La obra del lexicógrafo navarro José María Iribarren, El porqué de los dichos, se reedita 13 años después de su última edición. Un diccionario acerca al lector el origen y significado de refranes y frases proverbiales
Portada El porqué de los dichos de José María Irribarren./hoy.es |
"Se le ha calentado la boca", "ha meado fuera del tiesto" y
otras expresiones un tanto vulgares usadas casi a diario ocultan en su
origen un misterio que les ha hecho llegar hasta nuestros días, aunque
muchas veces desconozcamos el modo en que surgieron tan estrafalarios
dichos. No son los únicos, por supuesto, y no todos son tan vulgares,
por mucho que el uso de refranes 'sin ton ni son' no sea lo recomendable
a la hora de hablar o escribir.
Lope de Vega los convertía en verso poniéndole así "el
cascabel al gato" en La esclava de su galán, Baltasar Gracián los
adecuaba a sus necesidades para abusar de ellos en El Criticón y
Cervantes construyó a golpe de sabiduría popular la identidad de Sancho
Panza, quien con los refranes ocultaba su ignorancia hilándolos "al buen
tuntún". Y aunque su señor le increpaba por el excesivo uso que de
ellos hacía, también los empleaba, aunque él los trajera a la
conversación «a propósito, y vienen cuando los digo como anillo al
dedo». De hecho, fue por boca de Don Quijote y con un dicho popular como
Cervantes desacreditó la obra apócrifa de Alonso Fernández de
Avellaneda. «Ya yo tengo noticias dese libro y en verdad y en mi
conciencia que pensé que ya estaba quemado y hecho polvos por
impertinente; pero su San Martín se le llegará como a cada puerco».
Toda esta riqueza, y aún más, es la que llega de nuevo a
los lectores con la reedición de El porqué de los dichos. Sentido,
origen y anécdota de dichos, modismos y frases proverbiales, que el
lexicógrafo, periodista y escritor navarro José María Iribarren publicó
por vez primera en 1955 y que se reeditó casi anualmente hasta el año
2000.
«La iniciativa de este autor no se detenía en anotar la
frase hecha: no bastaba con saber que 'A buenas horas mangas verdes' era
una expresión muy extendida, porque ¿qué significaba? Y sobre todo, ¿de
dónde provenía? Iribarren se situó en este punto en el nivel de
cualquier hablante curioso e intentó colmar sus dudas», explica la
editorial Ariel en el libro.
Las manifestaciones y gritos del pueblo fueron fuente o
altavoz en no pocas ocasiones de frases que expresan lo que pensaban
sobre los poderosos y sus regímenes. A veces, eso sí, enmascaraban el
significado, como en el caso del famoso '¡Viva la Pepa!', y otras
simplemente lo adornaban con toda la gracia de la que eran capaces. Fue
de este modo como se generalizaron los 'jamones con chorreras' durante
la Revolución de 1868.
Según cree Iribarren, en septiembre de ese año y destronada
Isabel II, en una calle de Barcelona apareció un farol del alumbrado
público plagado de inscripciones subversivas. En cada uno de sus
cristales se leía: «¡Abajo los conventos!, ¡armas al pueblo!, ¡fuera las
quintas! y ¡suprimid las iglesias!». Puestos a pedir, un ciudadano dejó
su demanda: «Y un jamón con chorreras!» -imaginamos por lo que
significa la frase que no debieron de parecerle muy posibles las
peticiones de los demás-.
Es curiosa otra que bien podría servirnos en los tiempos
que corren, '¡Viva Fernando, y vamos robando!'. Si bien está en desuso,
fue muy corriente en los años 1815 y 1823, y aludía a los latrocinios
que cometían los partidarios del absolutismo de Fernando VII, rey al que
por cierto sus compañeros de billar le dejaban las carambolas fáciles
para hacerle creer que era un jugador experto (de ahí el 'así se las
ponían a Fernando VII').
Tan vivo como estos aprovechados "patriotas" estuvo el
cantante que dio origen al '¡Viva Cartagena!', según un artículo del ABC
del 11 de julio de 1952. En él se cuenta cómo un mal tenor
interpretando una zarzuela en esta ciudad dejó escapar un "gallo" y,
antes de que el público protestase, se adelantó hacia las candilejas y
grito: «¡Viva Cartagena!». Un eficaz modo de cambiar los abucheos por
una calurosa ovación, si bien hoy esta frase ha quedado «como muro de
protección contra los mediocres», y es que salvo eso, contra la torpeza "no hay tu tía".
Y aunque así lo parezca por los ejemplos y por tradición,
no solo en España hay refranes, de hecho «solo se señala su ausencia en
algunas lenguas africanas, como la de los Pigmeos y la de los Wakanongo
de Tanzania», escribió en un artículo titulado 'Los refranes en la
literatura' en 1996 el profesor emérito de la Universidad de Lyon Louis
Combet.
Tanto es así que algunos han llegado hasta nuestros días
heredados de proverbios latinos como "cum Romae fueris, Romano vivito
more", que quedó convertido en "a donde fueres, haz lo que vieres". Y es
que a pesar de su apocada imagen, estas frases populares nos han dejado
un sinfín de anécdotas y esconden la suficiente historia como para
'picar alto' y desear conocerlos todos.
Si quieres más, descarga gratis aquí el primer capítulo de El porqué de los dichos, por cortesía de Ariel.