No hay un esqueleto entero. Ni lo habrá. Han pasado cuatro siglos.
Pero, según ha podido saber EL PAÍS, el Ayuntamiento de Madrid se
apresta a anunciar en breve el hallazgo de restos fragmentarios de Miguel de Cervantes
encontrados por un equipo de especialistas durante la reciente
exploración de nichos y tumbas en la cripta del convento madrileño de
las religiosas trinitarias.
Básicamente va a revelar, primero, que tanto documentalmente como
realmente, el cadáver de Cervantes no salió nunca de los muros del
convento madrileño, si bien fueron trasladados de un lugar a otro,
dentro de la cripta, que previamente fue iglesia conventual demolida y
reedificada entre 1673 y 1690.
En segundo lugar, mostrará que un amplio fragmento de la mandíbula de
Cervantes y otros de varios huesos suyos, fueron hallados en el ataúd
signado con las iniciales M C revueltos con numerosos restos infantiles,
encontrados en el primer nicho explorado de los 36 que se encuentran en
un muro de la cripta del cenobio trinitario. El número de vestigios
óseos indica que fueron más de 200 los niños sepultados en la estancia
funeraria subterránea.
Y en tercer lugar, el equipo municipal de Gobierno anunciará que
contempla, entre otras opciones, instalar en la propia cripta un túmulo
digno e idóneo, de nuevo diseño, como posible lugar donde los restos
cervantinos puedan ser visitados por el público. Ello sobrevendrá tras
la adaptación de este espacio subterráneo mediante un acceso nuevo,
presumiblemente por la calle de Las Huertas, de manera que se respete el
mismo lugar donde fue inhumado el Príncipe de los Ingenios, se eludan
molestias a las religiosas de clausura que moran en el convento y se
evite alterar el diario fluir de la grey parroquial a la iglesia, cuyo
acceso se sitúa en la calle de Lope de Vega, paralela a la de Las
Huertas.
Los plazos que baraja el equipo municipal de Gobierno para completar
el proyecto tienen por término el mes de abril de 2016, fecha que
marcará el 400 aniversario de la muerte del escritor universal. No
obstante, todo parece indicar que la gestión de la información más
reciente se inserta dentro del calendario electoral que se abre en las
próximas semanas con la campaña a los comicios municipales y
autonómicos, que se celebrarán el 24 de mayo.
Según fuentes que desean permanecer en el anonimato, el equipo
municipal de Gobierno, que hasta el momento se ha visto secundado por
los partidos de la oposición, PSOE e IU, se propone desvelar esta
información en fechas inminentes, tras meses de estricto silencio al que
ha sometido, mediante un pacto de confidencialidad, al equipo de una
treintena de investigadores de alta cualificación, desde forenses a
expertos en textiles. Dirige la actual fase investigadora Francisco Etxeberria
y la titular de la investigación, Almudena García Rubio, etapa
precedida el pasado mes de abril por la exploración del subsuelo del
templo conventual por el georradarista Luis Avial. La excavación in situ,
dentro de la cripta, concluyó el jueves de hace dos semanas y desde
entonces, los trabajos de investigación han proseguido en laboratorios
exteriores al recinto conventual. Asimismo, se han desplegado
conversaciones interdisciplinares sobre la estrategia a seguir a la hora
de presentar los resultados.
Uno de los obstáculos ha sido el elevado número de huesos de infantes mezclados con los de adultos
La principal dificultad teórica hallada hasta ahora ha sido la exigua
base documental que el proyecto investigador inicialmente incluía.
Hasta hace apenas cuatro semanas este déficit no ha sido paliado, con la
incorporación del historiador especialista en Historia Moderna y de
Madrid Francisco José Marín Perellón. Fuentes eclesiásticas señalaron
que Marín Perellón ha contado y cotejado, a través del torno del
convento, decisivos textos y bitácoras que las religiosas trinitarias
conservaban en su biblioteca, si bien según las mismas fuentes, las
pesquisas documentales se ampliaron a los fondos del ducado de
Medinaceli, al Archivo Diocesano de Toledo y al Archivo Histórico
Nacional.
Otro de los obstáculos de mayor envergadura ha sido, en la práctica,
el del elevado número de huesos de infantes mezclados con los de
personas adultas, osificaciones que han inundado incluso el féretro
signado por las iniciales de Miguel de Cervantes donde se han encontrado
sus restos fragmentados. Según señaló semanas atrás el sacerdote López
Teulón, tanta mortandad infantil pudo deberse a las consecutivas
epidemias de viruela, peste y fiebres tercianas que flagelaron Madrid
durante los siglos XVII, XVIII y XIX.
Llama la atención el hecho de que no se haya indagado, por parte del
equipo investigador, la búsqueda de referentes genéticos, ADN, con los
cuales cotejar la identidad de los huesos de Cervantes, habida cuenta de
que una hermana del escritor, Luisa de Saavedra, se encuentra enterrada
en un céntrico convento carmelita situado en Alcalá de Henares. Algunos
expertos externos al equipo investigador piensan que al tratarse de una
orden descalza, las religiosas como Luisa de Saavedra fueron inhumadas
directamente en la tierra, sin féretro alguno aunque con sencilla
mortaja, hechos que podrían haber acelerado su descomposición. No
obstante, los huesos, en distintos tipos de suelo, pueden perdurar con
cierto grado de integridad. Por otra parte, la familia de los Saavedra,
apellido primigenio de Cervantes, cuenta tanto en Lugo como en Sevilla
con centenarios panteones propios de los que no se tiene constancia de
que hayan sido examinados.
Resulta de extraña comprensión la razón por la cual las dos
sepulturas situadas a los pies del altar de la Inmaculada, en el lado de
la epístola del templo conventual madrileño de las religiosas
trinitarias, que distan escasa distancia del techo de la cripta, no han
sido exploradas con microcámaras en la última actuación, como se ha
hecho con los nichos antes de la extracción de huesos. Cabe deducir, en
el mejor de los casos, que los hallazgos hasta ahora encontrados ofrecen
suficiente entidad y definición para atribuirlos a Miguel de Cervantes.