jueves, 22 de noviembre de 2012

Connelly: "Sacrificamos la veracidad por la rapidez"

Michael Connelly publica La caja negra, premio RBA de novela negra

Connelly, en su casa, en la que tiene por vecina a Jill Kelley, implicada en el escándalo del director de la CIA, David Petraeus/Robert Azmitia./lavanguardia.com
Periodista de día, novelista de noche. Michael Connelly ejerció durante quince años como cronista de sucesos, en Florida y Los Ángeles. Fue finalista del premio Pulitzer pero ni siquiera eso le desvió de su vocación de novelista. Por las noches escribía novelas policiacas, inventando todo aquello que el rigor periodístico le impedía durante el día. Creó un personaje, Harry Bosch, que se ha convertido casi en un álter ego, con una veintena de novelas (y media docena sin él). Han crecido juntos y ahora Harry está cerca de la jubilación, lo que aterra a sus fans. Series de televisión y adaptaciones al cine han aupado a Connelly a los top de ventas: lleva más de 50 millones de libros. Pero sigue siendo un tipo sencillo y pausado; incluso después de ganar el premio RBA de novela negra por su última entrega, La caja negra, que le reportó un cheque de 125.000 euros. El libro sale hoy a la venta en España (en su país el 26), y lo hará en marzo en catalán, en La Magrana.

Usted es Michael Connelly. Nacido en Filadelfia en 1956, autor de 26 novelas y unos 50 millones de ejemplares vendidos. Tiene derecho a no declarar: ¿es cierto que está pensando en asesinar a Harry Bosch?
Je, je. No.

Literariamente...
No, no creo, aunque habrá un momento en que el policía no podrá seguir haciendo su trabajo. Pero siempre hay cosas que explorar acerca de Harry Bosch. Cuando lo retire y acabe su vida de detective espero escribir otras cosas, pero eso significa que a Harry Bosch aún le queda mucha vida. Tanto como a mí de escritor...

¿En cuantos libros?
No sé. Estoy sorprendido de que lleve una veintena. Quizás llegue a los 40.

¿Sucederá con Harry Bosch como con los periodistas, a quienes jubilan por edad y no por valía profesional, como usted denuncia en otra de sus novelas?
Eso es algo que exploro en mislibros, efectivamente, pero Harry es distinto, está acogido a un programa de prejubilación pero sigue trabajando.
En La Caja Negra hace un elogio de unos métodos de trabajo anárquicos y fuera de jerarquías y hasta de las leyes…
Sí, quiero que mis libros estén lo más próximos posible a la realidad. Me gusta enaltecer ese tipo de comportamiento y por eso Harry funciona así. Pero también me gusta crear drama, e ir en contra de la burocracia crea drama.
Pero en la policía de Los Angeles no habría funcionado…
Cierto. Hay una exageración en Harry, porque si hubiera actuado en la vida real como yo cuento libro tras libro lo habrían echado. Si hubiese sido un solo libro se lo habrían tolerado, pero no tras 18 libros.
Por contra, critica al Harry padre: workaholic, que alimenta de pizza a su hija... ¿es una manera de hacer algo más que una novela negra?
Sí, trato de concentrar esos rasgos en su carácter, lo enriquece.
No hay nada de sexo: ¿un recurso demasiado fácil?
Escribo lo que me apetece y no veo que pueda aportar popularidad o interés.
Quizás por las series de TV estamos acostumbrados a policías ultratecnificados, pero Harry es lo contrario. ¿Por qué?
Veo más interesente que llegue a conclusiones por sí mismo, que piense. La tecnología puede facilitar el trabajo, pero me interesa menos que la persona.
¿Podemos saber en qué trabaja ahora?
Escribo un nuevo libro de Harry Bosch, con su hija y mi otro personaje, Micky Haller. Ella se mete en ciertos problemas...
¿Pensó alguna vez en abordar otros géneros?
No... Me gusta este. Una vez pensé en escribir una novela sobre jazz, pero no avancé más.
Esta novela arranca en los disturbios de Los Ángeles de 1992, cuando la paliza al taxista Rodney King generó en graves altercados, con 54 muertos. La estadística de la policía de Los Ángeles de esta mañana \[12/XI\] señala 459 muertos en lo que va de año. ¿Es aquello repetible?
No estoy seguro. Esta es la cuestión que sobrevuela el libro,.. La paliza fue la chispa que prendió todo. Aunque la situación económica, clave entonces, es similar, hay circunstancias distintas: la relación entre la policía y la ciudadanía es mejor, y el nivel de venta de drogas en las calles, muy inferior. Quizás por ello la respuesta sería que no.
Con esos niveles de criminalidad, ¿existe un riesgo de “mexicanización”, de quiebra de los poderes públicos…?
Si lo dice por la densidad de población mexicana…
No, no. Por el riesgo de que el poder público se debilite en favor de la delincuencia...
No lo sé. En México mucha gente trata de salir de la pobreza, pero que todo eso se replicara en LA sería muy difícil. La sociedad americana reaccionaría.
¿Ve, ni que sea muy de lejos, alguna relación entre unos hechos, los de Rodney King, que tuvieron una chispa racial, y la reelección de Obama? ¿Pudo todo aquello tener alguna influencia en la conciencia nacional, en su evolución o maduración?
No creo. No sé qué respondería... Es difícil relacionarlo… Celebro que nuestro país evolucione hasta tener un presidente afroamericano. En aquellas revueltas la gente se sentía sin voz, pero no vincularía ambas cosas... y celebro que se eligiera un presidente afroamericano dieciséis años después.
Critica cómo la policía quiere parar la investigación del asesinato de una chica blanca, olvidando los de los negros, para que no se les acuse de racismo…
Más que una crítica racial es política y policial, porque si la policía se tiene que ver en esa posición, de obviar casos de blancos para evitar ser políticamente incorrectos, no vamos bien.
Hoy es en Estados Unidos el día de los veteranos, y sus protagonistas son veteranos de Vietnam, Kuwait e Iraq. Es como si esos episodios del pasado estuvieran siempre presentes en el día a día de su país, como si no quisieran olvidar.
No trato de hacer algo muy realista o denunciar a ningún cuerpo militar o policial. Yo creo un misterio alrededor de un asesinato.
A los 16 años vio cómo un hombre ocultaba un paquete sospechoso, en el que resultó que había una pistola.¿Cómo acabó?
Tenía sólo 16 y fui testigo, pero no pude aportar suficientes datos para que se aclarara. Cuando empecé a trabajar como periodista de sucesos pregunté, pero sin éxito.
¿Tuvo influencia ese episodio en su vocación como periodista de sucesos y como novelista?
Por supuesto. Fue mi primer contacto con la policía y empecé a leer sobre crímenes y a escribir.
¿Su paso por el periodismo fue un intermedio premeditado para llegar a la literatura?
Bueno, era una esperanza, una aspiración. Pero uno no sabe si le va salir bien o mal.
Después de 50 millones de libros, ¿cada nuevo libro es más fácil o más dificil, dadas las expectativas?
Yo me pongo a escribir y espero que funcione. A Harry lo conozco hace tiempo y lo más importante es que tenga cosas nuevas que decir.
¿Soporta, sufre o disfruta la popularidad?
Cuando uno escribe es para que todo el mundo le lea. Hay un ego que llenar.Y me hace sentir bien que vengan periodistas españoles a entrevistarme, por supuesto. Pero claro, lo que es conocido es mi nombre, no mi cara, así que soy medio anónimo.
Su web ofrece toda clase de productos: firmas personalizadas, app para smartphone, localizaciones de los escenarios de sus novelas, cine, TV, preguntas de trivial sobre Harry Bosch… ¿el escritor de hoy se plantea su trabajo en multicanal?
Tengo que mantener una comunidad de lectores cohesionada y por eso lo hacemos. Es algo que al principio ni se me pasaba por la cabeza. Tengo un equipo que lo hace. Yo escribo.
¿Tiene miedo al pirateo de sus libros en formato electrónico?
No mucho. Puede que haya algunos, pero el lector es fiel.
¿Sería el pirateo un delito para Harry Bosch?
Ah, no me lo he planteado. Creo que él tiene crímenes más sangrientos en su agenda.
La Caja Negra se centra en una periodista free-lance, tenaz, luchadora, a quien conocemos ya muerta… ¿es un homenaje al periodismo de calle, de denuncia?
Escribí algo sobre eso en otro libro, sobre la decadencia del periodismo en Estados Unidos. Pero sí, este personaje puede indicar una cierta decadencia del periodismo. Obviamente pensé que este personaje en el libro puede llevar a pensar que el periodismo está en decadencia.
¿La aceleración de la información actual perjudica a la veracidad, en su opinión?
Sí. Sacrificamos la veracidad por la rapidez. No se verifican las cosas con la misma rapidez. Y hoy cada uno puede ser un periodista, lanzar una noticia cuya certeza nadie comprueba. Con una conexión a internet, cualquiera se autodenomina “periodista”.
Pero no hay retorno.
No lo hay, no. La prueba han sido las elecciones, como se lanzaban mensajes sin saber si eran verdad.
¿Volvería al periodismo?
Sería duro. Y no sería competente en periodismo criminal por la velocidad a la que tienen que darse las informaciones. Ahora puedo entrar en la cabeza de todos mis personajes, y me he acostumbrado a eso, de manera que sería dificil volver…
¿Es el negro un género menor?
Es un género comercial, pero está bien que mucha gente lea y se lo pase bien. Y un libro es algo más que un objeto vendido.
¿Incluso usted?
Sí, yo sentí la llamada a escribir novela negra porque me gustaba leerlas, y de este modo me situo en ciudades, en la cabeza de personajes…
¿Lee novela negra?
Ahora menos, porque la escribo. Necesito variar. Leo más ensayo.
¿Escribir es un trabajo, con su rutina?
Si, escribo un par de horas a primera hora, llevo a mi hija al colegio, regreso y sigo escribiendo el resto del día
¿Qué le cuesta más: que los diálogos sean verosímiles, que la trama no se deshilache…?
Lo que más cuesta es empezar. Mis historias suelen tener unas cien mil palabras, y tener las primeras es lo más difícil. Mantener la tensión también es dificil, después de veintiseis libros.