sábado, 13 de diciembre de 2014

Colombia renueva la narración de su historia en busca de una mirada nacional

Con una nueva mirada plural en la que caben los ciudadanos negros, los indígenas y la tradición cultural europea, el Museo Nacional de Colombia reabrió su exposición permanente con una nueva narración de su historia que aspira a construir un discurso de nación

 
Custodia religiosa en el Museo Nacional de Colombia. /lainformacion.com
La renovación de los guiones museográficos de la institución no solo tiene esa óptica integradora, sino que supera el anterior arco cronológico relatado, que terminaba en 1948, e incluye los últimos años del siglo XX e inicios del XXI, lo que supone narrar el conflicto bélico colombiano.
"El problema particular comienza a presentarse cuando la coyuntura del país está intentando resolver unos asuntos desde una voluntad política explícita", explicó este miércoles  María Paola Rodríguez, una de las comisarias.
En este sentido destacó que la mirada sobre el conflicto que azota Colombia desde hace más de 50 años no existía "de manera explícita" en el anterior discurso museográfico, por lo que han decidido "tocar el problema desde la mirada del arte".
Para ello se sirven de obras que componen el apartado "Guerra y Memoria" y que relatan con crudeza episodios como la masacre de Mampuján, aldea situada en el departamento de Bolívar (norte), donde un grupo paramilitar asesinó a decenas de campesinos y obligó al desplazamiento a 180 familias.
Ahora, una obra realizada por vecinos de la localidad que emula aquel 11 de marzo del año 2000 se exhibe al lado de dibujos de la Guerra de los Mil Días (1899-1902), o fotografías que reviven el horror del conflicto bélico actual.
Pero la nueva exposición, albergada bajo el epíteto de "Memoria y Nación", va mucho más allá del conflicto e inicia con las propias raíces de Colombia a través muestras de la comunidad indígena muisca que cohabita en la exhibición con otras muestras de pueblos prehispánicos.
Por ello cobra una notable importancia el papel de la etnografía que se intercala con el de la historia.
"Tradicionalmente se trabaja desde campos específicos como la historia, la arqueología, el arte o la geografía, pero cuando uno quiere narrar un relato de nación no puede disociar ni cortar la historia, la nación se teje en conjunto", explicó Rodríguez.
Por ello, según la comisaria, ha sido necesario renovar todo el "discurso museológico, cómo se piensa el museo", para reformular el relato y desarrollar una transformación de fondo en los guiones de las salas de exposición permanente".
En esa transformación, que no reescritura porque "la historia no se escribe", según puntualizó Rodríguez, se observa el contacto entre europeos e indígenas y el mestizaje cultural que eso supuso.
Esa mezcolanza puede observarse en un retablo católico de la época colonial con elementos artísticos propios del Barroco europeo y que intercala plantas de borrachero, vegetal usado por los pueblos prehispánicos en sus rituales sagrados.
A su lado el visitante puede ver el primer tratado de la gramática muisca, elaborado por el clérigo hispánico Bernardo de Lugo, que fue fundamental en el proceso de evangelización y establecimiento de los dominios españoles.
Asimismo, se plantean algunas dicotomías que se establecieron durante el período colonial, como en el campo del conocimiento, en el que los europeos se sirvieron de la imprenta como la que puede verse en la exposición y que sirvió al tercer presidente de Colombia, Antonio Nariño, para publicar una traducción del francés de la "Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano".
Por su parte los indígenas continuaron usando los denominados "bancos del pensamiento" en el que a través de ceremonias orales compartían la sabiduría.
Con todos esos elementos la exposición permanente "recupera elementos de memoria o momentos específicos que marcaron hitos en esa construcción colectiva de la historia" en una muestra que va mucho más allá de los iconos nacionales decimonónicos y que pretende dejar un mensaje positivo, según Rodríguez.
"Uno entiende que a pesar de todas las cosas violentas esta es Colombia y esperamos que (los visitantes) se sientan identificados. Van a recordar que son los ciudadanos del país que es hoy", concluyó.