Eso vale retirarlo de las librerías luego de que ilustradora admitió que usó diseños ajenos
Gabriela Salazar y Pilar Castaño, en una presentación del libro./eltiempo.com |
Cinco millones de pesos le pagaron a la estudiante Gabriela Salazar por las 87 ilustraciones del libro de moda La
maravilla de ser mujer, de Pilar Castaño. Ahora, tras revelarse que
cometió plagio, Salazar tendrá que pagar ese monto, pero multiplicado
por 32.
El banderazo inicial por haber copiado ilustraciones ajenas y
haberlas hecho pasar como propias le costará 160 millones de pesos, que
es lo que representa para la editorial Santillana el tener que recoger y
dejar de vender los 3.680 libros –cada ejemplar tenía un costo de
39.000 pesos–, de una edición de 6.000 ejemplares, que ya estaban en
librerías, tiendas y supermercados del país.
“Fuimos engañados en nuestra buena fe. Ante esta situación el costo
no importa porque tenemos que actuar de manera contundente. Esperamos
llegar a un acuerdo con ella, en el que se haga responsable por los
daños y perjuicios que nos pueda causar y de eso hablamos el viernes en
una reunión con su papá”, dijo Philippe Vergnaud, director de Prisa
Ediciones, dueño de Santillana.
Hace unos meses, Salazar firmó con la editorial un contrato
de autenticidad que al final no cumplió. Así lo reconoció en una carta
que le envió por correo electrónico a Pilar Castaño, el jueves,
ofreciéndole disculpas por el “error que cometí”.
“Tal vez la presión de la fecha de entrega y de trabajar con una de
las personas que más admiro me ganó. Sentí que no iba a dar a tu altura
con las ilustraciones que tenía listas y cometí el error de utilizar
unas ajenas”, dice en el segundo párrafo de los cuatro que consta la
misiva.
Todavía no se sabe cuántas fueron las ilustraciones plagiadas por Salazar, de 18 años y recién graduada del colegio.
Según Vergnaud, ha estado en comunicación con las personas de
paperfashion.net e inslee.net, sitios web de donde Salazar tomó algunas
ilustraciones. “Estas mujeres no tienen acceso al libro, sino
simplemente a las notas que han salido sobre él en algunos medios. Pero
una de ellas me envió un informe muy completo sobre cuatro ilustraciones
que fueron copiadas”, dice Vergnaud.
Todavía no han hablado de demandas, pero la posibilidad existe.
“Prefiero que el papá de Gabriela se ponga en contacto con ellas, pues
nosotros y Pilar estamos exentos de esa responsabilidad”, aclara
Vergnaud.
Mientras tanto, Salazar sigue en Nueva York. Allá estudia diseño de
modas en la prestigiosa academia de diseño Parsons, que le otorgó una
beca al ver su portafolio.
Con esos mismos dibujos también sedujo a Castaño. “Cuando vino a mi
oficina y me mostró su trabajo vi un trazo divino, muy fashion, como
lo que ve uno en los libros norteamericanos, y yo estaba buscando algo
así. Yo caí ante sus diseños... Esta es una lección muy dura para ella y
le va a tomar mucho tiempo recuperarse”.