Estas máquinas empezaron a instalarse hace unos años en Europa y ahora han llegado a China. Las personas afiebradas a la lectura pueden encontrar libros las 24 horas del día
![]()  | 
| Máquina expendedora de libros en Pekin. foto.fuente:revistaarcadia.com | 
Se dice que la primera máquina expendedora de libros fue la 
“Penguincubator”, desarrollada por la editorial Penguin en 1937. Sin 
embargo, fue solo hasta hace unos años que la idea empezó a difundirse 
por Europa, empezando por París, donde se encontraban tanto obras de 
Homero como de Baudelaire en las calles y en las estaciones del metro. 
Ahora China ha replicado el modelo y ha ubicado 50 máquinas en Pekín.
 Los libros no se compran, sino que se alquilan, por lo que también se 
las denomina "bibliotecas autoservicio".
Su esquema, por lo demás, es similar al de una típica máquina de 
refrescos: tras un cristal hay un escaparate en el que cada libro está 
marcado con un número (hay unos 300 en cada máquina), y tras introducir 
dinero, con un teclado se puede ordenar que el volumen sea llevado a una
 ranura por la que el interesado puede llevárselo.
Para hacer uso de estas máquinas, los pequineses deben mostrar a un 
escáner su documento nacional de identidad, e introducir 100 yuanes 
(unos 14 dólares, o 12 euros), que les serán devueltos cuando retornen 
los libros (bien a una de estas máquinas, bien a las bibliotecas 
municipales).
Se pueden sacar hasta cinco libros cada vez, que han de ser devueltos
 en el plazo de cuatro semanas, y el interesado debe tener también un 
código que se consigue en las bibliotecas municipales, tras hacerse 
socio.
"Me parece una muy buena idea, yo vengo cada semana y saco unos 
cuantos libros", señala uno de los usuarios, Zhang Lang, hombre de 
mediana edad que saca un volumen de la máquina para mostrar su 
funcionamiento.
La prensa oficial china asegura que este tipo de aparatos se han 
hecho muy populares entre los lectores de Pekín. Por ello, se espera en 
los próximos meses doblar a un centenar el número de expendedoras, 
incluyendo zonas céntricas y turísticas de la capital.
Una particularidad de estas máquinas es que mediante cámaras puede 
detectar si está dañada o se esta quedando sin libros para prestar, en 
cuyo caso avisará a los encargados de mantenimiento para que resuelvan 
el problema.
