sábado, 30 de noviembre de 2013

Ciclo Varia Literaria II

Variaciones sobre los recuerdos infantiles

Memoria por correspondencia

Encuentro de Lectores

Sala Dos. 3pm


¿Qué pasó con Emma Reyes?. .

Emma Reyes, escritora de Memoria por correspondencia

"Memoria por correspondencia, son veintitres cartas de Emma Reyes (1919-2003) a Germán Arciniegas, escritas de 1969 a 1997, publicado por Laguna Libros. Es la historia de la infancia de esa mujer singular, surgida como de la nada, que va a dar a manos de tutoras ocasionales. Sufrimientos indecibles, contados con finura de estilo en el manejo de la palabra, y con estructura de sugestivo relato en cada misiva, para configurar singular novela, sin propósito de la autora por el género. Autobiografía desde la temprana infancia hasta el comienzo de la pubertad, cuando consigue fugarse del cuartel de las monjas tejedoras para penetrar en el mundo de sorpresas, con descubrimientos de asombro y caminos abiertos por el deseo de realización en su marca de espíritu: artista de la pintura. En el convento se hizo a las técnicas del bordado, con expresión de facilidad natural para el dibujo."

Minicuentos 78




De la realidad y la fantasía II                                                                                               


Los generosos
Voltaire

Llegó el tiempo en que se celebraba una gran fiesta, que acaecía cada cinco años. Era costumbre en Babilonia proclamar solemnemente al cabo de cinco años al ciudadano que hubiera cumplido la acción más generosa. Los grandes y los magos constituían el jurado. El primer sátrapa, a cuyo cargo estaba el cuidado de la ciudad, exponía las más hermosas acciones ocurridas bajo su gobierno. Se votaba oralmente; el rey pronunciaba el juicio. Acudía la gente para esta solemnidad desde los extremos de la tierra. El vencedor recibía de manos del monarca una copa de oro adornada de pedrerías y el rey le decía estas palabras: “Recibid este premio a la generosidad, y ojalá los dioses puedan concederme muchos súbditos que se os parezcan”.
Llegado el día memorable, el rey apareció en el trono rodeado por los grandes, los magos, y diputados de todas las naciones que venían a esta justa, donde la gloria no se adquiría por la ligereza de los caballos, ni por la fuerza del cuerpo, sino por la virtud. El primer sátrapa expuso en alta voz las acciones que podrían hacer dignos a sus autores del premio inestimable.
Presentó primero a un juez que, habiendo hecho perder un juicio considerable a un ciudadano por una equivocación de la cual no era siquiera responsable, le había entregado toda su fortuna, que cubría el valor de lo que el otro había perdido.
Presentó luego a un joven que, perdidamente enamorado de una joven con la cual se iba a casar, no sólo se la cedió a un amigo que se moría de amor por ella, sino que pagó además la dote al ceder a la niña. Luego hizo comparecer a un soldado que en la guerra de Hircania, había dado mayor ejemplo aún de generosidad. Soldados enemigos le reptaban a su amada, y él la defendía contra ellos: vinieron a decirle que otros hircanos raptaban a su madre, a algunos pasos de allí; abandonó llorando a su amada, y corrió a liberar a su madre; volvió luego hacia aquella que amaba, y la encontró expirante. Quiso matarse, pero la madre le hizo presente que era él su único apoyo, y tuvo entonces la valentía de aguantar la vida.
Los jueces se inclinaban por el soldado. El rey tomó la palabra y dijo: “Esta acción y las de los demás son bellas; pero no me sorprenden: ayer Zadig realizó una que me ha asombrado. Habíale yo quitado mi confianza desde hacía unos días a mi ministro y favorito Coreb. Me quejaba de él con gran enojo, y todos mis cortesanos me aseguraban que era todavía excesiva mi bondad para con él; rivalizaban todos en hablarme mal de Coreb. Pregunté a Zadig su opinión, y se atrevió a hablarme bien de él. Confieso que he visto, en todas nuestras historias, algunos casos en que se haya pagado un error con una fortuna, en que se haya cedido a otro la novia, en que se haya preferido la madre a la bien amada; pero no he leído nunca que un cortesano haya hablado favorablemente de un ministro en desgracia, contra quien su soberano se halla irritado. Doy pues, veinte mil monedas de oro a cada uno de ellos cuyas generosas acciones acaban de sernos relatadas, pero otorgo la copa a Zadig.
—Sire —respondió éste—, sólo vuestra Majestad merece la copa; vos habéis cumplido la acción más inaudita, ya que, siendo rey, no os habéis enojado contra vuestro esclavo cuando éste se atrevió a contrariar la pasión que os dominaba.
Todos admiraron al rey y a Zadig.
 
Scherezada
José Luis Zárate Herrera
—Scherezada —exclamó indignado el sultán— estoy dudando de que seas pura. ¡Explícate!
Y ella no tuvo más remedio que empezar a contarle un cuento…

A mis zapatos
Beatriz Álvarez K.
Y yo contemplaba cuidadosamente mis zapatos como si estos hubiesen desarrollado un afecto especial para mí, como si de noche, a falta de mis pies, se sintieran fríos y solos. No sé cuántas veces, bajo el efecto estridente de la hora de comer, me he mofado de sus suelas grises, pobrecillas, que han conocido la humillación constante de la ciudad. Y pensar que parecen inexpertos, quizá insignificantes: recién nacidos en día de lluvia… Al día siguiente son espejos y otro más y son alondras. Y sin embargo son siempre mis zapatos, saludándome en la piecera de los días, reconociéndome paso a paso, lamiéndome los pies, fieles cachorros apátridas y huérfanos. Ahora se inclinan sobre mí, acariciándome, pidiéndome un poco más de cariño, ahora lanzan pequeños gemidos rítmicos. Las agujetas son sus lenguas o sus brazos que se aferran a la seguridad de Yocaminando o de Yoparada o Yocontemplándolos, una mañana de niebla como hoy. Y ellos me sonríen temerosos desde su estante indescifrable. En más de alguna ocasión ha habido quien los evoque como esclavos a ras del piso, como pobres… como los que lloran paso a paso de la vida. Pero son mis zapatos. Y me lamen los pies.

Praxis
José Barrales V.
Se desperdicia mucha fuerza vital cuando dejamos a los sonámbulos realizar sus actividades sin perseguir una finalidad constructiva.
Por eso en la población de Sigmunda se estableció el Instituto Programador para alimentar de trabajadores nocturnos al Centro de Producción, el cual los aprovecha sin otro gasto que el de un hipnotizador que mantiene dormidos y activos a esos sonámbulos amaestrados.

El otro lado
Alejandro Aura
Un día el rey llamó a unos muchachos de por aquí y les dijo “Se me van volados hasta el otro lado y vienen y me dicen qué hay”
Unos se fueron en bicicleta, otros en patines y otros en avalancha, otros se fueron nomás volando.
Algunos llegaron pronto al otro lado y otros se tardaron años, así que llegaron viejecitos, pero los primeros para no aburrirse esperaron a los demás haciendo cuentas y tejas de barro.
Ya que se fijaron bien en todo regresaron y le dijeron al rey: “Del otro lado es todo igual pero al revés”.
Quién sabe por qué se les ocurrió decir eso, pero todos dijeron lo mismo.
“Yo quiero ir”, dijo el rey, “cárguenme”. Y lo llevaron.
Pero cuando pasaron al otro lado, el rey tuvo que cargar a todos y eso no le gustó, entonces quiso que lo regresaran, pero como todo era al revés, se lo llevaron al otro lado del otro lado.
Y así siguieron hasta que se acabaron todos.

"El jardín de las Weismann", 30 años de una obra polémica

Se lanza la octava edición de esta novela. Extractos de la exégesis de Isaías Peña Gutiérrez

Cuadro del pintor tolimense Darío Ortiz para la edición conmemorativa de la novela./eltiempo.com
Décadas después de publicada, la novela El jardín de las Weismann, del colombiano Jorge Eliécer Pardo, sigue oliendo a dalias y crisantemos, a rosas y geranios, a cartuchos y gardenias; resuenan en ella tenebrosos conjuros, y mantiene, sin dudas, las cenizas vivas. Editada en 1978 por Plaza y Janés de Bogotá, con solo cuatro letras diferentes al título de ahora, es una obra que sintetiza y expresa con valor una época demasiado gris –y extendida hasta hoy– de la vida colombiana. Pero si descartáramos esa función representativa, que muchos ponen en entredicho para el arte literario, también, se sostiene como una obra de gran singularidad estética, muy personal en el contexto de la literatura colombiana de los años 70 del siglo pasado.
Para mí, esas dos funciones son de una inmensa importancia. A la distancia, una de las razones por las cuales esta novela sobresale entre las de su época es la de haber encontrado un nuevo horizonte literario sin abandonar el referente histórico-político que le pertenecía. Escrita cuando en Colombia los jóvenes le apostaban a una ruptura frente a la novela de la tierra de mediados del siglo XX, o a la literatura de Gabriel García Márquez, utilizando un acercamiento a lo juvenil, musical o deportivo –con tanta validez como las otras–, Pardo no claudicó frente a quienes vetaron la presencia de la sórdida historia colombiana en la narrativa.
El gran debate del día fue ese: si haces nueva literatura, debes abandonar el tema de la “violencia en Colombia”, como si se tratara de categorías excluyentes.
La renovación de las formas literarias –lo sabíamos, sin embargo– siempre ha sido correlativa a la renovación de los mismos temas. No se distinguen fondo y forma, si es que pudieran contrastarse. Sin embargo, por los mismos intereses que no han permitido acabar con la violencia política, a los escritores jóvenes de esa época se les prohibió, en el fondo, escribir sobre la violencia colombiana. Y los mismos escritores jóvenes y viejos se autocensuraron.
Por otro lado, no habían sido afortunados, desde el punto de vista literario, los pocos libros de ficción que había producido la llamada “Violencia en Colombia”, el fenómeno político y social colombiano de mediados del siglo pasado en adelante.
El jardín de las Weismann irrumpió, entonces, en ese doble frente: sin abandonarlo, desbordó el tema (lo renovó), lo aventuró y forjó su estilo apropiado. Amplío estos tópicos:
La confrontación de los partidos tradicionales, liberal y conservador, venía desde el siglo XIX –podría decirse, desde la constitución misma del Partido Conservador, en 1848–, pero fue en 1948, con el asesinato del jefe liberal Jorge Eliécer Gaitán, cuando se llegó a su máxima intensidad. Los desacuerdos doctrinarios entre los dos partidos –sobre todo en religión, educación y economía–, que se habían mantenido en disputa, sin llegar al uso de las armas, desde la Guerra de los Mil Días (al filo entre los siglos XIX y XX), volvieron a ser materia de discordia, esta vez bajo los crueles signos de una guerra “santa” –cuando los homicidios adquieren el rango de satánicos–, a raíz de la exposición de las tesis sociales gaitanistas, que, en muchas ocasiones, superaron el bipartidismo liberal-conservador.
A la muerte de Gaitán se sucedieron, en breve tiempo, los gobiernos conservadores que auparon la violencia contra los liberales y dieron campo para la creación de grupos o bandas criminales que, apoyados en la complicidad del régimen, suprimieron a sus opositores de maneras tan violentas que superarían cualquier imagen racional –como sucedería–, y aún peor, 50 años después, con la presencia paramilitar resolviendo la continuación de la violencia. Situación que obligó a los liberales, en muchas ocasiones con la aprobación y patrocinio de los jefes del partido, a armarse de igual manera, lo que significó el nacimiento de las guerrillas liberales.
Luego vendrían las traiciones de los jefes del partido y los pactos de no agresión con el conservatismo, sin que la Rama Judicial del Estado hubiera dirimido ningún caso. Y así la impunidad alojaría en sus nichos apropiados los huevos de la nueva violencia –la que partiría con el Frente Nacional pactado en 1958–.
Pero la novela de Pardo llega hasta ahí, sin encubrimientos ni máscaras. Las relaciones entre civiles, militares y religiosos se convierten, en la novela, en el telón de fondo de una historia sencilla, solo oscurecida por los autores de la misma violencia política. La patología que padecerá el país 60 años después puede verse con claridad ahí. Sin ella, hoy no se comprende nada.
Allí, pues, están los sacerdotes y la religión, los civiles y sus intereses privados, los políticos y los militares con sus propias disputas. Solo que el escritor mira hacia otros horizontes de gran o pequeño espectro, para poder romper el de la novelística colombiana en ese momento.
Y se encuentra con que en el país viven, además de los colombianos, otros seres humanos desplazados por otras guerras, seres que llegaron con heridas atroces y con grandes ausencias.
Huyendo, desplazadas por la Primera Guerra Mundial, de Alemania, cuatro mujeres han subido por el río Magdalena hasta llegar al interior del país y se han instalado en una casa adornada con un hermoso antejardín. Y frente al pasado –dice la leyenda–, para vengar las muertes violentas de sus padres en Berlín, fundan en un pueblo colombiano la Casa del Amor y la Ternura.
No es la primera vez que se fusionan, se comprometen o se citan el amor y la muerte. Pero en las versiones literarias anteriores sobre la violencia en Colombia, ningún escritor colombiano lo había propuesto de esta manera. Consolida así, Pardo, un doble juego que sintetizará poéticamente –ni lírico ni épico, más bien dramatúrgico– frente al lector: una escenografía, concreta y compleja, de diferentes nacionalidades, es decir, dos guerras distintas con un mismo sustrato de dolor y barbarie, con un ingrediente que dinamiza y cataliza las contradicciones sociales: el amor que atraviesa todas las desventuras humanas.
No ve Pardo la violencia como un cuerpo ajeno e impoluto, como se veía en algunas obras literarias de entonces, sino que la concibe como en una tragedia griega: atada de manera ciega a todas las verdades del ser humano. Donde el amor busca neutralizarla o acompañarla con los resultados más contradictorios del mundo.
Sociedad que peca y reza
Por eso, en esa prodigiosa síntesis de cien páginas que es la novela, bello, tenso y angustiado poema sinfónico, se plantean los dos dramas con todas sus implicaciones.
El de las cuatro gemelas huérfanas que llegan por mar –con sus historias de marineros, tan intensas a pesar de la brevedad– a preparar su venganza inútil, a colonizar nuevas tierras, a perderse en la huida que no tiene final, y sus seis hijas gemelas, más la hija del cura, nacidas en Colombia, sombras misteriosas en un convento que las acoge con la culpa de una sociedad que peca y reza para “empatar”, y que más tarde llegarán, también en la oscuridad –porque este es el país de las eternas tinieblas, de las confusas tinieblas, de las “complejas” tinieblas– a la Casa del Amor y la Ternura a tratar de superar el reino de la orfandad y de la soledad de sus madres, sin que lo logren, porque, como en Alemania, sobre Colombia pesa el designio de la primera frase de otra gran novela premonitoria: “Antes que me hubiera apasionado por mujer alguna, jugué mi corazón al azar y me lo ganó la Violencia”. (La vorágine).
Y el otro drama, el de quienes, desplazados por las masacres de la violencia en su propia tierra, se han ido a las montañas y a los ríos y luego regresan en busca de un exilio siquiera temporal, en este caso literario, en la casa de los pinos, atravesando el jardín de las Weismann, sin saber que, a la final, no será el jardín del Edén, ni el de las Delicias, sino el del Infierno, como en el Jardín del Bosco, el que los alojará de por vida.
La estructura de poema sinfónico, que va y viene en una temporalidad fragmentada entre la juventud de madres e hijas, y entre la Gran Guerra del 14 y nuestra violenta guerra doméstica (no domesticada) del 48, se aviene, de manera admirable y sorpresiva para los años 70, con el coro y las coreografías permanentes de las Weismann, de sus profundos lamentos lorquianos, de sus apasionados susurros amorosos, de las penas no redimidas y siempre aplazadas, y de sus decisiones astutas (recordar “los zorros y los erizos” de Isaiah Berlin), frente a una sociedad falaz, oscurantista, conservadora, que las ha obligado a esconder a sus hijas apenas nacidas, que oblitera el derecho de oposición en los demás, que las persigue en su credo del amor y la ternura hasta llegar, sin lugar para la reconciliación, al incendio y destrucción de la casa misma, porque en la visión cavernaria los peores enemigos públicos y particulares resultan ser el Amor y la Ternura.
El poema termina con una visión elegíaca que treinta años después no ha podido ser más cierta, de un fatalismo premonitorio impresionante. Los asesinatos y los genocidios oficiales, o para-oficiales, se extenderían camuflados de tantas y distintas maneras que la misma población civil, confundida y excitada, ha aceptado y aplaudido la degradación de la guerra.
(En el 2008, el autor revisó la novela y le suprimió algunas frases, morigeró el léxico y niveló el lenguaje literario. No perdió su intensidad y sí ganó en estilo –como se decía hace unas décadas–. Si no me engaño, como diría Borges, esta novela se debe catalogar entre las mejores de la segunda mitad del siglo pasado en Colombia).

La Feria del Libro de Guadalajara apuesta por un cambio tranquilo

Marisol Schultz, directora de la FIL, explica las claves de la 27ª edición de la cita literaria más importante del español. La feria contará este año con un espacio dedicado al libro electrónico. La presencia de Vargas Llosa e Yves Bonnefoy y el pabellón de Israel, país invitado, serán algunos de los platos fuertes de la edición que arranca hoy sábado

Marisol Schulz, directora de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara./elpais.com
La nueva directora de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), Marisol Schulz, tiene un reto complicado: gestionar un éxito. En las diez ediciones que estuvo al frente su predecesora, Nubia Macías, la FIL se consolidó como el acontecimiento cultural más importante de América Latina. Quizá por ello, en marzo, cuando se anunció su nombramiento, Schulz se declaró “asustada en el mejor de los sentidos”. Veterana de todas sus ediciones, asumía el reto de dirigir “la feria de las ferias, la meca del libro. El lugar donde debías estar, porque si no, no eras nadie”. Ahora, en vísperas del evento, se muestra confiada en su buena marcha y apuesta por un cambio tranquilo, aunque con algunas relevantes novedades, como la instalación de un pabellón dedicado solo al libro electrónico.
Crece pues la atención a los formatos digitales pero no se avizora una revolución inmediata en la feria. “Yo creo justamente que el desafío es que el público no note el cambio de dirección. Mi misión en este caso es acompasar a todo el equipo para que las transformaciones lleguen paulatinamente”, dice Schulz. Sobre las próximas ediciones es pronto para hablar. Pero se muestra partidaria por ejemplo de mantener la designación de un país invitado. “Es algo que el público agradece y una herencia muy acertada. Le da carácter a muchas actividades de la feria, marca tendencia y a menudo recuerda las ediciones ‘por aquella en la que vino Italia, o Colombia’”.
Esta edición parece despejada a priori de grandes controversias, como la de la concesión en 2012 del premio de la FIL al peruano Alfredo Bryce Echenique, entre acusaciones de plagio. Vuelven, además, los Nobel a la feria, y serán tres: Mario Vargas Llosa, de Literatura, con su nueva novela, El héroe discreto; el presidente de Israel Simon Peres, de la Paz; y su compatriota Ada Yonath, de Química. Israel será precisamente el país invitado y su pabellón, donde se exhibirán los facsímiles de los manuscritos del Mar Muerto, una de las grandes atracciones. Todo parece así listo para que se batan las buenas cifras del año pasado, cuando se sobrepasaron los 700.000 visitantes y las ventas crecieron entre el 10% y el 15% según las editoriales.
Schulz dirigirá la feria, pero el factótum, el gran poder a veces no tan visible del evento es su presidente, Raúl Padilla. Padilla fue sometido hace unos días a una operación intestinal pero según su mano derecha eso no le impedirá participar en todos los actos que tenía programados. “A mí me parece un visionario que todo lo que hace lo convierte en un triunfo. Un emprendedor exitoso, una rara avis en México”. El que no ha confirmado su presencia aún en el acto de inauguración es el presidente de México, Enrique Peña Nieto. El año pasado la feria coincidió con su toma de posesión y hace dos protagonizó un momento embarazoso cuando, siendo aún candidato, tuvo dificultad para citar tres libros importantes en su vida.
Otro de los protagonistas de la feria será Yves Bonnefoy, el premio FIL de este año, tan buen poeta como coleccionista de arte, un hombre del renacimiento heredero además de los surrealistas. Para Schulz, el galardón es la mejor manera de resarcir una injusticia. “Yo siento que el premio ha sido muy bien recibido. Y no lo digo ahora que estoy al frente de la feria: creo que era muy injusto que por la polémica de un solo año todo el premio quedara desprestigiado”.
Schulz recomienda al visitante recorrer la feria y elegir, según sus gustos, entre las 3.000 actividades programadas. “Pasearse por todos los espacios para darse cuenta de la magnitud de la oferta editorial y de la enorme concentración de talento”. Pero accede a sugerir algunas paradas imprescindibles: el diálogo entre David Grossman y Vargas Llosa en la apertura del Salón Literario; el área infantil inundada de seres fantásticos con espectáculos y talleres para los 150.000 niños que visitan la feria; el encuentro con mil jóvenes del irreverente Fernando Vallejo; los actos con Yves Bonnefoy; y el pabellón de Israel.
El libro electrónico tendrá una presencia singular en la feria. En el mundo editorial su irrupción se percibe como una oportunidad y también como una amenaza. “Parte de nuestra misión es estar pendientes de lo que ocurre con las nuevas tecnologías e incorporarlas como nuevas formas de lectura. Tenemos que atender a lo que demanda el público joven, y esas generaciones muy digitalizadas acostumbradas a tener un dispositivo electrónico a mano”. Se supone que los dos soportes convivirán durante mucho tiempo, o tal vez siempre, pero ¿Concibe la directora de la FIL una feria solo con libros digitales? “No me la imagino, aunque ya he conocido en EE UU una biblioteca sin libros impresos. Y no es algo que yo celebraría: a mí me hace falta esa parte táctil del papel”.

Los veinte libros que deberías leer

Por la sencilla razón de que se prohibió su lectura durante el siglo XX

La prohición es contraproducente a su efecto de censura: se pide más./papelenblanco.com
Ya sabéis lo que se dice: basta que se pohiba algo para que sintamos cierta propensión a probarlo. Además, cuando se trata de prohibir o escamotear la atención sobre determinado asunto, muchas veces acaba produciéndose el efecto contrario gracias al llamado efecto Streisand. En ocasiones, también, los lugares donde se prohiben, censuran o critican determinados comportamientos, también acostumbran a ser los lugares donde dichos comportamientos crecen con más fervor extramuros de las miradas ajenas, como es el caso del club más sexual de Escocia en un país donde el recato hipócrita estaba a la orden del día.
Por ello, deberías al menos considerar la lectura de la siguiente lista de 20 libros. Sencillamente poqrue han sido prohibidos en determinados países a lo largo del siglo XX.
  1. El pozo de la soledad, de Radclyffe Hall, fue prohibida en Reino Unido de 1928 a 1949 por su relato de las relaciones lésbicas.
  2. Alicia en el País de las Maravillas, de Lewis Carroll, fue prohibida en China en 1931 porque los animales antropomorfos no se consideraban adecuados.
  3. Un mundo feliz, de Aldous Huxley, fue prohibida en Irlanda en 1932 por la promiscuidad sexual que destila el mundo futurista descrito.
  4. Trópico de cáncer, de Henry Miller, fue prohibida en Estados Unidos de 1938 a 1966 a causa de las obscenidades que descibre este autor expatriado.
  5. Las uvas de la ira, de John Steinbeck, fue prohibida en California en 1939 porque se decían cosas poco apropiadas que estaban ambientadas precisamente en California.
  6. Rebelión en la granja, de George Orwell, fue prohibida en la URSS de 1945 a 1990 porque se considero una crítica inadmisible al comunismo.
  7. Las últimas horas de Gandhi, de Stanley Wolpert, fue prohibida en la India de 1962 hasta la actualidad porque se mencionan a los relacionados con el asesinato de Gandhi.
  8. Los diarios de Turner, de William Luther Pierce, fue prohibida en Alemania de 1978 hasta la actualidad porque el autor formó parte de un partido neonazi.
  9. La hija de Burger, de Nadine Gordimer, fue prohibida durante seis meses en Sudáfrica, en 1979, porque es una novela histórica sobre el apartheid.
  10. Jinnah of Pakistan, de Stanley Volpert, fue prohibida en Pakistán de 1982 hasta la actualidad porque en esta biografía del fundador de Pakistan se afirma que disfrutaba con el vino y el cerdo.
  11. Cazador de espías, de Peter Wright, fue prohibida en Reino Unido de 1985 hasta 1988 porque, en ella, un ex oficial de inteligencia reveló secretos de Estado.
  12. La historia del negrito Sambo, de Helen Bannerman, fue prohibida en Japón en 1988 porque era un libro infantil que tenía representaciones racistas.
  13. Los versos satánicos, de Salman Rushdie, fue prohibida en Oriente Medio en 1989 hasta la actualidad porque se blasfema contra el Islam.
  14. No sin mi hija, de Betty Mahmoody, fue prohibida en Irán en 1990 porque estas memorias se consideran críticas con el Islam.
  15. American Psycho, de Bret Easton Ellis, fue prohibida en Alemania de 1995 a 2000 por su violencia y misoginia.
  16. Nuestro amigo el rey, de Leroi Gilles Perrault, fue prohibida en Marruecos de 1993 hasta la actualidad porque en esta biografía del rey Hassan II se desvelan violaciones de los derechos humanos.
  17. Zhuan Falun fue prohibida en China desde 1999 hasta la actualidad porque aquí se recogen las creencias de la secta prohibida Falun Gong.
  18. El código Da Vinci, de Dan Brown, fue prohibida en Líbano de 2004 hasta la actualidad porque la comunidad católica libanesa la considera ofensiva.
  19. The Peaceful Pill Handbook fue prohibido en Australia desde 2007 hasta la actualidad porque es un manual para practicar la eutanasia.
  20. Dianética, de Ron Hubbard, fue prohibida en Rusia desde 2010 hasta la actualidad porque se considera “material extremista”.

Slawenski : "Salinger no quería que estos cuentos sobrevivieran"

Kenneth Slawenski, biógrafo del escritor estadounidense, habla sobre los tres inéditos que se filtraron en Internet. Mientras confirma que los cuentos son auténticos y rastrea sus orígenes sostiene que esta revelación bien puede ser vista como una traición al autor

 No existen demasiadas fotos de Salinger, dado que pasó más de cuarenta años en la soledad, sin mostrarse ni dar entrevistas./revista Ñ
Kenneth Slawenski es el autor de una magistral biografía de J. D. Salinger publicada en 2010. Es un trabajo minucioso de 8 años que comenzó como un blog llamado Dead Caulfields que aun esta online y que contiene una gran cantidad de información de sumo interés para los fanáticos de Salinger. Desde Revistaenie.com, hablamos con Slawenski por teléfono, justo en el Día de Acción de Gracias, el feriado más importante de los Estados Unidos.

Aunque su biografía es rigurosa desde todo punto de vista, la motivación para escribirla fue su profundo amor por Salinger. Esto se evidencia en la voz pausada y quebrada de Slawenski en esta comunicación. Vive la filtración como una traición al espíritu de su autor favorito. No duda que los textos son los auténticos, tampoco que la subida a la web haya sido obra de un fanático, pero insiste en que la ley de copyright debe cumplirse, y debe respetarse más todavía la voluntad de Salinger mismo, un perfeccionista que no publicaba nada sin revisar cada linea, cada silaba del texto.

¿ Por qué cree que Salinger se quedó con estos manuscritos si es que no quería que se publicasen? ¿Por qué no los quemó? ¿No habrá querido, secretamente, que salieran a la luz?

No. Estos cuentos existen hoy por distintas razones y ninguna intencional por parte de Salinger. No quería que sobrevivieran.

¿Cómo es eso?

El más valioso de los tres cuentos, El océano lleno de bolas de bowling , está muy conectado con El guardián entre el centeno. Tomó segmentos de este cuento y los incorporó en ese libro. Este cuento, originalmente fue enviado a la revista Story, que en ese momento -1944 o 1945- había prometido publicar una colección de relatos de Salinger. Hubiera sido su primer libro. Pero eso no se logró. Es por eso que este cuento, y otros, existen.  donó su archivo a Princeton y allí están. A los otros dos cuentos, Salinger se los había mandado a un amigo para que los comentara. De alguna manera esos dos cuentos llegaron al archivo de la universidad de Houston. Cuando Salinger se enteró, en 1968, estaba furioso. Furioso.
¿Entonces hay una diferencia entre estos cuentos que se filtraron y otros que pueden llegar a ser publicados con el visto bueno de Salinger? Hay cosas que se van a publicar eventualmente, ¿no?
En el caso que sea verdad que entre sus obras póstumas hay una colección de cuentos sobre los Caulfields puede ser que Un océano lleno de bolas de bowling sea parte importante de esa colección. Pero este no se puede publicar por 50 años después de su muerte, o sea en el 2060.

viernes, 29 de noviembre de 2013

Tres cuentos inéditos de J.D. Salinger, filtrados en internet

Las historias son El océano lleno de bolas de bolos, Paula, y El chico del cumpleaños. Kenneth Slawenski, biógrafo de Salinger, ha confirmado que se trata de obras auténticas

Portada Tres historias, en el original en inglés.
J.D. Salinger, autor de El guardian entre el centeno./elmundo.es
Tres cuentos inéditos del escritor J.D. Salinger, autor de El guardián entre el centeno, han sido filtrados en internet, según informan hoy varios medios estadounidenses. La publicación Buzzfeed asegura que Kenneth Slawenski, uno de los biógrafos de Salinger, ha confirmado que se trata de obras auténticas.
Las historias son El océano lleno de bolas de bolos, Paula, y El chico del cumpleaños, que presuntamente fueron publicadas en un libro que se vendía a través de la plataforma Ebay y luego fueron colgadas en internet.
El libro es una colección titulada Tres historias, de las cuales El océano lleno de bolas de bolos sería una precuela de El guardián entre el centeno, cuyo único ejemplar disponible hasta ahora está bajo la supervisión de la biblioteca de Princeton, mientras que los otros dos estaban disponibles en el Centro Harry Ramson de la Universidad de Texas.
El pasado agosto, Shane Salerno, también biógrafo de Salinger y realizador de un documental sobre el misterioso autor, aseguró que cinco obras inéditas del escritor estadounidense serían publicadas a partir de 2015.
The New York Times informó hoy de que Salerno supo por dos fuentes cercanas a Salinger, "independientes y separadas", que el escritor confió a los responsables de su herencia que publicaran al menos cinco libros, algunos totalmente nuevos y otros extensiones de obras anteriores, a partir de 2015.
El hijo del autor, Matthew Saliger, rechazó discutir sobre esos posibles planes al ser consultado por el diario. Salinger murió en 2010 a los 91 años, tras haber pasado recluido casi medio siglo, por lo que la divulgación de nuevas narraciones podría cambiar de forma importante el estudio sobre el conjunto de su obra.
La última obra que Salinger publicó fue en 1965, cuando el relato Hapworth 16, 1924 apareció en la revista New Yorker. De acuerdo con The New York Times, entre las obras de Salinger que pueden ser publicadas está una colección, que se llamaría The Family Glass y añadiría cinco historias nuevas a un conjunto de narraciones anteriores sobre la familia Glass, que aparecía en Franny and Zoey (1961).
Otra colección incluiría versiones retocadas de una obra conocida pero aún no publicada, The Last and Best of the Peter Pans.(1942), en la que aparece la familia Caulfield, uno de cuyos miembros, Holden, protagoniza El guardián entre el centeno (1951), la obra que encumbró a Salinger. Precisamente fue la enorme fama que le dio ese libro, mezclada con su aversión a la exposición pública, la que le llevó a recluirse en una vivienda de la pequeña ciudad de Cornish (Nueva Hampshire), a donde se trasladó en 1953 y donde falleció.

Notas sobre Cortázar

Sus cartas y sus clases confirman que nunca hubo diferencia entre lo que vivía y lo que escribía

Julio Cortázar, un enfebrecido amante de lo literario y por ende el Gran Cronopio./elpais.com
Estoy leyendo la correspondencia de Cortázar (cinco volúmenes) y sus clases de literatura en Berkeley en 1980, todo ello editado por Alfaguara. Una sensación calurosa e inhabitual se abre paso: el afecto, que vuelve con la misma fuerza de la primera vez, cuarenta años atrás, pero ahora, por así decirlo, documentado. Es muy raro sentir afecto por un escritor. Hay un foso entre la admiración y el afecto. No he sentido nunca afecto, pongamos, por Borges. (Sí, en cambio, y creciente, por Bioy).
Las cartas y las clases de Cortázar confirman lo que ya sabíamos: que era una persona extraordinaria y que nunca hubo diferencia entre lo que vivía y lo que escribía. Rezuman pasión por la literatura, placer por el conocimiento compartido. Y alegría: sentido del humor y del juego. Y algo más, algo igualmente poderoso, y para lo que tendríamos que utilizar una bayeta de altas propiedades limpiadoras, porque términos como solidaridad o compromiso han sido minuciosamente embarrados por los que creen estar de vuelta y solo fueron a la esquina para buscar cobijo bajo el sol que más calienta.
Estas publicaciones me han hecho pensar en lo importante que fue Cortázar para mí y para muchos de mi generación, cuando vivíamos la llegada de cada uno de sus libros como un acontecimiento, una ventana abierta. Me ha dado un pequeño vuelco el corazón al leer que, en las navidades del 74, el gigante argentino vagabundeaba “solo y sin amigos a los que ver” por las calles de Barcelona: inevitable pensar que hubiera podido toparme con él una de aquellas noches, cuando andaba yo empapado en garúa adolescente y buscando hermanos mayores, en lo más alto de mi veneración por Rayuela, por los cuentos, por todas y cada una de las cosas que escribía. ¡Qué ganas de gritarle: “¡Acá, acá! ¡Cebate un amargacho, viejo!”. Pobre hombre, de la que se libró.

Sus cartas y sus clases confirman que nunca hubo diferencia entre lo que vivía y lo que escribía
Hoy, tantos años después, podemos decir que ante la dictadura cubana pecó de ingenuo o prefirió mirar para otro lado, y que el intento de fusionar literatura y política desballestó Libro de Manuel, novela apresurada y torpísima por la que fue crucificado, como si anulara su deslumbrante trayectoria anterior: a muchos otros les perdonan errores insistentemente continuados, pero a él le tenían muchísimas ganas.
Me conmueven sus cartas de 1973-76 del mismo modo que me parten el corazón las de cualquier escritor español en vísperas de la República: el luminoso anhelo de que todo podía cambiar, todo estaba al alcance de la mano, y de repente el cielo se resquebraja a tiros. Y me produce un respeto imponente el Cortázar que tras las pesadillas golpistas se multiplica, se desvive por sacar gente de Chile y de Argentina, y encontrarles acomodo en Europa, y dedica la mayor parte de su tiempo a trabajar para el Tribunal Russell y dar voz a quienes la han perdido.
Entretanto, a Kissinger le dieron el Nobel de la Paz como premio por la operación Cóndor, y la hombría de bien bajó aparatosamente en bolsa, y comenzó a ponerse de moda sonreír irónicamente y despachar a Cortázar y a otros tantos como él hablando de su “trasnochado idealismo”.
Y no solo entonces. Me dicen que tanto en Argentina como aquí hay jóvenes autores que han hecho una bandera, sin aparentes escarapelas ideológicas, del desdén hacia el enorme cronopio. Suele pasar con los escritores que tuvieron gran influencia en su momento, y aventuro que algo parecido le sucederá a Bolaño en las próximas décadas. A los que militan en la negación, la risilla y el sol que más calienta no vale la pena decirles nada. A los otros les digo que se zambullan en sus inmarcesible cuentos, en sus vivísimas misceláneas, pero también que conozcan al hombre que muestran estas cartas y este curso.

¿Quieres que tus hijos lean y ya no sabes qué hacer?

Aquí tienes seis consejos para conseguirlo. Los expertos señalan que es en la infancia cuando se adquiere el hábito y el amor por la lectura. Las nuevas tecnologías se han convertido en una herramienta a tener en cuenta para fomentar el amor y el hábito de la lectura

Seis consejos para que tus hijos lean | Ilustración: Nicola Zonn/lainformacion.com
Sabes que leer es un hábito que puede enriquecer enormemente a tu hijo pero no tienes ni idea de cómo conseguir que deje de lado por un momento la videoconsola y se ponga frente a un libro. Para conseguirlo, aseguran los expertos, es necesario que la lectura sea una rutina que se cree desde los primeros años de vida, además hay que fomentarla como un juego o como una respuesta a las preguntas de nuestro entorno para que vean en los libros una posibilidad de diversión y conocimiento. Aprovechando que este viernes se celebra el día de las librerías, el experto en Animación a la lectura ybibliotecario de los Colegios Brains, Sergio Díez, te da a continuación seis claves para estimular el amor a la lectura de los más pequeños:
1. Déjale elegir el libro que más le guste. Uno de los errores más comunes a la hora de fomentar la lectura entre los niños es darle un libro seleccionado por los adultos. Aunque es cierto que los padres o los profesores deben supervisar la elección con el fin de que la lectura sea acertada según la edad y los conocimientos del niño, “siempre debe ser él el que elija el libro que quiere leer, la capacidad de decisión del niño nunca debe verse mermada”, explica Sergio Díez. La elección de un libro sin tener en cuenta los gustos del niño le lleva al desánimo y al aburrimiento, sin embargo “si fomentamos su autonomía como lector, él nos mostrará sus preferencias y disfrutará de la
elección”.

2. Busca un espacio creativo. Las bibliotecas son uno de los entornos más estimulantes para fomentar el hábito de lectura. “Son espacios con una gran variedad de propuestas que permiten al niño explorar todas las opciones, asombrarse por la variedad y elegir una lectura como un reto”, matiza el bibliotecario. Aunque debemos procurar que las normas de la sala se cumplan hay que animar a que el niño se acerque a la lectura de forma creativa y desordenada. “Si intentamos que el niño permanezca sentado en un sitio y le fijamos unos requisitos conseguiremos coartar su pasión por el descubrimiento y la conquista de nuevas historias”.

3. Fomenta su imaginación escribiendo sus historias. “No hay nada como inventar para apreciar el mundo imaginario”, decía Rodari en su Gramática de la fantasía. Dejar volar la imaginación de nuestros hijos y animarles a que plasmen las ideas en un papel “facilitará el aprendizaje de la gramática, la ortografía y a la vez estimulará su creatividad”. Además, para los padres poder asistir al nacimiento de sus ideas y fantasías será una experiencia gratificante y enriquecedora.

4. La lectura es un juego. “Sin disfrute no hay estímulo”, sentencia Sergio Díez. No debemos imponer la lectura como una obligación o como un requisito para “ser una mejor persona o más inteligente” sino como un juego con el que divertirse. Por otro lado, dejar de insistir en que lea también es un primer paso para que a él libremente le llegue la inquietud por la lectura.

5. Los niños copian a los adultos. Fomentar la lectura en compañía de los padres o de los amigos es una de las herramientas más eficaces para fomentar el amor a los libros desde pequeños. “Compartir con los padres una lectura, contarles cuentos adaptados a su edad o dejar que él mismo se invente una historia puede ayudar a desarrollar su imaginación y el interés por conocer nuevos mundos”, explica Sergio Díez. Si el niño ve leer, él leerá; si en su casa hay libros terminará por acudir a ellos para ver qué contienen.
6. Las pantallas interactivas, un mundo de posibilidades. No debemos demonizar el uso de las “nuevas tecnologías” por considerarlos sustitutos del papel. “Debemos ser conscientes de las posibilidades que ofrece” para hacer que nuestros hijos se diviertan de una forma interactiva con cuentos animados, música, participativos… “Si se hace un uso coherente y mesurado” puede ser un objeto compatible con el libro tradicional.

El fin del miedo a la página en blanco

Bologna fue el escenario del segundo festival Scriba, con treinta citas y más de cuarenta referentes. Y una curiosidad: un programa de primeros auxilios narrativos para autores con bloqueo

FESTIVAL SCRIBA. Tres días de concursos, sátira, hallazgos, debates y conferencias sobre la noble tarea de combinar palabras.

INTERACTIVO. Los autores jóvenes se acercaron al grupo de médicos para recibir recetas narrativas./revista Ñ
Necesitaría pedir un turno con primeros auxilios –¿Qué le pasa?
–Estoy empezando a escribir una novela y no puedo avanzar con el personaje femenino.
El diagnóstico es clarísimo: aspirante a escritor con bloqueo narrativo.
Por fortuna, existe en el mundo –más precisamente en Bologna, Italia– un festival que se llama Scriba y que ofrece tratamiento para tal dolencia: una sesión de una hora con un tutor de una escuela de escritura.
Los Primeros Auxilios Narrativos debutan en esta segunda edición del festival Scriba, tres días de discusión, concursos, debates acerca del uso del lenguaje, competencia de insultos, sátira, hallazgos y conferencias sobre la noble tarea de combinar palabras. Entre el 8 y el 10 de noviembre, la ciudad de Bologna, cuna de la universidad más antigua del mundo occidental y sede del taller de narración Bottega Finzioni –fundado por el escritor noir Carlo Lucarelli en 2011 y principal organizador del encuentro–, presta sus librerías, bares y museos para este laboratorio de ideas.
“El nuestro no es un festival de literatura sino de escritura en el cual participan todos aquellos que hacen de la escritura un oficio, aún en sus formas más desconocidas o impensadas”, explica Michele Cogo, escritor, guionista, estudioso de semiótica narrativa y miembro del comité científico de Scriba. “Desde los libretos o guiones hasta la escritura de horóscopos, recetas de cocina, los prospectos de los medicamentos, las instrucciones de uso, todos textos que frecuentamos en la vida cotidiana pero que uno nunca se pregunta quién los hace ni cómo”, agrega.
El servicio de Primeros Auxilios Narrativos que en estos días socorre a más de un principiante en apuros creativos atenderá, a partir de enero, una vez por semana en la histórica farmacia Toschi de Via San Felice, en Bologna.
“No somos una editorial ni una agencia literaria. Se trata de una consultoría gratuita para quien inventa historias y no asiste regularmente a una escuela de escritura. Contar el propio relato a otros ayuda a comprenderlo y escribirlo mejor –dice Cogo, creador de estos primeros auxilios–. No hacemos sugerencias sobre estilo y escritura. Trabajamos sobre los pasajes de trama y cómo ordenar las cosas para hacer funcionar la historia.” Con cierto orgullo, el festival Scriba se jacta de no prestarle atención a los libros ni a los lectores. Se trata de una kermés de letras que da voz a los que escriben horóscopos, programas de tele, titulares de los diarios, e–books y guiones para cómics, entre otros rubros.
Para Carlo Lucarelli, autor del policial El comisario de Luca , un volumen que recoge las novelas Carta blanca , El verano turbio y Via delle Oche , éste es un festival muy original. “Llegué a la conclusión de que cualquier cosa que se escribe escogiendo las palabras para comunicarle algo a alguien implica que quien lo hace ponga algo de su fantasía. Cuando lo que se comunica es fruto de una elección estamos frente a una forma de la literatura. Eso se convierte en una escritura que debemos respetar. Scriba hace esto. Sale a reclutar todas las formas de escritura desconocidas, escondidas de narración –dice. Hay momentos de la escritura que nunca son tenidos en consideración, o al menos yo nunca los he tenido, y de los que he descubierto su profundidad a través de Scriba. Compré publicaciones que les enseñan a los policías cómo sumariar información testimonial o cómo hacer un informe de documentación. Debí usar esa escritura burocrática, reelaborarla para mis novelas.” Desde 2012, una vez al año Scriba copa Bologna durante tres días. En esta ocasión, con treinta citas y cuarenta referentes de la escritura como oficio que participan en este mundo paralelo al literario donde nadie paga entrada.
Hasta la librería Ambasciatori, donde la gente suele pispear las novedades editoriales mientras compra mostaza de uva y papardelle biológicos o se toma un prosecco acodado en las estanterías de libros, el semiólogo y discípulo de Roland Barthes Paolo Fabbri vino a compartir uno de los temas que lo desvelan: “Enseño semiótica de los lenguajes técnicos en una universidad romana y dicto un curso sobre la diatriba política. Ahí me di cuenta de que en la mayoría de los casos, la gente que hace política se insulta. De ahí la idea de introducir entre los temas del festival este modo de referirse unos a otros a través del insulto. Les pedí a mis estudiantes que hicieran un trabajo de documentación y recogieran los insultos que se dicen los políticos en estos últimos tiempos. Aquí algunos ejemplos: analfabeto, animal, asesino, bandido, bufón, marioneta, caimán, cadáver, carroñero, corrupto, idiota, fracasado, farabute, mierda seca, miserable, muerto que habla, musulmana de mierda, incapaz, ladrón, monstruo, viejo verde, vieja prostituta, padre de una puta, sodomita, bruja, traidor, atorrante, bellaco… Se trata de una lista abierta en la que todos pueden contribuir.” El insulto no queda ahí. Al día siguiente, toma cuerpo en el restaurante La Gazetta, frente al teatro comunal y en diagonal a Piazza Verdi, cuore de la movida universitaria bolognesa. En La Gazetta, Fabbri modera una competencia de ultrajes que llama “La piedra del insulto” mientras Vito Tartamella, editor de la revista Focus y autor del libro Parolacce (Malas palabras), aclara, con cierto rigor científico, que “hay muchas familias de malas palabras. La imprecación, por ejemplo, surge cuando en vez de pegarle al clavo en la pared le damos con el martillo a nuestro dedo. No ofendemos a nadie pero nos desahogamos –señala–. Otra familia son las maldiciones. No es una ofensa pero consiste en augurarle un mal a alguien. Luego están las obscenidades, que se refieren a la sexualidad explícita y llegamos finalmente al insulto que, como toda mala palabra, es mágica.” Según Tartamella, el insulto es una forma simbólica de agresividad. “Freud decía que nuestras pulsiones principales son el sexo y la agresividad. El insulto desarrolla una función extraodinaria: en vez de partirle la cabeza a alguien con una piedra y potencialmente matarlo, uno le arroja al otro una palabra. En la historia del hombre el insulto sirvió para trasladar de un plano físico a uno simbólico una forma de violencia. Hoy se puede discutir sobre los efectos de la piedra en la cabeza o el insulto. A veces el insulto puede provocar una herida de la que una persona no se recupera más”, agrega.
¿Cuál es el insulto perfecto? “Aquel que tiene la característica de ser breve, incisivo, eficaz pero sobre todo creativo. En una reunión municipal, en Umbria, un concejal le dijo a otro: ‘Callate vos, que para hacerte ver de la cabeza tenés que ir al urólogo’”, cita Tartamella.
Scriba no descuida la escenografía de cada evento. Ermanno Cavazzoni, escritor y guionista de La voz de la luna , de Federico Fellini, y la blogger Martina Montague vinieron a presentar poesías famosas en cajas de remedios. Bajo el título “Poesía terapéutica y prospectos”, Cavazzoni ironiza sobre las técnicas de escritura y recrea poesías famosas en prospectos de medicina, idea que en los 90 publicó la Universidad del Proyecto de Reggio Emilia y llegó a vender 400 mil copias. ¿Dónde se hace el encuentro? En las instalaciones de una empresa de máquinas automáticas para la confección de productos farmacéuticos.
La sala del Resorgimento del Museo Cívico Arqueológico de Bologna, en cambio, hospeda al escritor Paolo Albani, coautor del Diccionario de las lenguas imaginarias. Albani, miembro de L’OuLiPo –Ouvroir de Littérature Potentielle, una especie de laboratorio de literatura paralela nacido en París en los 60 como parte de la patafísica, esa ciencia de las soluciones imaginarias que surgió en 1948–, le dedica un capítulo al grammelot, el lenguaje escénico que no se funda sobre la articulación de palabras pero que sí reproduce algunos aspectos fonéticos como la entonación, el ritmo y la cadencia. El diccionario lo define como un juego onomatopéyico de un discurso articulado arbitrariamente. Según Albani, “la palabra deriva de ‘protestar’, en francés. Sería el lenguaje que usaban para burlarse de los gobernantes en la antigüedad. Como no era posible hablar mal en teatro del obispo o del príncipe de turno, se usaba un lenguaje no comprensible pero eficaz desde lo satírico. En su Manual mínimo del actor , Darío Fo, amante del grammelot, dice: ‘Debo confesar que uno de mis sueños secretos es salir en el noticiero, sentarme en el lugar del conductor y hablar toda la transmisión en grammelot. Apuesto a que nadie se daría cuenta’”, cita Albani.
Sobre cómo se construye una lengua imaginaria, destaca que “uno de los modos más divertidos es tomar el principio de una palabra y el final de otra y unirlas. Algunos términos de uso corriente nacieron así –explica–: La palabra smog viene de smoke (humo) y fog (niebla)”. Y da algunos ejemplos de un libro de Umberto Eco: “Dartagnac: el brandy preferido de los mosqueteros. Cornitólogo: etólogo que estudia el adulterio entre los pájaros”.
En el festival Scriba las escuelas de escritura tienen ocasión de presentarse y explicar para qué sirven: “Para que uno se dé cuenta de que se pueden traspasar los límites que uno siempre pensó inalcanzables –dice Domitilla Pirro, ex alumna y hoy asistente de didáctica junior de la Holden, la escuela de escritura que Alessandro Baricco fundó en Turín en 1994–. Yo entré porque quería dedicarme a hacer historias para niños y me pidieron que escriba un relato sobre una masacre. Debo decir que fue un desafío importante. Es imposible garantizar que una escuela de escritura te asegure un trabajo pero sí te da las herramientas como para poder inventártelo. Uno adquiere la técnica y los instrumentos necesarios para crearse una profesión en cualquier campo.” Scriba también se ocupa del lenguaje del arte y, en otro ejercicio del disparate, el semiólogo Paolo Fabbri preside una velada en el MAMBo (Museo de Arte Moderno de Bologna), donde la propuesta es analizar el discurso de tres hipotéticos vendedores de arte que improvisan sobre cómo tentar a la platea para que compre tres objetos (¿de arte?) desconocidos para ellos hasta el momento. Primero es una boina. Luego un vaso de agua. Por último, una manzana. “Esta vez quisiera que no hablemos sobre qué es arte sino sobre cuándo un objetos se transforma en arte”, arranca Fabbri. “Podríamos decir que sobre un pedestal y bajo un spot casi seguro que cualquier cosa se aproxima mucho al arte –ironiza–. El objeto debe ser artificato. Y el trabajo de la crítica es la implementación de la obra de arte. Veamos cómo estos tres candidatos ofrecen estas tres obras de arte que ellos desconocen a un público que es constitutivo de la obra arte en cuanto a su recepción.” Cada uno a su turno, los tres vendedores de mentira intentan persuadir a la platea obre las bondades de adquirir esos tres objetos de la vida cotidiana como si fueran obras de arte. El público juega, vota y determina el empate. El festival cumple su objetivo. Y mientras Scriba se despide hasta el año que viene, el MAMBo se pregunta qué hacer con la boina, el vaso de agua y la manzana.