Es tarde
Miguel Ángel Roa
...porque grité pidiendo ayuda...y no me escuché.
Del tiempo a tres voces
Nelson Gomez León
Antes de morir, papá me regaló su reloj. Pasaron los años, y ahora mi hijo ve la hora de su abuelo.
Mina
Álex E. Peñaloza Campos
-¡Una mina! ¡Pisó una mina! – gritó un soldado.
Fue a levantarse pero no lo logró. Cuando quiso ponerse en pie notó con horror que la mina le había volado un pie y hecho trizas el otro. Entonces se desmayó.
Viaje interior
Amelia Almeda
Hace unos días dieron un documental de la BBC de un viaje al interior del cuerpo humano. Vi praderas, desiertos, acantilados, llanuras, cascadas, lagos. Vi las marismas del cerebro. Vi kilómetros y kilómetros de autopista intestinal. Vi el peaje de los riñones filtrando. Vi el aristocrático y sofisticado hígado. Vi paisajes pulmonares espectaculares. Células, nervios, músculos, arterias, ovarios..., corazones de infarto. Vi incluso ríos de glóbulos rojos. Pero en ningún momento vi el mar.
El descarrilamiento del Tren Fantasma
Mono Sapiens
No sé cómo fue que se salió de las vías. Los rieles vencidos, las ruedas gastadas; falta de mantenimiento en los parques de diversiones no es cosa rara... Lo extraño fue el modo en que los decapitados salían despedidos para los cuatro costados, como volaban guadañas, cabezas de hombres lobo, tarántulas arrastrando telarañas de nylon, hachas, vampiros de alambre, verdes ojos desorbitados, calderos de brujas, babas infernales. La gente vomitaba a su antojo, se orinaba en los asientos, se aferraba a su hermana, se bajaba y se caía rodando como todo lo que el tren arrasaba. Era un bólido, una masa rugiente de pernos y resortes en danza, un tren descarrilado y con nosotros adentro, y gritando, gimiendo, gritando... Y sin embargo, algo lo frenó a la salida, un impulso neumático, un pedazo de fierro. Entonces nos bajamos temblando, alisando nuestros cabellos parados. Y todos, al mismo tiempo, corrimos a formar una larga fila en la entrada.
La culta dama
José de la Colina
Le pregunté a la culta dama si conocía el cuento de Augusto Monterroso titulado
"El dinosaurio".
Ah, es una delicia – me respondió – ya estoy leyéndolo.
Golpe
Pía Barros
Toque de queda
Omar Lara
-Quédate, le dije.
Y la toqué.
Padre nuestro que estás en el cielo
José Leandro Urbina
Mientras el sargento interrogaba a su madre y su hermana, el capitán se llevó al niño, de una mano, a la otra pieza...
- ¿Dónde está tu padre? - preguntó
- Está en el cielo - susurró él.
- ¿Cómo? ¿Ha muerto? - preguntó asombrado el capitán.
- No - dijo el niño -. Todas las noches baja del cielo a comer con nosotros. El capitán alzó la vista y descubrió la puertecilla que daba al entretecho.
Pobreza
Edmundo Valádes
Los senos de aquella mujer, que sobrepasaban pródigamente a los de una Jane Mansfield, le hacían pensar en la pobreza de tener únicamente dos manos.
El harén de un tímido
René Avilés Fabila
Como temía decirles que no, opté por conservar a todas las mujeres que he amado.