A sus 81 años, la autora de La noche de Tlatelolco es la cuarta mujer en recibir el máximo galardón de las letras en español
La escritora mexicana Elena Poniatowska en una imagen de 2011. / Gianluca Battista./elpais.com |
El barrio de Chimalistac, al sur de la Ciudad de México, es un oasis
de silencio en una frenética y muy ruidosa metrópolis de acero. Al final
de un camino empedrado, a un lado de una pequeña capilla colonial, está
la casa de Elena Poniatowska
(París, 1932), una mujer menuda, rubia, de nariz pequeña, sonrisa
fácil, hija de un príncipe polaco pero "más mexicana que el mole”.
Elena Poniatowska ganó este martes el Premio Cervantes,
el quinto para un mexicano y el primero para una mexicana. Es la cuarta
escritora galardonada en 37 años. Antes lo habían ganado las españolas
María Zambrano (1988) y Ana María Matute (2010) y la cubana Dulce María
Loynaz (1992).
Ensayista y escritora, comenzó a trabajar en el periódico Excélsior en 1954. "A mí lo que me gusta es contar cosas", recordaba hace unas semanas.
Se convirtió en una entrevistadora curiosa y certera. Entrevistó a
Diego Rivera, a Rulfo, a Paz. Recuerda con especial cariño a Luis
Buñuel. “Era muy amable, me llamaba la niña de la leña porque cuando iba
a su casa compraba unos troncos porque en su salón hacía mucho frío”.
Una generación de periodistas mexicanas creció inspirada por Elena
Poniatowska. Por la mujer y la periodista.
Su libro más célebre, La noche de Tlatelolco, es un crudo
testimonio de la represión contra estudiantes el 2 de octubre de 1968,
una fecha grabada con sangre en la historia mexicana. “Debería
conmemorarse oficialmente, una fecha de luto nacional”, repite.
Las protestas estudiantiles habían durado semanas. La tensión había
ido creciendo. El 30 de julio de ese año, el Ejército había volado de un
tiro de bazuka la centenaria puerta de madera del Colegio de San
Ildefonso porque dentro había estudiantes. El presidente Gustavo Díaz
Ordaz (del Partido Revolucionario Institucional, PRI, que ostentó el
poder absoluto en México por buena parte del siglo XX) declaró: “Hemos
sido tolerantes hasta excesos criticados”. A 10 días de los Juegos
Olímpicos de 1968, la tarde del 2 de octubre, una bengala cruzó el cielo
durante un mitin estudiantil en la Plaza de las Tres Culturas de
Tlatelolco. Era la señal. Un grupo paramilitar, el Batallón Olimpia, se
mezcló entre los jóvenes y comenzó la represión. Francotiradores
apostados en los techos de los edificios aledaños abrieron fuego. Hubo
decenas, cientos de muertos. Nadie lo sabe con exactitud.
Poniatowska recuerda que, cuando se enteró de la represión, decidió
salir a la calle. Hacía solo unas semanas de que había parido. “Tenía
que verlo con mis ojos”. Halló un panorama desolador. “Sangre seca,
soldados en la calle, zapatos regados en toda la plaza”. Ahí nació La noche de Tlatelolco.
El recuerdo aún la emociona. Años más tarde, el exlíder estudiantil
Luis González de Alba, entrevistado pata la obra, le exigió cambiar
algunos párrafos por considerar que sus palabras habían sido
tergiversadas. En la polémica otros veteranos de la época salieron en
defensa de Poniatowska, pero tras un pleito legal, un juez falló que los
cambios se efectuaran y así lo hizo la autora.
Testigo de primera fila de la historia mexicana reciente, el momento
que más le ha conmovido fue la movilización ciudadana tras el terremoto
de 1985, “uno de los pocos instantes en que México fue capaz de mirarse a
sí mismo y, sobre todo, de sobreponerse a la tragedia”. De los
escombros salió un sentimiento ciudadano inédito, solidario y que puso
en pie a la capital del país, diezmada por un seísmo que se cobró miles
de muertos. De la experiencia ella escribió Nada, nadie: las voces del temblor. Pero opina que el mejor libro lo escribió su amigo Carlos Monsiváis. “Un libro fantástico, No sin nosotros”. Lo dice y suspira. “A él lo extraño mucho, mucho”. Monsiváis murió en junio de 2010.
Es una mujer comprometida con lo que cree. Se indigna. Por un país
donde el 50% vive en la pobreza. Donde se cometen injusticias contra las
mujeres un día sí y otro también. Donde el neoliberalismo ha devorado a
las pequeñas ciudades y al campo. “En México ya no nos tomamos el
tiempo de vivir, de platicar”. Y guarda un deseo. “Me gustaría ver a un
presidente mexicano de izquierdas”.
A la par que su carrera literaria, está su activismo político.
Primero con Cuauhtémoc Cárdenas en 1988, durante la mayor movilización
opositora que se atrevió a desafiar al entonces todopoderoso PRI. Y más
tarde con Andrés Manuel López Obrador, dos veces candidato presidencial
en 2006 y 2012. Sobre el sofá de su casa guarda un cojín con la imagen
del también exalcalde de la Ciudad de México bordada en punto de cruz.
Hace apenas dos semanas que lo acompañó en un mitin contra la reforma
energética propuesta por el presidente Enrique Peña Nieto.
No le gusta que le llamen Elenita. Cree que “infantiliza”. ¿Es
machista? “Quizá un poco”. Relata que a Frida Kahlo, la mítica pintora
mexicana, le llamaban “la coja”: “Ahora todos hablan maravillas, pero
entonces se referían a ella así. El machismo tiene mucha crueldad”.
Justo una de las mujeres de Diego Rivera protagoniza un libro suyo pequeñito pero entrañable: Querido Diego, te abraza Quiela.
La obra, escrita a manera epistolar, relata la desgraciada historia de
amor entre la pintora Angelina Beloff y el muralista mexicano, que
fueron pareja cuando él vivió en París. Cuando Beloff viaja a México
para encontrarse con su amado, se topa con que éste tiene una nueva
mujer: Lupe Marín, la que sería la madre de sus dos hijas más pequeñas.
Las mujeres —las creativas, las valientes, las que van contra
corriente— son una constante en su obra. Es una meticulosa retratista
del feminismo femenino. En apariencia delicado, pero con firmeza
militar. Como el de la pintora Leonora Carrington (Leonora), o el de la fotógrafa Tina Modotti (Tinísima). O el de una mujer que de tan bella acaba explicando al juez por qué tiene cinco maridos (De noche vienes, Esmeralda),
o el de una valiente soldadera —las mujeres que iban al frente durante
la Revolución Mexicana— que termina trabajando como lavandera en la
capital del país (Hasta no verte, Jesús mío).
A las —muy frecuentes— tertulias en su casa asisten también un perro
negro y dos gatos que no dudan en sentarse en el regazo del invitado: Monsi y Váis,
en honor de su fallecido amigo. Pasa tardes charlando, tomando té,
rodeada de libros. Es difícil mantener su curiosidad a raya. En
cualquier descuido el entrevistador acaba entrevistado. ¿Sabe que ha
sido una inspiración para una generación de mujeres mexicanas
periodistas? “No, fíjate. Qué bueno. Que haya más mujeres que quieran
contar cosas. Nos falta muchísimo por contar”.
Todos los ganadores del Cervantes
2012. José Manuel Caballero Bonald(Discurso de la Ceremonia de entrega)
2011. Nicanor Parra
(Discurso de la Ceremonia de entrega)
2010. Ana María Matute
(Discurso de la Ceremonia de entrega)
2009. José Emilio Pacheco
(Discurso de la Ceremonia de entrega)
2008. Juan Marsé
(Discurso de la Ceremonia de entrega)
2007. Juan Gelman
(Discurso de la Ceremonia de entrega)
2006. Antonio Gamoneda
(Discurso de la Ceremonia de entrega)
2005. Sergio Pitol
(Discurso de la Ceremonia de entrega)
2004. Rafael Sánchez Ferlosio
(Discurso de la Ceremonia de entrega)
2003. Gonzalo Rojas
(Discurso de la Ceremonia de entrega)
2002. José Jiménez Lozano
(Discurso de la Ceremonia de entrega)
2001. Álvaro Mutis
(Discurso de la Ceremonia de entrega)
2000. Francisco Umbral
(Discurso de la Ceremonia de entrega)
1999. Jorge Edwards
(Discurso de la Ceremonia de entrega)
1998. José Hierro
(Discurso de la Ceremonia de entrega)
1997. Guillermo Cabrera Infante
(Discurso de la Ceremonia de entrega)
1996. José García Nieto
(Discurso de la Ceremonia de entrega)
1995. Camilo José Cela
(Discurso de la Ceremonia de entrega)
1994. Mario Vargas Llosa
(Discurso de la Ceremonia de entrega)
1993. Miguel Delibes
(Discurso de la Ceremonia de entrega)
1992. Dulce María Loynaz
(Discurso de la Ceremonia de entrega)
1991. Francisco Ayala
(Discurso de la Ceremonia de entrega)
1990. Adolfo Bioy Casares
(Discurso de la Ceremonia de entrega)
1989. Augusto Roa Bastos
(Discurso de la Ceremonia de entrega)
1988. María Zambrano
(Discurso de la Ceremonia de entrega)
1987. Carlos Fuentes
(Discurso de la Ceremonia de entrega)
1986. Antonio Buero Vallejo
(Discurso de la Ceremonia de entrega)
1985. Gonzalo Torrente Ballester
(Discurso de la Ceremonia de entrega)
1984. Ernesto Sábato
(Discurso de la Ceremonia de entrega)
1983. Rafael Alberti
(Discurso de la Ceremonia de entrega)
1982. Luis Rosales
(Discurso de la Ceremonia de entrega)
1981. Octavio Paz
(Discurso de la Ceremonia de entrega)
1980. Juan Carlos Onetti
(Discurso de la Ceremonia de entrega)
1979. Jorge Luis Borges
(Discurso de la Ceremonia de entrega)
1979. Gerardo Diego
(Discurso de la Ceremonia de entrega)
1978. Dámaso Alonso
(Discurso de la Ceremonia de entrega)
1977. Alejo Carpentier
(Discurso de la Ceremonia de entrega)
1976. Jorge Guillén
(Discurso de la Ceremonia de entrega)