Adicionalmente es muy llamativo que de esos 12.000 títulos, 1.458 están en formatos digitales, es decir que el 10% de los títulos publicados ya no son impresos.foto:archivo.fuente:elespectador.com
Estas preguntas, importantes sin duda, opacan una labor enorme de la industria editorial colombiana que en los últimos años ha logrado producir más en un entorno aparente de demanda lenta.
Según el reporte de la Asamblea de la Cámara Colombiana del Libro, es evidente que estamos en un punto de cambio muy importante en la industria editorial y quizás en un punto de inflexión. En 2010 se registraron 12.334 títulos editoriales en Colombia, de los cuales se estima que el 64% son de índole comercial, ya que otros se refieren a catálogos y publicaciones privadas de empresas e instituciones, lo que nos deja con cerca de 8.000 libros colombianos nuevos en el mercado. El mismo reporte indica que estos títulos pueden significar cerca de 145 millones de libros, de los cuales 45 millones son extranjeros.
Estas cifras dejan ver un crecimiento en títulos del 8,9% y unas ventas que pueden superar los tres libros per cápita en Colombia, lo que no significa que cada persona compre tres libros, sino que el país demanda ese volumen editorial, dejando ver que quizá leemos más de lo que hemos pensado por los resultados de estudios anteriores.
Adicionalmente es muy llamativo que de esos 12.000 títulos, 1.458 están en formatos digitales, es decir que el 10% de los títulos publicados ya no son impresos. Esto es un cambio de tendencia fundamental en el mercado, porque demuestra que sí somos capaces de competir en el mundo digital y de entrar al cambio del mercado. En 2010 se registraron tres libros para Kindle de Amazon por ejemplo.
Por esto creo que es momento de mirar muy bien la industria editorial en Colombia y salir de los debates sobre el futuro del libro. Nuestra industria sigue pujante y comprendiendo la tendencia de cambio; y los colombianos cada vez leemos más de lo que creemos, porque si bien quizá no leemos muchos libros, todo el día leemos algo en medios digitales, lo que demuestra la clara oportunidad de la industria y el deseo del mercado de leer.
Es momento de que dejemos de hablar en corredores, de quejarnos porque leemos poco y de hacer campañas de lucha contra la piratería, porque las tres cosas son evidentemente situaciones mal comprendidas y pésimamente abordadas. Las quejas y lamentos no hacen nada y al final no van a cambiar las tendencias de la convergencia digital; y la piratería, que sin duda es un delito y desmotiva al derecho de autor, demuestra que el colombiano quiere leer pero que el mercado le ofrece precios muy costosos. Buen ejemplo de esto fueron los lanzamientos de pocketbooks del Quijote y Cien Años de Soledad a precios muy accesibles.
El futuro del consumo pasa por la convergencia tecnológica y el futuro de los libros pasa por lo digital, por esto es fundamental que comprendamos que el consumidor pasó de las cuevas de Altamira a las columnas de Egipto, a los papiros jónicos, a la biblia de Gutenberg y al Kindle, pero siempre ha seguido leyendo libros.