martes, 16 de diciembre de 2014

Revelaciones de la violencia política en Latinoamérica

Vía armada. Juan B. Yofre indaga sobre los mitos revolucionarios y el rol cubano-soviético

El Che y Fidel. El autor se pregunta si la partida del Che de Cuba fue parte de un pacto con Moscú./revista Ñ


Hoy, un cascote del muro de Berlín equivale a una pieza de museo… Y sigue siendo difícil explicarse cómo un Estado que quiso transformar el mundo y realizó proezas increíbles, terminó suicidándose. Acaso haga falta ese tipo de mirada, distante y con destino literalmente fatal, para encarar esta investigación sobre la génesis de una violencia política que quiso por la vía armada hacer la revolución, fracasó, instaló a la región en el corazón de la Guerra Fría y dio paso a una larga secuela de terror.
Fue Cuba. La infiltración cubano-soviética que dio origen a la violencia subversiva en Latinoamérica (Editorial Sudamericana) es el último trabajo del escritor, periodista, embajador y ex jefe de la SIDE, Juan Bautista Yofre. Tal como reza el título, no quedan dudas sobre la impronta que domina su contenido y la rotunda posición del autor en el tema. Con todo, más que por una postura ideológica determinada, que puede ser cuestionada, la investigación importa por exhumar, con lo inexorable de los documentos, un tema tan controversial y oscuro como ausente de debate. Al hurgar en los orígenes de esa violencia, Yofre cuestiona, salvo escasas excepciones, buena parte de lo conocido hasta la democracia de 1983, y aun después, lo que fue configurando una suerte de “relato” que terminó groseramente enfatizado en la última década.

El papel de La Habana

Dice el autor que este libro cierra un ciclo de investigaciones en torno a la violencia política durante los 60 y 70, abordados en textos anteriores, así como “el papel de La Habana en la fratricida guerra Argentina y latinoamericana”. En línea con aquellos trabajos, la información documentada vuelve a ser el arma elegida en la construcción de su pesquisa. Esta vez se trata de documentos hasta ahora desconocidos –que exhibe– básicamente de la Agencia de Inteligencia de la ex Checoslovaquia. Son unos quince mil folios que recorren prácticamente todo el libro, muy especialmente en el marco de la llamada “Operación Manuel”, montada tras la Crisis de los Misiles y basada en Praga, que empezó en 1962 a pedido de los cubanos.
Este esquema permitió a miembros de movimientos insurreccionales de la región, la entrada y salida secreta a y desde Cuba, donde recibían instrucción teórica y militar para instalar focos guerrilleros en sus países de origen. Hasta el 31 de mayo de 1968, última fecha mencionada, habían pasado de modo encubierto 1.017 latinoamericanos. Los archivos dan cuenta, con nombres reales o falsos, de las planas mayores de la guerrilla argentina.
El libro también incluye documentación de la ex Unión Soviética y de otros estados ya inexistentes; de la CIA y de dirigentes políticos y militares de EE.UU., Cuba y la Argentina. Se cita una abrumadora bibliografía especializada, así como información surgida de diálogos directos con “viejos militantes de la izquierda radicalizada. Aquella que prefirió el lenguaje de las armas”, escribe.
El trabajo abarca desde la huida de Fulgencio Batista y la casi simultánea entrada de Fidel Castro Ruz a La Habana, a comienzos de enero de 1959, hasta los umbrales del asalto militar de 1976 en la Argentina. En esos cortos 17 años tuvieron lugar acontecimientos que provocaron –aún constreñidos al marco de la Guerra Fría– un cambio de paradigma en el acontecer político, económico y militar internacional. Entre otros, el proceso de descolonización (y el nuevo concepto, “lucha por la liberación nacional”, hasta entonces desconocido en la izquierda y el establishment); la guerra de Vietnam y la crisis chino-soviética, que dividió al comunismo y sembró el “foquismo” armado, y una Guerra Fría que estuvo a punto de estallar y terminó marcando el destino de uno de los polos enfrentados.
No siempre de modo cronológico, el autor va revisando los sucesos y sus protagonistas regionales, sin olvidar la vigilia de Washington, sus presiones y actitudes. Construye así una radiografía minuciosa de la revolución cubana, la responsabilidad del Che en el llamado “paredón”, los lazos con Moscú y la influencia de Pekín, deserciones como la de Huber Matos o muertes misteriosas como la de Camilo Cienfuegos. No faltan los fracasos de la CIA o los intentos por matar a Castro, el papel de Kennedy en el fiasco de Playa Girón o los aviones espías U2 derribados. Se destacan los golpes militares, en la Argentina y en la región. También figuran las cartas de Juan Domingo Perón a Fidel Castro, su vínculo con el Che y las variadas posiciones del peronismo frente a la guerrilla. Hay numerosos perfiles (John William Cooke, Janio Quadros, Jorge Ricardo Masetti, etcétera) y no pocas anécdotas.

Muestras y preguntas

Yofre contrapone lo que hasta ahora se conoce, con lo que testimonian los papeles en su poder, lo que a veces ilumina dudas, en otras surgen contradicciones y en otras más aparecen nuevos interrogantes. Algunos ejemplos: *¿Pidió Fidel Castro los misiles soviéticos para defender a Cuba de una invasión? ¿O fue una maniobra de Moscú? El autor sostiene que fue una jugada de Nikita Kruschev, muy bien recibida por Castro. Cuando los misiles se fueron de Cuba, EE.UU. levantó los suyos de Italia y Turquía. El riesgo de invasión se disipó, pero la retirada soviética fue vivida en la isla como una “traición” a su revolución, ya que aparecía subordinada a otros intereses estratégicos de Moscú.
*No parece irrazonable que la inteligencia checoslovaca actuara bajo control de la KGB. Pero por lo menos la “Operación Manuel” se montó para la instrucción militar en Latinoamérica, con vistas a la lucha armada. ¿Cómo se compadece entonces con la coexistencia pacífica? Yofre entiende que el empeoramiento de la Guerra Fría y la presión china, que le disputaba a Moscú la hegemonía comunista y le desguazaba los “viejos” PP.CC., indujo al Kremlin a una suerte de “doble estándar”.
*¿Fue pactado el alejamiento del Che? ¿Con Castro, o con Castro y Moscú? Su renuncia a cargos y honores, incluida su nacionalidad cubana, ocurrida tras la debacle en el Congo, estalla en el marco de una crisis en la dirigencia cubana y fuertes desavenencias con Fidel. No casualmente a fines de 1966, un iracundo Leonid Brezhnev fustigaba el “foquismo” y el aventurerismo armado. Al parecer, tras una estadía en Praga, Guevara volvió clandestinamente a Cuba para preparar su cruzada en Bolivia, y pasó brevemente por la Argentina, su verdadera y final obsesión. Los archivos secretos nunca desclasificados (si es que existen) siguen enterrados en La Habana. Pero los indicios sugieren que Castro habría desaprobado otra intentona en la Argentina (en 1964 la Gendarmería había desbaratado la comandada por Jorge Ricardo Masetti), y habría consentido el escenario boliviano, un destino que el Che había descartado por inviable. Esta interpretación coincide con el dramático testimonio de Ciro Roberto Bustos ¹, quien tras 40 años rompió su silencio. Bustos, un mendocino incondicional elegido por Guevara, participó fusil en mano de las dos peripecias, y escribió que en Bolivia, “el Che fue abandonado”.
Saltando a la estructura de la obra, cabe señalarle al autor un énfasis innecesario en su posicionamiento político, máxime cuando su fuerza reside en la información documentada que posee. Hay, también, cierto exceso en los espacios que ocupa la “interna” cubana, y también la argentina, mientras algunos temas abordados parecen demandar una mayor contextualización, capaz de vencer el tiempo transcurrido o la cruda ignorancia de los hechos.
Con todo, la ambiciosa y exhaustiva investigación de Juan Bautista Yofre se compadece con una frase del gran historiador militar británico Antony Beevor: la historia nunca termina de estar del todo contada.
(1) El Che quiere verte. La historia jamás contada del Che en Bolivia (Vergara Bs.As. 2007)