sábado, 4 de agosto de 2012

Minicuentos 40


Calidad y cantidad                                                                                                   
Alejandro Jodorowsky
No se enamoró de ella, sino de su sombra. La iba a visitar al alba, cuando su amada era más larga.
108 
Ana María Shua
Yo contra los huevos fritos no tengo nada. Son ellos los que me miran con asombro, desorbitados.
43
Alfredo Armas Alfonzo
Engracia Magna Pastora Toribia Rafaela le pusieron a la hora de las aguas, y no crecía; mamá lo atribuía a la carga de tanto nombre.
En defensa del oficio
Rogelio Guedea
Los que no escriben saben que escribir es fácil (... ). Sin embargo, los que escriben piensan todo lo contrario y si se empeñan en estar horas enteras frente a la página en blanco (...) es sólo porque quisieran encontrar finalmente esa verdad de que tan buena fuente saben los que no escriben.
Amor I
Raúl Brasca
A ella le gusta el amor. A mí no. A mí me gusta ella, incluido, claro está, su gusto por el amor. Yo no le doy amor. Le doy pasión envuelta en palabras, muchas palabras. Ella se engaña, cree que es amor y le gusta; ama al impostor que hay en mí. Yo no la amo y no me engaño con apariencias, no la amo a ella. Lo nuestro es algo muy corriente: dos que perseveran juntos por obra de un sentimiento equívoco y de otro equivocado. Somos felices.
Pecado
Luis Felipe Fernández
Al convertirse en hermoso cisne, el patito feo comprendió que su madre había sido adúltera.

El sueño y la vigilia                                                                                                  
Gabriel Jiménez Emán
Había confundido tanto la vigilia con el sueño que antes de acostarse clavaba con un alfiler cerca de su cama un papelito que decía: Recordar que mañana debo levantarme temprano.

Libertad
Juan José Arreola
Hoy proclamé la independencia de mis actos. A la ceremonia sólo concurrieron unos cuantos deseos insatisfechos, dos o tres actitudes desmedradas. Un propósito grandioso que había ofrecido venir envió a última hora su excusa humilde. [...]

Fracaso de Don Juan al encontrar a la Bella Durmiente
Luisa Valenzuela
Porque nunca ha logrado aprender cómo despertar lo suficiente sin despertar del todo.
17
Andrés Rivero
Decía que amaba tanto a su esposo que tenía que engañarlo con otros hombres; uno, para probarse a sí misma todo lo que quería al marido; dos, para destrozarle la ilusión a esos que algún día podrían rivalizar con su cónyuge.

Una realidad  
Fabián Vique
Me desperté a las tres de la madrugada sobresaltado, bañado en sangre, con un puñal clavado en el medio de mi pecho. «¡Menos mal!», me dije, «es sólo una realidad». Y seguí durmiendo.