“Todo el mundo sabe que Facebook tiene una penetración global, pero una cosa es saberlo y otra experimentarlo”. Moisés Naím
—economista, escritor y articulista de EL PAÍS— lo ha comprobado en
primera persona y lo cuenta desde el otro lado del teléfono. El pasado 2
de enero, el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, abrió un club de lectura en dicha red social llamado A year of books (Un año de libros) y escogió, para inaugurarlo, una obra del autor venezolano: El fin del poder
(Debate). Tres horas después de que se pusiese en marcha ya se habían
agotado todos los ejemplares disponibles en Amazon y en la cadena de
librerías estadounidense Barnes&Noble.
Que un personaje con relevancia mundial, ya sea por su fama o su
criterio, recomiende un título constituye “el equivalente a ganar el
Gordo de la Lotería de Navidad”, como reconoce Marta Ramoneda,
responsable de los clubes de lectura de las librerías La Central. El
fenómeno de la prescripción literaria no es nuevo, pero las redes sociales le confieren naturaleza viral.
Internet puede aplicar la misma velocidad de propagación al vídeo de un
gato enfadado que a un estudio sobre el significado del liderazgo en la
política, la religión, la economía y la educación en el último siglo.
El club de lectura de Zuckerberg
pretende abordar un nuevo título cada 15 días y cuenta, una semana
después de su fundación, con más de 400.000 seguidores. Pero su
influencia se extiende mucho más allá de los límites que define la
pantalla. Desde que saltase la noticia, Naím, quien tiene 4.000 amigos en Facebook,
ha atendido a medios del mundo entero. “Ha sido abrumador. He concedido
entrevistas de Malasia a México”, apunta el escritor y ensayista.
En Estados Unidos, El fin del poder vendió más copias en los tres días posteriores a la fundación de A year of books que desde su lanzamiento en mayo de 2013, según reveló a The New York Times
David Steinberg, presidente de Perseus, el grupo editorial que publica
la obra en ese país. En un año y medio se despacharon 20.000 ejemplares
en todos los formatos del título, considerado uno de los 20 mejores de 2013 por el rotativo Financial Times; la misma cantidad de unidades despachadas que se alcanzó solo en formato de libro electrónico tras el efecto Zuckerberg.
Tres horas después de ser elegido, el ensayo se agotó en Amazon
En España y América Latina se preparan reimpresiones y, como confirma
el autor, su ensayo se editará en nuevos idiomas. Naím no conoce
personalmente al hombre que ha provocado este tsunami, ni intuía que
estuviese interesado en su trabajo. En realidad, el autor de El fin del poder
se enteró de que el fundador de Facebook había escogido su libro por
Twitter. “Mi oficio es escribir, así que todo lo que estimule la lectura
es algo que hay que aplaudir, estimular y agradecer”, explica el autor.
Su editor español, Miguel Aguilar, comparte este entusiasmo.
En su opinión, la repercusión de la iniciativa de Zuckerberg no puede
compararse con la de otros prescriptores. Ni siquiera con Oprah
Winfrey. La famosa presentadora de televisión condujo una comunidad de lectores
de 1996 a 2012 y una palabra suya bastaba para vender medio millón de
ejemplares (en los días malos). “Ella es muy importante para el mercado
estadounidense, pero su influencia se queda allí. La audiencia de
Zuckerberg es mundial y el hecho de que la obra de Moisés Naím esté
traducida a varios idiomas y trate un tema global ayuda a ampliar su
alcance. Si hubiese elegido un ensayo recién publicado y sólo disponible
en inglés la cosa habría sido distinta”, argumenta Aguilar.
El hecho de que la recomendación se vehicule a través de un club de
lectura y no de un mero comentario, potencia su efecto. “Es una manera
muy humana y grata de contactarse con el mundo de las ideas. En Estados
Unidos, estos grupos son algo muy frecuente y gracias a Internet, el
debate no tiene fronteras”, comenta el escritor.
El club A year of books cuenta ya con más de 400.000 seguidores
Las grandes cadenas de librerías están ya preparadas para gestionar
un aumento de la demanda de sus obras. “Aparte del tirón del primer
momento, ser citado por alguien famoso crea un halo que no se pierde. Es
algo que tienes ganado para siempre”, asegura Marta Ramoneda. Tanto la
coordinadora de los clubes de lectura de la cadena de la librería La
Central como Ignacio Tolnado, director de libros de la FNAC, coinciden
en recordar dos ejemplos paradigmáticos de prescripción exitosa a la
española.
El primero, y rodeado de más leyenda que datos, es la conversión de Memorias de Adriano
en verdadero fenómeno superventas de literatura de calidad después de
que el entonces presidente del Gobierno, Felipe González, confesase que
era su libro preferido de los años ochenta. El segundo, un artículo de Antonio Muñoz Molina (publicado en Babelia
el 13 de abril de 2013) en el que ensalzaba vehementemente el trabajo
del escritor estadounidense James Salter. Ese mismo día se compraron 37
ejemplares firmados por este autor solo en la librería La Central de la
barcelonesa calle de Mallorca, y sus ventas se multiplicaron por cuatro
de forma constante en la FNAC.
Quizá las tendencias del nuevo marketing editorial pasen por compartir una crítica elogiosa como esta en el perfil de Facebook de Mark Zuckerberg.