El Wallander israelí se llama Michael Oyahón. Es un tipo culto, atractivo, amable y bastante de andar por casa. Es el detective que ata cabos y desentraña los misterios que tramó con inteligencia la difunta escritora israelí Batya Gur
Portada Un asesinato literario, de Batya Gur./elpais.com |
Al superintendente Ohayón, un mizrají –judío israelí originario de los países árabes- le toca en Un
asesinato literario: Un caso crítico (Siruela)
bucear en el mundo académico. Debe resolver
un crimen doble que deja sin palabras al departamento de poesía de la
universidad Hebrea de Jerusalén. Allí transcurre la novela, en ese
bastión laico y liberal del saber israelí, que se asienta sobre una
colina (Har
HaTsofim en hebreo), en el Jerusalén oriental, es decir, en territorio ocupado palestino.
“¿En
el departamento de literatura hebrea? ¿Un poeta?¿en 1985 y no es de
izquierdas? ¡Vamos hombre!, se escucha en durante uno de los
interrogatorios a
los que someten los policías al presidente la Universidad. Poco antes,
trataban de contener a la prensa que ya se agolpaba a las puertas del
centro. “Diles que investigamos la tesis de un ataque [terrorista], pero
rebaja el tono. No queremos que se desate el
pánico. Deja claro que es tan solo una posibilidad antes de que los
políticos empiecen a gritar. […] Los de la derecha pedirán más seguridad
para Har HaTsofim
y que se expulse a los alumnos árabes. Los de la izquierda dirán que la
universidad nunca debería haberse instalado aquí tras la guerra de los
Seis Días”.
El
conflicto de Oriente Próximo y la ocupación israelí no es sin embargo
ni mucho menos el tema de la novela, pero como en otros libros de Gur
(1947-2005)
salpica inevitablemente la cotidianidad de Ohayón y la de los que le
rodean. El tema en realidad son los humanos y sus relaciones. Las
ambiciones e inseguridades, las apariencias, los amores… El protagonismo
le corresponde a los detalles, las miradas, las frases
a medias, que según se ordenen y se miren explican una cosa u otra.
A
través de profesores, secretarias, doctorandos y demás fauna propia de
los despachos universitarios, Gur construye un mosaico del micro
mundo académico hebreo. Esa es precisamente la gran especialidad de la
maestra israelí de novelas policiacas. Gur es capaz de sumergir al
lector y al detalle en algunos de los ecosistemas que componen y a
menudo antagonizan en la sociedad israelí. Laicos, religiosos,
nacionalistas, pacifistas, ashkenazíes, mizrajíes. Todos encuentran de
alguna manera hueco en las páginas de las novelas de Batya Gur.
Esta
es una inmersión en el mundillo literario y de las rivalidades
académicas. Hay otras cuantas en las biografías de Gur y de Ohayón.
Tal vez, la más atractiva por su exotismo sea la incursión en el corazón
del colectivismo israelí. Asesinato en el kibutz
(Siruela) es una perfecta radiografía de las intensas y en ocasiones
asfixiantes relaciones personales que rigen la vida de los kibutzs; hoy
transformados y revitalizados gracias al desembarco de jóvenes israelíes
que buscan la supuesta tranquilidad de la vida
en el campo. Son en definitiva paseos por mundos menos transitados de
lo que a primera vista podría parecer.
Además de Batya Gur, cuéntanos qué otros autores o libros sobre Israel crees que nos pueden ayudar a
descubrir el país.
Ana Carbajosa es periodista y autora de Las tribus de Israel, la batalla interna por el Estado judío