sábado, 2 de junio de 2012

Ciclo: Una imagen necesita más de mil palabras

Literatura y cine colombianos

Satanás

Mario Mendoza




Portada de Satanás, que integra el afiche de la misma película. foto:librerianorma.com.fuente:elcultural.es











Satanás es novela de oficio, en un Bogotá apenas entrevisto aunque determinado por la violencia y la maldad concreta. Los protagonistas van configurándose alrededor de Campo Elías, un héroe de Vietnam que se convertirá en asesino. Según ha confesado el autor, fue un personaje real con el que llegó a conversar en varias ocasiones, hasta que mató en Bogotá a más de 20 personas. La novela cabalgará entre la invención y el testimonio. A su vez, toma de la tradición literaria temas como la múltiple personalidad, la presencia objetiva del Mal, la encarnación de éste en Satanás, el tema de los endemoniados, la violencia y el problema colombiano. Tales ingredientes, a los que cabe añadir un estilo directo, acompañado de diálogos breves y bien elaborados, más los diarios imaginados de Campo Elías y algunos monólogos interiores constituyen las técnicas de una novela de éxito, no lejos del bestseller.

El desarrollo de la trama conduce a la catarsis final, un último capítulo que llevará por título el de la novela. Habrá que añadir algunas figuras de origen literario excesivamente tópicas: el pintor de retratos Andrés, quien anticipa en sus modelos las futuras desgracias que les aquejarán (que nos lleva a recordar a Dorian Gray). Todo parece confluir en la figura emblemática del Padre Ernesto, un sacerdote amancebado con Irene y hacia el que confluyen una serie de personajes caracterizados por sus desviaciones: un asesino y, a la vez, suicida; María, bella joven que se dedica al robo de ejecutivos ricos, junto a los dos miembros que conforman una reducida banda. El sacerdote ignora su actividad, aunque la protegió desde su niñez desde el orfelinato; el pintor resulta ser sobrino del sacerdote y aquél conocerá a Campo Elías en un bar. Aparecerá también una niña con signos de posesión, ya que intentará seducir al Padre Ernesto, insultará a su madre y a su cuidadora y modulará sus blasfemias en varias voces, en tanto que las instituciones eclesiásticas se desentienden del caso. Todo en la novela parece que lo hayamos visto o leído. El tiempo interior no resulta convincente. Tampoco la temática del Mal y el problema de Colombia o los personajes.

Mendoza ha ido construyendo una tela de araña en la que el lector queda prendido. Pese a que se alude en varias ocasiones al Mal, no figura una justificación de su existencia objetiva, aunque el narrador defiende una tesis que adquiere un tono apocalíptico: “¿No bastaba una caminata por la ciudad para darse uno cuenta de que estaba deambulando por entre círculos infernales?”. Pero Campo Elías pone fin con una matanza a cualquier propósito de enmienda o rastro de felicidad. Si él representa a Satanás, la concepción del mal resulta tan elemental como poco creíble.

Como novela de tesis, Satanás no convence. Queda lejos de algunas aproximaciones al tema de la narrativa francesa de los años 30. Fruto de la mitología popular y cinematográfica, se limita a narrar una historia de terror y violencia, con ciertas dosis de erotismo, algo de heterodoxia religiosa y cultura urbana. Mario Mendoza no ha arriesgado ni en la tesis, ni en los mecanismos formales. Busca al gran público y es probable que lo encuentre, pero si la verdadera literatura supone riesgo, Satanás manifiesta tan sólo buen oficio.

Satanás
Mario Mendoza
Premio Biblioteca Breve, 2002. 
Seix Barral. Barcelona, 2002. 
285 páginas
Mario Mendoza, versión 2002, autor de Satanás. foto:elcultural.es

Mario Mendoza Zambrano nació en 1964 en Bogotá, Colombia. Estudió en el Colegio Refous y en la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá donde obtuvo la maestría en Literatura Latinoamericana. Posteriormente, es profesor del Departamento de Literatura de la misma universidad en la que había estudiado. Aunque siempre profundamente vinculado a su Bogotá natal, Mario Mendoza cruzó el Atlántico en diversas ocasiones. Lo hizo cuando fue a Toledo, para asistir en los cursos de literatura hispanoamericana de la Fundación Ortega y Gasset, y también para ir a Israel donde residió en Hof Ashkelon (Gaza), una de las zonas más calientes del planeta. Fue después de este viaje cuando, al regresar a su país, empezó a publicar algunos artículos en diarios revistas colombianos. En el otoño de 1997 trabajó en James Madison University en Virginia, EE.UU.2
Luego de licenciarse en literatura y trabajar como pedagogo, Mendoza, decidió iniciar su carrera literaria a partir de 1980, combinando la escritura con la docencia y la colaboración con diversos medios culturales como diarios y revistas, entre otros, la Revista Bacánika y El Tiempo. Ha impartido clases de literatura durante más de diez años.
Gracias a su novela Satanás, obtuvo del Premio Biblioteca Breve de la editorial Seix Barral en 2002. Mendoza, es uno de los autores latinoamericanos.
Sobre la Obra de Mario Mendoza.
A través de las imágenes descritas en varios de sus textos, Mendoza, recrea la capital de Bogotá que casi nadie se ha osado esbozar. Lo anterior, es introducido inicialmente en La ciudad de los umbrales, publicada en 1992. En esta novela empieza a aparecer la imagen de Bogotá como “ciudad travesti”, concepto que él explicará más adelante en un conversatorio realizado en la Biblioteca Luis Ángel Arango, en mayo de 2004.
Ahora bien, la ciudad que nos revela Mario Mendoza en el tríptico [Scorpio City (1998), Relato de un Asesino (2001) y Satanás (2002)] es una musa sombría cuya belleza resulta tenebrosa porque condensa lo infernal y lo sagrado, lo criminal y lo virtuoso, lo repugnante y lo deseable, lo doloroso y lo placentero. Una metrópoli finisecular, que padece el extraño caso de Henry Jekyll y Edward Hyde, pues ella es multiplicidad de facetas superpuestas en constante tensión, es un monstruo seductor cuya esencia no es posible determinar si “baja del hondo cielo o emerge del abismo”.
La prosa ágil y concisa de Mendoza deviene uno de los principales sellos de su propio universo narrativo, un universo en el que es posible encontrar la belleza en lo feo y lo repugnante, sin pretender encubrirlo con catarsis facilistas. Desde su escritura visceral propone una estética hiperrealista, que no teme viajar por las intrincadas regiones de la psiquis humana, ni bordear los límites de la locura.3
Mendoza le vive tomando el pulso a la ciudad, es un vocero literario de la Bogotá de los últimos 20 años. En sus novelas se pueden rastrear los barrios, los puentes, los colegios, las calles, las universidades, los parques y los cambios que ha ido experimentando la capital colombiana en estas décadas.4 Así pues, este autor bogotano se destaca por su interés en crear resistencia, en no formar un gremio de fanáticos de su obra literaria sino más bien en formar activistas que luchen como él, a través de sus escritos. La literatura entonces, como la resistencia ante las injusticias del sistema,dar cuenta de la realidad social y exponerla sin tapujos a la sociedad.
nos más reconocidos de la actualidad
 Obra. La ciudad de los umbrales (1992). La travesía del vidente (1995). Scorpio City (1998). El viaje del loco Tafur(2003) editada antes bajo el título Relato de un asesino (2001). Satanás (2002). Cobro de Sangre (2004). Escalera al cielo (2004). Los hombres invisibles (2007). Buda Blues (2009). La Locura de nuestro tiempo (2010).Apocalipsis (2011).
Premios. Premio Nacional de Literatura del Instituto Distrital de Cultura y Turismo de Bogotá (1995). Premio Biblioteca Breve de Seix Barral con la novela Satanás (2002). Premio Nacional de Literatura ~ Libros y Letras (2011). 
fuentes: elcultural.es. Wikipedia.