viernes, 29 de noviembre de 2013

¿Quieres que tus hijos lean y ya no sabes qué hacer?

Aquí tienes seis consejos para conseguirlo. Los expertos señalan que es en la infancia cuando se adquiere el hábito y el amor por la lectura. Las nuevas tecnologías se han convertido en una herramienta a tener en cuenta para fomentar el amor y el hábito de la lectura

Seis consejos para que tus hijos lean | Ilustración: Nicola Zonn/lainformacion.com
Sabes que leer es un hábito que puede enriquecer enormemente a tu hijo pero no tienes ni idea de cómo conseguir que deje de lado por un momento la videoconsola y se ponga frente a un libro. Para conseguirlo, aseguran los expertos, es necesario que la lectura sea una rutina que se cree desde los primeros años de vida, además hay que fomentarla como un juego o como una respuesta a las preguntas de nuestro entorno para que vean en los libros una posibilidad de diversión y conocimiento. Aprovechando que este viernes se celebra el día de las librerías, el experto en Animación a la lectura ybibliotecario de los Colegios Brains, Sergio Díez, te da a continuación seis claves para estimular el amor a la lectura de los más pequeños:
1. Déjale elegir el libro que más le guste. Uno de los errores más comunes a la hora de fomentar la lectura entre los niños es darle un libro seleccionado por los adultos. Aunque es cierto que los padres o los profesores deben supervisar la elección con el fin de que la lectura sea acertada según la edad y los conocimientos del niño, “siempre debe ser él el que elija el libro que quiere leer, la capacidad de decisión del niño nunca debe verse mermada”, explica Sergio Díez. La elección de un libro sin tener en cuenta los gustos del niño le lleva al desánimo y al aburrimiento, sin embargo “si fomentamos su autonomía como lector, él nos mostrará sus preferencias y disfrutará de la
elección”.

2. Busca un espacio creativo. Las bibliotecas son uno de los entornos más estimulantes para fomentar el hábito de lectura. “Son espacios con una gran variedad de propuestas que permiten al niño explorar todas las opciones, asombrarse por la variedad y elegir una lectura como un reto”, matiza el bibliotecario. Aunque debemos procurar que las normas de la sala se cumplan hay que animar a que el niño se acerque a la lectura de forma creativa y desordenada. “Si intentamos que el niño permanezca sentado en un sitio y le fijamos unos requisitos conseguiremos coartar su pasión por el descubrimiento y la conquista de nuevas historias”.

3. Fomenta su imaginación escribiendo sus historias. “No hay nada como inventar para apreciar el mundo imaginario”, decía Rodari en su Gramática de la fantasía. Dejar volar la imaginación de nuestros hijos y animarles a que plasmen las ideas en un papel “facilitará el aprendizaje de la gramática, la ortografía y a la vez estimulará su creatividad”. Además, para los padres poder asistir al nacimiento de sus ideas y fantasías será una experiencia gratificante y enriquecedora.

4. La lectura es un juego. “Sin disfrute no hay estímulo”, sentencia Sergio Díez. No debemos imponer la lectura como una obligación o como un requisito para “ser una mejor persona o más inteligente” sino como un juego con el que divertirse. Por otro lado, dejar de insistir en que lea también es un primer paso para que a él libremente le llegue la inquietud por la lectura.

5. Los niños copian a los adultos. Fomentar la lectura en compañía de los padres o de los amigos es una de las herramientas más eficaces para fomentar el amor a los libros desde pequeños. “Compartir con los padres una lectura, contarles cuentos adaptados a su edad o dejar que él mismo se invente una historia puede ayudar a desarrollar su imaginación y el interés por conocer nuevos mundos”, explica Sergio Díez. Si el niño ve leer, él leerá; si en su casa hay libros terminará por acudir a ellos para ver qué contienen.
6. Las pantallas interactivas, un mundo de posibilidades. No debemos demonizar el uso de las “nuevas tecnologías” por considerarlos sustitutos del papel. “Debemos ser conscientes de las posibilidades que ofrece” para hacer que nuestros hijos se diviertan de una forma interactiva con cuentos animados, música, participativos… “Si se hace un uso coherente y mesurado” puede ser un objeto compatible con el libro tradicional.