VI Congreso de la Lengua Panamá
Más de mil doscientos profesores panameños promueven un nuevo sistema de lectura cuya pedagogía se basa en los relatos que redactan los propios estudiantes. Los docentes asisten al VI Congreso de la Lengua becados por el Ministerio de Educación
Estudiantes de la Carlos A. Mendoza, en San Miguelito, escuchando el relato de un compañero de curso. / Tito Herrera./elpais.com |
Cuando empezó a leer ante la clase, la voz de José Vega era un
susurro. Los 27 niños del salón se echaron hacia delante en sus
pupitres, tratando de llegar antes al sonido de la voz infantil bajo el
zumbido de los tres ventiladores del techo. José levantó la mirada del
libro, tomó aire mientras apretaba con sus manos el tomo. Carraspeó y su
voz se alzó sobre los cuchicheos de la clase, el zumbido del ventilador
y el alboroto que venía del patio: “Ese día habían pensado ir mucho más
lejos a buscar un huevo, cuando…”, y entonces el resto recobró su
posición natural sin dejar de seguir el relato de su compañero de 10
años.
Hace unos meses, capturar la atención de estos pequeños era
impensable. A menos que fuera con Stevenson o Verne. Ahora, las lecturas
más apetecidas son esas, las de los propios compañeros de clase, o las
de otros chicos, de otra escuela u otra ciudad. La vida hecha literatura
por ellos mismos.
Hace unos meses, conquistar esa atención era un sueño. La escuela
Carlos A. Mendoza, en el distrito de San Miguelito, en Ciudad de Panamá,
sabía poco de captar estudiantes para la causa de la lectura, en un
país donde apenas se lee una media de dos libros por habitante y año. Y
no es porque la escuela y los profesores no lo intentaran, sino porque
no daban con la tecla indicada, como en la mayoría de escuelas y colegios de América Latina.
Nadie sabe si esa es la fórmula. Lo cierto es que hace dos años
fueron los mismos profesores de español del país quienes pidieron a la
ministra de Educación, Lucy Molinar, cambiar las estrategias de
enseñanza del idioma y de la promoción y fomento de la lectura. En
noviembre de 2011, después de participar en la Mesa Didáctica previa al
XIV Congreso de la Asociación de Academias de la Lengua Española, se
firmó un compromiso con el Meduca (Ministerio de Educación)
“para asumir el protagonismo y ser actores del mejoramiento,
pertinencia, uso de herramientas tecnológicas y nuevas didácticas para
la enseñanza de nuestro idioma. Es una respuesta al bajo rendimiento
estudiantil”, cuenta con una amable vocalización la profesora Érida
Morales, responsable de lo que salió de aquel Congreso: Rednade. Ese es el nombre. Y uno de los puntos clave es la lectura, llevar el libro a los muchachos, a sus hogares.
En la Carlos A. Mendoza lo llevaban intentando de mil maneras con sus
12.000 almas, de 4 a 14 años, en las jornadas de mañana y tarde. “Lo
intentamos todo, todo, todo”. Es lo que dice Miriam Espinosa, que como
directora se conoce los trucos y triquiñuelas de los alumnos para evadir
la lectura. “Lo veían como una obligación, como una carga”, apostilla
Judith Ceballos, profesora de español. Así es que a Rednade se fueron
sumando docentes de las nueve provincias panameñas interesados en
aprender nuevas metodologías de enseñanza del español y del fomento del
libro en este cambio de era y de hábitos de consumo y ocio cultural. La
fórmula es leer a partir de lo que se escribe. O motivar la escritura,
que de entrada tiene más simpatizantes, para luego leer lo escrito
propio y ajeno. De la creación a lo lúdico. O como lo ve Patricia, una
de las 8 niñas con chaleco azul del Círculo de Lectores de la escuela:
“Leemos aunque sea por la curiosidad, por saber lo que cuenta un
compañero de al lado, o de otro que es como uno y está al otro lado del
Canal”.
Entran en el mundo de la lectura, luego ya irán por territorios más
sofisticados, y en el camino se quedarán algunos. Pero los primeros
pasos parecen garantizados.
Lo primero que Rednade creó, una vez organizada la red en 15 regiones
con sus supervisores y enlaces, fue un concurso de cuento a nivel
nacional. Recibieron medio millón, aunque fuera de un taller de clase.
Luego se seleccionaron los mejores relatos y se imprimieron en un libro
que ahora está en todas las escuelas y colegios de Panamá. Es el primer
libro de lectura. Este año ampliaron el tema a “Escribe un cuento en familia”
y crearon las categorías estudiantil, docentes y padres de familia.
¿Funcionará? Los nervios estaban de punta. Al final se recibieron
790.492 cuentos estudiantiles, 15.191 docentes y 17.305 padres de
familia, para un total de 822.988 cuentos en un país de tres millones y
medio de personas.
Y todo eso en un nuevo libro que pasará a las bibliotecas escolares y
como manual de lectura en las clases de español, algunos en edición
bilingüe español-inglés. Ya son 1.200 los profesores que forman parte de
Rednade. Los mismos que estos cuatro días llenan el anfiteatro y
sesiones especializadas en el VI Congreso Internacional de la Lengua Española.
Llegan de todos lados becados por el Ministerio de Educación. Van y
vienen por los pasillos recién alfombrados del Centro de Convenciones
ATLAPA creando los mismos murmullos de sus alumnos en clase. Cada uno
trata de que su voz emerja en medio del barullo formado por los
comentarios que más les han sorprendido o gustado de los seis paneles
simultáneos que se realizan mañana y tarde.
Baroja, Galdós y la ortografía
Si el domingo el tema fue la travesía del libro hacia América, ayer
fue la incertidumbre ante el nuevo paradigma impuesto por las
tecnologías y los bajos índices de lectura. En medio de esa vorágine de
dudas, el VI Congreso Internacional de la Lengua Española tuvo una
alegría y una certeza: la celebración de los 300 años de la Real
Academia Española. Se presentaron las ediciones conmemorativas de La busca, de Pío Baroja, y Misericordia, de
Benito Pérez Galdós (editados por Alfaguara), acompañadas de estudios
complementarios, dentro de la serie de obras literarias de autores
relevantes de los siglos XIX y XX. La Academia Panameña presentó la
edición conmemorativa Núñez de Balboa (Alfaguara), de Octavio Méndez Pereira.
También fue el día de los diccionarios: del Diccionario de ortografía escolar (Espasa) que sirvió para recordar la nueva edición del Diccionario de autoridades que ha resucitado en formato facsimilar y disponible en la web. En el ciberespacio está de manera gratuita el Diccionario de americanismos, de las 22 academias y coordinado por Humberto López.
Los actos conmemorativos del tricentenario se cerrarán en un año con la presentación de la 23ª edición del Diccionario de la lengua que verá la luz en un simposio internacional sobre el Futuro de los diccionarios en la era digital.