miércoles, 30 de octubre de 2013

Congreso del libro electrónico: "El victimismo no ayudará"

Sócrates criticaba amargamente la escritura, porque la palabra escrita corrompía la mente de los jóvenes

Fernando García, director del Congreso. / Álvaro Cobo./elpais.com

 
El Primer Congreso del Libro Electrónico se clausuró el viernes en Barbastro (Huesca). La segunda jornada estuvo dedicada al libro educativo, a la influencia de las tabletas y, en general, a lo que se nos viene encima, con o sin piratería.
La educación es un gran mercado que se abre al libro electrónico, especialmente en un escenario de estudio a distancia a través de Internet como Coursera, Udacity o la UNED en España. Pero un simple archivo PDF no es un sustituto válido para el libro de texto, asegura Daniel Torres, director del centro Superior de Enseñanza Virtual. Si el libro electrónico no alcanza la calidad necesaria, los estudiantes prefieren el de papel.
En una librería, el libro está presente. En el océano de información de la Red, los electrónicos se enfrentan al reto de la visibilidad, afirma Iria Álvarez ,de Santillana. Aquí es donde el tradicional papel del librero se ve sustituido por las redes sociales que permiten que los autores conecten directamente con sus lectores, y que los lectores comenten sus obras favoritas en clubes literarios virtuales como Goodreads o Literalia.
Los libreros tienen vértigo ante estos cambios, confiesa Juan Manuel Cruz, presidente de su asociación, y reivindica una tradicional garantía de veracidad de la edición tradicional. La cadena del valor del libro impreso se ve profundamente afectada por el modelo virtual, y sus editores y distribuidores reclaman control, precios fijos y castigo a los piratas.
Las ventas digitales despegan lentamente, pero expertos como el editor Jaume Balmes lamentan que la exigua inversión produzca libros electrónicos que son poco más que un archivo de texto, dejando de lado las nuevas posibilidades de diseño que crean una mejor experiencia de lectura.
Las tabletas y lectores no son solo soportes, y los libros no son solo contenido. Los dispositivos son una ventana a un ecosistema de contenidos, como lo define Koro Castellanos, de Kindle España. Los libros son objetos conectados que se abren otros libros y otros lectores. La experiencia está determinada tanto por lo que aporta el autor como por las posibilidades que aporta la plataforma.
El victimismo no ayudará, y hay que ocuparse, no preocuparse dice Patxi Beascoa, de Random House Mondadori. Ocuparse de esa gente que sigue leyendo y ofrecer un buen libro electrónico bien producido no se puede piratear. No se trata de imitar el libro de papel, sino ofrecer una experiencia nueva y única.
Las decisiones sobre el futuro hay que hacerlas en el presente, insiste Javier Celaya. Si la industria editorial quiere ser relevante en los próximos años tendrá que invertir fuertemente y asumir las pérdidas, o resignarse a seguir el destino de los gigantes de la industria discográfica o la prensa, reducidos a una sombra de lo que fueron, su antiguo negocio en manos de los grandes de Internet.
Sócrates critica amargamente la escritura en el diálogo con Fedro, preocupado porque la palabra escrita corrompa la mente de los jóvenes. Hace solo 500 años la humanidad aprendió a embotellar su saber en toneladas de árboles muertos. Hoy el mundo ha dado una vuelta más sobre su eje, y nuestras herramientas, una vez más, escriben el futuro de la humanidad.