lunes, 29 de agosto de 2011

Roca:"La poesía no es la Cruz Roja del espíritu"

El argentino Jorge Boccanera en una charla con el poeta colombiano Juan Manuel Roca conversa sobre las funciones de la poesía

El escritor y poeta Jorge Boccanera, junto al poeta colombiano Juan Manuel Roca, en un descanso de sus clases en la Maestría de Escrituras Creativas de la Universidad Nacional.foto:Luis Ángel.fuente:elespectador.com

"No es que los poetas mientan/ es que los mentirosos/ quieren hacer poesía", escribe el poeta Jorge Boccanera, ganador en el 2008 del VIII Premio Casa de América, en su "Ensayo breve sobre la honestidad poética". El poeta, que ha hecho que sus letras se cuelen en canciones de artistas como Mercedes Sosa, Alejandro del Prado, Lilia Vera, Raúl Carnota y Silvio Rodríguez, está por estos días en Colombia: lo ha traído la convicción de que la poesía no es un arte misterioso sino uno sobre el que vale la pena volcarse desde la academia. Sus conquistas desde la Cátedra de Poesía Latinoamericana de la Universidad Nacional de San Martín, en Argentina, son ahora compartidas con un grupo de estudiantes colombianos que quieren narrar desde los temblores del verso. El Espectador aprovechó su estadía en la ciudad para que, junto con el poeta colombiano Juan Manuel Roca, conversaran sobre los roles de la poesía en un mundo que desconoce la intimidad, sobre lo que pueden aprender los jóvenes escritores de los poetas de principio de siglo XX y sobre las supervivencias de un género que las editoriales siguen manteniendo en la trastienda.

Juan Manuel Roca (JMR): La poesía no sólo es un rapto poético, una intuición, una cosa empírica, sino una cosa en la que hay que volcarse. Por eso el poeta argentino Jorge Boccanera y yo estamos comprometidos en la enseñanza de la poesía. Además creemos que siempre se habla de las vanguardias europeas y norteamericanas, y se han olvidado las latinoamericanas, así que de lo que se trata es un poco de poner en contacto a los jóvenes escritores con unas poéticas olvidadas o ignoradas.

Jorge Boccanera (JB): Creo que lo que estamos haciendo es ampliar un poco el registro de lo conocido: a los nombres conocidos agregarles otros nombres, otras obras, hablar de qué movimientos se hacían, qué debates se abrían. Miramos entonces las vanguardias, porque los jóvenes van a saber de dónde vienen. Estos movimientos de principio de siglo fueron de ruptura, donde hubo unas búsquedas muy importantes que van a incidir en lo que se escribe en la actualidad.

JMR: Yo creo también que fueron importantes y vale la pena darles un vistazo, porque nuestra literatura y poesía estuvieron siempre muy apegadas a lo que dictaba el mundo hispánico. Las vanguardias fueron un poco la ruptura de eso, así que hay poetas que podríamos llamar los hombres de Cromagnon de los poetas actuales. Juan Gelman, Gonzalo Rojas, esos poetas tan contemporáneos y de una voz tan viva, no existirían sin las vanguardias. Así damos un espectro que aporta a la lírica contemporánea y sus verdaderas raíces, que no son necesariamente el Siglo de Oro sino la poesía contaminada de otras culturas.

JB: Estos poetas de primera línea que se conocen como los fundadores: César Vallejo, Neruda, Oliverio Girondo, no establecieron una escuela, en una época en donde todo venía encasillado y con ciertos programas, así que nos legan, además, una libertad de acción. Pero además intentamos darle una mirada a esos otros poetas como Luis Cardoza y Aragón, de Guatemala, el grupo Vanguardia, de Nicaragua, Joaquín Pasos y otros poetas, como Raúl González Turión, Alfredo Mario Ferreiro, de Uruguay, Salomón de la Selva, de Nicaragua que revelan esas otras voces y esa multiplicidad lírica de la que siempre ha gozado Latinoamérica.

JMR: Creo que mirar estos tiempos nos evidencia además cómo ha cambiado la percepción del poeta en la sociedad. Primero, porque este continente se ha balcanizado cada vez más. Rubén Darío en su época era conocido en toda América Latina, era un poeta que no escribía para un país sino para la lengua. Pero, además, porque en perspectiva es posible ver que se ha desacralizado la idea del poeta. El poeta hoy en día es muy consciente de las limitaciones que tiene la poesía en el mundo moderno como transformadora de realidades, que es una demanda que se le ha hecho a la poesía, como si la poesía fuera la Cruz Roja del espíritu. El poeta tiene una noción mucho más intimista, no espera muchos megáfonos y luminarias para hacer su obra. Su rol social se ha minimizado, no sé si para bien o para mal.

JB: La sociedad pierde al poeta en la medida en la que el individuo pierde lugares de interioridad, en la medida en que lo espiritual se va transformando en una sociedad que está haciendo individuos en serie, que han perdido el sentido de la solidaridad y la reciprocidad, que no se comprometen ni con la política ni con su historia ni con su imaginación ni con sus deseos, que se los fabrican. Por eso desaparece el poeta. La poesía como elemento indagador, lleno de preguntas, es el lugar privilegiado para establecer un diálogo con estos asuntos. Es el individuo el que abandona la búsqueda en sí mismo.

JMR: Esta mesiánica demanda hacia la poesía viene de una mala interpretación de una frase de Hölderlin, quien dijo: "¿para qué poetas en tiempos de penuria?". Si no debiera existir la poesía en estos tiempos, no habría existido, porque todos han sido tiempos de penurias. Lo cierto es que el poeta hoy en día no quiere ya ser boca de partido, ni quiere transformar el mundo. No me canso de repetir que intentar cambiar el mundo con poesía es como descarrilar un tren poniéndole una flor en la carrilera; es una condena al fracaso.

JB: Claro, pero por ejemplo Luis Cardoza y Aragón dijo: "con mi imaginación pongo en movimiento otra imaginación", entonces ahí sí que la poesía tiene algo de subversivo, que no han tenido otras literaturas. La poesía te lleva a indagar, y ahí aparece la libertad. Yo que viví ocho años de dictadura y sobreviví al exilio me di cuenta de que con esos 30 mil desaparecidos había desaparecido la imaginación. Me encontré con un país lleno de lugares comunes, con un profundo miedo social a imaginar.

JMR: Lo que sí es cierto es que la poesía se ha ocupado siempre de unos temas. Borges decía que el número de las metáforas estaba contado. El tiempo, quizás la muerte, que pueden ser a la final uno mismo.

JB: En diferentes momentos se exacerban ciertos temas en la poesía. Por ejemplo, en los años cincuenta, cuando se empieza a publicar a Miguel Hernández y los Poemas humanos de César Vallejo, el tema de lo humano [figura] en los títulos de los libros. Eso, junto al Canto general de Neruda, nos desvela la aparición del tema de la fraternidad y de la solidaridad.

JMR: En el momento actual, a la hora de confrontar el tema de lo social y lo político, yo creo que han cambiado los usos del lenguaje. En los años setenta había una poesía de emergencia que estaba ligada al puño cerrado, a la idea de la libertad y a la actitud contestataria, algo solemne; ahora el tema político y social está atravesado por dudas y por una gran ironía, es un elemento de la poesía más reciente, porque ha encontrado que tiene más dudas que certezas, exalta la derrota.

Yo creo que es urgente darle un giro a esa idea de que está muy cargada de naftalina, de que pertenece a un ámbito que no es cercano a la cotidianidad. Quizá muchos jóvenes han descubierto que la poesía es una esencia del lenguaje y una compañía, es una prótesis para andar, cuando descubren que no es puramente estetizante; una persona así está condenada a vivir de la poesía.

JB: La poesía siempre se asocia con el libro, pero yo la asocio más con el grafiti, las cartas y con la canción. En Argentina la poesía está muy metida en la canción, desde Atahualpa Yupanqui, hasta en el rock, con Spinetta. La poesía está muy viva y encontrará muchas maneras de sobrevivir.

Las inscripciones para la Maestría en Escrituras Creativas de la Universidad Nacional están abiertas hasta el 30 de agosto en bancos y hasta el 31 de agosto vía internet en la página www.maestriaenescriturascreativas.unal.edu.co. Teléfono 3165000, extensiones 10807