En el llamado Boom latinoamericano no todos tuvieron la visibilidad de Vargas Llosa, García Márquez o Fuentes, también hubo grandísimos escritores de ese tiempo que no lograron la misma suerte editorial o que prefirieron vivir la literatura de otro modo, como el venezolano José Balza
El escritor venezolano José Balza, uno de los grandes olvidados del Boom./lainformacion.com |
Un escritor imprescindible en la narrativa española, nacido
en el delta del Orinoco, en 1939, poco conocido fuera de los círculos
literarios, premio nacional de literatura en su país, y con una obra
narrativa y como ensayista que le hacen para muchos ser merecedor del
premio Cervantes.
José Balza ha venido a España
para participar en el congreso internacional "El canon del boom", que
se celebra con motivo de los 50 años de la publicación de "La ciudad y
los perros", de Vargas Llosa.
Un congreso que concluye el día 10 y
que ha sido organizado por la cátedra Vargas Llosa, que dirige Juan
José Armas Marcelo, quien junto con el propio premio nobel peruano ha
mostrado en público su deseo de reivindicar la figura de Balza como
miembro de ese fenómeno de la novela latinoamericana que se produjo en
los años 60, junto con otros olvidados, como Jorge Ibargüengoitia o
Adriano González León.
Pero la visita de Balza a España también
coincide con la publicación de un volumen de 500 páginas con una
selección de sus cuentos, en la editorial Paréntesis, con un extenso
prólogo del autor granadino Ernesto Pérez Zúñiga, un escritor que
participa también en el congreso, al que Balza le ha dedicado un ensayo y
cuyo nombre forma parte de la ponencia que el escritor da hoy en
Valladolid con el título "Antes, durante y después: Meneses, Onetti, Pitol y Pérez Zúñiga".
Balza,
de quien Julio Cortázar dijo que su prosa era "una experiencia a la vez
honda y fascinante", explica en una entrevista con Efe que el "boom"
fue para él como un río al que se adentró "como un buzo en aguas
fascinantes, pero desconocidas".
"Porque Borges,
Onetti, Guillermo Meseses o Sucre -los predecesores- eran aguas
conocidas, pero luego esa resonancia que hubo con Vargas Llosa,
Cortázar, Fuentes...los libros que nos llegaban de Seix Barral... fue fascinante", dice.
Pero Balza, cuyo primer libro "Marzo anterior" era de 1965, no tuvo esa visibilidad comercial fuera de Latinoamérica,
no sabe a qué se debió esto. "Pudo tener que ver la actitud personal de
cada escritor; en mi caso, no sé, puede ser un sentimiento que siempre
he tenido, no de apartamiento, ni de soledad, pero es como si la
literatura estuviera en otra parte, y yo me asomase a ella como si no
fuera yo, de otra manera, desde otra orilla", argumenta.
El autor
de "Percusión", su título cumbre, dentro de una obra tan prolífica entre
novelas, cuentos y ensayos de más de sesenta títulos, cree que otro
olvidado es Sergio Pitol, "quien convierte hasta lo más degradante en
obra de arte y un viajero por el mundo entero recuperando lenguas
insólitas, hasta rusas".
Profundo admirador de Cortázar y Octavio Paz,
la obra de Balza -sus "ejercicios narrativos"-, que está enmarcada en
la naturaleza y el río que le vieron nacer, se mueve principalmente por
su preocupación por la condición humana.
"Tengo una gran
curiosidad por los seres, soy como un vampiro, atento a todo lo que veo
vivir, y lo que me gusta es que mucha gente no se da cuenta de lo que
vive, del conflicto en el que vive", argumenta.
En el prólogo del libro de cuentos, Pérez Zúñiga dice que "leer a Balza es una experiencia plena. No leerlo es perder".
Zúñiga
asegura que Balza destaca por un número de cualidades raras en un mismo
escritor: "La impecable factura y sensualidad de su lenguaje,
la variada invención, la sutileza de pensamiento, la capacidad de
amalgamar jugando estructuras y tramas, de proponer ritmos e inquietudes
que vienen de la experiencia, de los sueños o de otra dimensión que
está en algún lugar invisible de la realidad..."
Balza dice que
hoy en el terreno del ensayo queda mucho por hacer, más que en la novela
y la poesía. Y que a él concretamente en el género del ensayo le queda
mucho por hacer, porque tiene muchas deudas pendientes con el pasado de
América y con la actualidad.