió la presencia de una mujer vestida de negro, sentada en el fondo de un corredor, y como le pisaran sin darse cuenta los pliegues de su falda, ella los maldijo invocando al cielo azul en la lengua de los tártaros, invocando al sol en la lengua turca, e invocando la arena en la lengua del desierto. En una sala tapizada de telas de araña, los mercaderes no obtuvieron respuesta de otra mujer, vestida de gris, que sin cesar se palpaba para estar segura de que existía; en la siguiente sala, color grana, los mercaderes huyeron a la vista de una mujer vestida de rojo que se desangraba por una ancha herida abierta en el pecho, aunque ella parecía no darse cuenta, ya que su vestido no estaba ni siquiera manchado.

Pudieron al cabo refugiarse en el ala donde estaban las cocinas y allí deliberaron acerca del mejor medio para llegar hasta la caverna de los zafiros. Constantemente los molestaba el trajín de los aguadores, y un perro sarnoso fue a lamer el muñón azul del mercader italiano, el que había perdido los dedos. Al fin, vieron aparecer por la escalera de la bodega a una joven esclava que llevaba hielo granizado en un ataifor de cristal turbio; lo depositó sin mirar dónde, sobre una columna de aire, para dejarse las manos libres y poder saludar, levantándolas hasta la frente, donde llevaba tatuada la estrella de los magos. Sus cabellos azul-negros fluían desde las sienes hasta los hombros; sus ojos claros miraban el mundo a través de dos lágrimas; y su boca no era sino una herida azul. Su vestido color lavanda, de fina tela desteñida por hartos lavados, estaba desgarrado en las rodillas, pues la joven tenía por costumbre prosternarse para rezar y lo hacía constantemente.

Poco importaba que no comprendiera la lengua de los mercaderes, pues era sordomuda; así, se limitó a asentir gravemente con la cabeza cuando ellos inquirieron cómo ir hasta el tesoro mostrándole en un espejo sus ojos color de gema y señalando luego la huella de sus pasos en el polvo del corredor. El mercader griego le ofreció sus talismanes: la niña los rechazó como lo hubiera hecho una mujer dichosa, pero con la sonrisa amarga de una mujer desesperada; el mercader holandés le tendió un saco lleno de joyas, pero ella hizo una reverencia desplegando con las manos el pobre vestido todo roto, y no les fue posible adivinar si es que se juzgaba demasiado indigente o demasiado rica para tales esplendores.

Luego, con una brizna de hierba levantó el picaporte de la puerta y se encontraron en un patio redondo como el interior de un pozal, lleno hasta los bordes de la fría luz matinal. La joven se sirvió de su dedo meñique para abrir la segunda puerta que daba a la llanura y, uno tras otro, se encaminaron hacia el interior de la isla por un camino bordeado de matas de aloe. Las sombras de los mercaderes iban pegadas a sus talones, cual siete víboras pequeñas y negras, en tanto que la muchacha estaba desprovista de toda sombra, lo que les dio que pensar si no sería un fantasma.

Las colinas, azules a distancia, se volvían negras, pardas o grises a medida que se aproximaban; sin embargo, el mercader de la Turena no perdía el valor y para darse ánimos cantaba canciones de su tierra francesa. El mercader castellano recibió por dos veces la picadura de un escorpión y sus piernas se hincharon hasta las rodillas y cobraron un color de berenjena madura, pero no parecía sentir dolor alguno e incluso caminaba con el paso más seguro y más solemne que los otros, como si estuviera sostenido por dos gruesos pilares de basalto azul. El mercader irlandés lloraba viendo cómo gotas de sangre pálida perlaban los talones de la muchacha, que andaba descalza sobre cascos de porcelana y de vidrios rotos.

Cuando llegaron al sitio, tuvieron que arrastrarse de rodillas para entrar a la caverna, que no abría al mundo más que una boca angosta y agrietada. La gruta era, sin embargo, más espaciosa de lo que hubiera podido esperarse y, así que sus ojos hubieron hecho buenas migas con las tinieblas, descubrieron por doquier fragmentos de cielo entre las fisuras de la roca. Un lago muy puro ocupaba el centro del subterráneo, y cuando el mercader italiano lanzó una guija para calcular la profundidad, no se la oyó caer, pero se formaron pompas en la superficie, como si una sirena bruscamente desesperada hubiera expelido todo el aire que llenaba sus pulmones. El mercader griego empapó sus manos ávidas en aquella agua y las sacó teñidas hasta las muñecas, como si se tratara de la tina hirviendo de una tintorera; mas no logró apoderarse de los zafiros que bogaban, cual flotillas de nautilos, por aquellas aguas más densas que las de los mares. Entonces, la joven deshizo sus largas trenzas y sumergió los cabellos en el lago: los zafiros se prendieron en ellos como en las mallas sedosas de una oscura red. Llamó primero al mercader holandés, que se metió las piedras preciosas en las calzas; luego, al mercader francés, que se llenó el chapeo de zafiros; el mercader griego atiborró un odre que llevaba al mercader castellano, arrancándose los sudados guantes de cuero, los llenó y se los puso colgados al cuello, de tal suerte que parecía llevar dos manos cortadas. Cuando le llegó el turno al mercader irlandés, ya no quedaban zafiros en el lago; la joven esclava se quitó un colgante de abalorios que llevaba y por señas le ordenó que se lo pusiera sobre el corazón.

Salieron arrastrándose de la caverna y la muchacha pidió al mercader irlandés que la ayudara a rodar una gruesa piedra para cerrar la entrada. Luego, colocó un precinto confeccionado con un poco de arcilla y una hebra de sus cabellos.

El camino se les hizo más largo que a la ida por la mañana. El mercader castellano, que empezaba a sufrir a causa de sus piernas emponzoñadas, se tambaleaba y blasfemaba invocando el nombre de la madre de Dios. El mercader holandés, que estaba hambriento, trató de arrancar las azules brevas maduras, de una higuera, pero un enjambre de abejas ocultas en la espesura almibarada lo picaron profundamente en la garganta y en las manos.

Llegados al pie de las murallas, el grupo dio un rodeo para evitar a los centinelas y se dirigieron sin hacer ruido hacia el puerto de los pescadores de sirenas, que estaba siempre desierto, pues hacía largo tiempo que no se pescaban ya sirenas en aquel país. La barca flotaba blandamente en el agua, amarrada al dedo de un pie de bronce, único resto de una estatua colosal erigida antaño en honor a un dios del que ya nadie recordaba el nombre. En el muelle, la esclava sordomuda hizo intención de despedirse de los hombres, saludándolos con las manos puestas en el corazón; entonces, el mercader griego la tomó por las muñecas y la arrastró hasta el barco, movido por el propósito de venderla al príncipe veneciano del Negroponto, de quien se sabía que le gustaban las mujeres heridas o afectadas de alguna invalidez. La doncella se dejó llevar sin oponer resistencia y sus lágrimas, al caer sobre las maderas del puente, se transformaban en bellas aguamarinas, así es que sus verdugos se las ingeniaron para darle motivos que la hicieran llorar.

La dejaron desnuda y la ataron al palo mayor; su cuerpo era tan blanco que servía de fanal al barco en aquella noche clara navegando entre las islas. Cuando hubieron terminado su partida de palillos, los mercaderes bajaron a la cabina para echarse a dormir. Hacia el alba, el holandés subió al puente aguijoneado por el deseo y se acercó a la prisionera, dispuesto a violentarla. Mas he aquí que la niña había desaparecido: las ligaduras colgaban, vacías, del tronco negro del mástil, como un cinturón demasiado ancho, y en el lugar donde se habían posado sus pies suaves y delgados no quedaba otra cosa que un mantoncito de hierbas aromáticas que exhalaban un humillo azul.

En los días que siguieron reinó una calma chicha, y los rayos del sol, que caían a plomo sobre la lisa superficie color de algas, producían un chirrido de hierro candente sumergido en agua fría. Las piernas gangrenadas del mercader castellano se habían puesto azules como las montañas que se columbraban en el horizonte y purulentos regueros se deslizaban desde las tablas del puente hasta el mar. Cuando el sufrimiento se hizo intolerable, el hombre sacó del cinturón una ancha daga triangular y se cercenó a la altura de los muslos las dos piernas envenenadas. Murió agotado al despuntar la aurora, después de haber legado sus zafiros al mercader suizo, que era su enemigo mortal.

Al cabo de una semana recalaron en Esmirna y el mercader de Turena, que siempre había temido al mar, optó por desembarcar, con intención de continuar su viaje a lomos de una buena mula. Un banquero armenio le cambió los zafiros por diez mil monedas con la efigie del Preste Juan. Eran piezas perfectamente redondas y el francés cargó alegremente con ellas hasta trece mulos; pero, así que llegó a Angers, tras siete años de viaje, se encontró con la sorpresa de que las monedas del monarca-preste no tenían curso en su país.

En Ragusa, el mercader holandés trocó sus zafiros por una jarra de cerveza servida en el mismo muelle, pero tuvo que escupir aquel insulso líquido aventado que no tenía el mismo gusto que la cerveza de las tabernas de Ámsterdam. El mercader italiano desembarcó en Venecia con el propósito de hacerse proclamar Dogo, mas pereció asesinado al día siguiente de sus nupcias con la laguna. En cuanto al mercader griego, se le ocurrió atar los zafiros a un cabo largo y suspenderlos en el costado de la barca, esperando que el contacto con las olas fuera benéfico para su hermoso color azul. Al mojarse, las gemas se volvieron líquidas y apenas si añadieron al tesoro del mar unas pocas gotas de agua transparente. El hombre se consoló pescando peces y asándolos al rescoldo de la ceniza.

Un atardecer, al cabo de veintisiete días de navegación, el barco fue atacado por un corsario. El mercader de Basilea se tragó sus zafiros para sustraerlos de la avaricia de los piratas y murió de atroces dolores de entrañas. El griego se echó al mar y fue recogido por un delfín, que lo condujo hasta Tinos. El irlandés, molido a golpes, fue dejado por muerto en la barca, entre los cadáveres y los sacos vacíos; nadie se tomó la molestia de quitarle el colgante de falsas piedras azules, que no tenía ningún valor. Treinta días más tarde, la barca a la deriva entró por sí misma en el puerto de Dublín y el irlandés echó pie a tierra para mendigar un pedazo de pan.

Estaba lloviendo. Los tejados oblicuos de las casas bajas sugerían grandes espejos destinados a captar los espectros de la luz muerta. La calzada desigual se encharcaba más y más; el cielo, de un parduzco sucio, parecía tan cenagoso que ni los ángeles se hubieran atrevido a salir de la casa de Dios; las calles estaban desiertas; el puesto de un mercero ambulante, que vendía calcetines de lana cruda y cordones para los zapatos, se veía abandonado al borde de una acera debajo de un paraguas abierto. Los reyes y los obispos esculpidos en el pórtico de la catedral no hacían nada para impedir que cayera la lluvia sobre sus coronas o sus mitras, y la Magdalena recibía el agua en sus senos desnudos.

El mercader, todo desalentado, fue a sentarse bajo el pórtico junto a una joven mendiga, tan pobre que su cuerpo, azulenco de frío, se veía a través de los desgarrones de su vestido gris. Sus rodillas se entrechocaban ligeramente; sus dedos cubiertos de sabañones apretaban un mendrugo de pan. El mercader le pidió por el amor de Dios que se lo diera, y ella se lo tendió en el acto. El mercader hubiera querido regalarle el colgante de abalorios azules, puesto que no tenla ninguna otra cosa que ofrecer; más en vano buscó en sus bolsillos, alrededor de su cuello, entre las cuentas de su rosario. No hallándolo, se echó a llorar desconsolado: no poseía ya nada que pudiera recordarle el color del cielo y la tonalidad del mar en donde había estado a punto de perecer.

Suspiró profundamente y, como el crepúsculo y la fría niebla se espesaban en derredor, la muchachita se apretujó contra él para darle calor. El hombre le hizo preguntas acerca del país y ella le contestó en el tosco dialecto del pueblo que dejara antaño, siendo aún muy chico. Entonces, apartó los cabellos desgreñados que cubrían el rostro de la mendiga, pero tan sucio estaba que la lluvia iba trazando en él regueritos blancos, y el mercader descubrió horrorizado que la niña era ciega y que una siniestra nube velaba el ojo izquierdo. No dejó por ello, sin embargo, de posar su cabeza en aquellas rodillas mal cubiertas de harapos y se durmió sosegado: el ojo derecho, que había visto privado de mirada, era milagrosamente azul.

Marguerite Cleenewerck de Crayencour (Bruselas, Bélgica, 8 de junio de 1903 – Bar Harbor, Mount Desert Island, Maine, Estados Unidos, 17 de diciembre de 1987), conocida como Marguerite Yourcenar (primero pseudónimo y luego de nacionalizarse, nombre oficial), fue una novelista, poetisa, dramaturga y traductorafrancesa nacionalizada estadounidense en 1947.1
Marguerite Antoinette Jeanne Marie Ghislaine Cleenewerck de Crayencour nació en Bruselas (Bélgica). Su madre, Fernande de Cartier de Marchienne,2 que provenía de una familia aristocrática belga, murió a los diez días de su nacimiento por complicaciones en el parto, y la niña fue educada por su padre, Michel-René Cleenewerck de Crayencour, que provenía de una familia aristocrática francesa, en la casa de la abuela paterna, en el norte de Francia, Mont Noir, cerca de la frontera con Bélgica. Yourcenar leía a Racine y a Aristófanes a la edad de ocho años. Su padre le enseñó latín a los 10 y griego clásico a los 12.

A partir de 1919 abandona su apellido real y empieza a firmar como Marguerite Yourcenar, siendo éste un anagrama de Crayencour. Su primera novela, Alexis, fue publicada en 1929. En 1939, para que pudiera escapar de los problemas bélicos, su mejor amiga en ese momento, una traductora norteamericana llamada Grace Frick a la que había conocido en París en 1937, la invita a Estados Unidos, donde dará clases de Literatura comparada en la ciudad de Nueva York. Yourcenar era bisexual,3 ella y Frick se harán amantes y seguirán juntas hasta la muerte de ésta en 1979 a consecuencia de un cáncer de mama.4

Tradujo al francés Las olas de Virginia Woolf, en 1937, Lo que Maisie sabía de Henry James, en 1947, y obras de Yukio Mishima.

En 1947 obtuvo la nacionalidad norteamericana. En 1951 publica en París su muy documentada novela histórica Mémoires d'Hadrien (en español Memorias de Adriano), en la que estuvo trabajando a lo largo de una década. La novela fue un éxito inmediato y tuvo una gran acogida por parte de la crítica. Su presentación fue el motivo para volver a Francia después de doce años de ausencia.

En Memorias de Adriano, Yourcenar recrea la vida y muerte de una de las figuras más importantes del mundo antiguo, el emperador romano Adriano. La obra está escrita a modo de larga carta del emperador a su nieto adoptivo y futuro sucesor, Marco Aurelio. Adriano le explica su pasado, describiendo sus triunfos, su amor por Antinoo y su filosofía. Memorias de Adriano fue una novela pionera que ha servido de influencia en la posterior novelística histórica y se ha convertido en una obra maestra moderna.

Ganadora de los premios Femina y Erasmus, en 1980 fue la primera mujer elegida miembro de número de la Academia francesa, aunque desde 1970 ya pertenecía a la Academia belga. Una de las más respetadas escritoras en lengua francesa, tras el éxito de Memorias de Adriano, siguió publicando novela, ensayo, poesía y tres volúmenes de memorias.

Yourcenar vivió la mayor parte de su vida en su casa Petite Plaisance, en Mount Desert Island, en el estado de Maine, y sus restos descansan junto a los de Grace Frick en la misma isla, en una sencilla tumba en el Brookside Cemetery de Somesville[2].5 La casa de ambas es ahora un museo dedicado a su memoria, abierto al público durante los veranos.

Legó sus archivos personales y literarios a la Harvard University de Cambridge. En su Houghton Library pueden ser consultados libremente miles de cartas, fotografías y manuscritos (cf. Marguerite Yourcenar additional papers: Guide), excepto algunos documentos, que quedarán liberados en 2057. En Bruselas, su ciudad natal, existe también, desde 1989, el CIDMY: Centre International de Documentation Marguerite Yourcenar, que atesora numerosos fondos gráficos y escritos y ofrece información puntual sobre actividades y publicaciones relacionadas con la afamada autora.

Obra

El jardín de las quimeras (Le jardin des chimères) (1921) (poemas). Los dioses no han muerto (Les dieux ne sont pas morts) (1922) (poemas). Alexis o el tratado del combate inútil (Alexis ou le traité du vain combat) (1929) (novela). La nueva Eurídice (La nouvelle Eurydice) (1931)6. El denario del sueño (1934) (novela). Fuegos (Feux) (1936) (poema en prosa). Los sueños y las suertes (Les songes et les sorts) (1938). Cuentos orientales (Nouvelles orientales) (1938). El tiro de gracia (Le coup de grâce) (1939). Memorias de Adriano (Mémoires d'Hadrien) (1951) (novela, traducida al español por Julio Cortázar, entre otros). Electra o la caída de las máscaras (Électre ou la chute des masques) (1954). Las caridades de Alcipo (Les charités d'Alcippe) (1956). A beneficio de inventario (1962) (ensayos). Opus nigrum (L'Œuvre au noir) (1968) (Prix Femina). Teatro I y Teatro II (1971) (obras teatrales). Recordatorios (1973) (primera parte de la trilogía familiar El laberinto del mundo). Recuerdos piadosos (Souvenirs pieux) (1974). Archivos del norte (Archives du Nord) (1977) (segunda parte de la trilogía familiar El laberinto del mundo). El cerebro negro de la Piranèse (Le cerveau noir de Piranèse) (1979) (ensayo). Mishima o la visión del vacío (Mishima ou la vision du vide) (1980) (ensayo). Como el agua que fluye (Comme l'eau qui coule: Anna, soror…, Un homme obscur, Une belle matinée) (1982). El tiempo, gran escultor (Le temps, ce grand sculpteur) (1983) (ensayos). ¿Qué? La eternidad (Quoi? L'Éternité) (1988) (tercera parte de la trilogía familiar El laberinto del mundo, publicada póstumamente; inacabada). Peregrina y extranjera (En pèlerin et ètranger) (1989) (recopilación póstuma de ensayos). Una vuelta por mi cárcel (Le tour de la prison) (1991) (recopilación realizada por la autora de catorce textos de viajes, la mayor parte sobre Japón y el último inacabado, publicada póstumamente).

Foto:elpais.com. Semblanza biográfica:Wikipedia. Texto:ciudadseva.com