Se publica Joyce en París, un conjunto de ensayos y fotos sobre el modo en el que el Ulises se convirtió en un clásico
La magia del Ulises, su contrabando y su reto en el final de la Europa cosmopolita./lainformacion.com |
Joyce en París o el arte de vender el Ulises (Gallo Nero, 2013) es un libro compuesto de varios elementos. Un libro que tiene muchos centros. Un libro con el que he disfrutado muchísimo.
Al fin y al cabo, el título inglés de la obra es James Joyce in Paris: His Final Years. How to Enjoy James Joyce´s Great Novel Ulysses. Se trata de eso, de disfrutar. ¿Y qué ofrece este volumen para poder pasar unos ratos de emocionante lectura?
En el centro de todo está esa novela mágica, difícil, necesaria, que es el Ulises de
Joyce. La novela se había publicado por primera vez en 1922 gracias a
la librera parisina Sylvia Beach. Casi veinte años más tarde aún se
podían contar los lectores de la misma.
Todos en el mundo literario pensaban que era poco menos que el libro del siglo (lo es, junto a A la búsqueda del tiempo perdido de Proust y al conjunto de la obra kafkiana, diarios y cartas incluidos), pero nadie conseguía venderla. Estamos a comienzos de la década de los treinta, en plena Gran Depresión.
Todos saben también que la expansión del libro pasa por la conquista
del mercado norteamericano. Las dificultades se amontonan. De tipo
legal, primero. Casi nadie estaba preparado para la apertura mental que el libro exigía.
Para colmo, más de un editor pretendió aprovecharse de las primeras
prohibiciones de la obra que quedó, durante años, en una especie de
limbo jurídico.
Se desarrolló, en plena Ley Seca, una suerte de contrabando paralelo de la novela joyceana. Después, y mucho más al fondo, estaba el problema cultural: Ulises a
la vez que se adelantaba un siglo a su época, recuperaba de golpe la
gran ignorada tradición occidental que se remonta por partida doble a
las fuentes griega y hebraica.
Y por si eso fuera poco despliega en un millar de páginas que terminan en un
devastador monólogo una síntesis brutal de los dos mil años de cultura
cristiana a través precisamente de la historia de la lengua inglesa.
¿Quién estaba entonces, o lo está ahora, preparado para asumir semejante
reto intelectual?. Finalmente fue Bennett Cerf, el impulsor de Random
House
quien se hizo con los derechos del libro y quien planeó una estrategia
comercial, de gran inteligencia, para llegar al gran público. En parte
lo consigue. En parte no.
Mientras todo eso ocurre, el autor vive la última década de su vida,
principalmente en la ciudad de París. Escribe lo que después será El despertar de Finnegan. Otra "locura". Otro fracaso quijotesco.
El relato de como se desarrollaron aquellos años finales envuelve, en el
libro de Gallo Nero, la historia de la difusión de la famosa obra. Dos
textos en diálogo. Entre sí, y con las fotos que Gisèle Freund tomara
del genio irlandés para la revista Time. Ahora
en un tercer escrito es la fotógrafa la que nos cuenta como se
desarrolló la sesión. Otro plano añadido a este libro fragmentario y
circular.
Una especie de palimpsesto que si tenemos la paciencia de querer
descifrar nos lleva al final a sentir algo así: "Todo esto que se
cuenta, qué fue y que significaron Joyce y su Ulises en un
momento trascendental de la historia del mundo, cuando los cañones de
Hitler estaban a punto de abrir sus bocas asesinas, el final de un mundo
cosmopolita en el que Europa y su cultura aún significaban algo, todo
esto, digo, debió de ser más o menos como se cuenta aquí". La verdad es
que no se me ocurre mejor elogio para un libro.