viernes, 31 de enero de 2014

Libros de Colombia, México y Venezuela ganan el premio Casa de las Américas 2014

Obras de escritores de Colombia, México y Venezuela ganaron en La Habana el premio literario Casa de las Américas 2014

Libros de Colombia, México y Venezuela ganan el premio Casa de las Américas 2014/lainformacion.com

El jurado del certamen, integrado por 22 intelectuales de 12 países de la región, anunció su fallo en los géneros de cuento, teatro, ensayo de tema artístico-literario, literatura brasileña y caribeña en inglés o creol, además del Premio de estudios sobre la Mujer, tras la lectura y deliberaciones de 376 obras.
El premio de cuento lo obtuvo el libro Cosas peores, de la colombiana Margarita García, un manuscrito "consistente", "unitario", de "sólida arquitectura narrativa", que da prioridad a "la insinuación" por sobre "lo explícito", según el acta del jurado.
En esta edición 55 del Premio convocado por la institución cultural cubana Casa de las Américas el género cuento registró 200 títulos presentados, considerada la mayor cifra de participación en la historia del concurso literario.
El galardón de teatro fue para la obra Blanco con sangre negra, del mexicano Alejandro Román, al valorar en su texto "una propuesta de gran riesgo, que desafía con su lenguaje poético el canon existente".
El veredicto resaltó, también, "la potencia" de sus imágenes y "la profundidad" de esta literatura dramática" que "entreteje" un tema contemporáneo y político con "una reflexión" sobre el arte, "dialogando con su época y desafiando las propuestas estéticas".
El premio de estudios sobre la Mujer fue para la venezolana Mariana Libertad Suárez por el título "La loca inconfirmable. Apropiaciones feministas de Manuela Sáenz (1944-1963)", valorada como "una obra que goza de una inteligente capacidad crítica y argumentativa".
Carlos Orlando Fino, otro autor colombiano, se alzó con el premio de ensayo de tema artístico-literario por su obra "José Lezama Lima: estética e historiografía del arte en su obra crítica".
Los especialistas consideraron ese texto "convincente e iluminador", así como pleno de "desplazamientos articulados" por las ideas estéticas y artísticas del escritor cubano José Lezama Lima.
En el apartado de Literatura brasileña, resultó ganador Mário Magalhães por el texto Marighella: o guerrilheiro que incendiou o mundo", distinguido por "su calidad, rigor en la escritura y consistencia investigativa de su personaje", destacada figura política de Brasil.
El dictamen en la categoría de Literatura caribeña en inglés o creol recayó en la obra Fear of a Black Nation-Race, Sex, and Security in Sixties Montreal del jamaicano David Austin.
Los galardones honoríficos de poesía "José Lezama Lima", el de narrativa "José María Arguedas" y el de ensayo "Ezequiel Martínez Estrada" fueron otorgados a la colombiana Piedad Bonnett, el mexicano Juan Villoro, y el brasileño Luiz Bernardo Pericás, respectivamente.
Dedicado a homenajear a reconocidas figuras de la literatura latinoamericana como la poetisa cubana Gertrudis Gómez de Avellaneda y la puertorriqueña Julia de Burgos, el certamen rindió tributo póstumo a los recién fallecidos intelectuales José Emilio Pachecho, México y Juan Gelman ,Argentina.

Desde su creación, más de 25.000 autores del continente han participado en este concurso y varios centenares han sido premiados, de acuerdo con datos de sus promotores.

Entre la Aracataca real y el Macondo de la ficción

Con un panel moderado por Jaime Abello, el Hay Festival rindió homenaje a Gabriel García Márquez

La carreta literaria recorrió las calles del pueblo que vio nacer a Gabriel García Márquez./eltiempo.com

De la tierra natal de Gabriel García Márquez se puede decir que aquí el Macondo de novela y el municipio real se funden en uno solo. Comienzó el 'Hay Festival' en Cartagena

No de otra forma podría explicarse que en esta población del Magdalena, durante un homenaje al Nobel de Literatura, las primeras palabras tuvieron que ver con un acueducto o con la espera de casi cien años por él, por el agua potable. Y que esa realidad, además, se cuente en clave de texto literario.
“El acueducto tiene muchos efectos literarios y hubo algo que no fue ficción: cuando se abrían las llaves de los cataqueros, salían pescaditos y un alcalde dijo ‘frítenlos’. Nosotros ya estamos trabajando para cumplir con el sueño de que se vuelva una realidad”, dijo ayer el ministro de Vivienda, Luis Felipe Henao, y aseguró que no es literatura.

Los múltiples Macondos

Ayer, por las calles de este municipio, también llamado ‘Cataca’, los personajes de Gabo anduvieron por la Casa Museo, hubo música y se habló de él en los rincones de la que fue su casa, hoy convertida en museo, en un evento llamado ‘Gabo, de regreso a Macondo’.
“Esta es la tierra de los amores, de las tristezas pero también de los sueños”, dijo el alcalde de la población. “Macondo es la transposición poética de Aracataca”, dijo el escritor Juan Gabriel Vásquez o “Macondo es como un mundo y es un mundo que le ha dado la vuelta al planeta”, según Conrado Zuluaga, uno de los expertos en la obra de Gabriel García Márquez.
“Existe una dualidad entre el Macondo de la ficción y Aracataca”, según Jaime Abello Banfi. Y uno que llegó por mensaje de video: “Macondo sí existe”, dicho por el presidente Juan Manuel Santos.
Pero Macondo es también un árbol. Uno alto, de cuello flaco y pocas hojas, que está en el camellón de los almendros y que, por arte de la literatura que posee la magia de convertir unas cosas en otras, se volvió un nombre global.
“Para nosotros, García Márquez es como el aire, que lo impregna todo. Yo creo que cada pueblo es un Macondo”, dice Jorge Carrillo, un gabólogo local que se sabe de memoria las frases completas con las que comienzan las novelas del nobel colombiano.
Durante el homenaje en la Casa Museo Gabo, que se hace en el marco del Hay Festival, Abello recordó que el escritor ayudó en la creación de este encuentro literario y comenzó preguntando a los invitados qué sentían al pisar la tierra donde él concibió parte de su obra.
“Hoy podría dibujar esta casa de memoria. Aunque esta es mi primera vez aquí, la conozco, sé que en este jardín en 1927 había flores y que cuando Gabo salió a la calle vio a una mujer andando por la calle con el cuerpo de su marido en una mano y la cabeza en la otra, y que él se lamentó de que lo llevara cubierto, porque no pudo verlo. Lo mismo que la historia de Amaranta, que murió soltera”, dijo el escritor Vásquez.
La conversación derivó hasta hablar de las múltiples facetas de Gabo y de su intención de ser un “antiintelectual”, como expresó el autor de El ruido de las cosas al caer.
“Faulkner dijo una vez: ‘Yo no hablo de literatura porque eso no me interesa, solo soy un campesino que cuenta cuentos’, y García Márquez dice eso: ‘Soy el hijo del telegrafista de Aracataca’. Ese es el que me interesa, el Gabo que cuenta cuentos, prestidigitador, el mago que nos enseña cosas sin darnos sermones”, dijo Conrado Zuluaga, quien recordó que Gabo es alguien que se tomó 20 años para escribir Cien años de soledad y sostiene que antes de enfrentarse a la página en blanco, hay que saber el tono.
En Aracataca tienen sus propios expertos. Los niños participan de un concurso anual llamado Gabolectura y los profesores se saben de memoria textos enteros de sus obras.
Eso quedó claro cuando el maestro Gaspar Enrique del Río pidió la palabra para recitar un corto texto que se ingenió para que sus estudiantes se aprendieran los nombres de 30 obras de Gabo.
O cuando Zuluaga y Vásquez se enfrascaron en dilucidar cuál era la palabra correcta con la que se inicia El coronel no tiene quien le escriba, y entonces un hombre se paró entre el público y les dio la respuesta: “El coronel destapó el tarro de café y comprobó que no había más que una cucharadita. Retiró la olla del fogón, vertió la mitad del agua en el piso de tierra, y con un cuchillo raspó el interior del tarro sobre la olla hasta cuando se desprendieron las últimas raspaduras del polvo de café revueltas con óxido de lata”.
Este reconocimiento a sus obras sirvió para concluir que el mejor homenaje a Gabo es leerlo; y esto a su vez detonó el tema del acceso a los libros y a un problema más grave: que en Colombia no se consiguen las obras del Nobel.
“Los derechos los tiene Norma y solo hacen ediciones pequeñitas de sus libros para los colegios”, dijo Zuluaga, y Abello explicó que “está complicada la circulación de los libros de Gabo, porque una editorial que antes nos llenó de orgullo no los está publicando de la forma ideal”. Hubo consenso en que el país pida la liberación de los derechos y se siga leyendo al Nobel de los colombianos.
Como la charla transcurría en un buen pueblo y costeño, hubo espacio para el chisme:

–A mí me gustaría saber por qué Vargas Llosa le empujó la mano a García Márquez –preguntó un hombre del público.

Hubo risas. Nadie se atrevió a dar una respuesta ante la pregunta que se ha hecho en muchos espacios. Y Vásquez contó una historia que poco se sabía: “Vargas Llosa les pone calificaciones a los libros y yo vi que en la última página le puso 20 a Cien años de soledad”.
Al final, otro preguntó por las groserías en la obra de Gabo y tras una explicación de Zuluaga, Abello Banfi dio por terminado el evento: “Con un afortunado mierdazo, concluye el encuentro literario de Gabo con su Macondo”.

Gabo avala concurso literario

En el encuentro, el Ministerio de Cultura también anunció que García Márquez dio autorización para crear el Concurso Hispanoamericano de Cuento, que llevará su nombre. El certamen se lanzará en la próxima Feria del Libro de Bogotá y entregará 100 mil dólares (unos 200 millones de pesos). Además, se anunció que se iniciará la restauración de la Casa del Telegrafista, donde vivió y trabajó entre 1923 y 1926 Gabriel Eligio García Martínez, padre del Nobel de Literatura.

El ‘Femicrime’, una tendencia en alza en la novela policíaca

La presencia de las mujeres en el género negro,como autoras y como personajes de ficción (detectives o asesinas), aumenta. Es uno de los temas de BCNegra que acaba de empezar

Ilustración de Fernando Vicente./elpais.com

Desde los albores grises del género, cuando la novela enigma, las mujeres han estado presentes, como autoras (Agatha Christie, Dorothy Sayers…) y también como protagonistas, antes incluso que el fundacional Sherlock Holmes: ahí está Mrs. Gladden, primera detective profesional de las letras británicas, creada en 1864 por Andrew Forrester, seudónimo de James Dredding War. Le dio vida con grandes dotes deductivas y un fuerte coraje en The female detective, algo visionario cuando la figura de la mujer policía no existía en la vida real. Pero sin duda, las mujeres nunca habían escrito tanta novela negra como hasta hoy y, sobre todo, la habían protagonizado, ya fuera como detectives o como asesinas. Y así hasta se habla ya en el mundo anglosajón de una variante del género: el femicrime.
“¿Femicrime? No lo había oído, pero el fenómeno está, si bien me parece más un tema de mercado editorial: la irrupción, más que de las mujeres en general, de autoras del género nórdicas, sin discernir mucho la calidad, por cierto”, lanza Anna Maria Villalonga, profesora especialista del teatro del XVIII en la Universidad de Barcelona pero también estudiosa de la novela negra, con blog (A l’ombra del crim) y coordinadora (y autora) de los 13 relatos escritos por mujeres que conforman Elles també maten (Llibres del delicte) que acaba de aparecer. “Esa presencia ha ido a más: tras las damas británicas del crimen tipo Ruth Rendell y P.D. James, que empezaron a incorporar un poco más de sexo y traumas personales a rebufo de Freud tras la Segunda Guerra Mundial, en los 80 llegan ya autoras como Sue Grafton y Sara Paretsky, que convierten a mujeres en detectives protagonistas”, fija cronológicamente Paco Camarasa, librero de referencia con su tienda Negra y Criminal y comisario del encuentroBCNegra que acaba de arrancar en Barcelona con presencia de un sinfín de mujeres: Sophie Hannah (con la novedad La cuna vacía, en Duomo), Ben Pastor (Cielo de plomo, en Alianza), Dolores Redondo(Legado en los huesos, en Destino / Columna), Teresa Solana (La casa de les papallones, en RBA-La Magrana), Alicia Giménez Bartlett, la propia Villalonga…

En BCNegra estarán presentes escritoras como Sophie Hannah, Ben Pastor, Dolores Redondo, Teresa Solana y Anna María Villalonga…

Por ese mapa mental tan claro, Camarasa es el primero en asegurar que las mujeres investigan –y matan— distinto que los hombres, como mínimo en la ficción. “En las obras de mujeres hay muchísima menos sangre y entrañas en el crimen en sí y, en cambio, sus detectives están más atentos a los detalles de la cotidianeidad”, apunta el comisario literario. “Usan más la mirada que las armas y los crímenes no son tan sanguinarios, a excepción de los casos que ve la comisaria foral Amaia Salazar de Redondo, pero que se dan en un contexto rural, donde el crimen es más salvaje al ser pueblos, ollas a presión social”.
“En la literatura negra de mujeres hay crímenes de todo tipo, como los casos con que topa la forense Scarpetta de Patricia Cornwell o en los de Sue Grafton, pero en general a las mujeres les interesa más el mecanismo que lleva a alguien a matar o a ser las víctimas, saber el por qué se produce esa violencia y no tanto el detalle de cómo; se busca más el factor psicológico y humano y la reina de eso es Patricia Highsmith, con sus novelas de atmósfera y personajes tan retorcidos como Ripley”, opina Villalonga. En consecuencia, cree que, amén de que “las detectives son extremadamente más observadoras, ahí está la Cornelia Weber-Tejedor de Rosa Ribas,”, la gran diferencia entre sexos está “en el móvil del crimen: o matan para defenderse ellas mismas o a su familia o por venganza por sufrimientos anteriores: una violación, malos tratos de infancia…”.

A las mujeres les interesa más el mecanismo que lleva a alguien a matar o a ser las víctimas, saber el por qué se produce esa violencia y no tanto el detalle de cómo; se busca más el factor psicológico y humano

“A los hombres les subyuga la violencia; no es que las mujeres sean menos crueles pero sin duda son menos brutas y sanguinarias, su mal es más sutil; las motivaciones, para las mujeres negrocriminales, son cruciales; ahí está Rendell: el 80% es puro análisis psicológico”, ejemplifica Giménez Bartlett, que con su policía Petra Delicado fue en 1996 de las pioneras en España y en Europa en dar protagonismo a una mujer. “Hasta entonces solían ser ayudantes de fiscal, o forenses, a lo sumo; había poquísimas mujeres policía en la vida real en España; pero mi opción fue estilística: me pareció más verosímil que fuera un relato en primera persona y eso me llevó a una mujer”.
Petra es una rara avis porque suele beber y “pega algún que otro mamporro”, dice su madre. “Es anómalo porque las mujeres detectives no tienen esa carga alcohólica, fumadora y de autodestrucción que tienen los hombres”, apunta Camarasa. “Siempre me han recriminado que Petra tenga esos vicios masculinos; el problema es que las feministas toman estos personajes como verdaderos prototipos idealizados de mujer”, dice Giménez Bartlett. Las cosas van cambiando, lentamente: Amaia, la inspectora de Redondo, se lía a puñetazos con uno de sus policías y consigue que la admire y obedezca. La Norma Forrester, de Solana, fue expedientada por atizarle a fondo a un detenido, eso sí, pedófilo.
Para Villalonga, tiene lógica y un punto de modernidad esa ausencia de clichés: “Los arquetipos de los detectives de Hammet o Chandler se van rompiendo porque el protagonismo ha pasado hoy, en aras de la verosimilitud, del detective clásico de agencia a los cuerpos de seguridad y es poco creíble que sean borrachos perdidos o drogadictos; ahora bien, códigos y convenciones se pueden romper hasta cierto punto porque el lector espera unos mínimos del género”.

Los arquetipos de los detectives de Hammet o Chandler se van rompiendo porque el protagonismo ha pasado hoy, en aras de la verosimilitud, del detective clásico de agencia a los cuerpos de seguridad

Solana, de las autoras del género más consolidadas en Cataluña y la primera española nominada a los premios Edgar Allan Poe de relatos policiales en EE UU, tiene en su Norma Forrester las rupturas justas: “No está divorciada pero tiene un amante y su familia no es muy clásica: su hija ha sido concebida con su cuñado; es nieta de brigadista inglés que participó en la guerra civil española, antropóloga…”. Tendría, pues, alguna de las señas de identidad de las últimas tendencias de femicrime: la singularidad del personaje. “A veces viene dado por su origen étnico o por su comportamiento sexual, pero ahora la último es que sean cada vez más especiales”, fija Camarasa.
Lo excesivamente exótico en las trayectorias de los personajes femeninos tiene, para Solana, un peligro, que cree haber detectado ya en televisión. “En series como Homeland o Bones se fuerza el carácter psicopático de las protagonistas, hay un exceso de paranoias que me preocupa que puedan llegar al género negro literario”. Una excepción de libro es la ya mítica Lisbeth Salander creada por Stieg Larsson. El elogio y el beneficio de su existencia para el género es unánime: “Siendo una víctima se niega a serlo y acaba manejando su propia vida”, piensa Solana. “Es fuerte y con agallas y joven, por lo que influirá en que se creen chicas detectives menores de 40 años, así renovaremos el negro femenino, ahora algo vetusto”, ataca Giménez Bartlett. “Su potentísima dualidad de violencia extrema y víctima total ha hecho un favor al género”, cree Villalonga.
“No sé si la Salander generará tanto clones detectivescos pero sí que dará pie a la proliferación de hackers y programadores informáticos”, piensa Camarasa. De esa pericia tecnológica ya se beneficia María Ruiz, la comisaria de Berna González Harbour, que estrena segunda aventura: Margen de error (RBA). Pero el librero y experto está más preocupado por la escasez de autoras del género en todo el arco mediterráneo. “En Grecia, ni hay casi; en Italia, unas pocas, y aquí algo más, que comparadas con la Francia que lidera Fred Vargas, por ejemplo, o las nórdicas, es irrisorio”. ¿Alguna pista? “Quizá influya el tema de la religión católica”. Villalonga apuesta por lo histórico –“hay menos tradición literaria porque son áreas con inestable tradición democrática: con dictaduras hay poco género negro y menos descansando en las fuerzas policiales, identificadas con la represión, como también ocurre en Sudamérica; aquí la cosa estalló tras la Transición”—y Giménez Bartlett, por lo cultural: “Durante años no se tradujo novela negra y han faltado referentes para crear tradición: P.D. James tardó siglos en llegar aquí”. La británica Kate Atkinson, toda una revelación, da pasos de gigante en comparación con sus ilustres colegas predecesoras como James o Rendell.

Quiero pensar que es un bello signo de normalización: creen que esos personajes femeninos les pueden dar más matices literarios

En paradójico contraste, pocos países occidentales tienen tantos escritores con detectives femeninas protagonistas. Carlos Quílez creó a Patricia Bucana; José María Guelbenzu, a Mariana de Marco;Juan Bolea, a Martina de Santo… “Quiero pensar que es un bello signo de normalización: creen que esos personajes femeninos les pueden dar más matices literarios”, opina Villalonga, que detecta un curioso matiz cuando uno se fija en autores nórdicos que manejan mujeres: “Ellas suelen formar parte de un equipo, como hace Arnaldur Indridason; o el mismo Henning Mankell, donde una es incluso la jefe del grupo”. Sin querer dar nombres, Giménez Bartlett cree que “la mayoría de esas mujeres, especialmente las españolas, son vampiresas o inteligentísimas, totalmente arquetípicas. ¿Una mujer policía ha de ser siempre fuerte y bella?”.
Cuando el policía que escriben las mujeres es barón, hay unanimidad: “Suele ser menos violentos, de modos menos agresivos; ahí está Adam Dalgliesh, el protagonista a menudo de P.D. James, o el Brunetti de Donna Leon”, dice la creadora de Petra Delicado. Pero sólo hay una característica planetaria común, dice Villalonga: “Me fijé en los nórdicos, donde hay mucho maltrato a pesar de ser sociedades supuestamente modélicas: sean hombres o mujeres los autores o los protagonistas, las mujeres -y los niños de rebote- son siempre aún las grandes víctimas”. Un caso todavía abierto.

Dos cartas inéditas de Simenon destacan en la exposición inaugural de BCNegra

Se podrán ver en Cuando menos, Simenon, exposición inaugural de la Semana de la Novela Negra de Barcelona


Georges Simenon, autor francés, creador del comisario Maigret./elmundo.es,/lainformacion.com

Dos cartas inéditas escritas por Georges Simenon a su primer editor en España, Ferran Canyameres, así como otras dos de respuesta destacan en la exposición inaugural de la Semana de Novela Negra de Barcelona BCNegra, consagrada al "padre" del comisario Jules Maigret.

En la exposición "Cuando menos, Simenon", que se puede visitar hasta el próximo mayo en la Biblioteca Jaume Fuster de Barcelona, se pueden consultar en un ordenador quince de las cartas que se cruzaron el autor belga y el editor barcelonés, así como ver los cuatro originales inéditos, dos de Simenon y otros dos de Canyameres.

Canyameres había fundado la editorial Albor a finales de 1942 en el exilio en Francia junto con los hermanos Ballbé, dos colaboradores de la empresa Indústria Tèxtil, que operaba en París.

Albor, recuerda a Efe el comisario de la exposición, Joaquim Noguero, comenzó publicando ediciones de bibliófilo de artistas como Picasso, Clavé o Grau Sala, pero la idea del editor era trasladar la editorial a Barcelona cuando las circunstancias fueran propicias para editar las obras de Simenon.

El propio Canyameres evoca en sus memorias póstumas el viaje que hizo a Aiguillon-sûr-Mer, donde inició una fructífera amistad con el padre del inspector Maigret, así como la visita que le hizo meses después al castillo de Terre Neuve de La Rochelle, donde se había instalado el escritor belga, y donde cerró un contrato para traducir y publicar en España todos sus libros.

Sin embargo, señala Noguero, los problemas que tenía Canyameres con el régimen le obligaron en 1948 a aliarse con Aymá para publicar entre 1949 y 1953 un total de 72 volúmenes en tres colecciones de Albor, que se pueden contemplar en la muestra con las portadas originales de Ricard Giralt Miracle.

Estas portadas de Giralt Miracle, que normalmente adoptan una escena o algún objeto relevantes en la historia, son, en palabras del comisario, "muy narrativas, pero están hechas con una plástica que tiene que ver con lo que el creador aprendió antes de la Guerra Civil en el cartelismo, con influencias del surrealismo, el cubismo picassiano o los colores y ecos del expresionismo".

Además de las primeras ediciones españolas de Aymá y Albor, el visitante puede ver las portadas fotográficas de Editorial Acantilado, obras de Francesc Català-Roca, que destacan por "su ausencia humana y la única presencia de objetos y espacios"; las de Destino, Bruguera o las del Círculo del Crimen, firmadas por Jorge Simenon.

Para Noguero, Simenon es un autor que, aunque puede ser considerado entre los grandes de la literatura universal, "cambia los clichés asociados al género, de una literatura popular de calidad que llega más allá de lo que el lector preveía, y de una escritura sencilla y clara, naturalísima".

Tanto Maigret como el Simenon escritor, ciudadano, amigo y padre comparten una divisa: "Comprender y no juzgar", porque en toda su obra lo único que pretende el autor es "retratar el mundo cotidiano, observarlo, interrogarlo y analizarlo, más como médico que como policía".

Por esa razón, según Noguero, el comisario Maigret se enfada cuando le preguntan cuál es su método, pues considera que un método encauza, encapsula restrictivamente la realidad, y marca el camino con todo tipo de prejuicios. Simenon empieza nuevo en cada novela como Maigret llega virgen a cada caso".

Las máquinas de escribir de la exposición remiten precisamente a esa filosofía de Simenon, que piensa, a decir del comisario, que "a partir de un objeto se pueden deducir muchas cosas que no se dicen".

Otra de las grandes aportaciones de Simenon a la novela negra es la preponderancia de los perfiles psicológicos frente a la investigación, la preocupación por la vida de las víctimas, así como la introducción de la gastronomía en las tramas, mucho antes de que consolidaran esta línea Manuel Vázquez Montalbán o Andrea Camilleri.

Mónica: "Fueron mujeres, nazis y asesinas, la peor maquinaria bélica que utilizó Adolf Hitler"

Mucho se ha escrito sobre los criminales vinculados al partido nazi pero, las mujeres, ¿se dedicaron únicamente a parir y criar rubios que "mejorarían" la raza aria? Lo cierto es que hubo algunas féminas que superaron con creces los más perversos actos que nos podamos llegar a imaginar


Hubo algunas féminas que superaron con creces los más perversos actos que nos podamos llegar a imaginar./que.es

Mónica, tradicionalmente hemos vinculado al terror nazi con hombres. La historia ha sido machista resaltando principalmente a hombres, para lo bueno y para lo malo. Vemos que también hubo mujeres. ¿Jugaron éstas un papel importante en el holocausto?
Así es. Fueron mujeres, nazis y asesinas. Yo las denomino la peor maquinaria bélica que utilizó Adolf Hitler para mantenerse en el poder. Sin ellas el Nazismo jamás hubiese prosperado ni pasado a la historia como la lacra más miserable que azotó a la humanidad.
Son muchos lo que creen que interesarse por estos es ser masoquista. ¿No crees que este es el tipo de historia es la que hay que enseñar en los colegios para que no vuelva a repetirse?
La historia para que no vuelva a suceder debe ser investigada y estudiada a fondo, y aún así, desgraciadamente, se repetirá. El ser humano no cae en la misma piedra una sola vez, ni dos ni tres, sino multitud de ellas. Pero es bien cierto, que catástrofes humanas como el Holocausto debería ser asignatura obligada en los colegios y no tratarla de manera superficial sino profundizando en los porqués de aquella terrible época. Las futuras generaciones deben conocer la VERDAD y no ocultarla jamás.
Guardianas nazis, ¿cuál era el cometido de estas mujeres? ¿Nacieron así de canallas o las hicieron?
Podemos describir a estas mujeres como analfabetas, incultas y con una imperante necesidad de ayudar a su régimen y a su dios terrenal, el Führer. Algunas de ellas tomaron contacto con el Reich a través de la Liga de Muchachas Alemana, una especie de asociación femenina que inculcaba los preceptos del nazismo; otras ingresaron en el Partido Nazi donde conocieron a líderes importantes de las SS; y el resto ingresó directamente en el campo de concentración de Ravensbrück, lugar de instrucción para convertirse en guardianas de estos campamentos. Inicialmente, su cometido era ayudar al buen funcionamiento del recinto, controlar a los presos, velar por la seguridad de los mismos, etc.
Pero la realidad fue otra muy distinta. En verdad, las guardianas fueron adoctrinadas para vejar, maltratar, fustigar, seleccionar y matar a los prisioneros, sin distinción de sexo. Lo mismo asesinaban a un niño que a una mujer o a un hombre. Sus superiores sabían muy bien de las malas prácticas de sus camaradas, Hitler por supuesto conocía esas "funciones", pero ninguno puso remedio alguno para pararlas. El canciller alemán ya lo afirmó en alguna ocasión: "las grandes masas sucumbirán más fácilmente a una gran mentira que a una pequeña", y las guardianas se convirtieron en unas expertas.


Aldolf Hitler saluda a la Liga de las Muchachas Alemanas.

¿Estaban enfermas o simplemente cumplían órdenes gustosamente? 
No eran personas desequilibradas ni con ningún desorden mental como se ha llegado a decir. Eran mujeres normales con una vida sencilla pero con una especial fascinación por impartir sufrimiento al prójimo. Les encantaba machacar psicológica y físicamente a los prisioneros con el único fin de sentirse superiores. Cualquier pretexto era bueno para maltratar a alguien: fumar un cigarrillo, comer un mendrugo de pan duro que había caído de la cesta, llevar un jersey debajo del pijama de rayas... La violencia y el sexo extremo siempre fue una práctica muy común entre los nazis, a pesar de que siempre intentaron ocultarlo. Las orgías estaban a la orden del día.
Ilse Koch, según cuentas, extirpaba piel tatuada para fabricar lámparas para su casa. ¿De verdad esa mujer era humana?
Si por humanidad entendemos una persona que siente compasión por el sufrimiento humano, la respuesta sería NO. Ilse Koch fue una mujer despiadada que disfrutaba in extremis impartiendo castigos corporales a sus prisioneros. En otras palabras, era una sádica hambrienta de sangre y sexo. Sus prácticas se extendieron hasta tal punto que su marido mandó construir un edificio al lado de su casa, "Villa Koch", donde dar rienda suelta a su depravación.
No solo los prisioneros las temían ¿no? 
Así es. Sus camaradas masculinos también, quienes, por cierto, preferían dar un rodeo al campamento que encontrárselas de frente. A mí tampoco me hubiera gustado toparme con ellas, la verdad. A pesar de que las guardianas no pertenecían oficialmente a las SS (las mujeres tenían prohibida su pertenencia) éstas fueron las que en realidad dieron órdenes a sus compañeros para que matasen a los confinados. Porque no es asesino solo el que mata sino aquel que dictamina que se haga.
Resulta complicado adentrarse en historias de este tipo y no terminar muy afectado, ¿cómo lo vivió?
Fue una experiencia muy complicada para mí. Por un lado, quería dar a conocer una historia oculta durante muchos años por el imperante machismo del nazismo y que era necesario sacar a la luz; pero por otro, en muchos momentos fue agónico porque me afectó psicológicamente. La documentación me dejó exhausta hasta el punto de querer tirar la toalla y dejar de escribir en pleno proceso de elaboración. Ver tantas fotografías y documentales con situaciones terribles, leer tantos testimonios desoladores, me hizo mella porque todos, al fin y al cabo, queremos a alguien y no podía entender cómo es posible que un ser humano había llevado a una nación hasta ese punto de crueldad y sadismo. Gracias a mi familia y amigos saqué fuerzas de flaqueza y seguí adelante. 


Guardianas nazis arrestadas tras la entrada de los Aliados en un campo de concentración.

Herta Bothe, es la que aparece en la portada de tu libro. ¿Fue ella la más cruel?
Fue una de las más crueles. Ya su apodo, "la sádica de Stutthof", nos da a entender la magnitud de sus perversiones siempre con un látigo en la mano y fustigando a todo aquel que se le ponía delante, principalmente mujeres.
¿Qué historias le marcaron más?
Si hablamos de las propias Guardianas, me impactó la trayectoria criminal de María Mandel "la Bestia de Auschwitz" y por supuesto de Juana Bormann "la Mujer de los Perros". Las dos fueron supervisoras de varios campos de concentración y las verdaderas "maestras" de toda esa barbarie. En cuanto a lossupervivientes, me impactó la vida de la española Neús Catalá, que a pesar de haber estado confinada durante varios años y de haber sufrido terribles vejaciones, afirmó en una ocasión que ante todo se había sentido "libre". Libre... Aún se me pone la carne de gallina al recordar esa frase. ¿Cómo es posible, verdad?
¿Qué fue de estas asesinas tras la caída del régimen nazi? 
La mayoría fueron llevadas a juicio y condenadas a morir en la horca. Sin embargo, dos de ellas fueron puestas en libertad y nada se supo. He buscado a estas criminales e incluso a sus familiares. No hay rastro alguno, es como si se las hubiese tragado la tierra. Pero lo más tremendo de estas historias es que cuando llegaron a los juicios pertinentes ninguna mostró signos de arrepentimiento. Ninguna pidió perdón sino todo lo contrario, se sintieron orgullosas de su "trabajo". Hay que recordar que los nazis creían que hacían lo correcto, que estaban haciendo un bien a la humanidad, de ahí la falta de arrepentimiento en sus testimonios. Si alguien no cree que haya hecho algo mal, ¿cómo le vas a decir que se retracte y pida perdón? Es imposible.
El rostro de estas mujeres desprende algo completamente diferente antes del holocausto y después. ¿Es el mejor reflejo de su transformación?
Absolutamente. Dicen que la cara es el espejo del alma y está claro que su interior estaba lleno de odio, rencor, rabia, sadismo y perversión. Por tanto, su rostro no podía reflejar otra cosa. La transformación de algunas de ellas como Irma Grese "el Ángel de Auschwitz" es impactante.
En Alemania esta prohibido -con pena económicas incluso de cárcel- vender y llevar simbología nazi. ¿Qué le parece que en España haya tiendas y puestos que vendan souvenirs de esta ideología y que la gente pueda utilizarlo con total libertad?
Que debería estar igualmente prohibido en nuestro país. Parece mentira que la gente no tome conciencia de esto. Seguramente sea porque vemos la Segunda Guerra Mundial y el Nazismo como algo que se vivió de lejos cuando no es cierto. Que actualmente existan lugares donde se pueda comprar este tipo de símbolos es un insulto a la libertad y a los que murieron luchando por ella.
Para terminar, ¿qué se le pasa por la cabeza, después de haber escrito este libro, cuando ve por la calle o por televisión a jóvenes con esvásticas que hacen alusión al movimiento nazi?
Se me revuelven las entrañas. Sigo sin entender cómo hay personas que aplauden una doctrina que va en contra de los derechos fundamentales. Desgraciadamente aún hay mucha gente que niega el Holocausto. A mí me han llegado a amenazar y a decir que había hecho un libro repleto de mentiras. Menos mal que cuando las tropas aliadas llegaron a los campos nazis para liberarlos Eisenhower dijo algo que pasará a la historia: "que se tenga el máximo de documentación -hagan filmes, graben testimonios- porque ha de llegar un día en que algún idiota se va a plantar y decir que esto nunca sucedió". Gracias a él el mundo entero se enteró de la barbarie que había perpetrado Hitler y su Tercer Reich.

jueves, 30 de enero de 2014

‘Cortázar de la A a la Z’, un libro para cronopios devotos

Un inclasificable y emotivo volumen recorre la vida y la obra del escritor

Cortázar de la A a la Z, un viaje artístico por la vida de Julio Cortázar./lainformacion.com, elpais.com

Juan Carlos Onetti, Gabriel García Márquez y Alfredo Bryce Echenique dijeron al unísono hace años que ellos escribían para que les quisieran más. Julio Cortázar no lo dijo, pero lo consiguió. “Queremos tanto a Julio”, rezaba una campaña editorial que recuperó su obra en los noventa. Y la devoción por el autor de Rayuela, cuyo centenario se celebra este 2014, ha ido en aumento.
Acaso el monumento más concreto de ese amor por Julio es un libro que ahora llega a las librerías, Cortázar de la A a la Z. Un álbum biográfico (Alfaguara), compilado por Aurora Bernárdez, viuda y albacea del escritor argentino nacido en Bruselas (1914) y muerto en París (1984), y Carles Álvarez, que con ella ha trabajado en estos años en la clasificación y publicación de cartas y otros testimonios literarios de Julio Cortázar. El diseño es de Sergio Kern, que interpretó, dice Carles Álvarez, el sentido del ritmo que tiene el libro, y una aspiración: “Que se pudiera leer en el metro”.
Para los devotos, una legión de cronopios, el libro es emocionante, y para los lectores en general, incluidos aquellos que no han leído a Cortázar, es una guía sentimental y literaria que tiene el valor de abrir todas las puertas a todos los libros, actitudes y pasiones del autor de Historias de cronopios y de famas. De la A a la Z, todas las entradas tienen la enjundia de sus propios textos, algunos de ellos inéditos (hay uno que divierte a los antólogos, en la Z, “Era zurda de una oreja”), además de testimonios (también inéditos, como una hermosa carta de Lezama Lima sobre la identidad de las novelas u otra misiva de su traductora al francés, Laure Guille Bataillon, escrita cuando Carol Dunlop y él hicieron su famoso viaje por la autopista). A Aurora y a Carles les emociona, entre otros testimonios del propio Cortázar, el poema que este escribió a la muerte de su abuela. Entre esos testimonios hay algunos de un hombre imprescindible en la historia de Julio Cortázar, Francisco Porrúa, el hombre que lo descubrió, lo alentó y lo cubrió de sabias instrucciones sin las cuales quizá Cortázar hubiera sido otro.

El material ha sido compilado por Aurora Bernárdez, su viuda
Además, este inclasificable libro incluye un álbum gráfico que cubre todas las facetas del escritor y del personaje; hay una muy emocionante fotografía en la que se le ve con su madre, en la actitud que luego se transparenta en sus emotivos intercambios; y hay páginas muy hermosas (texto y fotos) de su larga relación con Aurora Bernárdez, su mujer durante tantos años, y luego quien lo cuidó (hay un testimonio del propio Cortázar también sobre esa dedicación) en los tiempos más tremendos de la enfermedad de Julio. Finalmente ella ha sido, con una devoción indesmayable, la que ha sostenido el porvenir de su obra una vez muerto el autor. Carol Dunlop, el último amor de Cortázar, que hizo con él un viaje metafórico recogido en Los autonautas de la cosmopista (publicado en su día por su amigo Mario Muchnik), es otro eslabón sentimental cuidado con detalle en esta particular antología cortazariana.
Es también este libro singular (que prolonga “la enorme diversión de sus libros-almanaques”, como dice Carles Álvarez en la justificación de la obra) un homenaje explícito al sentido que tenía Julio Cortázar de la amistad; aparecen ahí, por tanto, sus amigos más conocidos (los del boom, por ejemplo, Carlos Fuentes, Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa…, con fotos desconocidas y gloriosas), así como aquellos que en algunos momentos de sus vidas fueron cronopios inseparables, como Luis Tomasello, Julio Silva, los Jonquières…

Es uno de los títulos editados con motivo de su centenario, que se celebra este 2014
Cortázar fue un hombre de países (y de países heridos en algún momento, como Argentina, como Chile, como Nicaragua, o como Cuba), y ahí están sus testimonios de sus vivencias de trotamundos camusiano, un hombre extrañado pero también entrañado en todas partes). De países y de ciudades: Buenos Aires, París, Barcelona… Es tan minucioso el libro, tan lleno de broma, que incluye aún una entrada en el diccionario dedicada a la letra R, que no pronunciaban bien ni Julio ni Alejo Carpentier…
Dice el coautor de la antología: “¿Por qué un álbum biográfico? Porque no podíamos esperar más. La Internacional Cronopia reclamaba ya con demasiada insistencia una nueva aproximación al escritor y al hombre. Lo previsible era otra biografía, pero cómo olvidar lo que dijo en una entrevista en 1981: ‘No soy muy amigo de la biografía en detalle. Eso, que lo hagan los demás cuando yo haya muerto”.
Pues aquí está esta especie de Julio Modelo Para Armar que está hecho con indudable amor por dos destacados devotos para los devotos de Julio Cortázar.
Es natural que en las fotografías la gente ofrezca rostros de felicidad. Es notable que en este libro haya tantas caras que reflejen esa satisfacción de vivir. Y no es raro, pues lo que Julio Cortázar le regalaba a sus amigos (y a sus lectores) fue precisamente esa sensación de que la vida podía ser como “salir a jugar”. Y con ese criterio Aurora Bernárdez y Carles Álvarez entregan ahora este álbum para que los cronopios devotos quieran mucho más a Julio.

El mundo desde Cartagena de Indias

Safranski, Carrère, Pligia, Sacco y Campanella son algunos de los autores presentes en el Hay Festival que empezará hoy con un homenaje a García Márquez

Afiche oficial del Hay Festival de Cartagena de Indias./elpais.com
 
Como sucede desde hace nueve años, la cultura regresa a tomarse por cuatro días la mágica Cartagena de Indias. Y lo hace sin protocolos, en las calles, en los clásicos recintos de la histórica ciudad amurallada donde este año conversaran más de 120 autores reunidos para “imaginar el mundo” en el marco del Hay Festival, uno de los eventos culturales más esperados del año en Colombia. Y ayudarán a imaginarlo nombre como Safranski, Carrère, Piglia, Sacco, Campanella, Mazzucco, Welsh o Rieff.
Se trata de una reunión de amigos que conversan entre sí, pero también con un público que está dispuesto a recorrer los más de 1.000 kilómetros que separan a Bogotá de la ciudad caribeña. Quieren escuchar, por ejemplo, al escritor argentino Ricardo Pligia que hablará sobre los libros de su vida, a Irvine Welsh, autor de la afamada Trainspotting, a Juan José Campanella, ganador del Oscar por El secreto de tus ojos, al mexicano Élmer Mendoza que hablará sobre narcoliteratura, o al expresidente español Felipe González, que debatirá con periodistas colombianos sobre el liderazgo en el siglo XXI. La lista de invitados es larga, nutrida y diversa.
Cartagena, a los pies del mar Caribe, seduce, pero si se mezcla con cultura, el éxito está asegurado. Así lo demuestra la historia del Hay Festival. “Cuando empezamos, pensamos en un festival realmente pequeño, no creíamos que alguien viniera a escuchar a un escritor a las 10 de la mañana, pero fue tal la acogida que esa primera versión tuvo 12.000 espectadores”, cuenta Cristina Fuentes, su directora desde el inicio. Ahora esa cifra alcanza los 50.000. “Ha sido una forma diferente de presentar la literatura, que era para grupos pequeños, para los entendidos y con el Hay se ha vuelto para todos, donde se asiste a conversar de una manera relajada”, agrega.
También seducen las múltiples facetas del Hay, que se ha ido diversificando con los años y que se extiende más allá de las murallas que tanto atraen a turistas de todo el mundo. El festival incluye a los barrios más vulnerables –Rosa Montero hablará sobre La ridícula idea de no volver a verte–, a los niños –Juan José Campanella presentará Metegol (en España Futbolín), una película animada inspirada en el cuento Memorias de un wing derecho de Fontanarrosa–, y a los jóvenes –con ellos conversarán los británicos Sunjeev Sahota y David Szalay considerados por la revista Granta como de los mejores de la literatura joven de la actualidad–.
El formato de hacer un festival de la conversación inteligente, informada, divertida, ingeniosa, y con una diversidad muy interesante, en la que predomina la literatura, pero en la que también están ensayistas, científicos, historiadores, ha despertado la curiosidad de los colombianos y su fidelidad
“El Hay nació con una buena estrella y la ha mantenido”, dice Jaime Abello, director de la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano y uno de los impulsadores del Hay en Cartagena. “El formato de hacer un festival de la conversación inteligente, informada, divertida, ingeniosa, y con una diversidad muy interesante, en la que predomina la literatura, pero en la que también están ensayistas, científicos, historiadores, ha despertado la curiosidad de los colombianos y su fidelidad”.
Hace dos años también arrancó el Hay Verde, un festival que se centra en temas como la sostenibilidad humana, social y medioambiental. Este año, líderes de opinión como Wade Davis, Pere Estupinyà y David Rieff serán los invitados especiales en Medellín. Se trata, en últimas, de pequeños festivales satélites que este año también llegan hasta Aracataca, la tierra de Gabriel García Márquez a cuatro horas de Cartagena, como un anhelo por redescubrir lo que inspiró a Macondo.
El Nobel fue el invitado de honor en la primera edición del Hay y estuvo incluso presente en la reunión donde Carlos Fuentes propuso el nombre de Cartagena, como la ciudad latinoamericana para traer el festival que nació en Gales hace 26 años. “Cartagena no es el gran campamento literario como sucede en Gales, pero tiene unas plazas, unos teatros y hoteles, que invitan a la cultura”, dice Abello, que será el moderador de una conversación sobre el Nobel colombiao entre los escritores Juan Gabriel Vásquez, Conrado Zuluaga y la traductora Edith Grossman. “Vamos hablar de su influencia, de su legado y el desafío que representa no solo para los escritores sino para lo que deseamos para Colombia”.
En 2013, Cartagena recibió a invitados de lujo como los premios Nobel, Mario Vargas Llosa y Herta Müller, pero este año la nómina no se queda atrás. “Muchos están en su momento álgido y son de diferentes generaciones. Estará el francés Emmanuel Carrère –que hablará sobre su último trabajo Limónov– y la española Clara Sánchez, ganadora del Premio Planeta 2013. Pero se suman otros de diferentes disciplinas para una programación muy ecléctica”, dice la directora. Y destaca al periodista Joe Sacco, “el gran maestro del periodismo gráfico”, que acaba de publicar The Great War, un cómic desplegable de 24 hojas en el que narra la batalla del Somme, en la I Guerra Mundial. También al historiador mexicano Enrique Krauze, al filósofo alemán Rüdiger Safranski, que hablará sobre el origen del mal y a Yoani Sánchez, que conversará con el periodista Jon Lee Anderson sobre su trabajo diario por la libertad de expresión.
“Si nos equivocamos lo peor que puede pasar es que la gente se aburra un poco un par de horas. Pero si la cosa va bien, puede que nuestra mente se ilumine y nos liberemos. Igual cambiamos de opinión, hacemos amigos y encontramos nuevas inspiraciones”, es la invitación de Fuentes.

Tras "cien años de soledad", el agua llega a Aracataca Macondo

Los habitantes de Aracataca, pueblo natal de Gabriel García Márquez y lugar que inspiró al Nobel de Literatura para crear el realismo mágico de Macondo, han esperado cien años de soledad  para disponer de agua  potable

"Llovió cuatro años, once meses y dos días" Cien años de soledad. /lainformacion.com
El ministro de Vivienda y Territorio de Colombia, Luis Felipe Henao, anunció en Aracataca que a partir del próximo mes de marzo esta localidad del departamento del Magdalena, distante unas dos horas por carretera de la caribeña ciudad de Santa Marta, dispondrá de ese anhelado bien en todas las viviendas.
El anuncio lo hizo precisamente durante un homenaje al hombre más ilustre de Aracataca, García Márquez, durante el Hay Festival y celebrado este miércoles en la casa-museo que sirvió de vivienda a la familia del Nobel, ahora rehabilitada y centro de inspiración de su creación literaria.
"Esto ha sido una historia macondiana", reconoció el ministro de Vivienda en una entrevista al ser preguntado sobre la razón por la que Macondo, un lugar rodeado de ciénagas y ríos, no haya dispuesto de agua para el consumo humano durante más de cien años.
Y lo argumentó así: "uno de los temas más graves de nuestra historia ha sido la corrupción. Se ha intentado construir este acueducto hasta seis veces y nunca llegó a su fin. Ahora este gobierno ha considerado el acueducto una prioridad".
El propio Henao recordó que en la obra literaria de Gabo, como se conoce en su tierra natal al Nobel de Literatura, hay constantes referencias a la necesidad del agua en una región que registra altas temperaturas todo el año.
En su obra cumbre, Cien años de soledad, Gabo describe escenas difíciles de creer, esas que llevaron a inventar un nuevo concepto literario: el realismo mágico.
Entre ellas una lluvia constante, e insólita, que no se detiene durante 40 días y 40 noches, sequías prolongadas y hasta relata cómo los pájaros mueren de golpe en pleno vuelo a causa del calor y caen desplomados, todas ellas alusiones a una zona donde el agua es un bien preciado.
"El acueducto ha formado parte de la literatura de García Márquez porque siempre ha sido una esperanza de esta región. Hasta hace poco llegaban cuatro horas de agua cruda semanales a Aracataca, es decir, agua no apta para el consumo humano", reveló.
El ministro prosiguió que si bien ya se ha logrado que el setenta por ciento de la población tenga hasta doce horas de agua, "en un mes van a tener el ciento por ciento agua potable".
Para ello, el Gobierno del presidente Juan Manuel Santos ha realizado una inversión de 8.000 millones de pesos (unos 4 millones de dólares), adelantó el ministro.
Estos fondos están encaminados a dotar de agua potable y corriente a los treinta mil habitantes del pueblo, pero también a desarrollar un espacio con alto potencial turístico precisamente por ser la tierra que vio nacer al colombiano más universal: Gabriel García Márquez.
El objetivo es que con la llegada del agua a Macondo se pueda recuperar el patrimonio histórico, tal y como ya se ha hecho con la casa de la familia del escritor, convertida en museo. El siguiente paso será restaurar la iglesia de San José, donde fue bautizado el Nobel, además de construir hoteles y restaurantes, todo con el objetivo de que Macondo sea apetecido por el sector turístico.
Este recóndito lugar fue antaño centro de operaciones de la United Fruit Company, la empresa bananera que masacró en 1928 durante una huelga a un millar de trabajadores, según los vecinos de Aracataca, en un trágico suceso que Gabo relata de forma magistral en Cien años de soledad.
Su economía hoy está basada fundamentalmente en el cultivo de palma de aceite y se espera que el turismo atraiga recursos para hacer más fácil la vida de sus habitantes.

La BCNegra 2014 arranca protagonizada por Andrea Camilleri y con tres días más

El comisario Paco Camarasa, explicó recientemente que esta nueva edición llega después de un año de enormes dificultades editoriales y cierta desorientación entre los ciudadanos

La BCNegra 2014 arranca este jueves protagonizada por Andrea Camilleri y con tres días más./lainformacion.com
 
La semana literaria BCNegra 2014 arranca este jueves prolongándose durante tres días más de lo habitual --hasta el 8 de febrero--, y que tendrá como protagonistas al siciliano Andrea Camilleri --Premio Pepe Carvalho--, y a los internacionales Jussi Adler-Olsen, Gauke Andriesse, Roberto Constantini, Peter James, Sophie Hannah y Ben Pastor, tras anular la asistencia de Philip Kerr.
Esta edición tendrá el mismo presupuesto que la pasada --95.000 euros-- aunque ofrecerá más actividades --más de 60, todas gratuitas-- repartidas en 12 puntos distintos de la ciudad, con la participación de una cincuentena de autores especialistas y 43 editoriales.
El comisario Paco Camarasa, explicó recientemente que esta nueva edición llega después de un año de enormes dificultades editoriales y cierta desorientación entre los ciudadanos.
La visita de Camilleri, de 88 años y gran representante de la novela negra mediterránea, tendrá un gran acto central el 6 de febrero con la entrega del IX Premio Pepe Carvalho, aunque el autor también participará en una conversación en la sala Barts junto a su traductor Pau Vidal, donde los fans podrán enviarle preguntas a través del 'hashtag' #CamilleriRespon.
Camilleri también recibirá un homenaje con la pieza teatral 'Sis personatges en cerca de Camilleri' a cargo de Elisenda Roca y los actores Jordi Boixaderas, Monica Presta, Rosa Vila, Manuel Veiga, Jordi Llordella, Jordi Vidal y Francesca Piñón.
También destacará Sophie Hannah por su encargo de resucitar al detective de Agatha Christie, Hercules Poirot; y que además participará junto al escritor Peter James --que también es productor de cine-- en la mesa redonda 'Crime' no és crim', además de otras actividades de estos autores internacionales.
CORRUPCIÓN, POLÍTICA Y CIENCIA
Como es tradicional, la semana estará repleta de mesas redondas, conferencias y talleres centrados en la corrupción, política, ciencia y religión, entre muchas otras temáticas típicas del certamen, que arrancará con la inauguración de la exposición 'Si més no, Simenon' en la biblioteca Jaume Fuster con algunos manuscritos inéditos del autor francés y las portadas de sus libros en España obra de Ricard Giralt-Miracle.
El encuentro indagará en la calidad de Barcelona como capital de la novela negrocriminal europea y con Catalunya como tierra de crímenes; versará sobre los detectives victorianos de la mano de Sherlock Holmes y sus predecesores; se animará con el concierto 'Blues a la Barcelona negrocriminal' con la Barcelona Big Blues Band y Dani Nel·lo, y especulará sobre el futuro de este género literario.
Esta edición de la BCNegra no olvidará el preponderante papel de las series televisivas en el ámbito negro, con la mesa redonda 'La millor novel·la negra és a la televisió'; ahondará en el moderno 'timo de la estampita' que está en los ciberdelitos, y viajará al Vaticano como lugar con más asesinatos literarios por metro cuadrado del mundo.
Además de estas actividades, el certamen contará con un concurso fotográfico en Twitter e Instagram --con la etiqueta #BCNegra14--, con diferentes exposiciones en bibliotecas públicas y un ciclo especial en la Escola d'Escriptura del Ateneu Barcelonès, entre otros.

J. D. Salinger: todos los agujeros negros

Shane Salerno relata cómo buceó en la misteriosa vida del escritor

Retrato de J. D. Salinger realizado por Anthony Di Gesu en Nueva York en 1952./elpais.com
Shane Salerno (Memphis, 1972) tenía nueve años cuando su madre, fanática seguidora del elusivo J. D. Salinger (1919-2010), le dijo que tenía la edad suficiente para acometer la lectura de El guardián entre el centeno. El libro conmocionó al niño hasta tal punto que, pese a su corta edad, devoró en un tiempo relativamente breve el resto de la escasa obra del autor. “¿Esto es todo?”, le preguntó a su madre cuando puso fin al último volumen. “Salinger no ha dejado de escribir un solo día”, contestó ella, “solo que desde 1965 no ha querido publicar nada”. La insólita revelación plantó en el joven lector una semilla que tardaría 21 años en germinar.
Una tarde, mientras hojeaba una biografía del autor, llamó poderosamente su atención el violento contraste entre dos retratos del novelista neoyorquino. En uno, un Salinger joven y en la cúspide de la fama sonríe apacible. En otro, anciano ya, lanza una mirada furibunda al fotógrafo que lo ha cogido por sorpresa. La disparidad le hizo recordar que tenía una deuda pendiente consigo mismo: tratar de despejar, siquiera en parte, el enigma de una vida sobre la que se cernían demasiadas sombras. Dedicó al empeño 10 años y 1,46 millones de euros que aportó de su propio bolsillo.
En 2010 falleció el escritor. Tres años después, en septiembre de 2013, Salerno daba a conocer el resultado de sus pesquisas, recogidas en un documental de dos horas y en un volumen de 700 páginas en el que contó con la colaboración del escritor David Shields (Los Ángeles, 1956). Bajo el título común de Salinger, libro y documental ofrecen un retrato discontinuo del escritor basado en la recuperación de un ingente material fotográfico, una exhaustiva recopilación de documentos y el testimonio oral de más de 200 testigos de su vida.
"Muchas cosas sobre el personaje no eran halagadoras, pero había que contarlas"
Han pasado seis meses, tiempo suficiente para hacer balance, y el libro llega a España (Seix Barral). No han faltado las acusaciones de oportunismo, falta de rigor y sensacionalismo, pero tampoco los aplausos. Económicamente, el proyecto ha sido un éxito. “El libro se vertebra en torno a los tres traumas que modelan la vida de Salinger: su participación en la Segunda Guerra Mundial, su relación sentimental con Oona O’Neill, y el violento rechazo del mundo, motivado por sus creencias védicas”, explica Salerno desde Los Ángeles. “Salinger era un niño rico de Park Avenue. Jamás había estado expuesto a ningún tipo de sufrimiento. No tenía por qué hacerlo, pero decide alistarse porque tiene una idea romántica de la guerra. Participa en el desembarco de Normandía y es testigo de innumerables atrocidades, la mayor de ellas, que jamás lograría borrar de su memoria, la entrada en un campo de concentración sobre el que flota un insoportable hedor a carne humana incinerada. Ante la inminencia de la llegada de las tropas americanas, los nazis se habían apresurado a quemar vivos a los prisioneros judíos. Trastornado por la guerra, cuando esta terminó se hizo internar en un sanatorio para enfermos mentales. Es ahí donde se produce la alquimia que lo convierte en escritor. Cuando sale, escribe su historia Estoy loco”.
Buena parte de las investigaciones de Shields y Salerno tuvo como fin tratar de caracterizar su singularísima forma de relacionarse con las mujeres. “El otro trauma que lo marcó fue su ruptura con Oona O’Neill”, explica el biógrafo. “Era una chica muy atractiva, que entre los 16 y los 18 años además de con Salinger, mantuvo relaciones con Peter Arno, el caricaturista del New Yorker, y con Orson Welles. Dejó a Salinger para casarse con Charles Chaplin, con quien tuvo ocho hijos y a cuyo lado se mantuvo hasta que él murió. La pérdida de Oona marcó la pauta de todas sus relaciones sentimentales futuras. Cuando se casó con Chaplin, ella tenía 18 años y él 54. Cuando Salinger conoce a Joyce Maynard, una de las mujeres más importantes de su vida, él tenía 54 y ella 18. El esquema se repetiría siempre. Le fascinaban las mujeres cuando conservan algo de niñas. Mantuvo relaciones, no necesariamente sexuales, con chicas muy jóvenes, de 15 o 16 años, incluso 14, como ocurrió con Jean Miller”.
Miller es, según Salerno, uno de los logros de Salinger. “Hemos sido los primeros en conseguir declaraciones directas suyas. Tenía 14 años y Salinger 30, cuando se conocieron en Florida. Mantuvieron un contacto muy estrecho entre 1949 y 1954. Las cartas que le escribió Salinger durante ese tiempo proporcionan un retrato insólitamente revelador del escritor”. Tampoco habían visto la luz fotos de su época bélica, “con los tres mosqueteros, Jack Altaras, John Keenan y Paul Fitzgerald, sus mejores amigos; ni siquiera de su primera esposa, la alemana Sylvia Welter. Falsificó sus papeles para traerla a Estados Unidos y luego resultó ser colaboradora de la Gestapo”.
"El horror vivido en la II Guerra Mundial le marcó para siempre"
Con ser importantes, todos estos detalles palidecen frente a lo que se supone que es el logro mayor de las investigaciones realizadas con Shields: la lista completa de las obras que, según los autores, saldrán a la luz entre 2015 y 2020. Cinco libros en total: dos ciclos de cuentos, en torno a las familias de Holden Caulfield y Seymour Glass; una novela sobre su matrimonio con Sylvia Welter; el diario de un agente de contrainteligencia, basado en los interrogatorios de prisioneros llevados a cabo por Salinger… y un manual sobre sus creencias védicas. Es la parte más cuestionada por la crítica. ¿Ha tenido Salerno acceso al material? ¿Puede pronunciarse acerca de su valor literario? Como quien pisa ascuas, él responde: “No puedo contestar esa pregunta”.
El biógrafo reacciona con firmeza cuando se le pregunta si es legítimo violar la intimidad del escritor: “No he dedicado 10 años de mi vida a Salinger con intención de dañar su imagen. Para hacer algo así, con un año basta. Queríamos contar la verdad, y muchas de las cosas que averiguamos no eran exactamente halagadoras, pero había que contarlas”. ¿Qué opinan los hijos del escritor al respecto? ¿Qué significa que Mathew no quisiera colaborar en el proyecto? “Imposible pensar en dos infancias más distintas. Según Mathew, Salinger fue un gran padre. Margaret, al contrario, trazó un retrato devastador de su padre en sus memorias”.
"No he dedicado 10 años de mi vida para hablar mal de Salinger"
Salerno se muestra tajante con respecto a la acusación de sensacionalismo formulada contra Shields y él al hilo de los crímenes cometidos en nombre de El guardián entre el centeno: “¿Qué se supone que teníamos que haber hecho? ¿Pasarlo por alto? Los asesinos de John Lennon y Rebecca Schaeffer, una actriz bellísima y muy joven, y el asesino frustrado de Ronald Reagan llevaban encima un ejemplar del libro, como si fuera un talismán maligno”.
De entre los muchos otros temas que aborda, Salerno resalta el tercer factor que explica el enigma de Salinger: “La clave de su retirada del mundo está en sus creencias védicas, conforme a las cuales hemos estructurado el libro. Al morir, un familiar suyo pronunció en su nombre las primeras palabras que hacía públicas en 45 años: ‘Vivo en el mundo, pero no formo parte de él”.

miércoles, 29 de enero de 2014

‘Los enamoramientos’, de Javier Marías, finalista al premio de la crítica en EE UU

Los enamoramientos  ha sido seleccionada como una de las cinco mejores novelas de 2013. La novela ganadora se dará a conocer el 13 de marzo

 Javier Marías durante la presentación de Los enamoramientos, en 2011. / Samuel Sánchez./elpais.com
Los enamoramientos, la última novela de Javier Marías, sigue su éxito imparable de público y crítica: es una de las cinco finalistas al National Book Critics Circle Awards de Estados Unidos en el año 2013. Una selección hecha por 600 críticos y directores de suplementos y revistas literarias cuyo ganador se dará a conocer el 13 de marzo. “Ha sido una agradable sorpresa que no hubiera imaginado y que considero un honor”, cuenta el escritor madrileño.
En esta edición, Marías es el único hombre entre los finalistas y su obra la única traducida. Junto a él figuran las escritoras Chimamanda Ngozi Adichie, por Americanah (que en marzo publicará Random House); Alice McDermott, por Someone; Ruth Ozeki, por A Tale for the Time Being, y Donna Tartt por El jilguero (que en marzo publicará Lumen). Una situación, asegura Marías, que “no tiene mucho de particular porque las mujeres han adquirido mayor visibilidad y muchas con una gran calidad literaria, además de ser las que más leen en todas partes”.
La elección de Los enamoramientos como una de las cinco mejores novelas, por parte de los críticos, no deja de sorprender al escritor español, teniendo en cuenta que en Estados Unidos solo se traduce el 3% de su producción editorial. En su caso, 14 de sus libros como Tu rostro mañana, Corazón tan blanco y Todas las almas.
Portada de Los enamoramientos, en Estados Unidos.
La historia de Los enamoramientos (traducida ya a 29 idiomas), narrada por María Dolz, cuenta los hechos trágicos y misteriosos de una muerte y los diferentes estados y estadios que se vive alrededor del enamoramiento, a la vez que aparecen temas como la impunidad, el azar, las relaciones, la mentira y, claro, el tiempo. La novela, publicada el verano pasado en Estados Unidos, recibió las mejores críticas de los medios como quedó patente en la portada de The New York Times Book Review.
Javier Marías, que está en la última fase de su nueva novela, dice que no le preocupa si gana o no porque el estar en esa selección, insiste, ya es un honor y cree que las posibilidades son pocas.
Los National Book Critics Circle, creados en 1974 reconocen las obras en las categorías de ficción, no ficción, biografía, autobiografía, poesía y crítica publicados en Estados Unidos. Solo una novela en español ha obtenido ese premio en sus 40 años: Roberto Bolaño por 2666. Entre los ganadores figuran escritores como Alice Munro, Philip Roth, Cormac McCarthy, Louise Erdrich, Ian McEwan y John Cheever.

El escritor radicalmente bueno

Nunca le escuché, ni vi que pusiera por escrito, palabra que pudiera suponer injuria o venganza

 
José Emilio Pacheco, calidad humana./elpais.com
Cuando soñábamos en los escritores y leíamos a Azorín, a Unamuno y a Oscar Wilde, entre otros, pensábamos que los escritores serían sencillos y etéreos, verdaderos, y ni siquiera esos lo eran; Azorín resultó ser, más adelante, cuando supimos de él, un señor cursi que llevaba paraguas rosa cuando iba al cine; Unamuno escribía como si rompiera telarañas a bastonazos, y Oscar Wilde, por ejemplo, era un dicharachero de frases hechas. Luego descubrimos el boom, a los franceses, descubrimos a la vez a Camus y a Sartre, los pusimos juntos en la escasa estantería; después escuchamos hablar, en este último caso, de las riñas que mantuvieron, y durante decenios la disyuntiva entre los dos llenóy rellenó muchas noches de alcohol y nada.
Los escritores se fueron haciendo a la semejanza de todos nosotros, con sus vicios y sus extrañezas, con sus egos y con sus paranoias; eran como todos nosotros, no soportaban la competencia del que tenía al lado, no se podía hablar frente a uno de ellos de la belleza de la escritura del otro, y así fuimos descubriendo la maledicencia y la venganza como materias, también, de lo que está al lado del tintero.
Fue malo descubrir esta circunstancia, así que había que hacerse con algunas excepciones. De las que había vivas, que hay varias, una era José Emilio Pacheco, que murió la noche pasada después de un accidente que finalmente fue el accidente final de la vida. Él encarnaba, como algunos otros a los que ahora no me referiré, el escritor radical, que sólo era escritor cuando escribía, equivocándose hasta la línea final, como él mismo decía. Y cuando dejaba la pluma y salía a la calle a buscar a otros, cuando vivía para ser humano sobre todas las cosas, ya entonces José Emilio Pacheco era José Emilio, el hombre de la cara grande y a veces aniñada, un muchacho que fue joven mientras le llenó la sonrisa los ojos que él ocultaba como si los defendiera detrás de unas gafas enormes que le servían también para parapetarse como en otro.
Jamás le escuché, fuera del papel o en el papel, decir nada que pudiera ser arrebato o lujuria vengativa contra otros, y fue tan familiar esa actitud, tan propia, que cuando la gente se refería a él en un conciliábulo, público o privado, alguien siempre decía:
--Ah, José Emilio… José Emilio es otra cosa.
Me gustaba su manera de ser y de caminar, de reír y de preguntar, de esperar a que el otro terminara de hablar para decir, a su vez, y tan solo a su vez, con la gallardía del humilde, la última palabra. La última palabra de José Emilio.
Fíjense, conocí otro poeta así, pero mucho más atrabiliario, mucho más noctívago que José Emilio, más extraviado con respecto a las líneas que va marcando la calle de la vida. Se llamaba Claudio Rodríguez. Y hubo aún otro, a éste lo conocí más, pero estaba más dotado para la cólera poética, era José Hierro. Y había uno, que caminaba lentamente hacia la melancolía de la noche, y casi en silencio; era Ángel González. En La Oliva, Valencia, habita otro de esa estirpe, Francisco Brines, y en Madrid y Jerez y Sanlúcar, transita otro sabio de esa manera de ser, José Manuel Caballero Bonald.
Ninguno de ellos, es cierto, tiene las camisas de joven que usó siempre José Emilio Pacheco, pero todos ellos han tenido, tienen, tanto que decir, todos ellos hubieran hecho una timba que José Emilio y hubieran hablado de la vida y no se hubieran entretenido en quitarle el pellejo al prójimo que cultiva, como José Emilio cultivaba, la poesía.
Era un tipo raro, tan escritor y tan bueno, José Emilio Pacheco.

Un nuevo imaginario en el regreso de Stanislaw Lem

Aparecen por primera vez en castellano trece relatos del genio polaco de la ciencia-ficción nunca antes traducidos, y encabezados por Máscara, una singular pieza magistral

Portada Máscara de Stanislaw Lem, autor polaco./elpais.com
La reverenciada figura de Stanislaw Lem (Lvov, 1921 – Cracovia, 2006) está bien situada en un podio o parnaso del género de la ciencia ficción desde la que sigue desplegando su subyugante influencia, pero es cierto que es algo más que eso, como si aún no hubiera llegado todo su reconocimiento. Algunos estudiosos ven detrás del estilo la no tan remota ascendencia judía (nunca fue un religioso practicante) y es muy evidente que el período de la guerra lo marcó para siempre, aquellos años viviendo con identidad falsa, la lucha de la resistencia, y ya terminada la contienda mundial, muy pronto, los primeros encontronazos con los ideólogos comunistas, lo que lleva a un temprano enclaustramiento intelectual. Su primera novela, El hospital de la transfiguración, data de entre 1946 y 1948, pero no se publica en Polonia hasta 1955 por la censura de corte estalinista que irradiaba sobre toda la Europa del este; ya entonces le colgaron el sambenito de contrarrevolucionario; esta obra también editada en castellano por la editorial Impedimenta revela un Lem diferente, todavía no inmerso en los meandro del los mundos futuros e improbables.
En el estilo de Lem la dosis surrealista es parte fundamental al flujo narrativo, a veces poéticamente ligado al relato del inconsciente y sus complejas descripciones; así todos los argumentos se encadenan en rico poso lleno de imágenes (en eso, esta traducción es meticulosamente esmerada), siempre sorprendente al lector, le guste o no la ciencia ficción. Pero en todos está muy presente la que es sin duda su obra más famosa: Solaris (1961), llevada al cine magistralmente por Andrei Tarkovski en 1972 y que esta misma editorial vertió al castellano por primera vez directamente del polaco. En realidad Solaris posee tres versiones cinematográficas; una primera del también soviético Nikolai Nirenburg de 1968 que pasó sin pena ni gloria y una última del estadounidense Steven Soderbergh de 2002 que no logra sobreponerse a su predecesora inmediata. Solaris sigue siendo un enigma infinito de sugerencias y esa primera persona aparece también en estos cuentos de Máscara.
La cronología de esta antología va desde 1957, en los albores de su carrera literaria (“La rata en el laberinto” fue publicado en la edición original de “Diario de las estrellas”), hasta llegar a mediados de los años noventa del siglo pasado
La cronología de esta antología va desde 1957, en los albores de su carrera literaria (“La rata en el laberinto” fue publicado en la edición original de “Diario de las estrellas”), hasta llegar a mediados de los años noventa del siglo pasado. Es verdad que la vasta y erudita obra de Lem (cuya edición de obras completas, sólo accesible en polaco, sobrepasa los 25 tomos) ha sufrido manipulaciones de todo tipo tanto por parte de los sucesivos editores (se evita hablar hoy abiertamente de censura) como el propio autor, que corregía y cambiaba infatigable en cada nueva impresión. Aunque los relatos no siguen una conducción orgánica precisa, sí es cierto, como apunta el prólogo de la edición española, que tanto temas como ideas filosóficas que han sido obsesión y constante en la obra de este prolífico y complejo escritor se repiten en el potente y hasta desbocado imaginario, una escena cambiante donde la visión de la naturaleza como potencia creadora de nuevos y diversos seres domina sobre cualquier otra consideración. La otra gran preocupación ética de Lem, la inteligencia artificial, sus impredecibles límites, su uso y su destino, o la bioingeniería, aparecen en un hechizo de ambientes donde no todo es tornillos, cristales que piensan y naves interestelares. Se trata también de una progresión interior de ese pensamiento visionario, una capacidad de duda y arrastre de las ideas hacia otras preguntas sobre las que siempre es aconsejable dudar antes de responder. Y si Mascara tiene algo de invención kafkiana, sobrevuela todos los escritos una creciente angustia de cerrazón y de verdadero corsé moral, metáfora elocuente donde las hubiera de los tiempos y el lugar que le tocó vivir. El inicio del relato “La verdad” es magistral en este sentido:
“Estoy sentado en una habitación cerrada, con la puerta desprovista de picaporte y cuya ventana tampoco puede abrirse. El cristal es irrompible. Lo he intentado. No porque tuviera ganas de fugarme, o por efecto de la rabia, tan solo quise comprobar si se podía. Escribo sobre una mesa de madera de nogal. Dispongo de suficiente cantidad de papel. Escribo lentamente. Escribo aunque nadie lo lea. No quiero estar a solas, pero no consigo leer. Lo que me traen para leer es todo mentira…”.
* Máscara. Stanislaw Lem. Traducción de Joana Orzechowska. Editorial Impedimenta, Madrid, 2013. 417 páginas.

Henning Mankell revela que padece cáncer

El creador del inspector Wallander, de 65 años, contará su batalla contra la enfermedad en la columna de un periódico sueco

El escritor sueco Henning Mankell revela que padece cáncer./lainformacion.com
Mankell explicó que hace un par de semanas viajó a Estocolmo para ser tratado por un ortopeda, creyendo que tenía una hernia discal en el cuello, pero que, cuando regresó al día siguiente a Gotemburgo (Suecia), donde reside, lo hizo con el diagnóstico de cáncer.
"Días más tarde, en el centro de tratamiento pulmonar de la Universidad Sahlgrenska me lo pusieron en blanco y negro: era serio. Tenía un tumor en la parte posterior del cuello y otro en mi pulmón izquierdo. El cáncer podría haberse extendido también a otras partes de mi cuerpo", relató Mankell.
El célebre escritor sueco, que en unos días cumplirá 66 años, está realizando las últimas pruebas, antes de que los médicos determinen el tratamiento que deberá seguir contra la enfermedad.
"Mi ansiedad es muy profunda, aunque a grandes rasgos puedo mantenerla bajo control", señaló en un artículo titulado "Una lucha desde la perspectiva de la vida".
Mankell aseguró que desde muy pronto decidió que quería escribir sobre su enfermedad y que lo hará en las páginas de este diario sueco, pero "desde la perspectiva de la vida, no de la muerte".
Mankell lanzó su primera novela, "Bergsprängaren" (El rompedor de rocas), en 1973, y casi dos décadas después, publicó la primera de la exitosa serie protagonizada por el inspector Wallander, que también ha sido llevada a la televisión.
Casado con Eva Bergman, hija del cineasta sueco Ingmar Bergman, Mankell ha escrito, aparte de la serie de Wallander, una veintena de novelas, una docena de libros infantiles y es un respetado dramaturgo en su país, además de activista de izquierdas.
Desde que hizo su primer viaje a África hace cuatro décadas, Mankell reside entre Suecia y este continente, especialmente Mozambique, donde ejerce como director artístico del Teatro Avenida de Maputo.

Lo más oscuro que vino de fuera

El librero de Negra y Criminal elige los catorce libros del género que llenarán 2014 de magníficas lecturas y tortuosos misterios  

Una colección de títulos de las novelas negras y criminales./Ulises./elmundo.es
Ya pasó el año de la mala suerte (el 13), pero el 14 seguirá siendo igual de negro con recomendaciones como las que vienen a continuación. Se trata de novelas llegadas del otro lado del Atlántico, pero no únicamente. También hay recomendaciones de maestros suecos de la novela negra, de los genios británicos, franceses, griegos... Una auténtica proeza en traducciones y retraducciones de las editoriales 

Los terroristas, de Maj Sjöwall y Per Wahlöö

La última novela protagonizada por Martin Beck, la que cierra el ciclo de las 10 novelas, cada una de ellas con 30 capítulos, que nos describen "la traición de la socialdemocracia sueca". Sin esa pareja de suecos de nombre impronunciable, no sé ustedes, pero nosotros no estaríamos aquí. Los verdaderos creadores de la novela negra nórdica y europea. En RBA Serie Negra

Vivir de noche, de Denis Lehane

¿Cómo lo consigue? En cada novela él mismo se sube el listón, para superarlo espectacularmente en la siguiente. La segunda mitad de los 20 en los Estados Unidos. Lo sientes mientras lees. Y con una mujer inolvidable. En RBA Serie Negra, traducción de Ramón de España

Los huesos del invierno, de Daniel Woodrell

Quizá vieran la película. No importa. El libro, como casi siempre, la supera. La demostración que en menos de 200 páginas se puede describir un grupo humano desconocido para nosotros. Solo es necesario dotar de fuerza a la palabra. Que no se les pase. En Alba, traducción de Concha Cardeñoso.

El cazador sordo, de James McClure

Hubo un tiempo en la Sudáfrica olvidada, anterior a Mandela, que el único sitio donde un blanco y un negro podían estar juntos era en el interior de un coche de policía. McClure utiliza la ironía y la investigación policial de Kramer y Zondi para combatir el racismo. En Reino de Cordelia. Traducción de Susana Carral.

Me desperté temprano y saqué el perro, de Kate Atkinson

Es nuestra dama británica del crimen preferida. Desgraciadamente poco leída. En una trama que podría firmar P.D. James, Atkinson introduce pequeñas cargas de profundidad contra la moral tradicional y la familia. Si Rouco la leyera, no le gustaría nada. En Lumen. Traducción de Patricia Antón.

El último lapón, de Olivier Truc

La economía no nos permite viajar, tanto y donde nos gustaría. Pero afortunadamente hay novelas cómo ésta. La mirada foránea de un espectador privilegiado (corresponsal de Le Monde, en Estocolmo) nos acerca la cultura sami, del desconocido pueblo lapón. No es un National Geographic, es una novela. Una muy buena novela. En Destino. Traducción de Joan Riambau.

Pan, educación libertad, de Petros Markaris

Cierra la trilogía de la crisis que la realidad obligó a Markaris a escribir. Quizá no sea el mejor de Markaris, pero, como siempre, el novelista nos acerca más profundamente a la realidad, que los noticieros. No lo lea en un sillón, léalo en la calle. En Tusquets. Traducción Ersi Samará.

Pasaje de las sombras, de Arnaldur Indridason

Merecidísimo Premio RBA de Novela Negra. Pero aunque no tuviera premio, hay que leerla. La modernidad agitando las aguas quietas de una sociedad rural. El pasado es un pesado y siempre vuelve. Lento pero seguro. Un buen aguardiente se paladea. En RBA Serie Negra. Traducción de Fabio Teixidó.

La camarera, de James M. Cain

Inédita hasta ahora, tanto en castellano como en inglés. Escrita al final de sus años, pero conservando los temas que le han hecho un clásico. Triángulo amoroso, codicia, engaño, belleza, traición, y la violencia que conlleva siempre el amor. ¿ Es amor? En RBA Serie Negra. Traducción de Ana Herrera.

La rata en llamas, de Georges V. Higgins

Nadie, ni siquiera Lehane describe el Boston de los 70 como Higgins. Nadie, ni siquiera el añorado Elmore Leonard, escribe los diálogos como Higgins. Policías y delincuentes hablan igual, quizá porque piensan igual. Imprescindible su lectura si piensas escribir un diálogo, aunque sea para la hoja parroquial, o la memoria de empresa. En Libros del Asteroide. Traducción de Magdalena Palmer.

Lo que fue, de Georges Pelecanos

Washington, años 70, los barrios negros. Música, drogas, pantalones campana. La fuga siempre es adelante. Se nota que Pelecanos es de la "banda de The Wire". No hay momentos espectaculares, pero hay detrás un narrador potente. La última novela antes de que Eugenia Broggi, dejara la dirección editorial. En El Aleph. Traducción de Javier Calvo.

El sueño oscuro y profundo, de Craig Russell

Tengo una debilidad por Lennox, el detective canadiense varado en el Glasgow contaminado y duro de los años 50. Entre la niebla y el Canadian Club, nos gusta el homenaje que en cada página Russell hace de un Marlowe que no podría vivir aquí. Falta sol y sobra mezquindad. Vale la pena leer a Craig Russell, pero sin compararlo con Chandler. En Roca Editorial. Traducción de Santiago del Rey.

Ciudad del sol, de David Levien

Alguien del que te fías te llama y te dice: "No te pierdas Ciudad del Sol". No tienes ni idea quien es David Levien. Comienzas a leer despreocupadamente, y no puedes dejarlo. Agradeces haberlo comenzado un fin de semana. Piensas que ya has leído muchas novelas sobre el tráfico de personas, y la pederastia. Pero ninguna como ésta. Muchas de detectives, pero... bienvenido Frank Behr. Me he quedado con tu nombre. En Mondadori Roja & Negra. Traducción de Oscar Palmer.

Y el 14 para el 2014...

No es un libro, es una joya. Es la retraducción por parte de Enrique de Hériz de todos los cuentos de Hammett. Disparos en la oscuridad, se titula este lugar donde volver cuando te encuentres rodeado de banalidad y ego hormonado con autolecturas. Más de 1.100 páginas, sin que sobre ninguna. Una excelente rúbrica final para una notable dirección editorial, la de Anik Lapointe en su Serie Negra.