Club de Lectura de los Usuarios de la Biblioteca Pública Virgilio Barco
miércoles, 18 de marzo de 2015
Los justicieros de la ortografía
Afortunadamente,
a muchos ciudadanos aún les hierve la sangre al ver las calles llenas
de erratas. Algunos van más allá, y salen a corregir carteles, rótulos,
grafitis...
Brigadistas justicieros con los acentos perdidos./diariosur.es
"Nuestra lucha no desfallecerá hasta
librar a la sociedad de los males causados por las faltas de
ortografía", advierten estos 'indignados'
Si es usted de los que se ponen malos al leer que una academia 'Enseña
ingles' o un cartel con un reclamo tan atractivo como 'Bebes y mamas
gratis', siempre puede sumarse al nuevo activismo, el ortográfico.
Personas como usted, hartas de ver cada mañana la misma pintada llena de
faltas, se están lanzando a las calles a uno y otro lado del 'charco'
para corregir el maltrecho castellano que asalta en paredes y rótulos de
nuestras ciudades. Ortografía viene de dos palabras griegas, 'orto' de
'recto, correcto', y 'grafía' de 'letra', aunque algunos aplican sin
querer el uso coloquial de ‘orto’ en Argentina. Léase culo.
El último en incorporarse a esta
titánica tarea ha sido Acción
Ortográfica Quito, que ha inspirado al grupo del mismo nombre de Madrid.
Hace unos días, BBC Mundo daba fama a la anónima labor del grupo
ecuatoriano. Salen al anochecer o de madrugada para combatir los errores
de los muros de sus ciudades, en pintadas, grafitis, rótulos,
carteles... y con la misma arma con la que fueron 'perpetrados', un
spray. Como muestra, esa corrección entre activistas que preside estas
páginas: esa hermosa frase que alguien identificado como Acción Poética
M. inmortalizó con la mejor de las intenciones (siguiendo la iniciativa
fundada por el poeta mexicano Armando Alanís que busca llenar las
ciudades de poesía). Pero Acción Ortográfica Quito tuvo que corregirla.
"La idea -explican desde este grupo- surge de un grafiti que estaba tan
mal escrito que era imposible entenderlo. Tenía tantas faltas de
ortografía, contamos doce, que era difícil conjeturar sobre las
intenciones o sentimientos del autor". Aquella frase era: 'Para qué y
Porque mi amor por ti por mi lo siento...'. Con la corrección quedó así:
'¿Para qué y por qué, mi amor? Por ti, por mí, lo siento'.
Explican que no pretenden solo enmendar errores o «dar una lección al
grafitero, sino también intervenir la ciudad de una forma alegre y
sacar una sonrisa a la gente. Una suerte de 'vandalismo chistoso'». Sin
embargo, pronto se dieron cuenta del volumen de trabajo que tenían ante
sí y se lo tomaron en serio: "Nuestra lucha consiste en no desfallecer
hasta librar a la sociedad de los males causados por las faltas de
ortografía". Además del gupo de Madrid, están surgiendo colectivos
similares en Colombia, Perú, Bolivia y México.
Mucho se habla de una decadencia general de la ortografía, pero desde
Acción Ortográfica Quito consideran que quizá "parezca mayor por
Internet y las redes sociales. Si alguien deja algo mal escrito en
Facebook, todos sus contactos se enteran de que no sabe escribir; antes
esto era mucho más difícil de averiguar". Y luego está el WhatsApp: "No
es lo mismo 'No quiero verte' a 'No, quiero verte', una confusión que
puede resultar dramática". Achacan ese incremento en las faltas "a la
informalidad al escribir, a la necesidad de comunicarse rápidamente, a
la pereza de poner palabras completas y a que no se lee igual que
antes".
Si en algún sitio saben de esto es en La Unión de Correctores
españoles (UniCo). Su tarea se encuentra entre los textos de libros,
medios de comunicación, Internet, agencias de publicidad, departamentos
de marketing de empresas... Pero una jornada al año, el 27 de octubre,
Día del Corrector, una veintena de ellos se lanzan a la calle con sus
cámaras para una ‘cacería’ donde las piezas a fotografiar son carteles,
señales y rótulos, esencialmente oficiales, mal escritos. "Es solo una
forma de llamar la atención -dice el presidente de UniCo, Antonio
Martín-. Hemos hecho otras cosas, pero no nos hicieron demasiado caso.
La gente tiene la idea de que un corrector es un trabajo aburrido, lo
típico que nadie querría hacer. ¡Ahí sentados y con ese nombre!"
En 2007 salieron a la calle por primera vez para dejar constancia de
la cantidad de cosas que se pueden encontrar solo paseando, "reflejo del
menosprecio a nuestra lengua". Se queja Martín de que para colocar un
cartel en la calle existen normas sobre dimensiones, materiales, el tipo
de luz... "Pero muchas veces no se piensa en lo que se está poniendo,
en que 'mesón' igual sale sin acento. El centro de Madrid es una
salvajada sin tildes. Y luego está la 'mayusculitis', gente que escribe
todo con mayúsculas o la primera letra de cada palabra. Por cierto, la
RAE nunca ha dicho que las mayúsculas no llevan tildes».
Ese día de 'cacería', los correctores no se fijan en pintadas o
grafitis, tampoco en el menú de un bar, porque no piensan en las
personas que han hecho un cartel deprisa y corriendo, sino en textos
institucionales o de empresas grandes, "porque pueden pagar a un
corrector. Te plantas en la plaza de Callao y ves la Fnac, con sus
carteles de informática o televisión en mayúsculas sin tilde. Miras a
otro lado y ves una oficina de información también sin tilde. Más allá,
un coche de Policía... sin acentuar". Ahora, la barbaridad más graciosa
que recuerda la vio en un mapa: "El espacio de mar entre Cuba y Florida
aparecía como 'estrecho de Colon'". Martín, que insiste en que esto no
es más que una anécdota para dar a conocer su trabajo de asesores
lingüísticos, no cree que ahora se escriba peor que antes: "Lo típico es
decir eso, pero lo que ocurre es que cada vez se escribe más, como
nunca antes. Hoy, cualquier crío que accede a la Red ya escribe mucho
más que nosotros a su edad. Y dicen que han bajado los índices de
lectura, pero no tienen en cuenta todo lo que se lee a través de
Internet".
Uno de los pioneros en esta labor de limpiar, fijar y dar esplendor a
las calles es Pablo Zulaica, un joven de Vitoria que emigró a México.
En 2009, dibujó y recortó unas tildes adhesivas para pegar allá donde
faltaran y fundó Acentos Perdidos. "El boom fue entre 2009 y 2012. Ya no
salgo como antes, cuando llegué a hacer una intervención al día. Pero
la cosa se ha ido manteniendo a base de maestros y alumnos que retoman
la actividad y la siguen poniendo como práctica de clase. El blog
internacional que gestiono (acentosperdidos.blogspot.com) tuvo a unas
diez personas enviando fotos de sus acciones de otros países".
Detenidos por el 'Tildetón'
Aunque primero pensó en hacer correcciones completas, luego optó por
centrarse en las tildes: "Mucha gente no ve el valor de la buena
escritura, el respeto que conlleva ni el problema de imagen que se
genera a sí mismo quien escribe mal, pero puede ser porque no se le
compartió ese valor, no se ejercitó en la lectura o simplemente nadie le
enseñó. Vi menos intrusivo una tilde, el 'coco' de la ortografía para
la mayoría".
Salir por ahí a pintar o pegar cosas en las paredes puede acarrear
problemas. En Perú, un grupo se inventó el 'Tildetón', "una especie de
'redada' entre varios, y no me quedó sino subirme al carro y hacerlo
aquí, en México DF", recuerda Zulaica. Él y otros veinte acabaron
detenidos por infringir el reglamento 'de cultura cívica' sobre
mobiliario urbano. "Pero el policía que vigilaba la entrada me llamó y
me dijo por lo bajo: 'Yo les entiendo, a mí también me gusta leer'. Y
nos recomendó ir a una instancia superior donde, sin quitarnos la multa
de 50 euros, me dieron un salvoconducto para seguir con la labor "por
tratarse de una actividad cultural y educativa".
¿La errata más bestia? "No sé, pero me hierve la sangre cuando es un
cartel oficial. Por cierto, junto a la casa de mis padres, en Vitoria,
el Ayuntamiento señala el parking como Amarica (es el apellido del
pintor Fernando de Amárica), sin tilde, y no es euskera porque va con
c". Zulaica también imparte charlas a universitarios y estudiantes de
Secundaria bajo el título 'Si te quieres morir por un acento mal puesto
significa que vas bien'. ¿Le sucede eso a usted, lector?