martes, 29 de octubre de 2013

Guenassia ficciona el misterio de los cuatro meses del Che en Praga en 1966


El escritor francés Jean-Michel Guenassia, que irrumpió hace cuatro años en la narrativa con El club de los optimistas incorregibles, convierte en ficción el misterio de los cuatro meses que pasó el Che Guevara en Praga en 1966 en su nueva novela, La vida soñada de Ernesto G

 
Guenassia ficciona el misterio de los cuatro meses del Che en Praga en 1966./lainformacion.com



El libro ejemplifica los avatares del siglo XX en Europa, así como en sus colonias, a través de un personaje tan consecuente con su ideología como es Joseph Kaplan, nacido en Praga a principios del siglo, que tiene una mala relación con su padre, se hace bailarín y se une a las corrientes anarquistas.
El propio padre decide enviarlo a París para que concluya sus estudios de medicina, pero allí intensifica su relación con los anarquistas hasta que éstos le dan la espalda cuando, por miedo, decide no ir a la Guerra Civil española.
El lector sigue el itinerario vital de Kaplan, una especie de trasunto del Josef K. de "El proceso", de Kafka, durante la Segunda Guerra Mundial, en su trabajo para el Instituto Pasteur, en el que investiga el paludismo, su destino en un pueblo lejano de Argelia tras la ocupación nazi y, ya casado con una actriz, la vuelta a su Praga natal.
Trabajando en un sanatorio con su hija, Kaplan tratará a un hombre gravemente enfermo de paludismo, de nombre Ramón Benítez Fernández y pasaporte uruguayo, "una de las identidades falsas que utilizó el Che Guevara", ha explicado hoy en Barcelona Guenassia.
Cuando se pregunta a Guenassia sobre el carácter histórico de su personaje de Ernesto Guevara, el autor francés responde que "todo es cierto y todo es falso en relación al Che" y precisa: "Es cierto porque después del estrepitoso fracaso de la guerrilla africana, volvió agonizante con doble disentería y paludismo grave y fue a parar al único país al que no debía haber ido, Checoslovaquia".
Si tienes un episodio de paludismo, señala el escritor, necesitas un país seco, y el Che se fue a un país frío y húmedo, Checoslovaquia.
"Llegó a Praga el 13 de marzo de 1966 y se quedó cuatro meses, mucho tiempo para alguien que era ministro de la Cuba de Fidel Castro, y nadie sabe para qué fue a Praga y por qué estuvo cuatro meses. Es un misterio, máxime cuando poco después moría en Bolivia".
Ningún otro personaje célebre, subraya Guenassia, tiene un vacío de cuatro meses en su biografía poco antes de su muerte, y "decir misterio es hablar de novela".
"Mucha gente que lo trató en la época, entre ellos Regis Debrais, consideraron que la aventura boliviana fue una estupidez, una aberración militar, y en mi novela me invento una historia de amor para explicar ese suicidio", explica el autor.
El personaje del Che va más allá de su persona, es un icono, se habló incluso del "Cristo comunista, ese hombre que se sacrifica por la revolución, pero Guenassia cree que en relación a este personaje hay "una falsificación histórica".
Todos los elementos de que disponemos nos muestran que "fue sacrificado tanto por Castro como por los soviéticos, pues para ellos el Che era más útil muerto que vivo".
Guenassia intenta ofrecer en su novela esa parte más enigmática del Che, que lo muestra como un "ser frágil, depresivo y deprimido, que hace balance de toda su vida y llega a la conclusión de que se ha equivocado".
Cuando en el sanatorio checo se encuentra con Joseph Kaplan, descubre al que en cierto modo podría ser su doble: "Es el personaje que a él le habría gustado ser", y eso enlaza con el título de la novela. Guevara y Kaplan son médicos, pero, mientras el primero nunca ejerció y mató a personas, el segundo dedicó su vida a sanar. "Por esa razón, esa es la vida que el Che habría soñado".
En la novela no faltan alusiones a la llegada del tango y Carlos Gardel a Europa, a Kafka y, naturalmente a Albert Camus y Jean-Paul Sartre, los "inventores" del Kafka que hoy conocemos, porque "ambos fueron los primeros en hablar del autor checo. El propio Camus lo bautizó como "el novelista del absurdo".