miércoles, 3 de diciembre de 2014

El escritor y la selva

 Hace 90 años Jose Eustasio Rivera publicó La vorágine, un desgarrador relato sobre la relación entre el hombre y la naturaleza. Para conmemorar el aniversario, Arcadia preparó un podcast con la lectura del primer capítulo de la novela

José Eustasio Rivera, autor colombiano de La Voragine.
 
Ediciones últimas de  La voragine./revistaarcadia.com

Una década antes de su muerte, en 1918, Jose Eustasio Rivera emprendió el viaje que le cambiaría la vida. Tenía treinta años  y hasta entonces, el abogado nacido en Rivera, Huila, había vivido en Ibagué como inspector escolar y en Bogotá, donde cursó estudios en derecho y trabajó con el gobierno. También había escrito poemas y cuentos y había ganado concursos. Pero fue en 1918, cuando recorrió en bongo el río Meta para resolver una disputa jurídica, que empezó a imaginar La Vorágine, considerada por varios críticos como la novela más importante de la historia de Colombia. 
Durante ese viaje a la hacienda Mata de Palma, en la que vivió hasta febrero de 1920, Rivera conoció a Luis Franco Zapata, un hombre que 8 años antes se había escapado con una empleada desde Bogotá hacia las caucherías de la Amazonia brasileña. “La mayor parte de los personajes de La vorágine  surgieron de los relatos de Luis Franco Zapata, incluidos los nombres, que poco variaron”, afirma Isaías Peña Gutiérrez.
En 1922, ya de vuelta en Bogotá, a Rivera lo nombran secretario abogado de la Comisión Limítrofe Colombo-Venezolana. Bajo su nuevo cargo, se adentra en una nueva expedición selvática y conoce la precaria situación y el abandono de los habitantes de esa zona. Poco después, indignado, se dedica a escribir artículos y denuncias exponiendo la situación que se vivía en la selva. Sus reclamos surten poco efecto y es solo a través de La vorágine, publicada en 1924, que logra conseguir la atención del público.
Cuatro años más tarde, en 1928, el escritor llega a Nueva York. Tenía varios proyectos en mente, como el de traducir su novela al inglés y conseguir financiación para hacer una película sobre su libro. Pero justo después de llegar cae enfermo con convulsiones y síntomas de hemiplejia y es trasladado a un hospital de esa ciudad. Allí fallece el primero de diciembre, con apenas 40 años. Aun así, ya había dejado un legado imborrable.
Como aseguró Antonio Caballero en la edición 100 de esta publicación: “La gran novela de España es sin duda El Quijote: caben en ella más cosas que en la propia España. Se discute sobre si existe una “gran novela norteamericana”, y si es Moby Dick de Melville o Huckleberry Finn de Mark Twain, o una que quiso escribir Norman Mailer y no pudo. Para Francia la duda está entre la interminable Comedia Humana de Balzac y la casi igual de larga En busca del tiempo perdido de Marcel Proust. En México, el escueto Pedro Páramo de Rulfo se lleva por delante las docenas de novelas de Mariano Azuela o de Carlos Fuentes. En Alemania… etcétera. La gran novela de Colombia es La vorágine, de José Eustasio Rivera”.