viernes, 21 de enero de 2011

Las palabras de los bogotanos de la A a la Z

Este diccionario es una herramienta vital para las personas que llegan a vivir a la capital

Uno de los investigadores del Bogotálogo, Andrés Ospina.foto.fuente:vive.in

No me 'balsee', lo que quiero es un 'almorzadero' que tenga 'Acpm' y que me lo sirvan 'al soco'. No se asusté, este diario sigue conservando su impecable estilo. Estas son palabras 'cachacas' que traducirían algo como: "No me molesté, lo que quiero es un restaurante que tenga arroz, carne, papa y maduro y que me los sirvan rápidamente".

Intentemos algo más clásico ¿Qué tal? Fuimos a la 'musiteca' y nos topamos con un 'señorito' que tiene fama de 'mangarria'. Más palabras de la Bogotá de otra época, que significan fuimos a la legendaria tienda de álbumes tipo lp y nos encontramos con un joven de clase alta que tiene la cualidad particular para propinar puñetazos certeros.

Esta y otras expresiones son las que se pueden encontrar en el Bogotálogo, la investigación ganadora de la convocatoria 'Ciudad y Patrimonio 2009'realizada por la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte, en asocio con el Instituto de Patrimonio Cultural, para elaborar un diccionario sobre el castellano hablado en la capital.

Andrés Ospina un bogotano de 34 años, literato de la Universidad de Los Andes y un 'cocacolo' de esta época, es la cabeza de esta investigación que no sólo pretende ser un documento en el que se especifique el significado de la palabra, sino más bien un diccionario histórico y testimonial de cómo se hablado en Bogotá en los últimos 500 años.

"Lo que me mueve fundamentalmente es el sueño de poder poner a hablar un 'emo' con un 'cachaco' y esto sólo lo lograré haciendo visibles palabras que están perdidas en la realidad. Espero que el lector del Bogotálogo se acerque allí, no para que encuentre un documento grosso académicamente, sino porque va a hallar algo que le pertenece", asegura.

Todo fluye, todo cambia, nada permanece

La investigación de Ospina se divide en dos fases; la primera fue una 'recolección oral' de palabras por medio de conversaciones que Ospina sostuvo con más de 200 personas, bogotanas por supuesto, de entre los 4 y los 96 años de edad, de diferentes procedencias sociales y económicas. La segunda fase, más compleja, consistía en acudir a fuentes escritas, que le permitieran acercarse a la Bogotá de antaño.

"Desgraciadamente no tenía la posibilidad de sostener un diálogo en el sentido real con gente que vivió hace más de 100 años, entonces acudí a los recetarios, a los periódicos, al Papel Periódico Ilustrado, a libros como El Carnero, Las Convulsiones; en fin, fue un material de más de 400 libros. Era como si me metiera a un mar de palabras a tratar de pescar las que eran genuinamente bogotanas", afirma Ospina.

Un mar, en el que todo fluye, todo cambia y nada permanece, como dice la máxima del filósofo griego Heráclito de Éfeso, y cuyo significado es la más recurrente explicación de los lingüistas sobre la evolución de las palabras.

Por ejemplo, Jaime Bernal Leongómez, secretario ejecutivo de la Academia Colombiana de la Lengua, asegura que "la lengua se reinventa cuantas veces quiera, las juventudes crean sus propios términos, muchos de ellos quedan, otros se ahogan, otros desaparecen; la lengua es una sola y aún con todas sus transformaciones, su estructura nunca se va a romper".

Así mismo, Edgar Arias, lingüista y profesor de gramática de la Universidad Sergio Arboleda, afirma que los factores culturales y sociales que confluyen en las ciudades aumentan la creación o supresión de términos.

"Los que crean las palabras son los usuarios y ellos son personas dinámicas, activas, que tienen que acomodarse al avance de la tecnología, de la ciencia, de variables culturales, económicos, de moda, todos esos fenómenos inciden en que se dejen de utilizar ciertos términos o en que se crean otros. Eso es un fenómenos natural".

Aunque el método para la creación del Bogotálogo toma una muestra pequeña (200 ciudadanos) en relación con la población actual de Bogotá (Más de 7 millones) tanto Bernal como Arias coinciden en afirmar que es un trabajo valioso para registrar históricamente los 'bogotanismos'.

Si quiere encontrar más palabras bogotanas puede visitar la página web www.bogotalogo.com allí encontrará la historia de más de 4 mil palabras, sus vínculos con otros términos, algunas ilustraciones y sabrá si son usadas en las redes sociales. Si lo suyo no es la web, cójala 'con suavena' (suave) y espera la edición impresa que saldrá en unos meses.