La lápida de la tumba de Jorge Luis Borges, autor argentino, en el cementerio de Plainpalais en Ginebra. foto: archivo.fuente: cadenaser.com La primera parada es el cementerio de Père-Lachaise, el más famoso de los cementerios de París, una verdadera galería de arte al aire libre, con la escultura de Oscar Wilde hecha por Jacob Epstein, la tumba de la escritora norteamericana Gertrude Stein, los restos de La Fontaine, Moliere, Balzac.El toque musical del Père-Lachaise lo ponen las tumbas de Rossini o Chopin y, por supuesto, la de Jim Morrison, cantante de los Doors, la más visitada del cementerio.A vivir hace un recorrido por los camposantos en los que descansan poetas, novelistas y escritores. Lugares llenos de encanto, visitados cada día por turistas que buscan acercarse al espíritu de sus ídolos
No salimos de París, segunda parada. La tumba de Julio Cortázar, en el cementerio de Montparnasse. Dicen que encontrar la tumba de Cortázar es bastante complicado, como una rayuela sin números. La tumba tiene una pequeña hendidura donde van a parar rayuelas dibujadas en papel, las frases de sus libros, piedras, pero sobre todo cartas.
Una de las tumbas más visitadas por los turistas es la de Jorge Luis de Borges, en Ginebra, en el cementerio de Plainpalais, en Ginebra, esculpida por el argentino Eduardo Longato según un diseño hecho por la viuda del escritor, María Kodama, quien escogió elementos que fueron significativos para el autor de "El Aleph". Una tumba que incluye los "siete guerreros", tomados de una lápida del siglo IX; una frase en inglés antiguo, extraída de un poema sajón traducida como "y que no temieran", una alusión al coraje que el escritor tanto admiraba como cualidad en otras personas. En el reverso están grabadas dos frases y un barco vikingo. Una de las frases dice: "Él toma la espada Gram y la coloca entre ellos desenvainada", la otra es la dedicatoria "De Ulrica a Javier Otálora", nombres de los personajes del cuento "Ulrica" y que secretamente utilizaban Borges y Kodama para llamarse entre sí.
"Murió el poeta lejos del hogar, le cubre el polvo de un país vecino, al alejarse, le vieron llorar, Caminante no hay camino, se hace camino al andar..." Serrat nos habla de Colliure, del cementerio de Colliure, donde está enterrado Antonio Machado. En el año 1958 los restos de don Antonio y de su madre fueron depositados en el actual panteón que hay a la entrada del cementerio del pueblo. Fue enterrado en un nicho cedido por la señora Deboher, amiga íntima de madame Quintana, la dueña del hotel que tan generosamente acogió a la familia Machado. Tres días después murió la madre del poeta. Acabamos este recorrido en España, en el cementerio de San Justo, en Madrid. En 1902, la Asociación de Escritores y Artistas construyó el panteón donde ir agrupando las cenizas de los personajes más ilustres en las letras y las artes. Los primeros en ocupar este panteón fueron José de Espronceda, Mariano José de Larra y Eduardo Rosales. Posteriormente, se han inhumado en este lugar los restos de Leandro Fernández de Moratín, Ramón Gómez de la Serna, Maruchi Fresno, Carmen Conde, Luis Escobar y Rafaela Aparicio, entre otros.