Imagina toda la tristeza del mundo, condensada en dos líneas brutales. Economía narrativa que duele como las peores heridas
1.
Le dije que se pondría bien.
Aquella fue la primera y última vez que le mentí.
2.
Encontré en ella al amor de mi vida.
Ella nunca lo encontró.
3.
Prometió que siempre esperaría por ella.
Ella le hizo mantener su promesa por siempre.
4.
Mamá le prometió a su hija que los monstruos que le atormentaban no eran reales.
Mamá no sabía que papá era el monstruo.
5.
Finalmente salté.
Luego me arrepentí.
6.
Mi dueño no va a despertar.
Mi cuenco de comida lleva mucho tiempo vacío.
7.
Se venden zapatos de bebé.
Nuevos, sin uso.
8.
Me hice técnico de emergencia sanitarias para salvar vidas.
Veinte minutos de reanimación cardiopulmonar sobre el pecho de mi padre me demostraron que aquella idea era solo una mentira.
9.
El monitor cardíaco interpretó su canción final.
Cuando paró, no hubo aplausos.
10.
Cogí tu correa convencido de que vendrías corriendo al oír su sonido.
Nunca me acostumbraré a este silencio.
11.
Nueve meses de excitación llegaron a su fin.
Ella nunca lloró.
12.
"Él no va a venir, ¿verdad?", pregunté apretando la mano de mi madre, mientras mi sombrero de fiesta resbalaba en mi cabeza.
Mi madre apretó mi mano, y sin una palabra volvió a entrar en casa.
13.
Aún conservo la ecografía.
Alguien a quien nunca conocí.
14.
Hoy conocí a la mujer más bonita del mundo.
Ella dijo que llevábamos casados 34 años.
15.
Le amo.
Me amó.
El dolor es inevitable. El sufrimiento es opcional