El poeta tenía 74 años y era considerado uno de los grandes autores de su país. Recibió el Premio Nobel de Literatura en 1995. Estaba internado en un hospital de Dublin, había sido diagnosticado recientemente de una enfermedad grave
Fallece el Nobel Seamus Heaney, alma poética de Irlanda./revista Ñ |
En un hospital de Dublin, a los 74 años, murió el poeta y dramaturgo irlandés Seamus Heaney, uno de los más importantes de la lengua inglesa de la segunda mitad del siglo XX. “Heaney fue un maravilloso embajador para la literatura, pero también para Irlanda”, declaró Jimmy Deenihan, ministro de Cultura irlandés. Heaney fue el segundo poeta de su país en ganar un Premio Nobel– en 1995- después de William Butler Yeats, en 1923.
Había nacido un 13 de abril de 1939
en una granja ubicada 70 kilómetros al noroeste de Belfast, Irlanda del
norte. Católico, algunas de sus obras, entre ellas Wintering Out (1973) y North
(1975), tratan los conflictos sectarios en la región de Ulster, que
enfrentaba a católicos y protestantes. Aunque Heaney estaba en contra la
ocupación inglesa no tuvo una escritura militante a favor de la
Ejército Republicano Irlandés ( IRA). Intelectualmente y espiritualmente
estaba unido a Gran Bretaña por su amor a la literatura. "Mediante la
belleza y elegancia de su escritura, nos recordaba los lazos que nos
unen y nuestro deber de mantener la dignidad de todos", dijo hoy Patrick
Corrigan, responsable de la organización defensora de los derechos
humanos en Irlanda del Norte, al conocer la noticia.
Aunque nunca esquivó pronunciarse en sus versos sobre los asuntos políticos más urgentes de su tierra, Heaney no fue meramente un poeta político. En términos generales, su obra se caracteriza por una mirada lúcida sobre fenómenos cotidianos. De objetos como hachas, yunques o hasta un sofá, armaba invocaciones sobre el misterio de la vida encarnado en la solidez innegable de los cosas.
Heaney, como Geoffrey Hill (1930-1998) tenía una sensibilidad extraordinaria para describir los paisajes de Gran Bretaña, su flora y fauna y su profunda historia. Para él, la palabra misma era el motor de un poema. Deleitaba y se deleitaba en el sonido sajón de las palabras y en los secretos que estas contienen – tanto a nivel pragmático, por sus etimologías; como a un nivel emocional o misterioso, por los sonidos que producen las palabras.
En su obra Heaney logró una dualidad notable: hablar de los misterios profundos de la existencia (la relación entre las palabras y la realidad; la relación entre el paisaje natural y la memoria del hombre; la vida propia que toman las herramientas que construye el hombre) usando un lenguaje y sintaxis accesible.
Sin dejar de ser un escritor muy preocupado por las formas poéticas y la historia misma de la poesía, Heaney logró convertirse en un autor leído por personas que no se especializaban en leer poesía. Para muchos de ellos, seguirá vivo en sus libros.
Aunque nunca esquivó pronunciarse en sus versos sobre los asuntos políticos más urgentes de su tierra, Heaney no fue meramente un poeta político. En términos generales, su obra se caracteriza por una mirada lúcida sobre fenómenos cotidianos. De objetos como hachas, yunques o hasta un sofá, armaba invocaciones sobre el misterio de la vida encarnado en la solidez innegable de los cosas.
Heaney, como Geoffrey Hill (1930-1998) tenía una sensibilidad extraordinaria para describir los paisajes de Gran Bretaña, su flora y fauna y su profunda historia. Para él, la palabra misma era el motor de un poema. Deleitaba y se deleitaba en el sonido sajón de las palabras y en los secretos que estas contienen – tanto a nivel pragmático, por sus etimologías; como a un nivel emocional o misterioso, por los sonidos que producen las palabras.
En su obra Heaney logró una dualidad notable: hablar de los misterios profundos de la existencia (la relación entre las palabras y la realidad; la relación entre el paisaje natural y la memoria del hombre; la vida propia que toman las herramientas que construye el hombre) usando un lenguaje y sintaxis accesible.
Sin dejar de ser un escritor muy preocupado por las formas poéticas y la historia misma de la poesía, Heaney logró convertirse en un autor leído por personas que no se especializaban en leer poesía. Para muchos de ellos, seguirá vivo en sus libros.
Heaney, aclamado como el poeta irlandés más destacado desde William
Yeats, publicó su primer poemario en 1966 ("Death of a Naturalist") y
firmó diversas obras teatrales, como "The Cure at Troy" (1990) y "The Burial at Thebes" (2004).
El irlandés, que fue catedrático de Poesía en la universidad inglesa
de Oxford, había sido diagnosticado recientemente de una enfermedad
grave, según la BBC.