Sé que es tan inoportuno hablar del Bloomsday en agosto como pensar en lo que harás en tu próximo cumpleaños, diez meses antes
Y no es mi intención referirme a esa gran
celebración del turismo literario que se escenifica en Dublín cada 16 de junio,
con el recorrido de la célebre jornada del Ulises
de James Joyce. Mi intención es acercarme al penoso periplo de Samuel Riba
“-Riba para todo el mundo-“, el personaje de
Dublinesca, de Enrique Vila-Matas. Un editor literario arruinado, sin plan
alguno para su futuro, confundido ante la aburrida lucidez de una existencia
sin alcohol, incapaz de enfrentarse a su propia persona sin la impostación del
personaje que hasta entonces fue. O creyó ser. Su decisión repentina de ir a
Dublín, con la inquietud de que se cumpla o no un sueño nefasto, es lo que nos
lleva a una particular celebración del Bloomsday. Un viaje en el que realizará
un paródico rito fúnebre por la muerte de la era de la imprenta.
“Hora: justo
después de las once de la mañana.
Día: 15 de
junio de 2008, domingo.
Estilo:
Lineal. Se entiende todo. Guarda un aire familiar con el capítulo sexto de Ulysses, donde encontramos a Joyce
lúcido y lógico, que introduce de vez en cuando pensamientos de Bloom que el
lector sigue con facilidad.
Lugar: Aeropuerto
de Dublín.
Personajes.
Javier, Ricardo, Nietzky y Riba.
Acción:
Javier, Ricardo y Nietzky, que llevan ya un día en Dublín, reciben en el
aeropuerto a Riba. La idea es celebrar mañana, al caer de la tarde y antes de
visitar la Torre Martello, las honras fúnebres de la galaxia Gutenberg. ¿Dónde?
Hace ya días que Riba delegó en Nietzky la decisión, y éste ha pensado, con
buen tino, que el cementerio católico de Glasnevin – antes Prospect Cemetery,
donde entierran a Paddy Dignam en Ulysses—podría
ser un lugar adecuado. Pero del funeral no saben nada todavía ni Ricardo ni
Javier. (…) Por otra parte, los tres escritores y amigos de Riba son ya, sin
ellos saberlo, las réplicas vivientes de los tres personajes – Simon Dedalus,
Martin Cunningham y John Power—que acompañan a Bloom en la caravana fúnebre del
sexto capítulo de Ulysses.
Satisfacción secreta de Riba”.
Interior de la Torre Martello, en Sandycove
Cementerio de Glasnevin, Dublín
Otro de los
propósitos de este viaje de Riba a Dublín es la fundación de la Orden de Caballeros del Finnegans, secta que, en efecto, fue fundada
en esas fechas en 2008, por el propio Vila-Matas y otros escritores como
Eduardo Lago, Antonio y Jordi Soler, Marcos Giralt y Malcolm Otero Barral. La
principal obligación de sus miembros es: venerar
la obra (Finnegan’s Wake) e,
indefectiblemente, asistir a Dublín cada 16 de junio en una jornada de
Bloomsday que acaba en la Torre Martello (donde se inicia la novela) en
Sandycove --“y allí sentirse de una raza ya antigua que empezó como el mar, sin
nombre ni horizonte, y que hoy corre ya peligro de extinguirse”, se añade en la
novela--, donde leen unos fragmentos. En
ese mismo acto se nombra a un nuevo caballero. Tras la ceremonia caminan hasta
el pub Finnegans en la vecina población de Dalkey donde dan fin a su acto anual”.
Miembros de la Orden de Caballeros del Fiinnegans
Un corto viaje en tren lleva de Dublín a Sandycove, de perfil a un paisaje en el que se insinúa el mar. A pocos metros de la pequeña estación está el paseo marítimo, un parque, la pequeña playa y, al lado, la célebre torre Martello. “Han subido por la estrecha escalera de caracol hasta la redonda plataforma de tiro, y allí contemplan ahora en silencio el mar de Irlanda”. Cuando estuve allí, grabé este video de toda la circunferencia de las vistas.
Riba y sus amigos. Riba y su soledad, sus flaquezas. En Dublinesca se hace un patético y heroico paseo por los escenarios de un teatro –la novela de Joyce- que acoge a los peores actores ---otros escritores—y a ningún público. Quizá Celia, la mujer de Riba, sea la única en esa sala de butacas imposible. Pero no, ella es la destinataria –y actriz-- de esa pesadilla que él ha ido a poner en escena. Un viaje circular entre verdad, ficción, deseo y literatura. Sucumbir ante nuestros sueños e inventar realidades viene a ser algo parecido. Como escribir y vivir.