VI Congreso de la Lengua Panamá
El segundo día del VI Congreso Internacional de la Lengua Española (www.cile.org.pa) abrió con un tema que ha creado mucho debate durante los últimos años: la amenaza de que la era digital se convierta en un gigante capaz de hacer desaparecer la imprenta
Mesa redonda sobre el futuro del libro en Panamá./elpais.com |
Sin
embargo, para Raúl Padilla López, “el futuro, más que de amenazas, está lleno de
oportunidades para el libro en español y para nuestra lengua en general”.
Padilla
recordó cómo en 2001, durante la Feria Internacional del Libro de Guadalajara,
la cual fundó y preside, Apple y Adobe presentaban la viabilidad del libro
electrónico pero nadie creía en que pudiera tener éxito.
Nos
encontramos ahora, una década después, con Kindles y iPads con los cuales
tenemos acceso a miles de títulos que podemos descargar sin añadir peso a
nuestras carteras o maletines. Y entramos en una propuesta interesante, la
bibliodiversidad que “debería ser un derecho humano pues todos debemos tener
acceso a libros y conocer nuestra propia historia a través de ellos”, afirma
Padilla.
Hoy en
día los jóvenes con acceso a una Tablet leen más, y es que nos encontramos en un
proceso de “redefinición” del libro. “Debemos pasar del espacio donde el lector
comulgaba solo con la palabra y abrirnos a la posibilidad de una experiencia
multimedia donde existe la palabra acompañada de video, fotografías y hasta
juegos”.
El
libro impreso, tradicional y fiel amigo, es el pilar de una industria que
genera 151 millones de dólares al año, más que la industria del cine o la
música. Sin embargo, el crecimiento de la industria se ve frenado por las
dificultades de distribución. Ana María Cabanellas sabe que la medida correcta
para superar esta situación es la libre circulación y que lo digital es una
herramienta que lo facilita. “No se puede negar la importancia de la libre
circulación que permitiría llegar a más lectores y es sabido que la lectura colabora
a la formación ciudadanos libres. Con mayores ofertas y precios más bajos
enfrentaríamos la piratería.”, afirma Caballenas.
Y es
justamente el auge de la piratería, más allá de la crisis económica, la que ha
afectado tanto al mercado que es 22% más pequeño que hace 5 años. “Solo 32% de
los que se descargan libros en España, lo pagan”, aporta José Creuheras, vicepresidente de
Grupo Planeta. “El consumidor tiene poca conciencia sobre el valor de la creación
intelectual y la ausencia de leyes que la protejan ayuda al quiebra la cadena
de valor del libro. La piratería es un delito que se afronta con un verdadera
compromiso por parte de los legisladores y la sociedad”.
La
industria del libro vive la mayor transformación de su historia. No sabemos qué
nos espera, porque como dijo Padilla, “no nos espera descubrir un nuevo mundo
como Colón, sino que nosotros debemos construirlo y debemos construirlo
juntos”.
El
libro entre la creación y la comunicación:El desafío de acercar la palabra a las masas
“Desde
la palabra y gracias a ella, hemos construido el edificio de la civilización”.
Así dio inicio Juan Luis Cebrián, presidente ejecutivo del Grupo Prisa, a la segunda plenaria del día: El libro entre la creación y la
comunicación. El libro tradicional, afirmó, el escritor y
académico, no es solo un recipiente de historias y relatos, "es un
objeto valioso en sí mismo por su textura, por su olor, por su
tipografía". Insistió en que más allá de la discusión sobre si es mejor o
no el libro de papel o el electrónico, al final, contar historias
seguirá siendo la esencia de nuestros orígenes.
La manera
en que esas palabras con que se ha construido a través del tiempo el
edificio de la civilización han evolucionado mucho desde entonces y ha
penetrado
hasta el libro electrónico simplificando el trabajo de los escritores,
reduciendo los costos de producción y multiplicando el universo de
lectores. “Las
ediciones digitales comienzan a superar a las impresas y son el camino
para que
los países alcancen el anhelado fin de la democratización de la
lectura”,
asegura Osvaldo Hurtado, ex presidente de Ecuador.
Esta
era digital ha traído consigo la inmediatez de la noticia y a su vez, la
saturación de información. Según Fernando Iwasaki, escritor, filólogo e
historiador peruano, “nuestra época de desafíos creativos y comunicativos tiene
mucho en común con la Europa de los años 1500, abrumada por exceso de
información que casi nunca logró convertirse en conocimiento”.
Es necesario
decantar la información, el problema es que solo una minoría escoge la cultura:
“Las personas eligen más entretenimiento que cultura, más deporte que
literatura, más chismorreo que información”. Para ello el autor chileno Antonio Skármeta propone abordar la literatura de manera diferente,
evitando colocarla como algo lejano y ausente. “Es necesario insertar el cuerpo
extraño (la literatura) en un paisaje familiar”.
Lo dice
por experiencia, pues fue algo que él logró a través de la serie El Show de los Libros que desmitificó la
creencia de que la televisión amena no puede ser inteligente, y viceversa,
presentando la literatura como algo cercano a la audiencia, brindándoles otra
perspectiva.
“Contar
las cosas es una manera de poseerlas, apoderarse y compartirla con los demás”,
dice Cebrián para recordarnos la importancia del contador de historias y la
responsabilidad que tenemos de defender nuestra cultura a través de la
literatura.
“El futuro de la literatura está en
Latinoamérica”
“El
derecho de autor está en crisis” según Fernando Serrano Migallón, profesor de
Ciencia Políticas y Derecho Constitucional mexicano. Durante su intervención en
la mesa sobre Propiedad intelectual y
derechos de autor explicó que el principal problema es su naturaleza. “No
sabemos si es un derecho público, privado, social, personal… tiene algunas
características de cada uno y en definitiva, es un derecho humano y un derecho
moral. Pero es un derecho complejo”. Esto dificulta su legislación y la
aplicación de la ley.
Ante
los 25 millones de dólares que la piratería literaria genera anualmente, Héctor
Abad Faciolince, autor, periodista y editor colombiano, considera que se
necesita una ley universal que regule el derecho de autor pero no existe un
legislador que proteja a todos. “Para solucionar los problemas cibernéticos, debemos
crear nuevas técnicas más eficaces. Hay que crear un nuevo modelo de regulación”.
Si
hablamos sobre derechos de autor, también es importante resaltar los derechos
del lector. En el panel de Edición
digital y libro electrónico donde se realizó una ronda de preguntas, nos encontramos con un señor
preocupado por la volatilidad de los libros electrónicos, “¿Qué pasará cuando
lleguen nuevas tecnologías que no sean compatibles con mis e-books? ¿Cómo dejarle
el legado de mis libros favoritos a mi hijo?”
A esto Pablo
Arrieta, profesor en la Pontificia Universidad Javeriana de Colombia, respondió:
“El lector tiene derechos, entre ellos el derecho de permanencia de la cultura.
A la hora de hablar de libros electrónicos, no es simplemente cambiar el formato
sino cambiar un chip de cómo vamos a acceder a la información”. Hizo
énfasis en la forma en que los libros electrónicos han ayudado a personas con
discapacidad a través de audiolibros y los enlaces multimedia que muchos ya
contienen, intentando dejar claro que no debe existir miedo a esta evolución
del libro.
“Cada
libro encuentra su lector y cada lector encuentra el formato en que quiere
leer. Al final, cada elemento (el libro impreso y el digital) va a tener su
propio espacio. A nosotros nos queda defender nuestro derecho como lector”.
Al
hablar de Edición y canales de
distribución, Claudio López Madrid, editor de Random House Mandadori, afirma
que el futuro de la literatura está en Latinoamérica. Sin embargo, no siempre
fue así. El mercado americano servía de apoyo para la industria del libro en
España. “Hoy en día es otra historia y yo le aconsejo a nuestros autores que se
ganen su natal primero, luego los pueblos vecinos y después, solo después se
expandan a nuevos horizontes como Estados Unidos y España”.
Finalmente,
nos deja esperanza a los aspirantes novelistas cuando insiste en que “no hace
falta ganar el Premio Alfaguara para estar en todos los países de la lengua. Lo
que hace falta es imaginación y esfuerzo”.