Villoro, Kohan y Caparrós presentan Antología personal del autor argentino
El escritor argentino Ricardo Piglia en agosto de 2013 en Buenos Aires. / Ricardo Ceppi./elpais.com |
Vivir o inventar. Experimentar o imaginar. Ambas acciones podrían
coexistir, pero eso podría ser extenuante, hasta sangriento. En el caso
de Ricardo Piglia,
la balanza se ha inclinado hacia el mundo imaginario que recrea lo
pensado, lo que existe solo entre la tinta y el teclado, y no sin
tensión. En ausencia del escritor argentino nacido en 1941, tres autores
presentaron este miércoles en la Feria del Libro de Guadalajara Antología personal(Fondo de Cultura Económica), su último libro.
“Su escritura es superior a la experiencia realmente vivida. Imaginar
la realidad es una experiencia más intensa que vivirla”, aseguró Juan
Villoro al presentar el libro. “No conocí ningún novelista que haya
matado a nadie”, citó Martín Kohan.
“Eso refleja la relación que vive entre experiencia y narración. Contar
historias es una de las experiencias más estables de la vida social,
todos contamos todo el tiempo. Pero lo que aporta la literatura, lo que
hace con el lenguaje, es crear la posibilidad de desviarse de la norma”.
Martín Caparrós narró con emoción el momento en el que Ricardo Piglia
se convirtió para él, simplemente, “en Argentina”. Exiliado en Europa
durante la dictadura, su país era solo “el lugar en el que mataban a mis
amigos y me interesaba pensar que allí no había nada”. Así fue hasta
que su madre le envió Respiración artificial, que leyó flotando. “Desde entonces entendí que Argentina existía pese a todo. Y Piglia se convirtió en mi país”.
Piglia se ha releído para elegir los fragmentos que componen esta
antología. “La lectura en él es más importante que la escritura”, dijo
Villoro. El mexicano recordó cómo Piglia simulaba leer a los cuatro años
a la puerta de su casa con tomos robados a la librería hasta que un
señor se percató de que su libro estaba al revés. Pues bien su vida,
dijo Villoro, es un “ejercicio por saber leer al revés”.
El autor argentino no estuvo ausente del todo. “Siento no estar con
ustedes”, escribió desde Argentina. “Una antología no es una síntesis de
la obra de un escritor, es una hoja de ruta, y por eso quizá me vino a
la memoria la pregunta que los medios hacen a los desprevenidos
lectores: ¿Qué libro se llevaría usted a una isla desierta? Ese
interrogante define muy bien la situación actual de la literatura: se da
por sentado que solo si uno está en una isla desierta , se pondría a
leer su libro favorito”. Piglia pensó otra alternativa: “¿Qué libro
propio se llevaría usted a una isla desierta? Terrible situación, estar
condenado a leerse a sí mismo en un territorio imaginario y siempre
vacío. En ese islote una antología estaría hecha con los fragmentos que
sobreviven al naufragio. Pero no siempre uno rescata del agua las mismas
cosas, un autor cambia sus elecciones y modifica todo el tiempo sus
preferencias. A menudo eso sucede en el transcurso de un día y este
libro expresa mis gustos literarios de ayer a la tarde. Por eso me
gustaría estar ahí y conversar con ustedes sobre las islas y los libros
(que muchas veces son lo mismo)”.