sábado, 11 de agosto de 2012

La palabra, poemas de Neruda


Pablo Neruda: El Poeta del Amor.
Todo lo que usted quiera, sí señor, pero son las palabras las que cantan, las que suben y bajan… Me prosterno ante ellas… Las amo, las adhiero, las persigo, las muerdo, las derrito… Amo todas las palabras… Las inesperadas… Las que glotonamente se esperan, se escuchan, hasta que de pronto caen…Vocablos amados… Brillan como piedras de colores, saltan como platinados peces, son espuma, hilo, metal, rocío… Persigo algunas palabras… Son tan hermosas que las quiero poner todas en mi poema…
Las agarro al vuelo, cuando van zumbando, y las atrapo, las limpio, las pelo, me preparo frente al plato, las siento cristalinas, vibrantes, ebúrneas, vegetales, aceitosas, como futas, como algas, como ágatas, como aceitunas…
Y entonces las revuelvo, las agito, me las bebo, me las zampo, las trituro, las emperejilo, las liberto… Las dejo como estalactitas en mi poema, como pedacitos de madera bruñida, como carbón, como restos de naufragio, regalos de la ola…

Todo está en la palabra…Una idea entera se cambia porque una palabra se trasladó de sitio, o porque otra se sentó como una reinita adentro de una frase que no la esperaba y que le obedeció…
Tienen sombra, transparencia, peso, plumas, pelos, tienen de todo lo que se les fue agregando de tanto rodar por el río, de tanto transmigrar de patria, de tanto ser raíces… Son antiquísimas y recientísimas…
Viven en el féretro escondido y en la flor apenas comenzada…
Qué buen idioma es el mío, qué buena lengua heredamos de los conquistadores torvos… Estos andaban a zancadas por las tremendas cordilleras, por las Américas encrespadas, buscando patatas, butifarras, frijolitos, tabacos negros, oro, maíz, huevos fritos con aquel apetito voraz que nunca más se ha visto en el mundo…
Todo se lo tragaban, con religiones, pirámides, tribus, idolatrías iguales a las que ellos traían en sus grandes bolsas… Por donde pasaba arrasada la tierra… Pero a los bárbaros se les caían de las botas, de las barbas, de los yelmos, de las herraduras, como piedrecitas, las palabras luminosas que se quedaron aquí resplandecientes…el idioma. Salimos perdiendo…  Salimos ganando… Se lo llevaron todo y nos dejaron todo… Nos dejaron las palabras.

Confieso que he vivido. Memorias, 1974.

145) LA TARDE IDEALIZADA
Duerme en tus ojos toda la noche ilusionada
con el aroma suave de la luna dormida,
el rumor tiene ritmos de oraciones aladas
santificando todos los llantos de la vida.

Ingenuidad serena de la tarde fragante,
el corazón nos vibra con latidos más fuertes mucho, mucho más cerca sentimos lo distante y a sus predios estériles se retira la muerte.

Ayer era la vida mucho más amargada
cada llanto era inútil en el dolor y cada
amargor nos hacía latir el corazón.

Y ¡amada! Por la ruta más y más ilusoria
esta tarde en lo estéril tiene un canto de gloria y en mis idealidades perfume de oración

(150)  ODIO
Esta ciudad plomiza que me envuelve en su largo quebrantamiento que hace dolor mi soledad que me da el sorbo amargo
de quedarme en la vida sin amor ni bondad.

Porque todas las tardes se hace crisis la vida se hacen cansancios hondos las tristezas dormidas y solamente vibra la cuerda del dolor;

ciudad plomiza y triste que desgarra mis buenos entusiasmos humildes con que mis ojos plenos de tedio agonizaron en un duro claror,

ciudad gris y monótona bajo mis desencantos, bajo la lluvia turbia de mis primeros llantos en las desolaciones de la ruta primavera.

Ciudad que bajo el canto de la azul primavera es hostil y cansada como un día cualquiera con sus hombres que chatos de espíritu que han dejado que se desangre todo mi llanto ilusionado.