jueves, 14 de abril de 2011

América Latina, a través de un juego de espejos

La Biblioteca Nacional y la AC/E celebran su homenaje al Bicentenario

Arriba, la obra Mineros (2002), de Juan Manuel Sánchez. Abajo Madre tierra (2010), de Miguel Carini.foto.fuente:elpais.com

El sonido de los pájaros exóticos de la jungla amazónica se mezcla con la voz de Julio Cortázar. Un poncho peruano multicolor del siglo XIX se codea con el manuscrito original del Aleph de Borges y las postales históricas descoloridas con fotografías recientes de intensa definición. Las explicaciones hablan de una realidad "poliédrica", "¡Llena de sabores, colores...!", pronuncia el historiador Pedro Pérez Herrero, uno de los comisarios de América Latina 1810-2010: 200 años de historias, la exposición que ayer abrió sus puertas en la Biblioteca Nacional de Madrid y que organizada conjuntamente con Acción Cultural Española (AC/E) -la fusión de las tres entidades públicas que hasta ahora promocionaban la cultura española- permanecerá abierta hasta el 10 de julio.
Dos centenares de piezas que siembran de historia -y de historias- las salas pintadas color rosa chicle de la planta baja del edificio. Cuadros, libros, fotografías, caricaturas, manuscritos y mapas que celebran el Bicentenario de las Independencias. América Latina 1810-2010: 200 años de historias es "un homenaje a nuestros hermanos", dijo ayer Charo Otegui, presidenta de la AC/E.
Coordinada por Pérez Herrero (catedrático y director del Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Alcalá) y Rodrigo Gutiérrez Viñuales (profesor de Historia del Arte de la Universidad de Granada), la exposición se estructura en torno a secciones temáticas (La ilustración, La fragmentación de la Monarquía hispánica, Independencia y libertad...) que pretenden explicar la raíz del discurso panamericano, la configuración y desarrollo de los discursos nacionales, la interrelación de las tradiciones y, finalmente, ya en los albores del siglo XXI, el futuro.

"Todos somos América Latina", continuaba ayer Pérez Herrero en su entusiasta recorrido por las salas. "América Latina está en Madrid. En Berlín. En Estados Unidos. Su expansión territorial no se agota. América Latina ya no se conforma con América Latina porque América Latina somos todos. Nosotros queríamos narrar esa capacidad camaleónica de adaptación. Esa fuerza para pasar de ser un pueblo conquistado a un pueblo que conquista el mundo". Pérez Herrero admitió que esta exposición no quiere poner el foco en el lado negativo: "América Latina no es solo pobreza y desastres".

Para ilustrar esa realidad múltiple la exposición de la Biblioteca Nacional recurre a algunas joyas de sus fondos y a piezas de otras instituciones y colecciones privadas. De los libros de animales y plantas a las constituciones de los Estados americanos ("tenemos verdaderas maravillas bibliográficas de las identidades nacionales") o los clásicos de sus literaturas: de El laberinto de la soledad a Cien años de soledad, de la poesía de Gabriela Mistral a la de Rubén Darío.

Según los organizadores, América Latina 1810-2010: 200 años de historias pretende ser un juego de espejos que permitan poner frente a frente una historia infinita. En ella caben lo que, en el catálogo, se explica con una retahíla de contradicciones ("En el continente americano, la vida y la muerte, el amor y el desamor, la lealtad y la traición, el triunfo y la derrota están teñidos de un matiz latino que hay que entender"), sazonadas con "música sabores, historias, costumbres, valores, vivencias, cuentos, recuerdos, miedos, creencias, proyectos, realidades, esperanzas, fobias, cielos e infiernos que se han cruzado, generando ricas mezclas con potencialidades insospechadas en las que es difícil discernir dónde acaba una época y empieza otra, y cuál es la línea divisoria de las tradiciones africanas, americanas, occidentales y asiáticas". Para llegar a la conclusión de que "América Latina se siente, se oye, se saborea, se baila, se sufre y se disfruta. Es grande y pequeña. Es plural".