lunes, 12 de agosto de 2013

De la justicia de oficio a la literatura consagrada

La insólita historia de Sergio de la Pava, un abogado de origen colombiano, que opta al galardón del PEN con una novela de setecientas páginas autoeditada

El escritor Sergio de la Pava./elpais.com

Le informaron por teléfono de la nominación al PEN / Robert W. Bingham, que premia el mejor debut literario estadounidense en ficción. Sergio de la Pava estaba en su despacho en la Corte Criminal de Manhattan y esa llamada del 11 de julio abrió un nuevo capítulo en su atípica historia de novelista revelación. Su éxito literario escapa de los canales convencionales: no hay cursos de posgrado en una prestigiosa universidad, ni cuentos en revistas, solo una novela de casi 700 páginas, Naked Singularities, que autoeditó y distribuyó vía Internet. Con ella capturó la atención de blogueros y críticos, que colocaron su obra en la línea de Pynchon, Foster Wallace e incluso Melville. El sello Chicago University Press decidió hacerle un hueco en su catálogo, normalmente volcado en obras fuera del mercado o sin traducir. La compra de los derechos de esta novela por la británica MacLehose y la española Pálido Fuego fue el penúltimo capítulo en la consagración de la obra como fenómeno literario. Después llegó la nominación y este agosto participa por primera vez en un festival literario en Edimburgo.
Nacido en Nueva Jersey en el seno de una familia colombiana, De la Pava trabaja desde hace más de una década como abogado de oficio y a diario lidia con una media de 70 casos, desde hurtos menores hasta asesinatos. El protagonista de Naked Singularities, casi también. Una calurosa tarde de julio el escritor llega a un café vestido con corbata y traje gris claro. Ya ha escrito otra novela y prepara algo nuevo de lo que prefiere no hablar. Escapa al estereotipo de novelista neoyorquino, y en la única nota biográfica, no exenta de ironía, que acompaña su primer libro apunta que es “un escritor que no vive en Brooklyn”.
Naked Singularities abarca un amplio espectro de temas, desde la física cuántica —de la que toma prestado su título— hasta la receta de una empanada, pasando por la historia del boxeador Wilfred Benítez o la posibilidad de dar el golpe perfecto. Voces directas de acusados y abogados, sentencias y apuntes cotidianos dan forma a esta historia. Por encima de todo, sobrevuela una reflexión sobre qué es la perfección y el talento, el sistema de justicia en EE UU, el ideal y la realidad a pie de juzgado. “La literatura es una manera de combinar varios elementos que me interesan. A primera vista el boxeo y la filosofía no parecen estar relacionados, pero escribir permite descubrir conexiones que ya existían”, dice. De la Pava rechaza que la ficción deba cumplir una función específica, no se trata de hacer un retrato realista, ni de informar. “Una novela no va sobre algo en concreto, es una experiencia, no una responsabilidad. Recurres a ella en busca de un concentrado de la vida”, apunta.
Empezó su libro en 1999 y tardó cinco años en poner el punto y final. Pasó otros cuatro recibiendo cartas de rechazo, hasta que decidió sacar el libro por su cuenta. No está en contra de los canales convencionales y defiende que esto ayuda a las ventas. Como lector, considera que el panorama de las letras en español es más estimulante que el anglosajón. “Hay más innovación, más libertad y más coraje”, explica antes de mencionar la visión de Javier Marías o Vargas Llosa. Las voces de hispanos que han crecido en EE UU como Daniel Alarcón o Junot Díaz son algo que De La Pava considera excitante. “La inmigración es ambición y esto pasa a los hijos de quienes aquí vinieron”, señala.
Naked Singularities tiene una deliberada ausencia de comas, algo que aporta un ritmo atragantado y crudo a sus páginas. “Esta es una novela brava, no quería civilizar la prosa, es un libro que pretende dejar una impresión de rapidez, rabia y pelea”, dice el autor. Sin embargo, su aceleración se vuelve precisa y exacta al tratar el sistema de justicia criminal en el que está situada. La crítica a ese sistema ha vuelto calentarse este verano tras el veredicto que puso en libertad al hombre que mató al joven negro de 17 años Trayvon Martin. De la Pava identifica aquí un acuciante problema: las cárceles están repletas de chavales afroamericanos como Martin, y por eso su aspecto es motivo de sospecha. “La pregunta es cuándo va a superar este país su adicción a encarcelar a los pobres”, denuncia.
Antes de despedirse y caminar calle arriba, el abogado reconoce que tiene cierta reserva a hablar sobre escritura, como si una explicación detallada pudiera romper el encanto de una ficción inteligente.