Su existencia fue el testimonio de un ser humano en búsqueda de creación que, a base de cuidado, compromiso y conciencia crítica, se insertó en la historia literaria del mundo para invitarnos a leer, escribir y ser
Qué buen complemento del leer y el escribir, ocuparnos hoy de esta
espléndida personalidad Caribe y del mejor novelista colombiano, en toda
su historia. Tracemos entonces, a grandes zancadas, unas reflexiones
sobre su vida ejemplar. Mi acercamiento a él fue paulatino, y por
supuesto que, a raíz del Nobel, aumentó mi interés por leer y disfrutar
su obra, hasta su final tranquilo de 2014 en México.
Al revisar su
labor, conocimos su progresivo éxito, con base en el trabajo tesonero;
el compromiso con la causa socialista y democrática; su contribución a
la búsqueda de la paz y su defensa de la vida. Todo esto, nos indica la
evolución magnífica de un colombiano, de un hijo de la América Latina,
de un ciudadano del mundo que se hizo acreedor al amor y respeto de sus
lectores por lo que fue, y por haberse convertido en un artista del
idioma y de la imaginación creadora.
¿Cómo olvidar la magnífica
experiencia periodística plasmada en El Universal, El Heraldo y, sobre
todo, en El Espectador? ¿Cómo no reconocer la vitalidad de García
Márquez aún en sus últimos años de existencia? El cuidado de su
vocación; la conciencia de su importancia como escritor latinoamericano
excepcional, apoyadas por su merecida liberación económica, le
permitieron seguir incrementando su producción literaria con textos de
calidad que aumentaron su prestigio. Y para hacerlo, siguió leyendo y
escribiendo acompañado por su música: Mozart, Chopin, Bach, Frank,
Schumann, Wagner, Debussy, Brukner, Brahms, Satie, Beethoven… los
vallenatos y los boleros.
Si recorremos su transcurrir vital, a
partir del otorgamiento del Nobel, vamos a encontrar que no bajó la
guardia frente al peso inmenso del prestigio, sino que -metódica y
plácidamente- ejercitó su cerebro y “calentó el brazo”, para compartir
con los millones de lectores lo mejor de su fecunda existencia. Cuán
grato, como colombiano y latinoamericano, es ver sus obras en las
mejores librerías y bibliotecas del mundo. Y: ¿cómo no tener en cuenta
la creación en Cuba de la Fundación para el Nuevo Cine Latinoamericano
(FNCL), y de la Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI)
en Cartagena?
Los personajes que se ocuparon de él han sido jefes
de Estado, literatos de prestigio mundial, profesores universitarios,
periodistas y personalidades quienes, habiéndolo conocido y/o estudiado
en distintos momentos, han dado a conocer percepciones sobre su
desarrollo histórico y el impacto de sus obras. El trasegar en torno a
las realizaciones de GABO, es una invitación a conocer su lucha,
limitaciones, búsquedas y dedicación, hasta su triunfo internacional. No
olvidemos: su lectura es uno de los pasos posibles para aprender a
escribir.
Una de las grandes satisfacciones que tuvo Gabo, fue
poder contar con un serio biógrafo inglés. Pienso que el libro Gabriel
García Márquez. Una vida, ayudará eficazmente a la perdurabilidad de su
obra. El texto está estructurado en tres partes, con ocho capítulos cada
una, que permiten comprender contextualmente su evolución: 1- Colombia,
su punto de referencia sustantivo. 2- Europa y América Latina, que le
facilitaron enriquecer su personalidad y su visión de la existencia
humana. 3- El hombre de mundo, que disfruta de su fama y participación
en política, estando cerca del poder. De la revisión de esta obra, puede
inferirse una gran compenetración del autor con los diversos contextos,
el estilo, la evolución, la calidad de sus contenidos y la personalidad
del biografiado.
Es el descubrimiento más significativo que
encuentra Gerald Martin en la lengua castellana del siglo XX, y está de
acuerdo en designarlo “el Cervantes de nuestro tiempo”. El libro es la
narración de la vida de un joven perteneciente a los espectros medios de
la población que, gracias al desarrollo de su vocación, asciende a la
cúspide del prestigio mundial por la calidad del trabajo literario y la
magia de sus escritos. ¿Por qué leerlo? Porque aún es tiempo para
potenciar vocaciones literarias que se acerquen creativamente a la
comprensión de nuestra compleja realidad y a sus procesos de
fortalecimiento democrático. Y también: porque la vida de García Márquez
es un paradigma de trabajo responsable y superación. En pleno siglo XXI
la juventud, latinoamericana y mundial, necesita ejemplos vivos que le
enseñen a insertarse en la transformación de la realidad y a ser
significantes en medio de las globalizaciones. Para los estudiosos
universitarios, esta biografía es indispensable para comprender la
evolución de un latinoamericano ejemplar por su sensibilidad con los más
importantes valores libertarios occidentales.
La entrega de la
segunda edición especial de “Cien años de soledad” y el Acto Solemne de
Cartagena en 2007, fueron hechos político–literarios de alcance
iberoamericano, que nos enalteció como colombianos y permitió mostrar
que -en medio de un grave desajuste político–institucional, que puso en
peligro la supervivencia de nuestra democracia- el reconocimiento a
García Márquez nos exaltó ante el mundo y recordó ostensiblemente que
Colombia no era, ni es, solo corrupción, pseudogerrilla,
paramilitarismo, narcotráfico y todas sus nefastas combinaciones, que
hay que enfrentar con más democracia y no solo con represión.
Ante
las deficiencias permanentes que existen sobre el dominio de nuestro
idioma -a lo largo de todo el sistema educativo- ¿no habrá llegado el
momento de estudiar la institucionalización de la Cátedra García Márquez
y organizar talleres regionales, dirigidos especialmente a profesores
universitarios, para facilitar el surgimiento de nuevas vocaciones con
amor por las artes y los oficios de leer y escribir?
Para la
juventud universitaria, tan necesitada de ejemplos vivos de consagración
y de triunfo, la vida de Gabo está abierta a su consideración, deseando
no olvidar que, en medio de la gran desolación producida por las
violencias, los actuales impactos de las conductas desviadas (anomias) y
las faltas de cohesión social (atonías), existen caminos que invitan a
seguir impulsando la construcción de una sociedad justa (con estructuras
que institucionalicen la equidad ante el poder); pacífica (con ausencia
de violencia abierta y estructural); libre (relacionada con todos los
países y sin sometimiento a potencia alguna); y en búsqueda de un
proceso de desarrollo sostenido y democrático.
Conocedores de la obra de Gabo, afirmemos nuestro amor al universo, la Tierra, la vida y lo humano. ¡Leámoslo y releámoslo!